Durante la
primera mitad de los años '90 los que en su mayoría éramos un grupo de
veinteañeros vivimos una linda aventura editorial y creativa. Trabajando en
conjunto concretamos el primer movimiento grupal historietístico y de humor
gráfico de Patagonia. Existía el antecedente de autores publicando en medios
gráficos de la región desde hacía décadas, pero de forma individual. Tales como
Horacio Marras, Roberto Guerrero, Khato, Pelayo (todos de Chubut), Carlos Riela
en Bariloche, Tornillo en Neuquén o el maestro “Chingolo” Casalla (patagónico
por opción), por sólo citar a algunos de los más conocidos en diferentes
regiones de Patagonia. Los antecedentes de las primeras viñetas publicadas en
la región por autores residentes se remontaban a mediados de 1917, al menos en
el sur de Chubut.
Entre fines
de los '80 y principios de los '90 se publicaron en Patagonia las primeras
revistas dedicadas íntegramente a la historieta y el humor gráfico: “Alquitrán”
(Neuquén), “El Sistema” (Allen, Río Negro), “El Humor de la Semana” (Caleta
Olivia, Santa Cruz) y “Duendes del sur” (Chubut).
Una
exposición en 1992 de integrantes de la Duendes en la ciudad de Neuquén
propició un afortunado encuentro con los locales de “Alquitrán”. Fue el
puntapié que dio inicio a la movida, cuando surgió la idea de trabajar en
conjunto. Como la revista “Duendes del Sur” había quedado chica para dar cabida
la cantidad de autores que se iban sumando, se presentó la propuesta de una publicación
nueva de más alcance y frecuencia al director del diario Crónica, Diego Zamit. Ya
nos conocían debido a difundían las actividades que se realizaban desde La Duendes.
El diario era el de mayor tirada en la región centro de Patagonia (sur de
Chubut y norte de Santa Cruz) y se estaba modernizando al incorporar nuevas
tecnologías, a la vez que expandía su tirada, sumaba cantidad de páginas y
suplementos semanales de elaboración propia. A la reunión asistí con una
carpeta que desbordaba de trabajos de muchos autores, para mostrar que se
contaba con abundante material. Aceptó la propuesta de inmediato. Luego me
llevó al sector de diagramación (contaba con algunas de las primeras
computadoras Mac introducidas en el país) y me dijo: "Estas son las
computadoras que tenés que usar para armarlo". Tuve que aprender su uso
durante la marcha ya que aún eran una novedad. Pese a que contaban con lo que
era tecnología de punta, los originales de la publicación se armaban de forma
artesanal. Se diagramaba el original en la computadora, se imprimían las
páginas maestras y se le pegaban textos e imágenes mediante fotolitos.
Finalmente se enviaban las páginas al área de impresión.
En marzo de
1993 el diario inauguró una nueva rotativa a color con “El Espejo. De los
dibujantes del sur”, concretando la publicación de historietas y humor. El
salto en la distribución, difusión y repercusión fue enorme. De tiradas
reducidas pasamos a 15 mil ejemplares semanales (se calculaba que a cada
ejemplar lo leían entre 4 y 6 personas, por lo cual la cantidad de lectores
rondaba los 60 mil). Una parte se distribuía por correo al resto del país y el
exterior. Por aquellos años no existía Internet y toda la información y
entretenimientos se concentraba en los medios de comunicación tradicionales
(Tv, radio, diarios). La repercusión entre los lectores se sentía.
En lo
específico a la historieta, en el país el 90 por ciento de lo que se leía era
de producción de autores y editoriales nacionales y en los quioscos de revistas
se podía acceder a una veintena de títulos mensuales. Por aquellos años, aunque
en declive, Argentina aún era una de las siete potencias del mundo en la
creación de historietas (en los otros países-potencia sigue vigente). De la
mano del menemismo con sus políticas privatizadoras y de apertura
indiscriminada de la economía hacia fines de los ’90 se destruyó la industria
nacional, entre ellas la industria editorial de historietas.
El disponer
de un espacio semanal propició que se sumaran los autores de otras
publicaciones de la región y muchos que trabajaban de forma independiente. El
1993 el Gobierno de Río Negro organizó la primera Bienal de Arte Joven de la
Patagonia en la ciudad de Bariloche. Participaron autores de toda Patagonia y
La Pampa, que previamente fueron seleccionados por concurso en cada provincia.
Los tres primeros premios en el rubro historieta los obtuvieron integrantes de
El Espejo. El evento también sirvió para sumar más autores. En 1994 El Espejo
organizó en Comodoro Rivadavia el primer Festival de grandes dimensiones de
historieta y humor con autores de Patagonia. Otras actividades fueron un
concurso de historietas y humor gráfico destinado a estudiantes colegios de la
provincia del Chubut y muestras itinerantes por los colegios, etc. El Espejo
también contaba con secciones dedicadas a difusión de eventos y entrevistas a
autores nacionales y regionales. Para el primer aniversario sucedía algo
impensado para una publicación patagónica: autores de todo el país enviaban sus
trabajos para que se publiquen. Entre ellos autores de la revista porteña El
Tripero, integrada por los alumnos de Alberto Breccia. Lo acostumbrado en
Argentina siempre fue que se tratara de publicar en medios de Buenos Aires. Por
un instante habíamos invertido el proceso. Lo más inesperado fue que nos
escribieran desde una revista emblemática de España: El Víbora.
