Nació en 1971,
en la Ciudad de Buenos Aires.
Es ilustrador y
artista plástico.
Cursó estudios
en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón”.
Ha publicado sus
trabajos en varias revistas, entre ellas Noticias,
Fierro, Rolling Stone, Cinemanía,
Def, Gourmet y Orsai. Es
colaborador permanente del diario La
Nación. Durante años también lo fue de Perfil.
Sábat y Dufour |
Ilustró libros,
entre ellos: El niño envuelto, El escarabajo de oro – La carta robada, Dibujo argentino, Ilustración Argentina, Grafías,
Samurai, El tango es puro cuento, Juan
de este mundo, Luna con duendes, Política ATP, El país de los miedos perdidos.
Tuvo a su cargo
las tapas de los libros La gran extranjera,
de Michel Foucault; La economía de las
desigualdades y La crisis del capital
en el siglo XXI, de Thomas Piketty; La
riqueza escondida de las naciones, de Gabriel Zucman; El diálogo, de Graciela Fernández Meijide y Héctor Ricardo Leis, y Te amaré locamente, de Jorge Fernández
Díaz.
Realizó numerosas
exposiciones.
Algunas de sus múltiples
distinciones fueron: 1er. Premio Dibujo, Concurso “El retiro”, CGP CBA (1999);
Premio Diario Perfil 2009/2010 a la Mejor Ilustración; Mención especial en el
Concurso de Pintura “Homenaje a Picasso” y Mención especial del jurado APTHGRA
“Pintura al aire libre”, ambos de 2012; Premio ADEPA diario La Nación,
Categoría Caricaturas e ilustraciones” (2013); 2º Premio Concurso de Pintura al
aire libre “120 años de la Avda. de Mayo”(2014); 1er. Premio Concurso Nacional
de Dibujo en homenaje al centenario del nacimiento de Aníbal Troilo y de Julio
Cortázar (Centro Cultural Recoleta) (2015).
GERMÁN CÁCERES: Sebastián, en tus ilustraciones se observa un
importante sentido pictórico que debe provenir de haber estudiado en Bellas
Artes. ¿De qué manera funciona esta formación académica en tu trabajo?
SEBASTIÁN DUFOUR: Estudié en la Pueyrredón un par de años, no pude
terminar la carrera. Pero ese tiempo funcionó como estímulo para interesarme
por la pintura ya sea viendo libros, visitando muestras o pintando en
caballete.
Sin dudas, esa información plástica
se fue incorporando en mi manera de trabajar.
G. C.: En una biografía sobre tu obra que apareció en Internet leí
que profesás una gran admiración por Picasso y por Giacometti. Sería
interesante que expliques tu visión de la producción de estos dos grandes
artistas del siglo XX.
S. D.: Me interesan particularmente porque son grandes dibujantes,
más allá de su pintura o escultura. Sólo sé que ver sus obras, leer sus biografías
o incluso ver fotos relacionadas a ellos me estimula a producir. De Picasso me
atrae su continua búsqueda de la forma enmarcada en los temas clásicos -retratos,
figuras, paisajes, bodegones, etc.- Y de Giacometti, por el contrario, aprecio
la repetición de un concepto tanto en lo formal como en lo temático.
G. C.: En tus ilustraciones observo una atmósfera surrealista, cercana
al espíritu de René Magritte. Por ejemplo, en una de ellas una hermosa y
gigantesca boca de mujer –de dientes y labios espléndidos – está sostenida por
varios hombrecitos muy pequeños. En otra, un novio diminuto se encuentra
sentado en la mitad de una torta de casamiento, la cual está coronada por el
vestido de la novia, del que sólo se ve una parte. ¿Estás de acuerdo con esta apreciación o se
trata de una percepción personal mía?
S. D.: Es una interesante apreciación y estoy de acuerdo, si bien
no tengo muy presente a Magritte a la hora de trabajar. Pero es un artista que
me encanta y al que siento cercano, cosa que no me pasa con casi ningún otro surrealista.
