jueves, 31 de enero de 2013

SOL DE NOCHE de Guillermo Saccomanno y Patricia Breccia. Por Germán Cáceres


(La Duendes, Comodoro Rivadavia, 2012, 110 páginas)


Como aclara Pablo De Santis en su excelente “Prólogo”, esta historieta “apareció en 1980 en la revista Superhumor”.
Se desarrolla en un Buenos Aires fantasmal, por el cual deambulan personajes tristes y solitarios. Como señala De SantisEn las repetidas noches de esta historieta aparece la vida de la calle Corrientes, las referencias literarias, la presencia del control y el miedo”. Podría inferirse que los bares Seddón, La Paz, La Giralda y los restaurantes Bachín y Pippo eran lugares de encuentro obligados de la bohemia artística de los ochenta. En cierto sentido también es lícito interpretar que refleja esa cotidianeidad en tono burlón y humorístico, en la cual el ámbito nocturno es un personaje más.


Los pensamientos del gato Barbieri (es el gato de Sol, la protagonista: no confundir con el saxofonista rosarino) constituyen un hallazgo. Patricia Breccia, en una entrevista, señala que muchas cosas que tenía ganas de decir las ponía en boca del felino. Pero también las reflexiones de la dueña son profundas y reveladoras, como es habitual en los textos de Saccomanno: “La soledad es un amigo que no está”/”No me sale esta historieta de la vida”. Además, los diálogos se muestran convincentes.

Otra característica del guionista es la abundancia de menciones de escritores y de cineastas (Georges Bataille, Ingmar Bergman, Franz Kakfa, Henry Miller, James Joyce, Oscar Wilde, Sigmund Freud, Friedrich Nietzche). Pero no por ello abandona la ironía, y el episodio “Cuando huye el día”, que transcurre en una fiesta de intelectuales, es desopilante. Asimismo, hay guiños al propio noveno arte y se citan personajes como Snoopy, el Gato Felix, Corto Maltés, Popeye y la revista Intervalo.


El grafismo de Patricia Breccia es onírico, pródigo de creatividad y sutilezas, y gesta un trabajo muy personal. El suyo es un planteo de líneas y de síntesis pese a que sus viñetas están abarrotadas de objetos y de perspectivas distorsionadas. Sus cuadritos siempre se encuentran orientados hacia la armonía de la página completa.
Guión y dibujo optan por la audacia y la renovación y, para esa época, exhibían una impronta netamente experimental. Ambos historietistas se unieron para componer un mundo melancólico, pleno de lirismo, en el cual el amor parece no tener lugar. Por eso es significativa la frase de Roland Barthes con que concluye Sol de Noche:  “El discurso amoroso es hoy de una extrema soledad”.  



Germán Cáceres

jueves, 24 de enero de 2013

Algunos libros de LA DUENDES a editarse durante 2013


Bairoletto, el bandido rural y otras historias”, de Juan Dalfiume


A JUAN DALFIUME, uno de los grandes referentes de la historieta nacional, se lo asocia mayormente con el género del western. Género en el que desarrolló series de enorme repercusión entre los lectores, entre las décadas del 70 y 90. Entre aquellos personajes se destacan Jackaroe, Shannon, El Virginiano o Pier el Corso.
Dalfiume colaboró con los más encumbrados guionistas del país, como Héctor Oesterheld, Carlos Trillo, Robin Wood, Guillermo Saccomanno, Julio Alvarez Cao, Jorge Morhain o Ray Collins, en las principales revistas de historietas nacionales: Hora Cero, Misterix, edit. Yago, Casco de Acero, Fantasía, D`Artagnan, Nippur Magnum, Súperhumor o la vieja Fierro.
Este libro rescata y compila parte de su obra más personal y menos conocida. Historietas de “autor” inéditas o publicadas en la primera mitad de los años 80 en Súperhumor y Fierro (”Bairoletto”, con guión de Otto Miller), que giran en torno a temáticas nacionales y latinoamericanas: la historia del mítico bandido rural Bairoleto, la Conquista del Desierto, matanzas de Onas en Tierra del Fuego, la revolución mexicana, historias de arrabal porteño, entre otras historias.

