lunes, 28 de diciembre de 2015

EL SOMBRERO DE MÚLTIPLES PICOS Cilencio (1938-2012). Por Germán Cáceres


Cilencio en 2010.


“Lo de los sombrerotes, fue paulatino porque me gustaba dibujar chistes burlándome de los ricos y los vanidosos.”
(Respuesta a César Da Col en un reportaje para el Suplemento del Museo de la Caricatura Severo Vaccaro).






Cilencio es el pseudónimo del humorista gráfico argentino Eugenio Cilento (1938-2012). Colaboró en numerosos medios periodísticos (1), en la radio y en la televisión. Además fue docente (2) y hasta trabajó como actor en dos temporadas de Madre Coraje, de Bertold Brecht, dirigida por Alejandra Boero. Ganó la medalla de oro en el salón de Dibujantes de la Argentina en 1966 y el Primer Premio en el Festival Internacional de Trento (Italia) en 1990. Participó en muestras colectivas, en dos individuales –Santa Fe y Fancomix- y en salones internacionales.


Pero su punto más alto lo alcanzó en la revista Humor durante la época de la dictadura militar de 1976-1983. Su hijo Alejandro escribió: “Mi viejo fue un héroe, se jugó las pelotas con inteligencia, con mensajes subliminales, con tiros por elevación y casi al final del proceso con mensajes más que directos. Supo luchar, supo vivir y lo recordaremos para siempre“.



En la siguiente nota muestra su desmesurado desparpajo: “Queridos genitales míos: Esta carta se las debía. Toda la vida estuvimos juntos, en las buenas y en las malas. Amamos juntos, juntos gozamos. Juntos sufrimos la alegre y lujuriosa humillación de la masturbación, y alguna vez de la impotencia.”


En él habitaba un pintor, ya que en sus trabajos campean el expresionismo, el fauve y cierto toque naif. Alejandro Aguado opina que “se puede analizar su gráfica libre, de muchas texturas con rayitas, pero lo que hacía más característico su dibujo eran las grandes narices y los sombreros de copa muy alta, tipo torres arrugadas”. Estos últimos son propios de los relatos infantiles poblados de hadas, gnomos y brujos. En el mencionado reportaje aclara que “Amaba una colección española de cuentitos ilustrados muy pequeños (…); se llamaba Calleja”. En una viñeta en colores, Dios y el Diablo están sentados sobre una nube y se ríen de los titulares de los diarios: “Guerras, Pobreza, Injusticia, Hambre, Dolor, Maldad, Peste”; a su lado hay diablitos y angelitos con expresiones pícaras, y más abajo se ve al mundo todo de azul. En otra muy elaborada, aparece un Nippur de Lagash deforme y gigantesco -representado con tonalidades chillonas- que camina sobre calaveras y restos de esqueletos; una mujer yace a sus pies con un brazo atravesado por una flecha. Y en un cuadrito poético, muestra a un canario que canta, del que surge un globo con un corazón (la clásica metáfora visual que simboliza el enamoramiento).


Cilencio siempre demostró audacia y creatividad. Por ejemplo, un aterrorizado dentista debe atender a Drácula, que, sentado en el sillón, abre su bocaza mostrando los colmillos. O un viejo comulga, mientras un sacerdote afirma que lo hace “unas 40 veces al día…Es jubilado…Viene a comer hostias”. Un tipo caracterizado sólo por sus contornos afirma: “Lo malo de ser chanta, es que ya ni cuando doy plata en efectivo, nadie me lo acepta”. Y una escultura de tamaño desmesurado y pintada de verde está haciendo un corte de manga; en su pedestal se lee: “El pueblo en gratitud a los autores de la Deuda Externa”. Otro: un señor sentado en un escritorio emplazado sobre un tarima le dice a un pobre súbdito: “No es tan malo que yo sea rico y usted pobre…peor sería que los dos fuéramos pobres”. En un cuadrito gris, una pareja está en la habitación de un hotel desvistiéndose para mantener relaciones y el hombre ve a un tipo ciclópeo tras una jaula de cristal empotrada que exhibe este letrero: “En caso de impotencia rompa el vidrio”.


