BATMAN, EL SUCIO
Del
libro El dibujo de aventuras, de
Germán Cáceres (Editorial Almagesto, Buenos Aires, 1996, 200 páginas)
En el episodio El sueño[i], de
la serie Millennium, donde
intervienen varios superhéroes, Batman muestra su carácter “difícil” (de hecho,
todos lo respetan pero no simpatizan con él- excepto el Detective Marciano, que
se entiende bien con el Hombre Murciélago; en diversos tramos, dan muestras de
mantener una corriente de afecto mutuo-): exhibe autoritarismo e intolerancia,
carece de sentido del humor, da órdenes en forma continua y remarca a un
indisciplinado (y paródicamente reaccionario) Green Lantern: “¡He dicho ahora!”
En general, consigue el efecto buscado: da miedo (incluso a sus colegas y
aliados).
Ilustraciòn del argentino Jorge Zaffino |
El aspecto
demoníaco de Batman, por otra parte, se exacerba junto con el misterio en el
largo capítulo de Azrael. La espada de
Azrael[ii]
plantea un clima tenebroso, en el que reinan las sombras de la noche. Su
ambientación es surreal, como de pesadilla. El elaborado guión de Dennis O`Neil
rodea de misticismo –como había solicitado el editor Archie Goodwin- los
siniestros orígenes del personaje, que
se remontan a cierta Orden de San Dumas desaparecida en el XV. La presencia del señor Biss intensifica la
inmersión en el demonismo y roza el género de terror. El extraño protagonista
se define como un ángel vengador: “Azrael no piensa. Azrael…castiga”, afirma un
personaje, y declara aún, exultante: “¡Azrael es el instrumento de la justicia
más cruel!”
Bob Kane |
La espada de Azrael brilla especialmente
por su gran desarrollo gráfico. Un continuo uso de planos inclinados, enfoques
anticonvencionales y audaces perspectivas, dislocan el paisaje y gestan una
sensación de onírica irrealidad. Se respira una atmósfera de extrañamiento,
ratificada por la terrorífica estampa del atroz justiciero. Azrael, que en un
primer momento se enfrenta a Batman, pero luego le salva la vida y hasta lo
reemplaza provisoriamente (aunque Bruce Wayne se verá obligado a recuperar –no
sin esfuerzo- su rol como Hombre Murciélago y, en adelante, sólo confiará en
Dick Grayson –el ex Robin que lo había abandonado para adoptar la personalidad
de Nightwing- para alguna ocasional “suplencia”), emplea métodos mucho más
encarnizados que Batman en Nombre Código
Mekros[iii]:
mata con las hojas cortantes de sus nudillos porque, según dice: “Hacer de
detective me aburre”. En Forajidos[iv] se
informa que fue “programado desde su nacimiento para ser un asesino”. Y esta
referencia a la programación cibernética no es casual: su traje tiene tantos
elementos de alta tecnología que Azrael puede considerarse un cyborg.
Dick Sprang |
Corresponde
destacar, además, que estas historietas están inundadas de palabras. Dark Knigh Returns ostenta, en su cuarto
capítulo (“El fin”), por ejemplo, una viñeta mediana que contiene veinte
globos. La cuestión fue agudamente estudiada por Daniele Barbieri en su ensayo Los lenguajes del comic (1993), que ha
dado en llamar a este recurso “teatralización”, en franca alusión a los
monólogos a que recurre el drama para que los personajes voceen su
interioridad. El fenómeno puede rastrearse a partir de los años sesenta, cuando
los superhéroes de la casa Marvel (como en el caso del “increíble” Hulk o del
Hombre Araña) comenzaron a conflictuarse (al descubrir que no podían acceder al
amor y a una vida normal, por culpa, precisamente, de sus poderes) y a
proyectar en los cuadritos sus repliegues anímicos. Pero aquí, en estas sagas
de Batman, el procedimiento tiende a catalizarse y todo parece necesitar
comentario. Incluso las acciones dibujadas. Más que nunca, la historieta se
erige –como la definió alguna vez Lucho Olivera- en “el arte de la rotulación y
la obviedad”. Esta apoyatura textual concede poco espacio a la sugerencia, y no
pocos guionistas caen en la tentación de añadir a las ideas de los personajes
las suyas propias acerca de cómo debe leerse su historieta.
