lunes, 1 de marzo de 2010

Entrevista: Andrés Valenzuela

La siguiente entrevista nos trae a Andrés Valenzuela, periodista que escribe muchísimo y muy bien sobre historieta, creador del blog "Cuadritos, periodismo de historieta" y habitual colaborador de prestigiosos medios como Página/12. Su espacio en Internet, en poco más de un año se ha transformado en uno de los referentes donde se ven reflejados las obras y los autores de la historieta argentina. La siguiente es la visión sobre el mundo de la historieta nacional, de uno de los periodistas que más aporta a su difusión.


Durante la “Noche de las Librerías”, en Buenos Aires; de izquierda a derecha: el historietista español Juanjo Sáez, Juan Lanusse (de Casa L'Inc y representante de autores), Andrés Valenzuela, Liniers y Luis Diego Fernández (responsable de Marketing de Random House Mondadori).

Edad, lugar de nacimiento, residencia
28, nací en Capital Federal pero sólo viví allí el tiempo que toma salir de una nursery, me crié y vivo aún en el sur del conurbano bonaerense, entre Lanús y Temperley.

De profesión sos periodista ¿Cómo fue que llegaste a especializarte en periodismo sobre historieta?
Yo no me llamaría “especializado”, sería hasta una falta de respeto para con colegas que saben muchísimo más que yo. Soy un periodista que aborda temas de cultura y dentro de ellos escribo muchísimo de historieta, es cierto, pero también tuve y aún tengo alguna incursión en temas sociales.
Mi camino con la historieta fue algo sinuoso. Como todos, empecé a leer de chico, pero dejé de hacerlo a los 17, tras una serie de malas atenciones en la comiquería a la que iba. Eso se mezcló con el fin de la secundaria, mi primer laburo más o menos serio y la primera ruptura amorosa, y lo dejé medio colgado. Leía algo cada tanto, pero no estaba metido en tema. Poco antes de comenzar como pasante en
Página/12, y colaborando para la revista +iNfo, el editor (Martín Casanova) me propuso hacer una nota sobre historieta. Yo ya venía poniéndome al día con Marvel y DC, y la cosa empezó a decantarse. Luego llegó el diario y al par de meses mi primera tapa de sección allí fue una entrevista a Francisco Solano López. Después la cosa se empezó a dar naturalmente. Cuando Eduardo Fabregat, editor de Cultura&Espectáculos en el diario me invitó a quedar como colaborador (como aún me desempeño), me recomendó que le diera bola al nicho comiquero. Y aquí estamos…


Encabezado del blog Cuadritos.

¿Cómo surgió Cuadritos, periodismo de historieta?
Fabregat me había dicho “sabés del tema, tenés los contactos, aprovechalo”. Pero yo sentía que me faltaba muchísimo. Me faltaba en conocimiento formal (sigo aprendiendo en cada historieta que leo, en cada artículo y en cada entrevista) y en contactos. No tenía “tantos”. Unos cuantos, sí, muchos más que la media de mis colegas en los medios grandes, también, pero no sé si “un montón”.
Por otro lado, la dinámica de las relaciones digitales siempre me interesó. Fui moderador y administrador de un foro de cierta envergadura en algún momento, por ejemplo, y es un tema que me interesa muchísimo. Venía desde hacía rato con la idea de abrir un blog para profundizar en el tema.
Finalmente, en ese momento me adentraba en las inquietas e inestables aguas del trabajo freelance, que, como sabe cualquiera que lo haya vivido, podés tener que entregar 10 notas en cinco días y luego mirar el techo los siguientes 20. Eso te oxida, y yo quería mantenerme ágil y entrenado, para poder conseguir más espacios donde poder colaborar.
Se juntaron necesidades e inquietudes y surgió Cuadritos, que me permitió hacerme de contactos, escribir seguido y analizar desde adentro la dinámica de visitas y comentarios de un blog. Y de paso, fui viendo cómo era eso de crear una línea editorial desde cero.