G. C.: Siguiendo con la pintura, un dibujo tuyo de bailarinas de
ballet remite a los famosos cuadros de Degas. También hay uno que representa
una noche con una especie de sol en lugar de luna, en el cual para mí sobrevuela
la atmósfera de “La noche estrellada”, de Van Gogh. ¿Cuál es tu punto de vista
acerca de estos dos eminentes representantes del impresionismo?
S. D.: Degas me fascina, es maravilloso. Me llama la atención la
referencia a Van Gogh ya que no pensaba en él al hacer ese dibujo, pero
bienvenido sea si en algo te lo recuerda. Recién pude disfrutar de sus obras
cuando las tuve delante, en Ámsterdam. Me impresionó la calidad y cantidad de
obras que logró en tan poco tiempo.
G. C.: Ya que sos un enamorado de la ilustración y de la pintura,
¿qué opinión te merecen tendencias como las intervenciones, las performances, las instalaciones y las distintas
variedades del arte conceptual?
S. D.: Digamos que no estoy cerrado a visitar muestras sobre nuevas
tendencias aunque me cueste un poco digerirlas. Será por la influencia de mi
pareja Rossana, que tiene una idea más abierta del arte y ha realizado algunas performances bastante copadas.
Como enamorado de la ilustración y
la pintura me quedo con el tablero y el caballete.
Lo más cercano al arte en vivo que experimento es cuando
pinto o dibujo frente a la mirada de espectadores.
G. C.: ¿A cuáles ilustradores
admirás? Me imagino que a clásicos como Gustave
Doré o como, más cercanamente, Charles
Dana Gibson y James Montgomery Flagg. ¿Pero quienes son para vos los máximos
exponentes contemporáneos de este arte?
S. D.: Conozco más de ilustradores contemporáneos como Norman Rockwell,
Mort Drucker, Al Hirschfeld, Alberto Breccia, Carlos Nine, y las ilustraciones
de los pintores como Daumier y Alphonse Mucha.
G. C.: ¿Cómo experimentás tu trabajo de ilustrador de libros, sobre
todo de los destinados a los jóvenes?
S. D.: Siempre es un desafío ilustrar, ver de que manera contar
algo y que sea original e interesante tanto para jóvenes o adultos. Pero el
mayor esfuerzo me surge a la hora de ilustrar para niños pequeños en donde la
fantasía es lo más importante. Aparecen
planteos diferentes a lo que es habitual para mí. Como mi estilo tiende
a ser realista, me resulta difícil dar con el lenguaje plástico adecuado.
G. C.: ¿Y respecto a las tapas de libros?
S. D.: Busco una imagen potente y clara a la vez. Finalmente gana
mi estilo pictórico por sobre lo lineal.
G. C.: Me entero por la web
que colaboraste en varios estudios de animación. ¿Qué tal tu paso por este
ámbito?
S. D.: Generalmente me llaman de algún estudio de animación porque
les interesa mi soltura al dibujar, cierto aire “plástico” que puedo aportarles
en contraste con lo frío que puede resultar trabajar solamente con lo digital.
Así que hago lo mío y no me meto mucho en la animación en sí o en el 3D, sólo
agrego mi toque en el mejor de los casos.
G. C.: ¿Tuviste oportunidad de ver algún filme de Hayao Miyasaki o
de Bill Plympton?
S. D.: Si, claro. Ambos son geniales. Hace unos cuantos años hice unas
ilustraciones para un libro infantil La
princesa y la Luna que nunca se editó -al menos hasta ahora-. Me doy cuenta
recién con tu pregunta que allí, en los personajes, hay algo de Miyasaki.