Frank Miller |
Viewpoint[v] es un
claro ejemplo de teatralización. Un editor propone a varios escritores hacer un
libro imaginativo sobre la leyenda de Batman, del que opina que, en el fondo,
admira a sus enemigos y aspira, por lo tanto, a convertirse en lo opuesto de la
justicia que representa. Según este punto de vista, Batman sólo querría ser un
monstruo: un hombre-lobo, un vampiro, la imagen viva del espanto, un demonio que
se sumerge en insólitos abismos de locura. El bello estilo de Vince Giarrano,
de evidente intencionalidad estética, preside la gráfica de este episodio. Estupenda
la coloración de Digital Chameleon con predominio de la gama fría.
Ahora bien,
además del frecuente recurso a la teatralización, se advierte que, en los
episodios protagonizados por Batman a partir de 1986, la línea narrativa es
cada vez menos lineal: hay saltos y sobreentendidos. La aplicación de la
técnica del video-clip se aprecia, por ejemplo, en Cuando es una puerta (El origen secreto del Acertijo)[vi] y en
el primer capítulo de Justicia ciega[vii],
donde el dibujante Denys Cowan exhibe tomas en picada de los acrobáticos
movimientos de Batman y lúcidos enfoques de planos detalle.
Original del español Jordi Bernet |
En La seducción del revólver[viii], Batman
(en una historia de factura impecable, que denuncia el uso generalizado de
armas de fuego supermodernas en la sociedad norteamericana -especialmente entre los adolescentes-) es
una fiera enceguecida, presa de la neurosis. La vida no vale nada. Se mata sin
dubitaciones en un simple juego callejero de pelota. Todo parece servido en
bandeja para justificar la respuesta que Batman da al comisario Gordon cuando
éste cuestiona sus métodos.: “Tiempos duros requieren métodos duros”[ix].
La actitud de
Batman (sobre todo luego de la muerte de Jason –el segundo Robin- a mano del
Guasón) tiene preocupados a Gordon y a Nightwing (quien fuera en su oportunidad
el primer Robin). En Giro radical[x], éste
medita sobre la conducta de Bruce Wayne:”Me educó para que pensara. Pero ya no
piensa. Me enseñó la importancia de la justicia. Pero últimamente no ha sido
justo…No estoy seguro, pero creo que Bruce ha enloquecido y no sé qué voy a
hacer…El me metió en la cabeza que primero debíamos pensar y no pelear. Pero ya
no hace eso”. La secuencia muestra a Batman aplicando un brutal castigo a los
malhechores o apuntándoles con una pistola. En Resoluciones[xi],
Nightwing encara a su maestro, gritándole: “¡Golpeaste a delincuentes en vez de
interrogarlos!”. En Una noche en Gotham
City, Batman admite: “El único modo de que un hombre pueda limpiar esta
ciudad es que toda la escoria permanezca asustada. Y eso significa tener que
dar una lección de vez en cuando”.
Ilustración del argentino Poly Bernatene |
Es frecuente,
sin embargo, que Batman se cure en salud respecto a su salvajismo justiciero.
Así, por ejemplo, en La revista mortal[xii],
acude a la policía, y en Duelo[xiii] no
duda en proclamar: “Tengo mi propio código. Me prohíbe matar”. Y en Resoluciones dice a Nightwing: “Pese a
lo que pienses de mí, sabes que nunca sería cómplice de un asesinato”. Esta
pátina moral acaso pueda obedecer al carácter masivo a nivel mundial de su
figura, que no le permite caer en la pura criminalidad. Pero no puede
olvidarse, precisamente, que una de las notas más características de Batman es
su permanente tensión al borde de la locura, sin terminar de caer nunca en
ella.