En 1994 se
produjo una crisis a nivel mundial de faltante de papel. Afectó a medios
gráficos de todo el país, grandes y chicos. Los obligó a reducir la cantidad de
páginas y desprenderse de personal. Debido a ello la mayoría de los suplementos
del diario fueron cancelados. El Espejo murió en el número 89. Para entonces se
habían publicado a más de 60 autores de toda Patagonia. Pocas semanas antes de
la cancelación se iba a sumar Roberto Fontanarrosa, que había aportado páginas
del personaje Inodoro Pereyra. No pudo ser.
Transcurridas
las décadas, los hoy mayorcitas/tos podemos decir que sin proponérnoslo fuimos
pioneros en la región. No éramos conscientes de ello. Aún no existía Internet y
la comunicación e intercambio entre los que estábamos lejos era por medio del
teléfono fijo, por correo o de forma presencial, viajando. Todo costaba más que
ahora, pero no lo sabíamos. Lo hacíamos con gusto, motivados por el entusiasmo.
Transcurridos los años, de los que fuimos protagonistas, varios continúan/ron
publicando a nivel regional, nacional e internacional. Otros se dedicaron a
otros rubros artísticos o lamentablemente dejaron de dibujar.
La historia
se retomaría y continuaría entre 2007 y 2022 con la editora La Duendes, con dos
sitios en Internet (con el aporte de más de 200 autores del país y el exterior)
y la publicación de cerca de 70 títulos en papel.
RESCATES
En 1997 se
publicó un libro llamado “Tinta Densa Patagónica” que rescató la historia de la
movida historietística de los años ‘90. El libro fue reeditado en 2008 como
PDF, para su descarga gratuita desde Internet y finalmente en papel en 2009,
ampliado.
El primer
rescate-valorización de la movida patagónica de los años ’90 surgido desde el
propio ámbito de la historieta se dio en España, en el año 2003. Se publicó una
nota en el sitio TEBEOSFERA, especializado en el estudio, análisis y difusión
de la historieta. Para leerla
La
siguiente nota rescatando y valorizando la movida fue publicada en abril de
2007 en el número 6 de la revista SACAPUNTAS, publicada por la ASOCIACIÓN DE
DIBUJANTES DE ARGENTINA, Buenos Aires. Para leerla
En el año
2010 se publicó un libro de 112 páginas titulado “El Espejo. De los dibujantes
del sur”, que rescató la historia y compiló material de los autores que
tuvieron mayor presencia en la publicación. Se distribuyó a nivel nacional y
está agotado.
En el año
2015 se publicó en España el libro “Historia del humor gráfico en Argentina”,
de Judith Gociol y Diego Rosemberg. Le dedicó varias páginas a la movida
patagónica, ampliado el contenido con el regreso a partir del año 2007 con la
editora “La Duendes”.
Hoy,
afortunadamente, la colección completa de “Duendes del sur”, “El Espejo. De los
dibujantes del sur” y las más reciente “La Duendes”, se conserva en el archivo
de historietas del PROGRAMA NACIONAL DE INVESTIGACIÓN EN HISTORIETA Y HUMOR
GRÁFICO ARGENTINOS, DE LA BIBLIOTECA NACIONAL. De no existir ese espacio tan
importante para la manifestación cultural que es la historieta, posiblemente
todas esas publicaciones se hubiesen perdido.
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Páginas de fotonovela realizada y protagonizada por varios dibujantes. |
En marzo de
este año se cumplieron 30 años de la joven aventura que fue “El Espejo. De los
dibujantes del sur”. Aunque cuando se habla o escribe sobre “historieta
nacional” mayormente se refiere a la publicada en Buenos Aires, desde el sur hicimos
nuestro aporte.
Publicaron:
Mario Tondato, Jorge Alderete, Carlos Vilche (El Ink), Diego López de Murillas,
Manuel Gutierrez, Marcelo Candia, Martín Chirulo, Gabino Tapia, Di Silvestro,
Juan Marchessi, Liliana y Marcela Ostrovsky, Carlos Riela, Walter Cazenave,
Marcelo Pifarré, Daniel Lapetina. Adriana Muñoz, Marcelo Noriega, Francisco
Palacios, Gustavo Morichetti (Tavo), Ramón de la Fuente, Horacio Marras, Quique
González, Juan Carlos Moisés, Karolli Williams, Rodrigo Gorosito, Ricardo
Macías, Roberto Guerrero, Aguado, Marcelo Martinelli, Son, Antonio Reus,
Cristian Huberty, Luka, Mario y Gustavo Morón, Ignacio Stankewitsch, Vanesa
Sosa, Olie Mayorga, César Hernández, Juan Barria, José Luis Tuñón, Sergio
Miranda, Coffe, Maximiliano Melinchuk, Sebastian Bravo, Lisandro Ruiz, Fabio
Aguilar, Dolores Morón, Marcelo Gavilán, Diego Fonseca, Marcos Di Tullio, Mario
Mendonca, Leonardo, Eduardo Gallardo, Manuel Coronel, Lautaro Fiszman, Sandra
Lavandeira, Ezequiel García y Jorge Gallardo.