Capítulo aparte lo componen sus despampanantes secretarias. En un recuadro, se exhiben numerosas jóvenes desnudas, algunas de cuyas figuras están sobreimpresas. Y Cilencio comenta: “Éste es un grupito de mis secretarias, en estos días de calor, refrescándose”. Alondra es una mujer estilizada mediante trazos humorísticos, pero luce bella y sugerente, y aparece semidesnuda porque cubre su cuerpo con una mínima tela roja. La portentosa Blancaflor puede apreciarse como una reinterpretación de una de Las grandes bañistas, de Renoir. Se destaca una composición azul, sólo interrumpida por los sensuales labios rojos de Amapola Azul, una sex symbol que se encarga de comprarle pinturas al artista, que explica: “Salvo eso, no sabe hacer más nada, pero me cae simpática, no sé la causa”.


Cilencio desbordaba de humanismo y son sus propias palabras -en la conversación con Da Col- las que mejor lo definen: “Sobre todo amé (de chico) a un personaje chillón, malhumorado, pobre y por eso humano: El Pato Donald. Él era lo contrario de los súper héroes, a los cuales jamás les tuve simpatía…” (…) “Y hablando de historietas, no tengo dudas de que el héroe es el tipo común…” (..) “me di el gusto de hacer Bala Perdida, en Diario Popular, un súper héroe nacional (…) que se acostaba con todas las minitas posibles.”





(1)   Gente, Rico Tipo, El Gráfico, Humor, Sex Humor, Avivato, Tía Vicenta, María Belén, Satiricón, Goles, Flash, Estadio, Radiolandia 2000, Playboy –de Argentina, de USA y de España-, Anteojito y Antifaz, Billiken, Caras y Caretas (2ª. Época) y en los diarios El Mundo, La Prensa, Diario Popular, Crónica, La Gazeta (La Plata) de la Argentina, así como en diario y revistas de América y Europa, como El Batracio Amarillo y La Kodorniz. También colaboró con la UTPBA, por ejemplo en el libro Qué se dice y qué no se muestra del Humor Político 2.
(2)   Asociación de Dibujantes de la Argentina, Museo de la caricatura Severo Vaccaro, Casa de la Cultura de Ramos Mejía, Talleres de Arte Matices (San Isidro), Casa Clara (Capital Federal) e Institutos Estatales Borchés y Pizarro.


Germán Cáceres


Bibliografía

-Gubern, Román, Literatura de la imagen. Salvat Editores, S.A., Barcelona, 1973.
-http://ar.globedia.com: “Falleció Cilencio”.
-http://labitacorademaneco.blogspot.com.ar: “In memoriam: Cilencio (1938-2012).
-http://laduendes.blogspot.com.ar: “Falleció Eugenio Cilencio (1938-2012).
-http://osvaldolainoblogspot.com.ar: “Falleció Cilencio…”
-http://utpba.org: “Pesar de la UTPBA por el fallecimiento de Eugenio Cilento “Cilencio”.
-http://www.comicartfans.com: Cilencio (Eugenio Cilento).
-http://www.diariopopular.com.ar: “Se fue Cilencio, un compañero inolvidable”.
-https://es.wikipedia.org: “Cilencio”.
-https//luisalberto1941.wordpress.com/tag: “El humorismo gráfico pierde a dos de sus figuras: Francho  y Cilencio”.
-www.cilencionosecalla.blogspot.com
-www.facebook.com /eugenio.cilencio?pnref=friends.search.   

-www.museodeldibujo.com : “Viñeta por Eugenio Cilento (Cilencio)”

jueves, 10 de diciembre de 2015

Libro ¡EL CHACHO!, próxima presentación


Presentación del libro ¡ EL CHACHO! de José Massaroli, el lunes 14 de diciembre a las 19 hs., en la Sala Cortazar, en la Biblioteca Nacional.
Hablan: Jorge Chumbita y Jorge Morhain.

lunes, 2 de noviembre de 2015

EL TANGO DE LAS AMAZONAS de Oenlao y José Massaroli. Por Germán Cáceres

(Conejo Blanco, Buenos Aires, 2015, 72 páginas)


Originalmente El tango de las Amazonas tenía un guión distinto, que dibujó Massaroli para una editorial norteamericana, y muestra en su grafismo bastantes elementos de la escuela clásica de aquel país, mientras que en otros trabajos, como ¡¡Juan Moreira!!, La Milonga de Orquídeo Maidana, La Vuelta de Obligado y ¡¡Facundo!!, su estilo es más suelto y está consustanciado con el espíritu de la historieta nacional. En un breve postfacio acerca de Oenlao apunta: “echó sobre sus hombros sin vacilar la extraña y difícil misión de transformar un típico guión de acción, abiertamente colonialista, en un deslumbrante alarde de imaginación, humor y delirio creativo”.


