Cómo ocure habitualmente con un autor
recientemente fallecido, su popularidad se dispara. No porque no
fuera famoso en su momento (dado que en el caso que atañe a este
artículo ambos autores fueron ampliamente reconocidos en vida) sino
porque se tiende a buscar la inmortalidad de la obra, entre otras
cosas. Surgen nuevas ediciones especiales o de lujo, surgen datos
desconocidos, entrevistas, fotos, artículos...
Ahora bien, apenas meses antes de su
muerte, la editorial Napoleones sin Batallas re-editó “El Libro
de Gabriel”. La edición de Napoleones sin Batallas es de buena
calidad, muy lograda, pero la obra en sí deja mucho que desear. ¿Por
qué?
Empecemos por partes, que es justamente
la palabra clave al hablar de Gabriel. En el mundo de esta novela
gráfica, los ángeles se encarnan una y otra vez en formas humanas
efímeras y trabajan en secreto para evitar catástrofes o frustrar
los planes del infierno. El personaje principal es un ángel caído en
desgracia (Gabriel) por haber matado a un niño accidentalmente en un
enfrentamiento con enviados del diablo (constante e inocentemente
llamado “el malo”). En su viaje hacia la redención, tiene la
ayuda de Michelle, el angel Miguel encarnado en una mujer. Durante el
tiempo que trabajen juntos, se iran relacionando hasta llegar a una
unión más humana que divina y... bueno, hasta ahí llegamos.
La premisa no es mala, pero el problema
es, entre otros, la falta de continuidad. ¿Por qué (nuevamente)?
Angeles en la tierra, librando una guerra secreta contra el infierno,
sin poderes más que el de contactarse inmediatamente entre sí y
renacer una y otra vez en formas humanas, cayendo justamente por esta
condición en la debilidad del amor o el odio y dejando de lado la
misión principal que los alienta. Pero el espacio y la cantidad de
páginas no alcanza a llamar la atención. Los personajes son muy
prototipicos, sus relaciones son vagas y la acción llega a un final
cortante que se resuelve en una página.
Trillo y Meglia habían pensado este
proyecto como una serie donde cada libro trataría una historia
diferente con los mismos personajes. Si esto se hubiese concretado,
es muy probable que todas las falencias de guión y coherencia se
habrían resuelto. Sin embargo, el proyecto no llegó más lejos y la
obra en sí resulta deficiente, incompleta, trunca.
Por el lado del guión es por donde
pueden encontrarse más problemas, por así decirlo. La trama no
resulta llamativa, es obvia y llena de lugares comunes tanto
situacionales como dialogales. Los antagonistas no son creibles ni
interesantes, aparecen como seguidores constantes de la dupla
protagonista y no hacen más que dispararles sin que los angeles
puedan hacer otra cosa más que escapar. Y esta situación de
perseguidores-perseguido se vuelve incluso repetitiva e infantil,
pues sabiendo que los vigilan, Gabriel y Michelle van de aquí para
allá a veces tiroteados a veces sin nadie que los vigile, a veces
teniendo sexo sin quedar muy en claro si se gustan o no, a veces
sí...
El tomo y estructura del relato
recuerda en cierta forma a Boggart, otra obra no tan buena de Trillo
pero con lapices de Dominguez, quien además recuerda cada vez más a
Meglia (no como Ramos, que ha logrado un estilo más propio a pesar
de la influencia). Una historia con buena premisa que no llega a
cuajar del todo, especialmente por la definición abrupta del
conflicto, que llega a ser demasiado forzada, cual deus ex machina.
Esta crítica intenta no ser subjetiva.
Pero hay algunos hechos que no pueden negarse. Trillo, como todo
autor, tuvo sus altos y sus bajos. Publicó porque quería y publicó
obligado para mantenerse en el mercado, publicó originales y publicó
copias de si mismo (una de las muestras más obvia es
Chicano-Bolita). Y es que no hay autores inmaculados, mucho menos
cuando tienen un ritmo de trabajo (y una cantidad de historias
publicadas) como el suyo. Por eso no le quita mérito.
Por el lado gráfico, es posible que el
dibujo de Meglia sea lo único que salva esta obra. En un período de
desarrollo entre Irih Coffee y Cybersix, su estilo es igualmente
fuerte, impactante, con mucho de estilo animado y mucha fuerza
kinetica, todo lo que le hizo marcar escuela. Sin embargo, muchas
veces la expresividad del dibujo no acompaña a la emoción de las
palabras (llanto en Gabriel, perplejidad en Lazaro...) y el trabajo
de coloreado desluce terriblemente el producto final (especialmente
notable en un episodio flashback donde el lapiz utilizado
originalmente y su riqueza de “boceto” se pierde). El problema
principal de colorear un trabajo en blanco y negro buscando además
colorear las lineas del trazo es que el escaneo de los originales
tiende a pixelarse al limpiarse pues para las herramientas de
selección de cualquier programa de dibujo, el original debe estar
escaneado en perfecto blanco y negro sin grises, y depende del
colorista y su habilidad digital el dejar suavizada cada viñeta. Y
eso es lo que no ocurre en este caso, la diferencia entre originales
y coloreados salta a la vista en detrimento de los segundos.
Publicado originalmente en dos partes
en los números 27 y 28 de Puertitas, revista abierta en los 90 por
el guionista para editar en Argentina lo que publicaba en Europa, “El
Libro de Gabriel” es una lectura agradable, una obra de dos vacas
sagradas de la historieta argentina, pero dista mucho de estar entre
sus mejores producciones.
2 comentarios:
Querido SantiagoK: me sorprende lo "inversamente proporcionales" que resultan tu crítica y la mía; la cual acabo de publicar en el sitio amigo tintadehistorieta, diciendo casi exactamente lo mismo que vos, pero al revés! (ja. Sin embargo me baso casi exclusivamente en la impresión que en su momento me causó esta historieta, precisamente por lo novedoso y hasta transgresor (al menos para mí, y durante aquellos años, pues hablo de la historieta publicada en la revista Puertitas, y no de este libro que ha salido ahora), del guión, y no tanto así del dibujo, a cargo de Meglia, que siempre me ha parecido "pobrísimo" en el contexto de su sociedad creativa con Trillo (precisamente lo contrario de lo que te pareció a vos). No obstante, coincido en que la estructura presenta algunos baches, y sospecho al igual que vos, que muy a pesar de sus autores. Lo que sí rescato del trabajo de Meglia, es que sin duda ha hecho llegar las historietas de Trillo a lugares y a lectores a los que de otra manera tal vez no hubiese llegado. Saludos!
A mi me encantó esta historieta y de esta reedición coincido completamente sobre el coloreado y la cuestión técnica con la que lo abordaron. Lo primero que hice cuando tuve el libro en mis manos es buscar la parte del flashback en lápiz y no me gustó para nada como lo resolvieron.
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