Cuadritos es uno de los blogs en que los propios profesionales del medio participan de los comentarios, interactuando con los lectores. ¿Qué sentís al ver que tus notas generan esa participación?
No sé si queda bien que lo diga, pero me genera orgullo. Pareciera que conseguí crear un espacio en el que los autores pueden debatir y defender sus ideas, y que se sienten respetados. Que quien escribe sobre ellos no es un fan gritón, sino un periodista profesional que no se cree que sabe más que ellos (porque de hecho, sabe mucho menos). Quizás también valoran eso, el hecho de que en Cuadritos el artista tiene voz, y una voz central. Eso tiene que ver con mi idea del periodismo, que (creo) en buena medida consiste en ser un vehículo para la voz de quienes tienen algo interesante para decir.



Valenzuela (tercero desde izq.) junto a parte del staff de Comic.ar, durante el último Día de la historieta, en Buenos Aires.

¿Los textos los enfocás de forma que los pueda leer cualquiera que se interese por la historieta, sean o no lectores específicos del lenguaje?
Desde el primero al último, siempre pensé en redactar como si lo estuviera haciendo para Página/12. Es decir, para un público general, no necesariamente especializado (aunque sé que, por la composición de mis lectores, puedo darme algunas licencias) y bien instruido. Por supuesto, el estilo fue evolucionando y también la construcción de los lectores. También yo fui aprendiendo mucho sobre el medio y ese conocimiento, obviamente, lo he puesto a trabajar para tratar de dar mejores reseñas. Pero intento que cualquiera pueda agarrar un artículo y leerlo sin problemas. También pretendo que cualquiera se acerque a una historieta sin verse abrumado por las referencias y la historia del medio. Está bueno saber quiénes son o fueron McCay, Gaiman, Moore, Pratt, Hergé, Goscinny o el que se te ocurra, claro, pero no debería hacer falta ser un erudito o haberlos leído para disfrutar una historieta cualquiera. Si yo a alguien le digo “Fulano construye sus páginas de un modo que recuerda a Mengano”, probablemente genere un debate de altísimo nivel entre tres personas (que leyeron a Mengano y a Fulano, y están o no de acuerdo con lo que digo). Y ahí nos quedamos. No salimos del ghetto y de quienes siempre discuten de historieta, cuando deberíamos pensar en ampliar horizontes.

Si hay algo que caracteriza a tu blog, es que le dedicás un lugar preferencial a la historieta creada en el país y a sus autores. ¿Por qué ese enfoque? ¿Puede que ese sea uno de los motivos por el cual los autores argentinos participan del mismo?
Puede, sí, que sea uno de los factores que motiva a los autores locales a participar en Cuadritos. El enfoque tiene varios motivos. Algunos son prácticos. Por ejemplo, para generar esos contactos con autores locales, no hay nada mejor que ir a hablar con ellos. El blog es una excelente excusa. Por otro lado, es mucho más rico ir al estudio de Salvador Sanz a entrevistarlo que mandarle un mail a un dibujante canadiense. Después hay cuestiones de criterio editorial. Antes de abrir Cuadritos me dediqué a recorrer blogs argentinos sobre historieta. La mayoría le daban muchísimo espacio al cómic norteamericano, casi nada al europeo y del argentino se limitaban a copiar y pegar las gacetillas de las editoriales. Salvo en
Comiqueando (que no es un blog, sino un sitio, o una revista digital), no encontrabas notas ni entrevistas de producción propia, casi no veías reseñas, ni mucho menos notas de producción. Sí mucho link a trabajo ajeno. ¿Cómo podía ser que en estos sitios me resultara más sencillo enterarme quién era el último guionista de Spiderman que saber qué opinaba el nuevo dibujante de la Fierro?
Finalmente, también soy un convencido de que es necesario. Si queremos que la historieta argentina crezca, hay que apoyarla, cada uno desde su lugar. Mi lugar es el periodismo. Tengo acceso, además de a Cuadritos, a publicar en otros tres medios (Página/12,
Acción y Comic.ar), en los tres me permiten escribir sobre historieta. ¿Cómo no voy a hacerlo?



