EN
BUSCA DE PANGEA.
(La
Duendes editora, Comodoro Rivadavia, 88 páginas)
El libro lleva
como subtítulo «Crónicas ilustradas del territorio desconocido», que resume
magistralmente su contenido. En la «Introducción» añade: “…habla desde miradas
que podrían ser emparentadas con la antropología, la etnología, la historia, la
geografía, la arqueología y la geología.”
Es texto es muy
emotivo y, entre otros recuerdos, relata los viajes que hacía de niño junto a
sus padres por la Patagonia y rescata la historia de poblaciones olvidadas. Su
prosa es segura, no intenta lucirse sino informar con precisión y claridad. Exhibe
un vocabulario amplio y ajustado sobre las características de la zona. Varias
veces realiza una sugerencia diáfana y profunda:”Un paisaje inalterado desde
hace miles de años y el rastro de antiguas presencias humanas, nos hicieron
concluir que no hace falta una máquina para viajar por el tiempo”. / “Como
varios de los cerros del centro sur de Chubut, se originó 340 millones de de
años atrás en el continente conocido como Pangea”.
Aguado no solo
escribió las crónicas: también el material fotográfico y los dibujos sobre este
panorama telúrico son suyos. Las fotos resultan valiosas porque registran
paisajes, edificaciones, manifestaciones del arte rupestre y cementerios
indígenas que la mayoría de los lectores, incluso los patagónicos, desconocen. Las
ilustraciones poseen un registro realista a veces entrelazado con rasgos de
humor gráfico; en ellas prevalece el negro con zonas y detalles en blanco que
transmiten un contraste no exento de armonía. En «El último viaje a Cañadón
Lagarto», una estampa de bellísima factura muestra un sector del pueblo –prácticamente
desaparecido– con vecinos, autos de principios del siglo XX, carretas, caballos
y una locomotora. Además, en sus comentarios demuestra poseer una enorme
sensibilidad hacia los animales.
A lo largo del
libro interviene una visión fantástica de la realidad porque refiere, por
ejemplo, que se vieron aparatos con luces que podrían ser helicópteros
militares u ovnis. Hay varias historias de duendes, espectros, gauchos
fantasmas, la célebre Luz Mala y demonios, muy propias de la Patagonia. Así, señala
que “Llevaba años conociendo tehuelches y había aprendido a aceptar que existen
prácticas y ritos que conectan con lo esencial. Un entendimiento que en la
culturas occidental se extravió en alguna etapa…” Y también tiene la certeza de
que el pasado nutre la realidad contemporánea.
Un encuentro con
el escritor y guionista de historietas Guillermo Saccomanno no podía dejar de
derivar en una charla sobre el género, ya que Aguado es un dibujante reconocido
y responsable de un blog y una página acerca del arte de los globos y los
cuadritos y también es director de la editorial La Duendes-Historieta Patagónica.
El autor puede
definirse como un explorador, un viajero incansable, un émulo patagónico de los
famosos Stanley y Livingston.
Patagonia/Tierra adentro se completa con una extensa «Bibliografía general».
Alejandro Aguado
(Comodoro Rivadavia, 1972) fue nombrado “Vecino destacado” de su ciudad natal y
“Socio Honorario Nº 1” de la Sociedad de Historia y Geografía de Aysen, Chile.
Expuso en muestras individuales y colectivas en Argentina, Ecuador, Colombia,
Brasil, España y Alemania. Obtuvo el 1er. Premio en el rubro historieta en la
Primera Bienal de Arte Joven de la Patagonia. Participó en el libro Malvinas. El sur, el mar, el frío, que
obtuvo el primer premio en los Premios Nacionales Banda Dibujada 2017. Su obra
fue difundida a través de entrevistas y notas en medios regionales, nacionales
y extranjeros.
Germán Cáceres