Eugenio Zappietro, más conocido por su seudónimo Ray Collins, es uno de los principales guionistas de historietas de Argentina. Con una extensísima trayectoria, a creado o continuado series hoy muy recordadas y de enorme repercusión entre los lectores: “Precinto 56 y Dennis Martin” con Lito Fernández, “Skorpio, Helena y Mandy Riley” con García Seijas, “Garret y Loco Sexton” con Del Castillo, “Nekrodamus” con Lalia, “Aguila negra” con Solano López, “Rocky Keegan y Alan Braddock” con Canelo, “Jackaroe” con Dalfiume, “Grand Prix” con Macagno, y se podrían seguir enumerando. Durante las últimas décadas canalizó la mayor parte de su obra a través de las editoriales Columba y Record, o Eura en Italia, donde los mismos personajes obtuvieron gran popularidad.
Con ustedes, uno de los grandes guionistas que dio la historieta de este país.
Ray Collins en los años 70.
En Columba guionó otras series de éxito, como Jackaroe con Dalfiume, Aguila Negra con Solano López, Rocky Keegan con Canelo, Dennis Martín con Lito Fernández, entre otras. ¿Cómo es trabajar tantas series al mismo tiempo y con temáticas tan distintas?
Trabajar con varias series al mismo tiempo es una experiencia impar. Obliga a la documentación y la responsabilidad para aniquilar aquello “que el que mucho abarca...”Columba fincaba gran parte de su solidez en su nave insignia: Robin Wood y sus series que iban de lo épico a lo profundo. (De Nippur a Savarese, por ejemplo, o de Mark a Chindits). Se debía incursionar en otros senderos no muy transitados. Del profuso Oeste que me tocó realizar, hasta intentar lo que la Casa aborrecía: la historieta deportiva. Utilizando las vacaciones del responsable máximo, nacieron “Rocky Keegan” (Canelo), “Grand Prix” (Macagno) y “Beto Navarra” (Clemente Rezzónico), obra directa de Jorge H. Vassallo, sufrido piloto de pruebas de todos los guiones. En 1982, recibo la confianza de Wood para continuar series que debía dejar para emprender otras nuevas y el resultado fue la aparición de Nippur Mágnum con la carga adicional de mantener cinco sobre siete, tres de las cuales eran “prestadas”. El resultado fue que el número inicial vendió nada menos que 135.000 ejemplares...
Exitosa serie que firmaba con el seudónimo Pietro Zanga, con dibujos de Canelo, en revista Fantasía.
¿Cuántos guiones realizaba por mes para Columba, cuánto fue el máximo de series que realizó por mes?
La cantidad de trabajo (series) me impidió adaptar, para lo cual contaba con mi experiencia en fotonovelas para las revistas femeninas con obras famosas. Esa fue la única asignatura pendiente. Explorar otros senderos, me llevó a “Taggart” (abogado), “Médico Forense”, “El Capitán Nadie” (Rezzónico), con un pianista en la resistencia de la Segunda Guerra, en Francia y “Fort Apache” ( Néstor Olivera), “Vargas” (Rezzónico) y “A Quemarropa” (Enio Leguisamón) en lo policial. “Aguila Negra” fue la reminiscencia de la lucha de los pocos polacos que pelearon con los aliados. Esta producción pudo concebir un promedio de por lo menos 30 trabajos mensuales, sin descuidar sagas que duraron entre l2 y l4 años de extensión.
Mandy Riley, con dibujos de García Seijas, en revista Skorpio.
¿Le llegaba la repercusión entre los lectores?
La repercusión en los lectores pareció clara, desde el comienzo. Llegaba en forma de cartas y de aceptación en las ventas. Un “éxito” es siempre obra de los lectores, inexorablemente. La vigencia actual, después de haber decantado el tiempo tales efectos, es incomparable. Nadie, por entonces podía augurarla, luego de décadas, tanto en el país como en Italia, donde Robin (Wood) sigue con su “Dago” y otras obras hasta el presente y se trata a mis historias del mismo modo. Entre 1985 y 1993, para la Eura S.p.A., hoy Aurea, se produjo, bajo la forma de un equipo que yo lideraba, una nueva fase, a razón de 28 guiones mensuales. Nunca tuve ayudantes porque siempre he sido culpable de mis fracasos.
Admito que todo ese trabajo que parece abrumador, sólo era posible realizarlo sin pensar en trascendencias y reconocimientos posteriores.
Gran Prix, con dibujos de Macagno.
¿A los dibujantes con los que trabajó, los elegía usted o eran sugeridos por las editoriales? ¿La forma de trabajo con cada uno de ellos era la misma o diferente?
El casting de dibujantes, es similar al de las películas. Los temas fueron adjudicados a dibujantes que tenían un dominio probado de cada uno. Como encargado de este último equipo, coexistiendo con Columba, la elección no podía ser equivocada, porque tanto los veteranos como los jóvenes que se iban agregando formaron un ejército que no desmiente que el país fue cuna rectora de dibujantes en varios países, sobre todo, Italia, en este género. Lo que no pudimos mejorar fue la raza de los editores...