Durante la presentación de Comic.ar en el Salón del Cómic, charla que moderó Valenzuela.

Sos de los que presentan una mirada muy amplia, que tiene en cuenta a la historieta creada en el interior del país, a la hora de difundir y reseñar publicaciones, eventos y entrevistar autores. Eso es algo muy poco frecuente en gran parte del periodismo sobre historieta, tanto del pasado como del presente.
Del mismo modo, tenés presentes tanto a los autores consagrados con extensísima trayectoria, los consagrados durante los últimos años y los emergentes. ¿Por qué ese enfoque?
Sucede que Argentina no es sólo Capital Federal. Aunque no vivo ahí, amo Buenos Aires y una de las razones de ese amor es, justamente, su producción cultural. Pero el país no se termina en el Puente Avellaneda ni en la General Paz. Hay decenas de autores, muchos de un nivel enorme, que merecen conocerse. Yo soy un convencido de la necesidad de federalizar más el país, y esa federalización también debe alcanzar lo cultural. Soy conciente de que, como periodista tengo una responsabilidad social. Puedo equivocarme y tener errores como cualquier ser humano, por supuesto, pero esa responsabilidad sigue ahí y tengo que ser consecuente con mis convicciones y abrir el panorama todo lo que pueda. Si no habilito espacios para que se muestre la gente del interior, lo mismo que los autores nóveles, no estoy ayudando ni en la construcción de un federalismo, ni al surgimiento de nuevos autores.
Puntualmente en Cuadritos, sucede que si comparo mi trabajo con el de otros colegas bloggers, debo reconocer que yo tengo ventajas que surgen de mi posición privilegiada. Cuando uno publica en un diario de alcance nacional, en una revista que tira 76.000 ejemplares quincenales (Acción) y en un proyecto notable como Comic.ar, las puertas se abren más fácilmente. Así los editores del interior aceptan mandarte libros por correo (curioso, algo que no todos los editores porteños hacen) que luego reutilizo para reseñar en el sitio, los autores aceptan darte entrevistas más rápido, en fin… una serie de cosas que a otros se les hacen más complicadas. Y además, vengo con todo el entrenamiento del oficio, que empleo a pleno aún en Cuadritos, y si tengo que perseguir a un entrevistado que me interesa durante seis meses, como me sucedió en su momento, lo hago. Volvemos a lo que sucede con los autores: creo que mis fuentes entienden que los voy a respetar y responden en consecuencia.

¿Qué aspectos de una obra o publicación tenés en cuenta para realizar su análisis, para luego escribir una reseña o una crítica?
Lo más importante es que me provoque algo para decir. Que me inspire una idea, que me movilice algo. No importa si es el tema, su tratamiento o sus rasgos formales. A nadie le importa (o no debería importarle) si a mi una historieta me parece “linda” o “fea”, “buena” o “mala”. Ni siquiera los motivos de por qué me parece así o asá. Si uno lee atentamente mis reseñas, rara vez digo que algo es “bueno” o “malo”. Para mi lo auténticamente relevante al reseñar un libro es reflejar qué se va a encontrar el lector ahí. Esto no “objetividad periodística” (en la que no creo, por otro lado), sino simple ecuanimidad. Un periodista nunca debería ser la estrella ni el foco de atención. Si yo te digo por qué me gusta una obra, no le estoy dando importancia al libro, sino a mis gustos.
Me ha pasado que he hecho reseñas de libros que no me gustaron (ojo, eso tampoco significa que fueran malos), pero parece que los describí formalmente tan bien, o reflexioné tanto sobre el tratamiento temático o la idea que subyacía en ellos, que los autores quedaron muy satisfechos o que incluso alguna gente me contó luego que decidió comprarlos. Me siento intelectualmente honesto con mis lectores diciéndoles “Maitena no me gusta, pero su laburo es buenísimo”. Porque una cosa es que a mi me guste o no, y otra cosa es la calidad del material. Ahí trato de separarme del fan.