Carlos Scherpa (conocido como Oenlao) es un guionista de libros de antologías en las que participan varios artistas. Entre ellos figuran Zona 2011, El facón de Almanegra, Tehuelches, Clones y Laberintos, Legionarios, los Perros de Roma y Leyendas del Norte argentino.


En una especie de prólogo, Massaroli se da el gusto debutar como letrista y concreta un simpático Tango de las Amazonas. Además, en los dos primeros cuadritos ambos autores emiten un concepto sobre el noveno arte contemporáneo a través de la conversación que mantiene un auxiliar de abordo con dos chicas hermosas: “Algunos pseudos intelectuales de la historieta  armaron un complot en contra de la historieta popular”.
Las dos dulces mujeres (se llaman Mireya y La Yumba) que viajan en ese avión se convierten, al arribar a la selva artificial del punto tripartito, en feroces brujas que cantan tangos, a quienes los lugareños confunden con dos espíritus haitianos: Erzili y Anaisa. Hay toda una corriente de satanismo que nutre las mentes malignas de unos mercenarios que operan en la zona. Como informa un personaje: “El tráfico de esclavos hacia América produjo un sincretismo entre las mitologías africanas y las creencias cristianas, más las religiones nativas”. Muchas escenas de acción –resueltas con calidad por parte del dibujante- terminan de encauzar esta novela gráfica hacia una aventura lunática, que adhiere a un nonsense de humor alocado.


Oenlao  plantea un montaje paralelo, que se desarrolla siguiendo las peripecias de Mireya y de La Yumba y, a la vez, a los múltiples sucesos bélicos que ocurren en la selva del punto tripartito. Para su formulación recurre a numerosos textos explicativos que equilibra con viñetas mudas.
Massaroli desarrolla una magnífica exposición de planos  que demuestra todo su oficio. Son restallantes los contrastes entre blancos y negros, que obedecen al entintado profesional e impecable del Estudio Géminis. También debe destacarse el diseño y color de la portada de Gustavo Lucero.


Para terminar esta nota nada más apropiado que acudir a las palabras autorizadas de Ariel Avilez, que en el prólogo dice: “¿Sabías que al momento de comprar este libro te ibas encontrar con uno de los más evidentes ejemplos de la famosa magia de la historieta?”



Germán Cáceres  

martes, 6 de octubre de 2015

Libro Premiado



Agradecemos a BANDA DIBUJADA, que premió como mejor libro del año 2014 en el rubro “Historieta de Ficción sobre Hechos Históricos”, a “TORTAS FRITAS DE POLENTA” de Bayúgar – Martinelli, cuya primera edición en libro fue editada por LA DUENDES

martes, 29 de septiembre de 2015

CARLOS CRUZ, por Germán Cáceres

De este apenas citado dibujante no puede decirse que sea uno de los tantos olvidados, dado que su paso por la Argentina fue muy breve.
Nació el 1 de junio de 1930 en Motril (Granada), y antes de emigrar a Buenos Aires colaboró en el suplemento “Chaveas”, del diario La Tarde, de Málaga.



Llegó a Buenos Aires en 1949, donde trabajó como diagramador en la Editorial Abril.  También ilustró numerosas tapas de las revistas Idilio, Nocturno, Más allá, Misterix, SuperMisterix y Frontera Extra. Dibujó fondos de Sargento Kirk (1953) para Hugo Pratt –con quien forjó una gran amistad-, reemplazó a Carlos Freixas en Indio Suárez (1955), y graficó, además, Lucky Piedras (1957) y Santos Palma (1962), todas guionadas por Oesterheld.. Tuvo a su cargo  los dibujos de Colt el Justiciero, cuya historieta original es la italiana Tex Willer (1948).



En 1963 regresó a España y se radicó en Málaga y comenzó a colaborar con la editorial Fleetway, del Reino Unido, donde fue reconocido sobre todo al encarar la historieta Dan Dare, Pilot of the Future (1950). Desde 1988 hasta 2003 fue uno de los dibujantes de la relevante creación de Lee Falk, The Phantom (1936), que realizó para la Editorial Egmont, de Estocolmo, Suecia.


