(Norma
Editorial, Barcelona, 2004, 96 páginas)
En este nuevo
título de la saga (“Un fiambre en el horno”, Nº 9) se destaca de entrada la lograda
portada de Dave Johnson, de fuerte impacto por sus figuras estilizadas y su
elaboración de la gama cálida (rojo y amarillo), que equilibra con una franja
de gris azulado que une los lados izquierdo y derecho de la tapa.
También el
prólogo de Carlos Trillo aporta una semblanza sagaz y erudita de la novela
negra.
Risso y la
colorista Patricia Mulvihill plantean una estética bella y contundente con
viñetas de hermosa gradación (hay páginas enteras monocolores), en cuyo
interior, además, contrastan negros plenos que representan sombras, edificios y
siluetas de todo tipo.
Las viñetas
están diseñadas y yuxtapuestas en función de la composición total de la página.
La originalidad
e impulso creador que despliega Risso en sus planos y enfoques –cuyas
angulaciones parecen propias de una historieta experimental- da como resultado
un diseño revulsivo. Los personajes están dibujados con rasgos humorísticos que
tienden a la fealdad.
Los diálogos de
Azzarello son directos, ríspidos y concisos, y reproducen con verismo el
lenguaje sórdido de la población carcelaria. El trazo de Risso es fiel a este
planteo.
Azzarello no usa
ni textos superiores ni inferiores, escribe a través de imágenes, sean los
cuadritos mudos o con diálogos.
100 Balas va más allá de la novela negra
o de la croock story (aquella que es protagonizada por el
delincuente) y se sumerge en el infierno escatológico del presidio.
Algunos presos
–los más sádicos- poseen cuerpos titánicos y deformes. Sus peleas ponen en
evidencia una agresividad morbosa (la sangre y las heridas se muestran sin
ningún pudor), que implica un descenso a los horrores de la condición humana y
se sumerge, así, en una auténtica cloaca existencial. Un policía opina que “en
este zoo no hacen falta médicos…sino veterinarios”.
Eduardo Risso es
muy imaginativo para crear múltiples e impresionantes formatos de viñetas, para
luego yuxtaponerlas e imbricarlas. De esta manera se obtiene una historieta
visualmente portentosa.
Germán Cáceres