Página de unitario dibujado por Garcia Durán, en revista Pif Paf, 1979.
¿Por qué piensa que la mayoría de las series que guionó resultaron de gran repercusión?
No resulta sencilla una explicación sencilla, pero acaso se fundamente en que actualmente, acaso por la lectura del comic e historietas importadas, el empleo de la letra ha retrocedido, tal vez en beneficio de la imagen. La historieta “se lee y se mira como una película”. En ciertos argumentos, el guionista dialoga con el lector, mientras ambos transitan la historia. Historieta es emoción y a veces, reflexión. Nada será original, sino el modo sincero de acercarse al otro y contarle lo que los juglares contaban en torno al fuego para recibir, en pago, un plato de comida. No se habla de mensaje, sino de intercambio de sentires, lo que excluye otras cuestiones: el sentido de justicia que tiene el lector le pertenece, como su mirada sobre la violencia o la degradación. La emoción o aquiescencia por una historia también pertenece al lector y no se consigue simplemente por “el oficio de contar” El lector llega al vendedor y paga: esto obliga a no defraudarlo. Uno de los factores de crisis de la historieta es la estafa al lector, tanto en lo honrado y creíble de la historia, como en el deseo de dejarlo fuera, buscando una inútil trascendencia momentánea de sus autores. Y el negocio del retapado que hartó a todo el mundo. El lector nunca olvida la historieta que lo emocionó de alguna manera.
Serie dibujada por Gustavo Trigo, en revista Skorpio Extra.
Usted fue comisario inspector de la Policía Federal y desde 1991 director del Museo de la Policía. ¿Le sirvió, le aportó contenidos para crear los guiones?
A la par que la Historieta recibía mis trabajos, desempeñé una tarea paralela que me ha llevado a un grado policial y a la dirección del Museo de la Policía Federal, donde me he ocupado de redactar algunos libros de Historia Policial, como también he escrito teleteatros entre 1967 y 1980 y escrito novelas como “Tiempo de Morir”, “De aquí hasta el alba” (Planeta, España), “La calle del Ocaso” (Losada) “Historia de la Novela Negra” (Círculo Rojo, España), etc.
Serie Precinto 56, con dibujos de Lito Fernández, en revista Skorpio.
En general cuando se hacen balances de la historia de la historieta argentina, se suele relegar a los autores, series y personajes de Columba y en menor medida de Record ¿Por qué sucede?
Sostengo que los lectores no relegan a los autores con los que se sienten involucrados.
Cada generación se inicia con los de su contemporaneidad, pero recién echa cuentas cuando conoce datos de lo anterior por su propia mano, nunca por inducción de un tratadista, crítico o comentarista. Como en todo campo, se escogen, por un momento, Columba o Record, Boca o Ríver, hasta que para considerar el cine son necesarios Bergman y John Ford. Para hacer balances de la historia de la historieta hay que conocerla, para luego lanzarse a una disección donde se deja lejos al único juez posible y legítimo: el lector.
Se puede demorar el reconocimiento de autores, series y personajes tanto de Columba como de Patoruzito, Record o Cielosur; nunca sepultarlos en el olvido. El lector agradecido es el más virulento antídoto contra la manipulación de sus propios gustos.
Con dibujos de Arias, en revista Skorpio 58, 1979.
¿Cómo vivió el cierre de las grandes editoriales de historietas del país?
Las causas del cese de las grandes productoras de historieta abarcaría un robusto tomo de complicidades, culpas y responsabilidades, aderezadas con el condimento “de que la TV, el DVD, los video-games, etc., ya no permiten la fastidiosa obligación de leer.” Todo es relativo, pero el resultado condena a las generaciones jóvenes de dibujantes y guionistas a buscar en el exterior lo que ha sido uno de los soportes de la cultura popular argentina, la Historieta. Crisol productor de decenas de artistas, los cultores de los cuadritos dibujados todavía esperan el replanteo que mejore los errores y retorne a esperar cada martes un episodio de “Mort Cinder” en Misterix o “Cuentos de Almejas”, en Intervalo, cada mes. En los infinitos pueblos de la Argentina y en su candorosa ciudad capital.
Serie con dibujos de Enio, en revista D`Artagnan, 1986.
¿Cómo era trabajar para Italia, donde muchas de las series que guionó tuvieron gran repercusión, tal como sucedió en el país?
La distancia aguza el ingenio. Los lectores están a 15.000 kilómetros de distancia. Ahora, los editores son eminentemente selectivos, severamente exigentes y de paladar negro, pero la calidad nacional se impuso siempre con la simple honestidad en el trabajo. Se dice en Italia “il lavoro paga”. Quiere decir que lo que es excelente, no tiene fronteras. Nunca olvidarán el inmenso aporte de nuestra historieta. A favor de ellos: sus lectores son consecuentes y aman los buenos trabajos del género. Los lectores tienen paladar negro y no hace falta más.