No obstante ser un autodidacta, Carlos Cruz siempre ha demostrado poseer un estilo seguro y profesional. En el episodio “La prueba suprema” de Indio Suárez, publicada en Rayo Rojo, el personaje sostiene un duelo a lanza con un rey africano. El dibujante se luce en la representación de los cuerpos musculosos de estos guerreros. “El Racer maldito” es una aventura policial en la cual maneja diestramente los negros plenos. En cambio, en “El paquete”, el Indio Suárez es el preparador físico del boxeador Toby Spark, y despliega un grafismo muy en la línea de Alex Raymond – junto a Emilio Freixas, los dos artistas más admirados por Cruz-. Por tramos los personajes están en primer plano y carecen de fondos.

Indio Suárez, en revista Rayo Rojo 422, 1957.

La tapa de Mixterix Nº 636 del 20/01/1961 registra el choque entre el nombrado héroe (con el traje totalmente rojo) y un robot verde. Un rayo amarillo atenúa el contraste de los dos citados colores complementarios. 


En el Nº 676 de l 22/10/1961, una escena bélica está dominada por el protagonismo de un poderoso cañón estupendamente diseñado.
El Nº 705 del 18/5/1962, muestra un primer plano magnífico y en contrapicada de una cara masculina dibujada dentro de un estricto realismo que le permite a Cruz exhibir un sombreado impecable.


En la tapa del 17/12/1962, un guerrero africano, en un plano cercano al americano, se dispone a disparar una flecha. Posee un colorido rico en matices. El torso y los brazos del nativo están delineados a la perfección, demostrando un amplio conocimiento de la anatomía artística por parte del dibujante. Un guerrero muy parecido, pero de frente, está danzando frenéticamente en el Nº 788 del 20/12/1963.
El 16/11/1962, Nº 731, se destaca por un magistral perfil en primer plano de un individuo que sostiene una espada.


Una audaz toma en leve picada de Misterix, que observa a un tipo tirado en el suelo, pero del que sólo se ve el primer plano de los zapados y medias, brilla en el Nº 735 del 14/12/1962.

Indio Suárez, en revista Rayo Rojo 401, 1957.


El 25/1/1963, Nº 741, aparece un soberbio plano medio de un detective privado que empuña una pistola. Se enfatiza el contraste entre la corbata, de un rojo intenso, y el gris del sombrero y del saco cuyas arrugas están trabajadas con sumo esmero.

 El Nº 770 del 15/8/1963 presenta un primer plano de un soldado que vigila desde una trinchera. Excelente trabajo de luces y sombras. La acción nocturna está iluminada por unas bolsas blancas y una parva de paja.

Indio Suárez, en revista Album Misterix 4, 1965.

En el Nº 722 del 14/9/1963 se puede admirar un hermoso primer plano de los rostros de dos jóvenes soldados del siglo XVIII.


Es de lamentar que un historietista de la talla de Carlos Cruz no se haya quedado en la Argentina  y, además,  que sus trabajos realizados en Málaga no se conozcan en el país.


Germán Cáceres


Bibliografía

Albertoni, Carlos W., Santas Historietas. Catálogos, Buenos Aires, 2004.
Cáceres, Germán, Oesterheld. Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1992.
“Carlos Cruz González”, en https://es.wikipedia.org.
Cruz, Carlos, en http://www.tebeosfera.com
Cuadrado, Jesús, Diccionario de Uso de la Historieta Española. Compañía Literaria, Madrid, 1997.
Gociol, Judith y Rosemberg, Diego. La historieta argentina/Una historia. Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2000.
Marquez, Héctor, “Los lápices nunca se jubilan”, en El País, 19/3/2001 (data:txt/html; charset).
Trillo, Carlos y Saccomanno, Guillermo, Historia de la Historieta Argentina. Ediciones Record, Buenos Aires, 1980.

Nota: todas las imágenes que ilustran la nota fueron extraídas del archivo personal de A. Aguado


miércoles, 2 de septiembre de 2015

Nuevos libros: LEYENDAS DEL NORTE ARGENTINO y PATAGONIA FANTÁSTICA

LEYENDAS DEL NORTE ARGENTINO por Oenlao Presenta

80 páginas

PATAGONIA FANTÁSTICA (segunda edición, ampliada) de Alejandro Aguado
104 páginas.

miércoles, 19 de agosto de 2015

JORGE PÉREZ DEL CASTILLO, por Germán Cáceres

“Influenciado por las nuevas corrientes del arte moderno comienza en él una búsqueda de su estilo. De esa lucha, de ese deseo de definir una personalidad surge un dibujo simple, síntesis de una forma idealizada por el artista que se define como tal”.
Nota de la revista Dibujantes, citada por Carlos R. Martinez.