G. C.: En la composición y distribución que planteás se observa una
melancolía que –en mi opinión – parece ser de origen literario. Por lo menos tal
sensación se desprende de una ilustración sobre la novela Si te vieras con mis ojos, del chileno Carlos Franz. En ella se observa
un paisaje de ensueño en blanco y negro con ornatos en gris. Hay palmeras y en
la orilla del río una pareja elegantemente vestida. Más allá se divisan
montañas. ¿Compartís esta impresión?
S. D.: Agradezco la observación. El haber colaborado durante tantos
años en el Suplemento literario ADN de La Nación hizo que me relacione más con
la literatura, que me acerque a los escritores a través del dibujo, sumado a la
lectura que uno hace de por sí.
G. C.: También se puede señalar un costado metafísico en tus figuraciones
borrosas, casi fantasmales y con personas estilizadas a la manera de
Giacometti. Así, en una de ellas un chico está corriendo en una llanura
desierta, al parecer dirigiéndose hacia un vacío absoluto. De paso advierto que
aparecen muchos pibes en tus obras, como esa maravilla que representa a un niño
que juega a la pelota frente a una casa en Devoto.
S. D.: La niñez aparece bastante en lo que hago, me lo han hecho
notar varias veces.
¿Será por que recuerdo mi infancia
con muchísima alegría? Jugar a la pelota y dibujar es estupendo y lo haría toda
la vida, aunque ahora estoy un poco alejado de las canchas.
¿Cómo representar lo eterno de un
recuerdo? Sin darme cuenta, las imágenes desdibujadas, fuera de foco ó
sugeridas que ilustro, conectan más directamente con lo emocional, lo espiritual,
lo universal.
G. C.: Es innegable que en tu grafismo se advierte una tendencia
preciosista, así como un enfoque moderno que busca la originalidad. En un
retrato de Kafka sólo asoma una mínima parte de la cara mientras un pincel la
está dibujando. Acompañando una nota publicada por La Nación, se distinguen –predominando el tono rosa – el plano
medio de una chica sensual y cerca de ella a un muchacho que duerme cubierto
por una sábana. Estos detalles parecen formar parte de tu estética. ¿Es así?
S. D.: Sí, tengo la tendencia a buscar lo simple, a no complicar las
cosas gráficamente hablando, pero a la vez me gusta que se aprecien volúmenes,
texturas, luces, sombras, etc. Me interesa que el dibujo dé la apariencia de
haber surgido fácilmente, casi sin esfuerzo. Para que esto suceda muchas veces
repito el trabajo -puedo estar horas tratando de solucionar esa complejidad-. Busco
un resultado que tienda a resultar natural, como la caligrafía japonesa.
G. C.: Tango cruzado, con
guión de Max Aguirre, es la única historieta que hiciste. Sin embargo, revela,
además de un sentido innovador, un sólido conocimiento técnico sobre la
composición de página y el manejo de los planos. Asimismo, hay audaces perspectivas
inclinadas y onomatopeyas de variados diseños. Responde al clima nocturno y
fantasmagórico de tus ilustraciones. ¿Te sentiste cómodo en el género? ¿Pensás
volver a él?
S. D.: Gracias a la propuesta de Max de hacer esta historieta, me acerqué
al género. Dibujando Tango Cruzado fui
ganando entusiasmo y descubriendo que salían cosas interesantes en cada página.
Fuimos, a través de los capítulos, ampliando las viñetas y disminuyendo el
texto; así, el relato ganó en lo visual.
Los historietistas tienen un oficio
y ritmo de trabajo que no sé si está dentro de lo que prefiero. De todos modos,
alguna historieta cada tanto haría ¿por qué no?
G. C.: ¿Aparte de seguir con las ilustraciones, tenés algún otro proyecto?
S. D.: Los proyectos van surgiendo para mi sorpresa sobre la marcha,
y si se dan las condiciones necesarias uno se suma. En lo personal simplemente
dibujo, ilustro y, de tanto en tanto, me animo a la pintura a mayor escala. Eso
es todo.