Gerardo Balsa es uno de los tantos dibujantes argentinos que trabajan como profesionales en el exterior, siendo poco conocidos en su país. Con cuatro libros publicados en Francia y uno en España, se insertó en uno de los más grandes y difíciles (para los extranjeros) mercados del mundo, como lo es el francés. En la entrevista nos cuenta sobre su obra, la muy exigente forma en que trabajan en aquel país y detalla las características del descomunal mercado francés (comparado con el nuestro).
Una entrevista que brinda un muy rico panorama acerca del autor y de un mercado del que se comenta mucho pero se conoce poco.
Fecha y lugar de nacimiento, de residencia actual
Nací en Rosario, el 15 de marzo del '73. Vivo y trabajo en Barcelona desde el 2008.
¿Desde cuándo y por qué el gusto por el dibujo y la historieta?
¿Desde cuándo el gusto por el dibujo? Desde que tengo memoria. Y también por la historieta, desde muy chico trazaba cuadrículas en las páginas de los cuadernos que me regalaban mis viejos y dibujaba historietas mudas.
Leía mucha historieta, sobre todo de la Columba. El D'Artagnan, el Tony, Nippur. Era un lector voraz, siempre podía contar con alguien que me prestara algunos números de las revistas, que eran muy populares y estaban por todas partes. Tenía mis series favoritas y seguía los personajes. Recuerdo que me gustaban mucho Savarese, Nippur, Gilgamesh… también leía la Humor que compraba mi abuelo. Por supuesto a muchos de los chistes políticos no podía entenderlos, pero me gustaban mucho los dibujantes. Mi preferido era Grondona White. Más tarde, en mi adolescencia, llegaron la Fierro y las revistas españolas.
El gusto por leer se extendía también a la literatura "seria". Por suerte en casa había muchos libros y los leía con mucho placer. Después supe que leía clásicos, Kipling, Jack London, Stevenson, Salgari.
Ahora bien, el por qué del gusto por la historieta desde tan chico, la verdad es que no lo sé. Supongo que tiene que ver con el gusto de leer una buena historia y tratar de reproducir ese placer. ¿Cuándo decidiste que querías dedicarte a dibujar historietas de forma profesional?
Creo que a los 16 años me lo planteé más seriamente. Empecé a ir al taller de historietas Quimeras, que daban Jorge Savoia y Marcelo Frusín, en Rosario. Claro que nadie me dijo, nadie podía saberlo, que desde tomar esa decisión, hasta poder vivir de dibujar historieta, iban a pasar 20 años.
¿Por qué partiste hacia España, cómo fue insertarse en el mercado Europeo?
Vine a España porque la mujer con la que me quería casar vive acá. También vine porque me parecía que si quería publicar en Francia y vivir de esas publicaciones, estar más cerca era una ventaja grande. Pero la razón principal fue que mi actual esposa estaba acá.
Tu dibujo se aprecia muy limpio y estilizado, de línea clara y realista, bien al estilo europeo. ¿Fue algo buscado para adecuarse al mercado o surgió naturalmente?
Las dos cosas. Siempre supuse que por estilo de dibujo y afinidad, si quería ser profesional, el destino para publicar era Francia. Después por supuesto que hay exigencias de los editores, pero en principio es un tema de proximidad con lo que a mí me gusta leer y dibujar.
En Argentina ¿publicaste en medios de Rosario o de otros lugares del país?
Sí, en muchos medios rosarinos, casi todos de carácter poco o nada profesional. Lo que te contaba antes, se trataba de colaboraciones. Publiqué historietas cortas e ilustraciones. Paralelamente, también publiqué cuentos cortos en medios de Rosario y Santa Fe. El gusto por la narrativa también me llevaba por ese lado.
En Francia tenés publicados cuatro álbumes. ¿Cómo comenzaste a trabajar para ese mercado?
Es una historia larga. Como te decía, por un tema de gustos, estilo y temática, busqué siempre apuntar para el lado europeo. Eso incluyó aprender francés en Argentina, contactar con guionistas franceses por internet y además viajar a Francia varias veces, ya desde España, para presentar el trabajo cara a cara. Con mucha, muchísima paciencia y esfuerzo. No tengo idea del número de rechazos editoriales que recibí. Un contacto fue llevando a otro y conseguí, casi a la vez, que dos editores aceptaran publicar mi trabajo. Esto que te cuento es un resumen muy corto de algo que fui haciendo a lo largo de varios años.