Nació en Chillán, Chile (1923), y falleció en Buenos Aires (1997): ver https://luisalberto941.wordpress.com/tag y http://ergocomics.cl.
De formación autodidacta, fue un eximio dibujante, poseedor de una expresión muy personal.  Como su hermano Arturo (un brillante exponente del noveno arte: Randall, the Killer, El Cobra, Loco Sexton figuran entre sus mayores logros), se radicó en la Argentina y obtuvo a través de la Editorial Dante Quinterno un éxito extraordinario: Conjuración en Venecia, con guión de Leonardo Wadel, cuyo dibujo respira un sólido aire clásico de ribetes humorísticos a la manera de Al Capp y de Roy Crane. El guionista lo bautizó como “El chilenito de la mágica pluma”. Es una historieta de capa y espada que se desarrolla en el Renacimiento y protagoniza el aventurero francés Paul de Bernis, en la cual Pérez del Castillo luce su capacidad de síntesis. El dibujante se desvinculó de la editorial y el personaje volvió a aparecer con textos del mismo Wadel en Paul de Bernis contra Fuegomuerte, con gráfica de Enrich D`oc (seudónimo de Luis Enrich Font).


La estrecha relación que había entablado con el famoso ilustrador chileno Raúl Manteola (responsable de las tapas de la revista Para Ti durante más de veinte años), posibilitó que lo presentara a la Editorial Columba.
Y comienza una extensa colaboración en las adaptaciones de novelas para la revista Intervalo en sus distintos formatos. La esencia y la simplificación constituyen el corazón de su estilo. Aplicando el negro pleno como si fuera una mancha preanuncia al mismo Pratt, como lo afirma José Muñoz, un incondicional admirador de su obra.


En Las campanas, de Charles Dickens (Intervalo, 1946), su figuración se revela simpática y funcional.
En Un relato, de Mark Twain (Intervalo, 1950), dibujó rostros de mujeres hermosas, dignas de Alex Raymond (José Muñoz hacía mención a “Las chicas de Pérez del Castillo: qué elegancia, qué presencia en su fragilidad”), y aunque la adaptación está recargada de textos, el artista fue capaz de hacer valer su trabajo mediante trazos rápidos y simples, propios de un bosquejo.
Fantasio, de Alfredo de Musset (Álbum de Intervalo, 1953) exhibe también un sesgo jovial.


Las páginas de El anticuario chino, de María Alicia Domínguez (Intervalo, 1957), están saturadas de textos, pero al historietista le es suficiente un pequeño cuadrito para mostrar el primer plano del rostro de una bella mujer fatal y solo unas líneas para sugerir su hermoso cuerpo.
En Una vida por otra, de Daphne du Maurier (Álbum de Intervalo, 1958), vuelve a probar su talento para registrar escenas en espacios limitados y con escasas líneas. A veces, hasta se permite sugerir filigranas con las hojas de una planta de un bosque. 


Su grafismo se adapta al clima de la narración, y entonces se torna rústico, por ejemplo Nazareno Cruz, de Juan Carlos Chiappe (Intervalo, 1958).
Realizó la tapa del Nº 883 (1962) con un tema de La raíz en la piedra, de Carlos Schaefer Gallo. Dos grisados (de un peñasco y de la blusa de una chica que lleva una canasta), tres manchas negras y una zona blanca con líneas y puntos le bastaron para forjar la imagen de esa portada.
Después  yo partiré, de Francina Siquier (Álbum de Intervalo, 1963), llega a una estilización tal que las viñetas parecen contener bocetos de pintores vanguardistas.


En La jaula del amor, basada en la película de 1964 de René Clement (Álbum de Intervalo, 1965), asombra por el empleo de las pinceladas. Además, cambia constantemente de enfoques y de planos, como si se tratara del storyboard del filme.
Viajó a Chile n 1969, donde permaneció durante catorce años. Allí dibujó con un aire “naif” la historieta Aliro Godoy (1974), adaptó La Araucaria, de Alonso de Ercilla, para la Editorial Salo (1978), y en la revista Mapato ilustró las novelas de otros grandes escritores, como La máquina del tiempo, de H.G. Wells.