¿Cuántos y cuáles seudónimos utilizó a lo largo de su carrera?
Ray Collins nació como exigencia de Julio Aníbal Portas, mi primer editor. Por entonces, no conocía al actor de mismo nombre y me enterrarán jurándolo: fue obra del azar. Mario Galván, Eugenio Reynal Arrigo, Rogelio Costa, Pietro Zanga, J.P. Wanamaker, Diego Navarro, Pierre Gascog, Rodrigo Cavalls y algunos más, mimetizados con el primero.
Dos westerns, con dibujos de Repeto y Haupt.
A grades rasgos ¿cómo se realiza un guión de historietas?
Un guión de historietas tiene mucho que ver con uno de TV o de cine y hace medio siglo se escribía como los de un film, a la izquierda la imagen y a la derecha, el sonido o los diálogos. Es un tratado de síntesis, donde el Argumento o Historia puede tener infinitas variantes, desde el tema-río, con afluentes (historias colaterales) o de desarrollo continuado. Como todo texto de ficción puede ser narrado en primera, tercera persona o en presente (a medida que suceden los hechos o sucedidos). La síntesis obliga a tres planos: a) el visual, que corresponde a la recreación a cargo del dibujante; b)la narración física y c) la sugestión íntima que segregan los personajes, donde el lector puede o no sentirse reflejado o involucrado. Esta ramplona definición no agota el tema. Un excelente guión de historieta posibilita la genésis de un cuento, novela o película de cine o televisión.
Mandy Riley en versión dibujada por Carlos Pedrazzini, en revista Puño Fuerte, 1997.
¿Con cuántos y cuáles dibujantes trabajó?
Con no menos de 40 y la enumeración, en parte ya ha sido hecha. Pero agreguemos al primer Risso, el primer Mandrafina, Savid, Saichann, Medrano, Eugenio Zoppi, Schiaffino, Piana, Medel, Del Bo, Uzal, Mangiarotti, Ibáñez, Carmona, Dicierbi, Caliva, Marchionne, Macagno, Spadari, Furlino, Casalla, Carlos Roume, Víctor Hugo Arias, Martha Barnes, García Durán, Leandro Sesarego, Pedrazzini, Dante Frías, Miguel Angel Repetto, Szilagy, con la duda de recordarlos a todos.
¿Autores a los que habría que revalorizar?
Es inexcusable que todos tengamos en cuenta a los autores que pavimentaron el camino, como Leonardo A. Wadel, prócer de “Vito Nervio” (creado por Mirco Repetto) y de “A la conquista de Jastinapur” (ambos con dibujos de Emilio Cortinas), Alfredo Julio Grassi (mil seudónimos y torrencial producción de guiones), Julio Alvarez Cao, Eugenio J. Mandrini, Carlos María Albiac, Armando Fernández, Pedro M. Mazzino, Julio Arévalo o Polo Lavalle (Hombres y mujeres de blanco), Tulio Lovato, a los cuales se les deben series de fuste y nunca olvidadas.
Serie en la que Zappietro utilizaba el seudónimo Pierre Gascone, con dibujos de Rezzónico, en revista Fantasía, 1991.
¿Qué es la historieta?
Lo que llamamos Historieta o LD Literatura Dibujada, Novela Gráfica o con otros rótulos es una herramienta que ha tenido cultores de calidad infrecuente. Para quienes las exigencias de la vida nos apartaban de otras expresiones, fue el territorio de la imaginación necesaria antes de Internet y los derivados del constante progreso. Es una integración de otros géneros, tomando de cada uno de ellos los materiales convenientes para su estructura y como tal no puede adscribirse a un nivel determinado. Cuando tomamos “El Eternauta” o “Mort Cinder”, “Nippur de Lagash” o “Savarese, “El Cosaco” o “Dago” “A través de Oceanía” o “Brigada Madeleine” toda apreciación escapa a un ranking o rango (hablando siempre de historieta como la hemos concebido desde 1945), la discusión puede llevar años en relación con el Mangá, el Comic o el Fumetto. Historieta es un modo de comunicarse a distancia con el amigo que jamás conoceremos, pero que entenderá el mensaje, tanto en Buenos Aires, como en Tilcara o Tierra del Fuego. Cuando Quinterno & Lovato decidieron incluir material local y mezclarlo con el foráneo, Rip Kirby (Alex Raymond) se tuteó con Rinkel, el capitán Acab de la Patagonia y allí comenzó la fiesta.
Todo lo demás tiene su valor.
Todo lo que se consume, para cualquier gusto, debe respetarse.
Todo lo demás es nuestro modo de sentir nuestra Historieta.
Otras dos series guionadas por Zappietro, en las que utilizaba los seudónimos Reynal Arrigo y Rogelio Costa. Dibujos de Furlino y Castro Rodríguez.
La primera parte de la entrevista
Para saber más sobre parte de la obra de Collins en Italia
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