Ilustración del argentino Eduardo Risso |
El
cuestionamiento sobre la salud mental de Bruce Wayne (que hace de Batman uno de
los personajes de más rico perfil psicológico de entre los héroes historietísticos)
se ahonda en La broma asesina[xiv], en
la que se propone infructuosamente rehabilitar al Guasón (que, en esta
historia, ha secuestrado y torturado a Gordon, luego de haber disparado contra
su hija Bárbara, dejándola inválida para siempre). En una viñeta el Guasón
señala: “Tuviste un mal día, y te volvió loco, como a cualquier otro… ¡Pero no
quieres admitirlo! Tienes que seguir simulando que la vida tiene sentido, que
toda esta lucha tiene algún objeto”. Y, en otra, expresa: “Cuando te veas atado
a un tren de pensamientos desagradables, yendo hacia lugares de tu pasado donde
los alaridos son insoportables, recuerda que siempre está la locura…La locura
es la salida de emergencia…”
Sheldon Moldoff |
Esta propuesta
de hermanar al justiciero de Gotham con uno de sus principales enemigos, de
unir a ambos en un destino común de desatino y barbarie, se repite con otro
asesino: Dos Caras. En Un lugar solitario
para morir[xv], Dos Caras le dice a
Batman: “Tú eres yo. Mi otro yo”. Y en El
origen de Dos Caras[xvi] los
textos explicativos comentan: “Irónicamente, Batman resultó ser su peor
enemigo. Irónico, porque alguna vez fueron grandes aliados…y porque eran muy
parecidos”.
Por cierto, la
irrupción de la violencia, esta desvariada progresión sanguinaria, se da
también en otras historietas (piénsese, por ejemplo, en el Justice Squad, dibujada por Luke MacDonnell sobre guión de John
Ostrander) y, por supuesto, en el cine. El filme Perros de la calle[xvii]
exhibe una escena antológica que no podemos dejar de recordar aquí: Rubio
(Michael Madsen) está torturando a un policía. De repente, enciende la radio,
donde transmiten una de sus canciones preferidas (Stuck en the middle wit you).
La tararea bailoteando, saca una navaja y, siempre bailoteando, le corta una
oreja a su víctima.
George Pratt |
La historieta Lobo utiliza, por su parte, la vía del
humor irreverente y provocativo para registrar la violencia. En el episodio El último czarniano[xviii], un
aviso de la revista propone en tono de broma: “¡Ve a la Galaxia , mata a algunos de
sus más escurridizos habitantes…y encima te pagarán por ello!...Conseguirás
esto: ¡un garfio de destripar de acero inoxidable!” Lobo está asumida, obviamente, en clave paródica. Gladiadores espaciales[xix]
expande un sinnúmero de situaciones desopilantes a partir del “juego de la
mutilación”: el protagonista amputa una pierna a un competidor y se la hace
tragar; por mera diversión se le prende fuego a un jugador; Lobo hace piquete
con los dedos y destruye los ojos de sus contrincantes. Uno de los gladiadores
tiene en su haber, según se anuncia, más de ochenta asesinatos, ciento
cincuenta muertes indirectas y trescientas mutilaciones “oficiales”. Entre los
premios se destaca un planeta entero (el planeta Zarotey), con todos sus
habitantes; y un participante asegura que, si gana, piensa instalar en él
“tortura...ejecución… ¡un reinado del terror!”
Darwyn Cooke |
En estos
episodios de Lobo el dibujo tiende a
exaltar el relieve anatómico de la figura humana y distorsionar perspectivas y
ángulos de manera de realzar el frenesí alucinógeno. En cuanto a las
tonalidades, se encausan hacia el preciosismo.
En Gladiadores espaciales el juego de la
mutilación se emite por TV, o sea que un espectáculo sangriento se ofrece como
forma de entretenimiento; y eso es justamente lo que propone Lobo al lector. La televisión es aquí
(al igual que en Dark Knigh Returns, donde
no se cesa de bombardear con informaciones) una importante protagonista.