En El derviche, que publicó en Tit-Bits (1991) -y cuyas primeras páginas rotuló-, exhibe soltura y economía para describir con pocas líneas un barco que navega. 
A su regreso a la Argentina, junto con su hermano Arturo gestaron las biografías de Pancho Villa y de Emiliano Zapata, y crearon un personaje apache llamado Takoma.
Elaboró innumerables adaptaciones de grandes obras de la literatura universal, sobre todo del siglo XIX y principios del XX (Las panteras de Argelia, de Emilio Salgari; Magia Negra, de Mary Stewart; Ruy Blas, de Víctor Hugo;  La taza de té, cuento popular japonés). Sin embargo, pudo dedicarse a la pintura en los momentos de descanso. Lamentablemente se perdieron todos sus cuadros.


Germán Cáceres


Bibliografía

-García, Mauricio, “Jorge Pérez del Castillo: El chilenito de la mágica pluma”: http://ergocomics.cl.
-Gociol, Judith, y Rosemberg, Diego, La historieta argentina/Una historia. Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2000.
-http://chiquirritipis.blogspot.com.ar:”Jorge Pérez del Castillos y Mark Twain”.
-Lipszyc, Enrique, El dibujo a través del temperamento de 150 famosos artistas. Escuela Norteamericana de Arte, Buenos Aires, 1953.
-Martinez, Carlos R, “En síntesis, una gran artista: Jorge Pérez del Castillo”: https://luisalberto941.wordpress.com/tag.
-Szymancyk, Oscar, Historia de las historietas en Argentina. Editorial Dunken, Buenos Aires, 2014.
-Trillo, Carlos y Saccomanno, Guillermo, Historia de la historieta argentina. Ediciones Record, Buenos Aires, 1980.


viernes, 31 de julio de 2015

EL EXTRAÑO CASO DE LA MUJER CARBONIZADA, de Santiago Girón. Por Germán Cáceres

(Ediciones Traspies, Granada, 2015, 96 páginas)




Se puede considerar como un nuevo formato de novela gráfica. Las páginas no están numeradas y por cada una hay un cuadro sin globos de diálogos ni textos. Éstos últimos (son comentarios muy breves) figuran en la página anterior a la ilustración.
La gráfica en blanco y negro es sutil y bella, con un refinado sentido decorativo. Las imágenes desbordan frescura.


 El libro contiene cuatro relatos:
“En el parque” trata sobre un caminante solitario que se sienta bajo un árbol  a leer a Salinger. Tanto los dibujos como la prosa son poéticos: “En eso consiste el oficio del caminante. Alimentar la sustancia de lo efímero y lo eterno.” El arte de Girón es pura síntesis, sólo traza los contornos de los personajes. Los negros plenos los emplea para indicar los ámbitos nocturnos.


En “La noche que me fui de juerga con Estela Plateada”, el protagonista se topa inesperadamente con el héroe de historieta (Silver Surfer), con quien va a tomar unas copas a un bar, y cuando éste cierra, el famoso personaje se retira en su tabla llevándose a una alternadora, cuyas pupilas eran “grises como estrellas de agua  que flotan en el infinito”.


El extraño caso de la mujer carbonizada” presenta a un viejo detective a punto de retirarse. Su clima es chandleriano: “Dicen que la felicidad no se puede comprar. Tal vez., pero aún puedes tomarte una cerveza en la calle y eso no es poco.” Aparece, como en dos de los otros relatos, un gato que funciona como un ornato pintoresco.
En “Deseos” aborda al hombre sin suerte, que tira una moneda a un pozo pidiendo algo que no se cumple  Sin embargo: “No, no mejoró la fortuna del hombre sin suerte pero, desde entonces, vivió con esperanza.”  Aquí el negro pleno es protagonista de la figuración con el fin de referir –con la ayuda de la línea sutil y el blanco puro-, un sugestivo bosque nocturno.


El extraño caso de la mujer carbonizada es una obra simpática, y resulta difícil que el lector no se encariñe con ella, como si fuera –y lo es- un exquisito libro objeto.
Santiago Girón Fernández (Jaén, 1963), dibujante y guionista de historietas, ha publicado varias novelas gráficas. Se encargó de los textos de trabajos emprendidos por artistas como Paco Nájera, Fran Carmona, Antonio Maldonado y Rafa Amat.



Germán Cáceres

domingo, 26 de julio de 2015

Germán Cáceres nombrado académico en Brasil


Germán Cáceres, autor de gran parte de las notas de La Duendes y de los libros “Evocando Viñetas 1 y 2”, entre otros, fue nombrado  académico correspondiente de la Unión Brasileña de Escritores. Previamente había sido nombrado miembro de la Academia del Nordeste.