86 pags. Aparece a principios de febrero



“La vida por un dibujo”, de Osvaldo Laino
“Leyendas de Tierra del Fuego”, de Omar Hirsig y Germán Pasti
“Esto es el sur”, de Mariano Antonelli
“Crónicas del hombre frío”, de Pablo Barbieri y varios dibujantes
“El Despertar”, de Daniel Mendoza
“El universo en equilibrio”, de Carlos Scherpa y varios dibujantes.
“Caleb”, de Fer Gris

martes, 22 de enero de 2013

Entrevista a Leonardo A. Wadel, por Germán Cáceres


A LA CONQUISTA DE LA AVENTURA



Según Alberto Brecciaestá injustamente olvidado y (...) fue aquí el inventor de la profesión de guionista”. Como el mismo Wadel declara, hizo su debut en 1936 con Kharu, el hombre misterioso. Más tarde vinieron A la conquista de Jastinapur, Paul de Bernis, Vito Nervio, Turbion, Duval y Gordon.
Tadujo libros de la serie Sexton Blake y  -para la revista Patoruzito- Flash Gordon, Rip Kirby, Capitán Marvel, Cisco Kid.
Adaptó numerosas obras de la literatura universal, entre ellas El Libro de la Selva, con dibujos de José Luis Salinas.
Fue director de las revistas Rojinegro, Fabián Leyes y El Huinca, estas dos últimas con historietas de temas nacionales.


Germán Cáceres: No puedo dejar de emocionarme al recordar A la conquista de Jastinapur, una de las historietas que más me atrapó cuando era chico.
Leonardo Wadel: Jastinapur deriva del sánscrito y es el nombre de una ciudad. Me inspiré en las famosas epopeyas hindúes el Mahabharata y el Ramayana. Ésta relata “Las hazañas de Rama”, que lucha contra una especie de demonio para liberar a su esposa. Rama protagoniza prodigiosas aventuras, en una de las cuales lo ayuda un ejército de monos. El Mahabharata –que significa “Relato de la gran guerra de los Bharata”·- es extensísima: si uno deseara leerla tardaría una vida, pues tiene unos cien mil dísticos. Narra las guerras que libran por el trono de Hastinapura dos familias descendiente de Bharata: los pandavas y los kauravas. De estas dos obras extraje las fabulosas acciones que ocurren en la historieta. El episodio en que los héroes se juegan un reino a los dados esta tomado del tramo del Mahabharata en que un personaje pierde así su fortuna y sus dominios, y es condenado al exilio. Me pareció un buen recurso para que los héroes corriesen aventuras por el mundo. Al cabo de tres años los hice regresar.

En revista Patoruzito, 1946

G.C.: ¿Cómo se llamaban los héroes?
L.W.: Asoka era el más joven y ágil y Kairaba el más fornido. En los relatos de aventuras esta combinación ha repercutido favorablemente entre los lectores. Un alto empleado de una importante editorial de historietas me confesó que la mayor parte de la producción se basaba en A la conquista de Jastinapur. Además, hay que reconocer que el dibujo de Emilio Cortinas fue extraordinario. Era un miniaturista que trabajaba con amor.

G.C.: Usted se nutrió del Ramayana y del Mahabharata en cuanto al asunto, pero ¿qué modelo utilizó para la estructura de la historieta?
L.W.: Yo me había adaptado al público. Procuré darle vigor y fuerza a los textos y los novelicé.

En revista Chaupinela, 1974

G.C.: Claro, porque era una historieta sin globos.
L.W.: Respecto al estilo de escritura no recibí ninguna influencia. Todo fue mío.

G.C.: Usted además se ocupó del folletín cuando dirigió la mítica revista Rojinegro.
L.W.: Y traduje unos cien episodios de Sexton Blake, de la editorial Tor. Incluso escribí algunos a su pedido porque al iniciarse la Segunda Guerra Mundial dejaron de enviarlos.

En revista El Huinca, década del 70.

G.C.: También me marcó de pibe su famosa Vito Nervio, con dibujos de Alberto Breccia.
L.W.: Fue una sensación entre los lectores. Salió durante quince años, más o menos desde 1946 hasta 1960. Se habló de llevarla al cine y a la radio. Pero estos proyectos no se concretaron.

G.C.: ¿Se documentó para guionar Vito Nervio?
L.W.: Siempre me documenté a fondo; por ejemplo, un episodio de Vito Nervio lo extraje de la revista Worldwide, que abundaba en detalles sobre un ferrocarril real que cruzaba la selva de Siam, y era atacado por elefantes salvajes, tigres y panteras. Esta aventura de enorme éxito reflejó mi punto de vista como guionista: “utile e dolce”, como decían los antiguos romanos. En lo posible traté de que mis trabajos fuesen provechosos y agradables a la vez. O sea, no quería escribir aventuritas banales; en Jastinapur el lector aprendió mucho de la India, así como conoció cosas de Siam en esta peripecia de Vito Nervio.