Thomas Dassance, Aguado, Lucas Varela y Andrés Valenzuela, durante el último Viñetas Sueltas.

Cada tanto en los comentarios del blog se generan debates, en algunos casos bastante ásperos. ¿Qué pensas cada vez que se generan, como lo tomás?
Nuevamente, es un motivo de orgullo que Cuadritos sea un espacio de debate. Para mi sorpresa, y un poco a partir de la charla con autores y editores del medio, me fui dando cuenta que la historieta local no tiene espacios de debate genuinos. Sí, se puede discutir en tal o cual lado, pero siempre alguien piensa que está yendo de visitante. Cuadritos es lo suficientemente abierto como para que cualquiera pueda opinar, ser respetado y valorado. Tanto que yo opino y en ocasiones el debate me ha hecho reflexionar y hasta cambiar mi mirada. Y si a mucha gente muy inteligente le parece que ese humilde espacio les permite reflexionar y les brinda ideas, no puedo dejar de sentirme bien con ello.

Me consta que te tomás el trabajo de comunicarte con cada editor, ya sea chico o grande, para saber de las novedades editoriales, reseñarlas y difundirlas. ¿Crees que de ese modo tu mirada sobre el panorama nacional se amplía? Pregunto esto porque en ciertos sitios sobre historieta se ha escrito que “en el país, en el año 2009 no pasó nada”, cuando la realidad de a poco va mostrado lo contrario (también escribiste sobre ello). ¿Será ese el motivo por el que se dan opiniones tan distintas?
Ciertamente. Me esfuerzo por tener el panorama lo más amplio posible. A veces es difícil, porque no todas las editoriales le ponen la misma energía que uno a difundir sus propios lanzamientos (por no hablar de las que me han prometido libros mil veces, sin enviarlos, o las que te responden todos los mails, menos aquellos en los que les pedís un ejemplar para reseñarlo).
Pero volvemos a lo de antes: gracias a mi posición tengo acceso a un montón de información que no todos los otros bloggers tienen, y gracias a ser conocido en el medio, sé cosas que otros colegas de medios grandes no saben.
A la gente de Comiqueando le sucede algo similar. Si escuchás su último podcast de 2009 en su balance, ellos esbozan críticas pero señalan básicamente lo mismo que yo: que se está editando más, que se accede a ciertos espacios. Creo que la coincidencia no es casual: ellos y yo tenemos acceso a más información que el promedio.
Es decir, es muy fácil decir que “no pasa nada” si no te tomás el laburo de cuantificar y chequear el dato de cada libro que se publicó en el año, y comparar esos resultados con los estimados que tenés del año anterior.
Vuelvo a lo de la responsabilidad que uno tiene como periodista, como comunicador. Yo no puedo escribir un balance sobre “sensaciones”. El “a mi me parece que” está perfecto para un fan, para un opinólogo. Si sos periodista, buscá los datos que sustenten lo que decís. Toma tiempo (bastante) buscar los datos, otro tanto chequearlos, ordenarlos y analizarlos, claro, pero hace falta. Ese es el periodismo que a mi me parece correcto o necesario. Hacer copy&paste de una gacetilla de prensa es servilismo, o en el mejor de los casos, periodismo mediocre.

Presentación de Rachas, de Berliac, en el último Viñetas Sueltas. De izquierda a derecha: Martín Muntaner -el editor-, Andrés Valenzuela y Berliac.

De acuerdo a lo que te han transmitido los editores ¿cuáles son las principales dificultades que se encuentran al momento de editar historietas en el país?
Creo que el principal problema es de dinero. A los editores tienden a faltarle resto para proyectos nuevos, para caja chica y, sobre todo, para dar adelantos a los autores. El negocio editorial siempre es lento y de largo aliento, y mundialmente la tendencia editorial es a la concentración. Si una editorial pequeña no tiene “su” título vendedor que banque la circulación del resto, se le complica.
De cualquier modo, yo creo que hay otros problemas también urgentes. Publicidad, trato con los lectores, precios, pago a los autores… en fin. Si quisiera hacer futurología, creo que falta un best-seller por fuera de los autores que publican en los diarios o las colecciones propias de esos diarios. Sólo uno. Alcanzaría con que un título la pegue lindo y genere un pequeño boom para que el resto se pueda colgar de la cola del cometa, llegando a lectores nuevos y convirtiéndose en un hecho noticiable ineludible. Ahí se podría alcanzar cierta aceleración económica en el sector.