Recordemos que también en la reciente película Asesinos por naturaleza[xx], un
programa de alto rating se dedica a
presentar una feroz carnicería humana a sus televidentes. De este modo, en una
perspectiva con evidentes connotaciones del pensamiento de Marshall McLuhan, la
televisión se asume como medio de circulación de las ideas y como referente de
la historia. Es como si los acontecimientos se produjeran sólo para aparecer en
la pantalla.
Original de tira de Dick Sprang y Charles Paris, 1946. |
En un artículo
que escribí hacia 1985 (Hulk … en el
psiquiatra) expresé que “se puede postular que los superhéroes constituyen
el aporte más fértil y distintivo de los comics”.
La violencia y los conflictos de nuestra época se reflejan en ellos desde
ópticas tan diversas como las de Lobo y Batman. La búsqueda obsesiva de
justicia de este último es una señal de las iniquidades que constatamos a
diario, su honestidad es nuestro ideal, pero, a la vez, su fascismo es nuestro
riesgo, su desesperación agónica expresa nuestro nihilismo, sus pesadillas
amenazan ser las nuestras. Detrás de su máscara sinistra y despiadada, Batman
apenas es (como todos, de una u otra forma) un niño asustado que experimenta el
mundo en que le toca vivir como una realidad caótica y hostil. La agresividad
de Lobo, por su parte, no deberá escandalizar a nadie: no se de trata más que
de una desmesurada caricatura (y, a la vez, una denuncia feroz) de nuestra
propia agresividad y de nuestras conductas autodestructivas.
Original de pàgina de Frank Robbins, 1972. |
1)
El caso del sindicato químico (1939): Dibujos de Bob Kane (firmó
“Rob`t Kane”); guión de Bill Finger.
2) La noche grita… ¡Mata! (1969): Guión de Mike Friedrich; dibujos de Bob Brown y Joe
Giella.
3) Una de ellas con Guión de Marv
Wolfman y dibujos de Jim Aparo (entintado de Mike de Carlo y colores de
Adrienne Roy), y otra con guión de Alan Grant y dibujos de Norm Breyfogle
(entintado de Steve Mitchell y colores de Adrienne Roy). Ambas versiones son de
1987.
4) Mientras la ciudad duerme (1945); realizada por Dick Sprang con el auxilio de la
colorista Adrienne Roy.
5) El regreso del señor de la noche (1986): guión y lápiz de Frank Miller; entintado de Klaus
Janson y Frank Miller; color de Lynn Varley.
6) Dirty Harry,
1971: dirigida por Don Siegel.
7) Death Wish,
1974: dirigida por Michael Winner, Con Charles Bronson en el papel principal.
8) Una noche en Gotham City (1987): esta historia, escrita y dibujada por John Byrne,
reúne a Batman con Superman. El personaje de Superman fue creado en 1938 por
Jerry Siegel (guión) y Joe Shuster (dibujos). Las viñetas de Una noche en Gotham City fueron
entintadas por Dick Giordano y coloreadas por Tom Zuko. La historieta fue
publicada en el segundo número de la revista “Man of Steel”.
9) Se refiere a la Urraca , criminal
peligrosísima y de personalidad obviamente psicótica.
10) Pecados originales (1989): apareció en el primer número de “Secret Origins Special”. Guión:
Neil Gaiman; lápiz: Mike Hoffman; entintador: Kevin Nowlan; colorista: Tom
McCraw.
11) Caballero negro sobre Metrópolis (1990): la historia reúne a Batman con Superman y con
Antibandas. El primer episodio de esta miniserie fue realizado por Jerry Ordway
(guión y dibujos) con el auxilio de Dennis Janke (entintado) y Glenn Whitmore
(colorista). Los restantes tienen a Dan Jurgens a cargo del guión y dibujos,
con entintado de Art Thibert y color de Glenn Whitmore.