En revista `Patoruzito, 1959.

G.C.: Una historieta que gustó mucho fue Duval y Gordon, con gráfica de Enrique Vieytes.
L.W.: La escribí para la revista Pimpinela de Editorial Codex, y con una orientación completamente popular.

G.C.: ¿Qué otra historieta desea mencionar?
L.W.: Una de las cosas que me brindó mayores satisfacciones fue la dirección de las revistas Fabián Leyes y El Huinca, con historietas que relataron la campaña del desierto. Allí escribí innumerables guiones, y hubo trabajos magníficos, como los dibujos de Enrique Rapela. La conquista del desierto tuvo la misma grandeza y monumentalidad del Far-West. Tribus enteras fueron asesinadas y se cometieron cualquier clase de horrores, pero al margen de tanta monstruosidad e injusticia abundaron actos heroicos que pienso volcar en un libro que llamaría Cuentos del Sur o Cuentos de fortines.

En revista Patoruzito, 1961.

G.C.: ¿Recuerda algún suceso?
L.W.: Sí, el de un fortín de la provincia de Buenos Aires, que, al quedar sin soldados, fue defendido por un grupo compuesto de inválidos, enfermos y prostitutas.

G.C.: ¿Nunca abordó el cuento o la novela?
L.W.: Mi único libro fue En el umbral del gran enigma, sobre cuestiones vinculadas con el esoterismo, una de mis chifladuras.

En revista Pàtoruzito, 1959.

G.C.: ¿Qué piensa de la historieta como arte, usted que la vivió tan de cerca?
L.W.: Creo que últimamente a los historietistas se les han subido los humos a la cabeza. A toda costa pretenden considerar la historieta un arte. No sé si lo es. Puede serlo por el dibujo o por el guión. Para mí se trata de un simple entretenimiento.


De El dibujo de aventuras, de Germán Cáceres (Editorial Almagesto, Buenos Aires, 1996, 200 páginas).

jueves, 17 de enero de 2013

LA VUELTA DE OBLIGADO, de José Massaroli – Felipe R. Ávila. Por Germán Cáceres


(Ediciones Fabro, Buenos Aires, 2012, 56 páginas)



El libro comienza con un mapa sumamente ilustrativo de la margen derecha del Río Paraná, en un recodo llamado Vuelta de Obligado (hoy Obligado, San Pedro, provincia de Buenos Aires), en el cual se desarrolló la batalla homónima el 20 de noviembre de 1845. Hay un pormenorizada descripción del emplazamiento de los barcos del invasor anglo-francés (de vapor, corbetas, bergantines y goletas), como también de los cañones, las baterías, los veinticuatro lanchones unidos por tres cadenas y la pequeña flota nacional. Una “Presentación” de Alberto González Arzac comenta que el acontecimiento “simboliza la permanente vocación soberana de los argentinos y esta historieta (...) pone en manos del lector no sólo la historia de un pasado memorable sino también el patriotismo, tanto de sus héroes conocidos cuanto de los que son anónimos...


La Confederación Argentina, a cuyo frente estaba el brigadier Juan Manuel de Rosas, puso las tropas al mando del general Lucio Norberto Mansilla. Éstas recibieron un apoyo fundamental de las mujeres de San Pedro y de San Nicolás, que en forma voluntaria –y conducidas por Petrona Simonino- colaboraron heroicamente como enfermeras.
En la concepción de esta soberbia historieta intervinieron José Massaroli (guión, dibujo a lápiz y supervisión general de la obra), Felipe Ricardo Ávila (tinta, letras, mapas y diseño del logo), Ernesto Parrilla (letras de las páginas 34/51), Estudio Géminis (tinta de las páginas 34/49), Ramón Gil (coloreado digital) y Fernando Hrycak (maquetación).


Una charla de soldados previa al famoso combate hace referencia a las dos invasiones inglesas, a la ocupación de las Malvinas por una fragata británica en 1833, a los saqueos cometidos a lo largo del Río Uruguay por José Garibaldi y sus mercenarios y a los pormenores del sitio de Montevideo.
Los dibujos de las embarcaciones de ambos bandos –con impecables enfoques- son espléndidos. El cuadrito que refiere la explosión del bergantín criollo “Republicano” es un acierto visual. Dinámicas las acciones de esta batalla, y todo un logro la viñeta página que relata el ataque de los cañones de las naves extranjeras sobre las baterías criollas. El colorido es excepcional, de incontables matices, entre ellos los cuadritos de un único azul grisáceo. La planificación resulta ágil, variada y funcional a la narración. Aunque La Vuelta de Obligado exhibe un tono épico, presta atención a las vivencias personales de soldados y mujeres


El texto explica que “fue el primer combate de la Guerra del Paraná, el más cruento...pero no el único. Luego vendrían El Tonelero, San Lorenzo, La Angostura del Quebracho...”  
En definitiva, se está ante una espléndida historieta en la que la figuración y la escritura testimonian un fuerte aliento nacionalista.