Todo esto me permitió asomarme a un mundo completamente diferente. También eso hizo que fuera muy dificultoso entender un poco ese mundo y cómo funciona. Eso incluye entender la industria de la bande dessinée en sí y además tratar de entender la cultura francesa en general, que es como entrar a otro mundo. La cultura popular francesa tiene sus reglas y su ambiente propios. Cada vez que viajo a Francia no se trata sólo de cruzar la frontera de un mapa o sólo del cambio de idioma. Toda la música, el cine, la historieta... La cultura popular no está tanto bajo la influencia de lo que se hace en Estados Unidos, hay una inmensa producción propia, incluso con otros países dentro de esa esfera de influencia. Bélgica, Suiza y muchos países africanos, asiáticos, del Caribe, los que fueron en algún momento colonias de Francia. Siguen otros caminos y tienen sus tradiciones y sus figuras de referencia. Cómo moverse, dentro de ese ambiente tan diferente, no es nada fácil pero a la vez es enriquecedor.
¿Podrías contar un poco sobre los mismos?
"La Nuit des Paras" (la noche de los paracaidistas) fue el primero. Lo hice con un guionista francés. Para los dos fue el primer álbum publicado. Es el relato de la noche previa al día-D, el desembarco de Normandía. Es sobre los paracaidistas británicos y canadienses que aterrizaron en Francia esa noche. El relato está basado en las investigaciones del guionista, está muy rigurosamente documentado. Tiene una mezcla del ritmo de una BD bélica pero siguiendo los hechos históricos. Tiene un costado casi didáctico. Hace pocos meses nos dieron un premio a la BD histórica por este álbum.
Otro de los álbumes, Emergency, es de un grupo grande de dibujantes y guionistas. Lo sacó otro editor de París. El concepto era hacer un álbum largo de BD aéronautique, de muchas historias cortas basadas en hechos reales. Esto de la BD aéronautique, la "historieta aeronáutica", es uno de los tantos géneros que existen en Francia. Básicamente son historietas de aventuras alrededor del tema de la aviación, es un género con mucha tradición allá.
Los otros dos álbumes, ya casi tres (cruzo los dedos para entregar en fecha) son de una serie, U-47. Es una historieta de aventuras y los protagonistas son la tripulación de un submarino alemán. Es ese subgénero del género bélico, es "una de submarinos". Tiene una base histórica, ese submarino, el U-47, existió y desapareció sin dejar rastro en 1941. Partiendo de esa base histórica, el guionista, Mark Jennison, inventa la trama. Claro que no abandona el apoyarse en hechos históricos. Hay una historia de espías, de la Resistencia francesa, de enfrentamientos políticos entre los alemanes y hay, claro, mucha acción en el mar. El submarino es casi un personaje más. Lo cuidamos muchísimo, en lo gráfico y en la verosimilitud. Hasta hay un almirante francés, que de joven tripuló un submarino de ese tipo, que aconseja al guionista en el aspecto técnico.
¿Qué repercusión tienen tus trabajos?
Eso es muy difícil de percibir, estando acá en España y con los álbumes editándose allá en Francia. Puedo darme cuenta de la repercusión por las ventas, por la continuidad, por mails o llamadas de los editores. Cuando lo viví más de cerca fue el año 2011 en el Festival de bande dessinée de Bruselas. Mucho de lo que conocemos por bande dessinée o comic francés, es en realidad producción belga. El Festival fue una buena experiencia, porque estaba muy bien organizado y por el contacto cara a cara con los lectores, además de los profesionales de todas partes. Me gusta mucho que los lectores de historietas, en Francia o Bélgica, sean un público diverso. Hay gente de todas las edades, mujeres, chicos, jubilados, familias enteras... No los veo como un público definido y especializado, algo que sí me pasa en Argentina o España. Es muy reconfortante ver que se trata de algo con mucha llegada, de un gusto muy popular.
¿Sobre qué temáticas trabajás principalmente en tus historietas, trabajás con guionistas?
Por ahora me ha tocado el género histórico, historietas bélicas. También he hecho ciencia-ficción, que en mi caso era una buena excusa para moverme dentro de varios géneros con un marco diferente, dándole un poco la vuelta a géneros como el western o el policial. Me gusta el género de aventuras en general, con sus variantes y sus subgéneros.
El álbum (o comic-book) Cientouno, lo escribí yo. A los álbumes franceses los hago con guionistas de Francia. La serie que hago ahora, U-47, tiene un guionista americano, que vive en París.
Con un dibujo tan cuidado y detallado como el tuyo, bien apto para el mercado francés ¿cuántas horas te lleva realizar una página hasta que la tenés lista?
Eso es bien complicado de decir. Vamos a acordar que hay un promedio de, digamos, una página cada dos, dos jornadas y media de unas 8 horas. Hay que tener en cuenta que las planchas tienen, en promedio, más cuadros que lo usual en USA o en Argentina. Sin embargo, hay algo más a tener en cuenta. Es un storyboard o boceto previo de las planchas que también lleva su tiempo y es muy importante. Ese storyboard, además, se le presenta al editor para que lo apruebe y al escritor para corregirlo. Este promedio que te decía, tampoco considera gran parte del trabajo de documentación. Como es una historieta histórica y hay que recrear una determinada época en detalle, pues sí, lleva mucho tiempo.
Trabajás con coloristas, si es así ¿con quién y cómo es la forma en que trabajan?