También en base a tu experiencia ¿Se tiene una idea aproximada de cuántos pueden ser en la actualidad los lectores de historietas, al menos los que compran las publicaciones?
No, y es uno de los problemas estructurales de la industria editorial local. Faltan números. Hay muchas cifras que ignoramos. ¡Ni siquiera es necesario que las sepa yo, pero sí deberían tenerlas los editores! No se sabe cuánto se edita ni cuántos leen eso que se edita. Si consideramos que no todo el lector de historietas argentinos lee la Fierro, y que esta vende unos 10-12.000 ejemplares por número, tenemos que concluir –lógicamente– que en el país al menos 12.001 personas leen cómics. Pero sabemos que muchísima gente lee manga, o la Comic.ar, o humor gráfico de los medios masivos, y no compra la Fierro. El último tomo de Gaturro tiró 20.000 ejemplares. ¿Alguien ve a esos 20.000 leyendo la Fierro? ¿Cuántos de esos 20.000 leerán esa revista? No sé, habrá ¿30? ¿40.000 lectores de historieta? OK, no a todos les gusta todo, eso está clarísimo. ¿Pero a cuántos les interesaría comprar algo y no lo hacen porque no se enteran? ¿O porque no les llega? ¿Cuántos podrían ser si se hiciera publicidad en serio? ¿O campañas de prensa en serio? O mejor: las dos cosas juntas.

La historieta que se publica en la actualidad en el país ¿es para un lector específico o para un público en general?
Hay de todo. En su mayoría, es para un lector muy específico, que sabe muy bien lo que quiere o cómo lo quiere. Y ese es un problema, porque ante una oferta cultural y de entretenimiento monumental como tiene nuestro país, hacer historieta para el nicho, para el ghetto, es restringirse peligrosamente el mercado.






¿La historieta alguna vez volverá a ser popular, o volverán a existir ese tipo de publicaciones, que sean leídas por un lector que trascienda al específico de la historieta?
Hay mucha historieta que trasciende el ambiente específico. Muchos de los compradores de las publicaciones de Moebius, por ejemplo, no salen del mundillo del cómic, sino del diseño gráfico. Con el humor gráfico, salen del mundo, de los lectores de diarios.
No sé si serán populares al punto de tirar 300.000 ejemplares como hace 60 años. No creo, de hecho, que eso suceda. Pero quizás sí sea posible dentro de diez años que una novela gráfica argentina tenga una tirada de 10.000 ejemplares y, con algo de suerte, los agote. No sé, dependerá de cómo el mundo de la historieta trabaje, cada quién desde su lado. La difusión no es una tarea artística, ni es siquiera muy emocionante, o glamorosa. Es un embole, incluso. Pero es fundamental si se quiere salir de la burbuja.

