Pablo Barbieri es un joven y talentoso guionista en ascenso, tanto por sus publicaciones como por el volumen de su obra. Hoy, trabaja como guionista en el canal Disney Junior, para una serie que se emite en 22 países. Pero además de ello, gracias a Internet crea series acordes con su gusto temático, con dibujantes de todo el país y el extranjero.
Todos los jueves, en Historieta Patagónica, podemos disfrutar de la serie “Crónicas del hombre frío”, en la que los dibujantes se van alternando. Serie que finalmente se volcará a formato libro.
Pablo Barbieri
Edad, lugar de nacimiento, residencia
Nací hace 37 años en Villa Crespo (hoy “Palermo Queens”!), Capital Federal. Vivo con mi esposa en Villa Elisa, una zona donde el vecino más cercano vive a 50 metros y donde he podido contabilizar 26 especies de pájaros. ¿Desde cuándo y por qué el gusto por escribir guiones?
El gusto por narrar lo traigo en los genes. La familia de mi abuela paterna, catalanes ellos, está llena de escritores, pintores, músicos y bioquímicas (¿!!?). Mi viejo escribía por hobbie y yo desde pequeño intenté acercarme al oficio de narrar, ya sea en cuentitos, en libro al estilo “Elige tu propia aventura”, más tarde en novela, guiones, dibujitos animados, etc... En mi infancia tardía descubrí las revistas de Columba y las historias de Robin Wood y Ricardo Ferrari me volaron la cabeza. Recuerdo que medía la calidad de las revistas por la cantidad de historias guionadas por estos dos monstruos. Si había historias suyas compraba; de lo contrario las dejaba pasar (aún hoy lo hago así). Quise luego dibujar mis propias historietas y me quedé en el camino, eso se lo dejo a los habilidosos. Soy un narrador nato, así como un dibujante frustrado.
Dibujos de Tomás Gimbernat
¿Cuándo y dónde comenzaste a publicar?
Comencé publicando comics en la revista de antologías Bastión #3, en el año 2005. En esa época me juntaba mucho con unos amigos dibujantes que hoy triunfan en Estados Unidos y Europa. Éramos muy jóvenes y desconocidos, llenos de ideas y ganas pero viviendo de lo que podíamos. Uno de ellos (a quien por circunstancias de la vida ya no veo) hizo todo por mí. Fue a Capital Federal, habló con el editor, en un segundo viaje me llevó con él y me lo presentó, me vendió como buen guionista, cerró el trato y finalmente me ilustró la historia. Pocas veces vi tanta generosidad.
A continuación vendría la miniserie Dallilah con el hiper-talentoso ilustrador peruano César Carpio Guerra y mi esposa Nadina Carnovale en las tintas para la Bastión Unlimited. Luego colaboraciones por aquí y allá en Argentina, Perú, Venezuela y Colombia. Hablando siempre del campo de los comics.
Dibujos de Ríos Blanco
¿Cómo se escriben los guiones, cómo es el trabajo de realizarlos?
A mi modo de ver, los guiones son hijos y como tales pueden llegarnos bajo diferentes circunstancias.
1. Pueden venir inesperadamente, como resultado de una situación o calentura espontánea (una imagen, un nombre o una anécdota disparadora de ideas).
2. Pueden ser fruto de un nacimiento planificado, esperado, que seguramente demandará más tiempo pero nos llenará de orgullo. La “obra de nuestras vidas” (que con el tiempo dará paso a otra “obra de nuestras vidas”!)
3. O bien pueden ser la respuesta a un pedido comercial; “Tenés que escribir un guión de X páginas, sobre Y tema, para Z día”. Te pagan por ello. Pero nunca va a tener el sabor de escribir tus propias historias; sería como criar al hijo de otro. Bienvenido al mundo profesional.
En todos los casos tenés que tener en cuenta qué vas a contar, a quién va dirigido y qué formato le vas a dar.
Una vez que tenés la idea clara (y escrita), los personajes definidos y con su historia previa (fundamental!!) y decidiste la extensión en páginas que le vas a dar, comienza el trabajo más mecánico, aunque demandante de cierta creatividad visual; definir las viñetas que compondrán cada página (cuántas, de qué tamaño y relevancia). Y luego viene el trabajo fino; qué se verá en la viñeta y qué diálogo y/o texto (si lo hubiere) se leerá. Un detalle a tener en cuenta; el final de cada página debe invitarnos a querer seguir leyendo.
Obviamente no todos los guionistas son tan detallistas a la hora de definir lo que irá en cada página, viñeta, fondo, etc. e incluso algunos ni siquiera hacen una separación entre páginas, sino que enumeran una sucesión interminable de viñetas y el dibujante decide dónde termina una página y comienza la siguiente, y cuántas páginas compondrán la historia. Son formas de trabajar diferentes y válidas todas, algunos dibujantes prefieren el guión detallista y otros prefieren el guión libre. Allí es donde a base de pruebas y errores, dibujantes y guionistas se irán encontrando para formar perfectos maridajes.