12) Cf. “Batman”, número 458 y 459 (ediciones
norteamericanas), 1991.
13) Cfr. “Detective Comics”, número 622,
623 y 624 (ediciones norteamericanas), 1990.
14) El sueño
(1988): guión: Steve Englehart; dibujos: Joe Staton; entintado: Ian Gibson;
color: C. Gafford.
15) La espada de Azrael (1992-1993): guión: Dennis O¨Neil; dibujos: Joe Quesada; entintado:
Kevin Nowlan; color: Lovern Kindzierski.
Pàgina de Daniel Bayliss Para ver esta historieta completa |
16) Nombre Código Mekros (1993): guión: Doug Moench; ilustraciones: Mike Manley; color: Adrienne
Roy. Esta historia apareció en las publicaciones “Batman” números 501 y 502, y
“Detective Comics” números 667 y 668 (en todos los casos nos referimos a las
ediciones norteamericanas). Pertenece al ciclo denominado “La Cruzada ”, que se completa
con El salvaje Este (1993) y Forajidos
(1993), dibujadas por Graham Nolan sobre guión de Chuck Dixon.
17) Forajidos (1993):
guión: Chuck Dixon; dibujos: Graham Nolan; entintado: Scout Hanna; color:
Adrienne Roy. Pertenece al ciclo “La
Cruzada ”.
18) Viewpont
(1994): lettering de Willie Schubert,
dibujos de Vince Giarrano, y color de Digital Chameleon.
19) Cuando es una puerta (El origen secreto del Acertijo) (1989): guión: Neil Gaiman; dibujos:
Bem 89; tintas: M. Wagner; color: Joe Matt.
20) Justicia ciega
(1989): guión: Sam Hamm; dibujos: Denys Cowan; entintado: Dick Giordano y Frank
McLaughlin; color: Adrienne Roy. Esta miniserie fue publicada en “Detective
Comics”, números 598, 599 y 600 (edición norteamericana).
21) La seducción del revólver (1992): guión: John Ostrander; dibujos: Vince Giarrano;
color: Steve Mattsson.
22) Cfr. “Detective Comics Annual”,
número 4 (edición norteamericana).
23) Giro radical
(1989): guión: Marv Wolfman; dibujos: Pat Broderick; entintado: John Beatty; color:
Adrienne Roy. Este episodio pertenece a la miniserie “Batman Año 3” .
24) Resoluciones (1989):
guión: Marv Wolfman; dibujos: Pat Broderick; entintado: Michael Bair; color:
Adrienne Roy. Este episodio pertenece a la miniserie “Batman Año 3” .
25) La revista mortal (1993): guión: Kelley Puckett; dibujos: Mike Parobeck; entintado: Rick
Burchett; colorista: Rick Taylor.
26) Duelo (1991):
guión de Denny O¨Neil; Dibujos de Jim Aparo, Keith Giffen, Joe Quesada, Tom
Lyle, James Blackburn y Dan Spiegle.
27) La broma asesina (1988): guión: Alan Moore; ilustraciones: Brian Bolland; colorista: John
Higgins.
28) Un lugar solitario para morir (1990); guión: Marv Wolfman y George Pérez; ilustraciones:
George Pérez, Tom Grummett y Bob McLeod.
29) El origen de Dos Caras (1989): guión: Mark Verheiden; dibujos: Paul Broderick;
entintado: Dick Giordano; color: Tom Mc Craw.
30) Reservoir Dogs,
1991, dirigida por Quentin Tarantino.
31) El último czarniano (1991): diálogos: Alan Grant; argumento y bocetos: Keith Giffen;
ilustraciones: Simon Bisley; color: Lovern Kindzierski. Lobo fue creado por Keith Giffen y Roger Sliffer.
32) Gladiadores espaciales (1993): Guión: Alan Grant y John Wagner; dibujos: Cam
Kennedy; color: Digital Chameleon (en la cuarta parte está también Carla
Fenny).
33) Natural Born Killers (1994), dirigida por Oliver Stone.