Felicitaciones por tan merecidos logros!!



miércoles, 15 de julio de 2015

LA IMPORTANCIA DE LA LECTURA DE HISTORIETAS EN LA FANTASÍA INFANTIL, por Germán Cáceres

En lugar de escribir esta nota a partir de una determinada bibliografía, decidí, en cambio, tomar en cuenta mi experiencia personal, como adoptando la espontaneidad de los chicos.
En esta reflexión sobre el efecto de la lectura de historietas en la fantasía infantil, se abarca una franja etaria que va aproximadamente desde los seis hasta los trece años.


Y de este modo evoco recuerdos de mi infancia, una época lejana a la cual todavía no habían arribado la televisión, la computadora con internet, los videojuegos y los celulares. En ese entonces los chicos leían historietas a granel. En mi caso, tuve la oportunidad de conseguir casi todas las revistas que se editaban en el país por intermedio de un amiguito que me las prestaba.  Su padre se las adquiría porque también a él  le gustaba leerlas, aunque se disculpaba diciendo que solo lo hacía para distraerse ya que trabajaba muchas horas al día. En aquel momento existía un gran prejuicio hacia el arte de las viñetas y los globos: se lo consideraba un producto menor y de pésimo gusto. Hablando de prejuicios, más adelante, cuando a partir de varios trabajos teóricos (como los de Humberto Eco y Ariel Dorfman, por ejemplo) se comenzó a pensar sobre el género, algunos críticos afirmaron que en él anidaba una fuerte represión sexual al no plantear escenas amatorias. Sin embargo, el asunto era mucho más sencillo y pedestre: si llegaran a tener algún contenido erótico, en ese período los padres no se las comprarían a sus hijos, o sea que era una cuestión comercial. Más adelante, al compás de los tiempos, abundaron en las historietas la voluptuosidad y los desnudos, actitudes que también fueron condenadas por ciertos sectores.

Vito Nervio, con dibujos de Alberto Breccia

 A través de tales publicaciones, los chicos incursionaban en el maravilloso mundo de la aventura, y evitaban –apelando también a la ayuda del juego-el tedio provocado por el transcurrir de los días, tan parecidos unos a otros, circunstancia que abruma a los adultos.
De esta manera, acompañando a los héroes, se sumergían en civilizaciones desaparecidas que surgían en las selvas como por arte de magia. O atravesaban desfiladeros que lindaban con tremendos abismos mientras los atacaban malvados hombres alados. ¡Cuánta emoción! ¡Eso sí era vivir a pleno! ¡También estimulaban el ingenio tratando de descubrir al asesino antes de que lo lograra el nimbado detective privado!


Ese mundo fabuloso estaba desconectado del cumplimiento de horarios de la vida cotidiana.
Recuerdo con nitidez una circunstancia de la historieta Vito Nervio (1945), creada por Emilio Cortinas y Mirco Repetto y continuada por Leonardo Wadel y Alberto Breccia. El protagonista era un investigador argentino que se enamoraba de su mortal enemigo, la bella Madame de Zabatt, jefa de la terrible banda el Triángulo Verde. Y, a su vez, ella le correspondía. Aunque ambos se enfrentaban en tiroteos y persecuciones, hacían todo lo posible para que el otro se salvara. Esta pasión malsana fue un cimbronazo para la inocencia de los chicos, se trataba de un amor ajeno a los matrimonios y noviazgos que contemplaban a su alrededor. Así, la imaginación volaba no sólo con las proezas heroicas, sino también con los sentimientos de los personajes.



Hubo dos revistas anuales que conmocionaron al país. Una fue el Libro de Oro de Patoruzú, que también atraía a los adultos. Era tal el placer que se sentía con la lectura de sus historietas, notas y chistes gráficos, que al terminar de leer el último número (salió en diciembre en el período 1937-1985) se anhelaba que el año apurase aún más su marcha para así poder leer el próximo. Más allá de los cuestionamientos que suscitó la ideología retrógrada de Patoruzú, su representación de aventuras con dibujos humorísticos provocaba en los pequeños una suerte de encantamiento.
El Libro de la Historieta ya constituía un producto de culto para los fanáticos del género. Se parecía a esos roperos de los cuentos para niños que esconden en su interior un universo colmado de prodigios y ensoñaciones.
Las historietas también abrieron a los chicos las puertas feéricas del cine. De los personajes que aparecían en las revistas se realizaron varias versiones fílmicas. De manera que podían admirar a sus héroes casi como si fueran de carne y hueso. Además, muchas historietas humorísticas se trasladaron al dibujo animado, hoy llamado cine de animación porque incluye los efectos especiales. Por ejemplo, fueron tomados todos los personajes de la factoría Disney, y el mismo Superman dio origen a diecisiete cortos de los hermanos Fleischer, cuya calidad y espíritu renovador marcaron un hito en la evolución de este arte. De manera que la narración cinematográfica, con ese sortilegio que emana de sus imágenes, se introdujo en la fantasía infantil y la marcó a fuego. Además, viendo películas de aventuras, los chicos terminaron sin proponérselo admirando los notables filmes del Oeste del gran John Ford.