Ahora trabajo con un francés, Nicolas Caniaux, que hace un trabajo formidable. trabajamos muy bien juntos, nos llevamos muy bien. A todo el trabajo que te decía arriba habría que agregarle un dossier que hago por cada plancha, para el colorista, con indicaciones del color. Él después me pasa las planchas para validarlas. En general, si él ha seguido las indicaciones de guión y del dossier, prácticamente no le pido cambiar nada. Confío en lo que hace. El OK final lo da el editor. Creo que tiene que haber un jefe de equipo, ya sea el editor o el dibujante, cuando se trata de un equipo de tres personas trabajando. Te digo esto porque en otros álbumes esa parte del color fue muy difícil de coordinar y eso restaba tiempo.
¿También realizás ilustraciones para medios gráficos?
Cuando llegué a Barcelona hice muchas ilustraciones para una agencia de acá. Pero ahora no tengo tiempo para dedicarme a eso. La historieta me demanda todo el tiempo de trabajo.
En Argentina también colaboré con muchas publicaciones (esto de "colaborar" quiere decir en general que no te pagan por tus dibujos). Y mientras dibujaba, también hice una multitud de trabajos, durante años, que no tienen nada que ver con el dibujo, en fábricas, en televisión y video, en call centers...
¿Cómo es trabajar para los mercados español y francés?
Un poco como lo que te contaba más arriba, es muy diferente, muchísimo, a hacer historietas desde Rosario. Tengo que reconocer que sé poco del mercado español. Mi visión no puede ser muy diferente a la de cualquier otro lector, tengo poco contacto profesional en España. Sí puedo hablar de rechazos o de puertas cerradas. Creo que los españoles que eligen ser profesionales tienen que seguir el mismo camino que los argentinos, el camino que pasa por Francia o USA. O Italia, en menor proporción. Hay un cierto movimiento muy vital de editoriales chicas y hay grandes grupos editoriales que, en general, reeditan cosas de afuera. Creo que la producción española ha decaído mucho desde el inicio de los '90. Ahora que lo pienso, hay varias similitudes con la situación argentina.
A pesar de este panorama, algo positivo a señalar, que no tiene que ver con el mercado en sí, es que las bibliotecas públicas tienen sección de historietas y así pude leer muchas ediciones españolas de libros o álbumes que de otra manera no hubiese conocido. Incluso hay una tendencia de las librerías a incluir secciones de historieta o de novela gráfica. (sigue)
En cuanto a los géneros y estilos gráficos, en Francia hay una variedad inmensa de ambos. Es bueno señalar, además, que no creo que haya algo que se pueda señalar como un estilo mainstream, como en USA. Estilos muy diversos tienen buena repercusión en cuanto a ventas y número de lectores. El panorama es muy rico y yo sólo conozco una pequeña porción. Sé que hay argentinos que conocen el tema y opinan diferente. Leí una entrevista a Diego Agrimbau, donde señalaba las similitudes entre estilos de dibujantes, decía que le era difícil reconocer una marca personal entre diversos dibujantes. Lo que yo veo es diferente. Noto la variedad de las propuestas , en el dibujo, en la temática. Por supuesto que hay modas y corrientes, o escuelas de dibujo más fuertes que otras, pero noto la variedad y me parece algo positivo. Esto lo veo en comparación a USA, o Japón, las otras industrias grandes, donde me parece que la variedad es menor. Hago acá un aparte para decir, nobleza obliga, que conozco poco de la actualidad de esos mercados de historieta.
Con Francia te puedo decir que son muy exigentes con la calidad general y, en el género que yo trabajo ahora, con la documentación. Otra diferencia grande, casi una marca de lo hecho en Francia, es cuidar mucho la ambientación. Los argentinos y los americanos en general ponen mucho cuidado en los personajes, la figura y después hablan de "fondo". Los franceses le dicen "ambiente". Ahí ya te podés dar una idea de la importancia que le dan unos y otros. Cuando se presenta un proyecto a una editorial, se suele incluir, además de planchas y estudios de personajes, croquis "de ambiente". Si el estilo es realista (podemos discutir mucho qué es realista o no) la regla general es cuidar mucho qué tratamiento se le va a dar al ambiente.
Lamentablemente en Argentina tu trabajo es poco conocido. Habiendo publicados álbumes en España y Francia, ¿te gustaría que los lectores argentinos también tuvieran acceso a tu trabajo?
Me gustaría mucho, pero lo veo difícil. Tal vez en el futuro sea más fácil, no lo sé. Tal vez podría intentar ubicar "Cientouno" (que se publicó en España) en Argentina, porque ahora tengo de nuevo los derechos. Pero no sé casi nada de cómo funcionan las editoriales en Argentina. Más allá de saber que se paga poco o que no hay una industria firmemente establecida, o de saber un par de nombres de editores. Mi experiencia profesional y laboral, en la historieta, pasa más por Francia y un poco por España.