Pero lo más importante, como en todos los órdenes de la vida, es tener constancia y meterle horas: producir, producir y producir.
Dibujos de César Carpio Guerra
Además de realizar guiones de historietas ¿escribís para otros medios de difusión?
Sí. Actualmente me desempeño como guionista de la serie de dibujos animados El payaso PLIM PLIM, que se emite por Disney Junior en 22 países de habla hispana.
También tengo escrito guiones de cine (ninguno filmado aún); una novela que participó del Premio Clarín de Novela y numerosos cuentos con los que cada tanto me presento a concursos.
¿Tenés preferencia por determinadas lineas estéticas para trabajar con dibujantes, o por ciertas temáticas?
Sip. Tengo un marcado gusto por el trazo realista en la historieta (el buen manejo de las proporciones humanas, el buen trabajo de fondos, etc). Me han gustado desde siempre monstruos como Eleuteri Serpieri, Juan Giménez, Lucho Olivera, Alberto Salinas, Jean Giraud, Horacio Altuna, Horacio Lalia, Alberto Breccia. Por eso cuando encuentro monstruitos como Carpio Guerra, Saenz Valiente o Serafín, me vuelvo loco.
Mis temáticas favoritas son: la ciencia ficción, el policial, el fin del mundo, la guerra. Hace poco caí en la cuenta que son las líneas basales del movimiento ciberpunk, que se origina en los relatos de Phillip Dick (como Blade Runner) y llegan a nuestros días en la forma de películas como Matrix o Mad Max; pasando por la estética de Drunna y Ficcionario en el comic; Dark Angel o Max Headroom en TV; Duran Duran y Depeche Mode en la música y Deus Ex en los videojuegos.
Encuentro un placer especial en escribir sobre asesinos seriales y sobre civilizaciones antiguas.
Dibujos de Daniel Mandoza
Por lo que pude ver, trabajaste con numerosos dibujantes, de varios países. ¿Cómo se da la posibilidad de trabajar de ese modo?
Sólo una palabra: Internet. Es genial. Gracias a ella, las distancias se tornan cada vez más pequeñas, las fronteras desaparecen y es posible trabajar en equipo con cualquier persona en cualquier lugar del mundo, cosa que antes era muy difícil. Asimismo los mercados se nos amplían y nuestros productos pueden ser ofrecidos de manera práctica, instantánea y económica.
He tenido la suerte de trabajar con varios peruanos, españoles, venezolanos, colombianos y una decena de argentinos a los que jamás conocí en persona. Hoy es moneda corriente, pero cuando empecé (2005) este sistema era bastante novedoso, sobre todo en otros países de Latinoamérica. Tal es así que la miniserie Dallilah fue incluida en la cronología de la historieta peruana como la primera realizada por Internet. Es más, debieron pasar 5 años para que dibujante y guionista nos pudiéramos fundir en un abrazo. Fue un momento mágico, que sólo te puede dar el haber concebido y parido un personaje (vuelvo a la analogía de los hijos) aunque más no sea mediante la web. Dibujos de Henry Díaz
Hoy, Internet mediante, “Crónicas HF” va tomando forma en 5 países a la vez, sin inconvenientes, demoras ni malos entendidos. Y es sólo el comienzo.
En la actualidad, según tengo entendido, estás trabajando para varios medios, incluido el exterior. Es así?
La verdad es que no me puedo quejar. En materia de comics estoy publicando regularmente con ustedes, para el HP Blog y las revistas de LA DUENDES; y también estamos incluidos en la revista venezolana Étnica #3 con una historia de marines espaciales ilustrada por el artista peruano Diego Rondón Almuelle.
En TV soy guionista de la serie PLIM PLIM de Disney.
Y también trabajé en producción de videoclips (Encías Sangrantes, “El pozo”); fui extra en cine (“Yo soy sola”), etc... Siempre moviéndome en el campo de lo audiovisual y lo artístico que, como dice Serrat, es aquello “que mejor sabe y que más le gusta”. ¿Proyectos a futuro o que se estén realizando?
Bueno, en La Duendes estamos trabajando desde hace unos meses con un proyecto que no para de crecer; “Crónicas del Hombre Frío”. Arrancó como una serie de cuentitos individuales que fueron luego formando parte de una historia madre, donde el protagonista mantiene una relación particular con la muerte. Comenzó ilustrándolos Maximiliano Aquino y pronto se transformó en una propuesta colectiva de 48 páginas que incluía a una decena de dibujantes de varios países: Pablo Leirós Gomez (España); Maximiliano Aquino, Tomás Gimbernat, Gastón Spur (Argentina); Henry Díaz y Camilo Triana (Colombia); Diego Rondón Almuelle (Perú); Edixon Rodríguez (Venezuela); y ya se sumaron Edu Molina y Daniel Mendoza. Un auténtico dream team. “Crónicas HF” esperamos verá la luz en papel antes de fin de año. Por lo pronto se pueden ir leyendo algunas de las historias en el HP Blog.