¿Cómo ves el panorama de la historieta creada y publicada en el país, en su conjunto?
El panorama es bueno, está en crecimiento cuantitativa y cualitativamente, y muestra un desarrollo alentador. En las condiciones actuales, puede seguir creciendo y creo incluso que lo hará. Sin embargo, hay problemas estructurales que –me parece– habría que atender para favorecer e impulsar este crecimiento. El principal obstáculo para solucionar estos problemas, me parece, es que en buena medida son filosóficos (por llamarlos de alguna manera) y requieren un cambio de mentalidad para concretarse.
Por ejemplo, se discute todo el tiempo si la política editorial de tal o cual sello es la acertada. Pero nunca se discute el papel del lector/fan de la historieta. Ese que se que quiere que el libro venga editado de lujo, con tapa dura y una promotora que le haga masajes mientras lo lee, y que al artista le paguen lo que corresponde. Ese tipo es el mismo que pone el grito en el cielo si la editorial le aumenta dos pesos el libro pero no reconoce que es justamente mantener los precios bajos uno de los factores (no el único, claro) que lleva a que los autores no cobren los adelantos (¡ni las regalías, a veces!) que les corresponden por derecho.
Luego están los otros, los que dicen “no, yo no compro historietas con continuará, porque no va a durar”. Y llevan a la profecía autocumplida, de que la publicación cerró porque no se vendía. Ya puestos, me pregunto qué opinarán ahora quienes vaticinaron que Comic.ar no llegaba al tercer número. No sólo está llegando al noveno, sino que terminaron cuatro de sus series. ¿Esos lectores ya la estarán comprando o se habrán pedido los ejemplares atrasados?
Luego creo que amerita una revisión seria la estructura de precios de los libros, y corresponde que editores y lectores evalúen cuánto están desembolsando lo que venden y compran. Si uno mira los precios de las historietas editadas hoy en Argentina, son baratas. Muy baratas. Los últimos libros rondan 35 pesos, algunos más, varios otros menos. Una entrada a una obra de teatro under está por lo menos 30 pesos. En un teatro comercial no baja de los 80 (y bien al fondo, las primeras filas superan los 150). ¿Un recital importante? No menos de 150 pesos. La entrada “barata”, la famosa entrada “de miércoles” de una cadena de cines cualquiera no baja de los 15 pesos. Pero si vas un fin de semana… te arrancan la cabeza. ¿Cuánto está un CD que sea novedad? Comparemos, incluso, con el campo editorial tradicional. Los libros de cualquier editorial más o menos seria no bajan de los 30 pesos. Las grandes novedades, esas que apuntan a ser best-sellers, no cotizan menos de 60. Y así podríamos seguir con la comparación durante un largo rato.
Entonces, si el libro viene bien editado, ¿no vale la pena pagar cinco, o hasta diez pesos más para que el autor se lleve algún peso extra?
Luego tenés a los editores, que no están dispuestos a invertir un céntimo en publicidad, pero luego se quejan de que no se amplía la base de lectores. O los que reclaman que la prensa les dé más bola, pero no te envían un ejemplar para que lo veas y comentes. O que les escribís pidiendo información y te la envían incompleta y tarde, cuando ya tuviste que cerrar la nota. Por no hablar de los que no pagan a sus autores.
Lo curioso es que hay muchas cosas fácilmente solucionables. En algún artículo de Cuadritos ya señalé lo comparativamente barato que es hacer una pequeña campaña de prensa. Sólo hay que dedicarle tiempo (que es cierto, a veces escasea), escribir una gacetilla decente y disponer de 20 o 30 ejemplares para regalar y enviarlo a medios.
Otro modo de promoción muy aprovechable son los eventos grandes, tipo Feria del Libro. No hace falta poner a nadie a dar una charla en un salón con mala acústica. Ponelo a dibujar en el pasillo, en un lugar visible durante un par de horas. Pagale el taxi y una gaseosa, cosa de que esté cómodo. A la gente le fascina ver a un tipo dibujando. Hay algo mágico en ese momento. Y quienes no son “del palo”, tienden a interesarse. Capaz no te compran en el momento, pero les quedaste en la cabeza y quizás te compran un libro en un tiempo. Y si no, al menos ya saben que existís, y quizás le avisan a otro interesado.
Luego las editoriales tendrían que ver de qué modo se asocian para potenciar sus respectivas líneas.
En general, tengo la sensación de que con un poco más de laburo y osadía, se lograrían buenos cambios iniciales. Es cuestión de empezar a probar, ¿no?

3 comentarios:

unpuntito dijo...

Que entrevista!!! los felicito a los dos. un beso grande

oenlao dijo...

buen reportaje y buenas ideas las de Andres

Galantz dijo...

Que completa y bien realizada la entrevista.
Es muy bueno el blog de Andres
Felicitaciones