Súperman y Batman

De la revista de historietas al folletín solo mediaba un paso, y de allí a los libros de Emilio Salgari y de Julio Verne, un simple saltito. Con Salgari los pequeños lectores se reencontraron con el mismo conflicto de pasiones que habían observado en Vito Nervio: el Corsario Negro y Honorata de Wan Guld, la hija de su peor enemigo, se enamoraron. Lo mismo sucedía con Sandokán y Mariana. Ya junto a Verne empezaron a fabular con viajes al centro de la Tierra, o de ésta a la Luna, o la posibilidad de emprender una travesía submarina de 20.000 leguas. La invención infantil voló sin freno hasta llegar a la ciencia ficción, que ya habitaba el llamado noveno arte con Buck Rogers (1929), de Dick Calkins, y Flash Gordon (1934), de Alex Raymond, por citar dos ejemplos. Aunque en la Argentina contamos –entre muchos- con otros dos trabajos ilustres: Bull Rockett (1952) y nada menos que El Eternauta (1957), ambas con guiones de Héctor Germán Oesterheld y arte de Francisco Solano López (Bull Rockett la dibujó Paul Campani hasta 1955).


No hay que olvidar que se realizaban adaptaciones a historietas de obras maestras de la literatura universal. La revista Intervalo fue célebre en ese sentido. Tal vez por razones emotivas pienso en autores como Honorato de Balzac, Enrique Ibsen, Jack London, Guy de Maupassant y la lista continúa como si formara parte de “La Biblioteca de Babel”, de Jorge Luis Borges. Estas transcripciones las leían principalmente los padres pero, por supuesto, llegaban a sus hijos.

Bull Rockett, en Misterix

Mención aparte merecen las versiones que nuestro José Luis Salinas (1908-1985) plasmó de grandes novelas de aventuras, como Ella y Ayesha, de Henry Rider Haggard, El capitán Tormenta y La costa de marfil, de Emilio  Salgari, Miguel Strogoff, de Julio Verne, El libro de las selvas vírgenes, de Rudyard Kipling, y La Pimpinela Escarlata, de la Baronesa Emma Orczy. La estética de Salinas privilegiaba la vertiente del estilo ilustración, y facilitaba de esta manera el goce y la apreciación de la lectura.
Desde hace un tiempo la historieta sufre una crisis mundial porque gran cantidad de lectores la han abandonado por la fascinación que ejercen sobre ellos los videojuegos, la televisión, la informática e Internet, y toda la variedad de usos que ofrecen los celulares. Sin embargo, el género aún conserva un mercado pequeño pero fiel hasta la devoción. Y ha mostrado una presencia activa en el aula como auxiliar de maestros y profesores.

José Luis Salinas

En varios manuales se utilizan historietas para favorecer la interpretación de un hecho histórico o de un fenómeno científico. Pero, a la vez, se incluyen adaptaciones de obras famosas, acercándoles a los chicos clásicos a los que hoy les sería difícil acceder por los estímulos visuales que los asedian. Los dibujos distan del estilo realista que predominaba en la época de la revista Intervalo, y en cambio los realizan artistas que sintonizan con el actual gusto estético de los chicos.      

El Eternauta

Asimismo se editan antologías de cuentos de autores consagrados, y en ellas se incluyen relatos en historietas.  
O sea que el noveno arte se ha instalado en la escuela como disparador de la cultura en todas sus manifestaciones y como catalizador de la fantasía infanti. Sigue aportando imaginación y conocimientos pero con el auxilio de las modernas técnicas didácticas.

Corto Maltés

Repito una vez más la célebre frase del genial Hugo Pratt, el creador del fascinante personaje Corto Maltés (1967): “La historieta goza de buena salud y larga vida. ¡Adelante con ella!”




Germán Cáceres  

NOTA: Esta nota es publicada por gentileza de la revista cultural "Generación Abierta"