Dibujos de Diego Rondon
Con mi amigo César Carpio Guerra (Perú) tenemos dos proyectos concretos. Uno es la recopilación de los capítulos de la miniserie Dallilah (48 páginas), con un capítulo inédito que completa la historia. El otro (Los Elementales, 64 páginas) es una novela gráfica de aventuras sobre una periodista mimada que debe cubrir la irrupción de pirámides en distintas partes del globo para toparse con una milenaria conspiración internacional. Ambas historias están en tratativas con una editorial española. Carlos Trillo supo leer los primeros bocetos de “Los Elementales” y me decía:
“No sè còmo te las vas a arreglar para que se entienda, pero es un buen desafío. (...) Mandáme más.
Un abrazo,
Carlos”
Y por otro lado tengo una novela que aún no tiene editorial; MALCOLM, una historia de amor malparido en la Inglaterra victoriana. Va a ir acompañada de una decena de ilustraciones góticas realizadas especialmente por un gran maestro del horror. No puedo adelantar más por ahora.
Dibujos de José Luis Alvarez
Pregunta infaltable. ¿Cómo ves el panorama actual de la historieta?
Es complejo. No hay que olvidar que hablamos de una de las 5 grandes escuelas de narración gráfica del mundo.
Tengo 37 años y mucha memoria de lo que fue la Historieta Argentina. Recuerdo perfectamente la época en la que las revistas de Columba se contaban de a pilones, sus tiradas eran de 300.000 ejemplares por mes y las alternativas eran nada más y nada menos que (la vieja) Fierro, Skorpio, Patoruzú o ediciones españolas como la Zona 84 (70% material argentino), Cimoc, Creepy, etc...
En esa época había un factor indiscutible: las historietas se hacían de a dos. La dupla guionista-dibujante era invencible, la calidad y el profesionalismo se hacían evidentes en guiones sólidos e historias atrapantes y dibujos estudiados y creativos. Cada uno hacía lo suyo y lo hacía muy bien, no había otra posibilidad, nadie pensaba en hacer chantadas.
Luego vinieron los años oscuros. Oscuros para toda industria nacional, la década menemista supo herir de muerte a la otrora poderosa Historieta Argentina en dos flancos; - la demolición de la educación pública (las nuevas generaciones no sabrían leer ni escribir correctamente), y - el tipo de cambio favorecedor de la importación hizo que todo joven (y me incluyo) que tuviera 7 pesos/dólares en el bolsillo dejara de comprarse una Nippur Mágnum para llevarse en cambio una Batman y una Spiderman y encima te sobraba para el bondi.
Dibujos de Ríos Blanco
En ese contexto feroz, las grandes industrias nacionales perecieron lentamente, cambiaban de papel, achicaban formatos, se bastardeaban mientras agonizaban. Poco era lo que los artistas argentinos podían hacer. Pronto perdieron sus fuentes de trabajo y los más despiertos descubrieron en la incipiente internet una forma de migrar sus trabajos hacia lugares donde aún pudieran colocarlos. Otros directamente armaron las valijas y se fueron a vivir a Europa. Y otros apostaron por quedarse aquí y trabajar de lo que sea que les diera de comer.
En cuanto a los nuevos artistas (siempre surgirán), el círculo se cerraba, en el exterior ya no se los requería y aquí poco había por hacer. Comenzó entonces la época de los fanzines argentinos, llevados a cabo principalmente por dibujantes (recordemos que; demolida la educación se hace difícil encontrar guionistas). Ellos libraron una batalla digna pero injusta, sin armas (educación, industria, políticas de estado).
Dibujos de Carla Leonardi
El único proyecto que salió airoso fue El Cazador, debiendo sin embargo adaptarse a los nuevos públicos, aquellos que iban a la escuela solamente para tomar la sopa con fideo. Por sólo 3 pesos, Cazador apeló al lenguaje vulgar, al dibujo crudo por demás y a lo escatológico para sobrevivir, cuando es innegable la calidad artística y la capacidad narrativa que sus hacedores poseen, hay pasajes que son dignos de la mejor época de la historieta nacional.
Toda esta lucha no puede acabarse sin dejar ciertas cicatrices. Desde el año 2004 la historieta nacional está luchando por volver a ser lo que era. Primero con las Bastión, las Puente Viejo, luego con la intentona de Virus, la colección Historieta Nacional de Ivrea, los trabajos de La Productora, la Magma de Thalos, el Blog de HP y La Duendes, las colecciones de Clarín, la nueva Fierro, las múltiples convenciones... Aunque aún las tiradas son pequeñas y estamos muy lejos de la época dorada.
Dibujos de Camilo Triana
Si bien la diáspora argentina sigue dando cátedra en el mundo, aquí falta mucho camino por recorrer hasta recuperar la gloria perdida.
Sólo el trabajo serio, concienzudo nos puede volver a colocar en un sitial del que no merecíamos ser expulsados. Trabajar en equipo; estudiar dibujo; tener “estilo personal” sólo luego de haber dominado las instancias clásicas; respetar el idioma desde una coma hasta un espacio; hablar bien; escribir mejor.
Las condiciones están dadas. No hay que escatimar en esfuerzos.
Dibujos de Ríos Blanco