Germán Cáceres

martes, 15 de enero de 2013

Crítica de “El libro de Gabriel”, de Trillo y Meglia, por SantiagoK

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  Cómo ocure habitualmente con un autor recientemente fallecido, su popularidad se dispara. No porque no fuera famoso en su momento (dado que en el caso que atañe a este artículo ambos autores fueron ampliamente reconocidos en vida) sino porque se tiende a buscar la inmortalidad de la obra, entre otras cosas. Surgen nuevas ediciones especiales o de lujo, surgen datos desconocidos, entrevistas, fotos, artículos...
    Ahora bien, apenas meses antes de su muerte, la editorial Napoleones sin Batallas re-editó “El Libro de Gabriel”. La edición de Napoleones sin Batallas es de buena calidad, muy lograda, pero la obra en sí deja mucho que desear. ¿Por qué?


    Empecemos por partes, que es justamente la palabra clave al hablar de Gabriel. En el mundo de esta novela gráfica, los ángeles se encarnan una y otra vez en formas humanas efímeras y trabajan en secreto para evitar catástrofes o frustrar los planes del infierno. El personaje principal es un ángel caído en desgracia (Gabriel) por haber matado a un niño accidentalmente en un enfrentamiento con enviados del diablo (constante e inocentemente llamado “el malo”). En su viaje hacia la redención, tiene la ayuda de Michelle, el angel Miguel encarnado en una mujer. Durante el tiempo que trabajen juntos, se iran relacionando hasta llegar a una unión más humana que divina y... bueno, hasta ahí llegamos.

    La premisa no es mala, pero el problema es, entre otros, la falta de continuidad. ¿Por qué (nuevamente)? Angeles en la tierra, librando una guerra secreta contra el infierno, sin poderes más que el de contactarse inmediatamente entre sí y renacer una y otra vez en formas humanas, cayendo justamente por esta condición en la debilidad del amor o el odio y dejando de lado la misión principal que los alienta. Pero el espacio y la cantidad de páginas no alcanza a llamar la atención. Los personajes son muy prototipicos, sus relaciones son vagas y la acción llega a un final cortante que se resuelve en una página.


    Trillo y Meglia habían pensado este proyecto como una serie donde cada libro trataría una historia diferente con los mismos personajes. Si esto se hubiese concretado, es muy probable que todas las falencias de guión y coherencia se habrían resuelto. Sin embargo, el proyecto no llegó más lejos y la obra en sí resulta deficiente, incompleta, trunca.

    Por el lado del guión es por donde pueden encontrarse más problemas, por así decirlo. La trama no resulta llamativa, es obvia y llena de lugares comunes tanto situacionales como dialogales. Los antagonistas no son creibles ni interesantes, aparecen como seguidores constantes de la dupla protagonista y no hacen más que dispararles sin que los angeles puedan hacer otra cosa más que escapar. Y esta situación de perseguidores-perseguido se vuelve incluso repetitiva e infantil, pues sabiendo que los vigilan, Gabriel y Michelle van de aquí para allá a veces tiroteados a veces sin nadie que los vigile, a veces teniendo sexo sin quedar muy en claro si se gustan o no, a veces sí...

    El tomo y estructura del relato recuerda en cierta forma a Boggart, otra obra no tan buena de Trillo pero con lapices de Dominguez, quien además recuerda cada vez más a Meglia (no como Ramos, que ha logrado un estilo más propio a pesar de la influencia). Una historia con buena premisa que no llega a cuajar del todo, especialmente por la definición abrupta del conflicto, que llega a ser demasiado forzada, cual deus ex machina.
    Esta crítica intenta no ser subjetiva. Pero hay algunos hechos que no pueden negarse. Trillo, como todo autor, tuvo sus altos y sus bajos. Publicó porque quería y publicó obligado para mantenerse en el mercado, publicó originales y publicó copias de si mismo (una de las muestras más obvia es Chicano-Bolita). Y es que no hay autores inmaculados, mucho menos cuando tienen un ritmo de trabajo (y una cantidad de historias publicadas) como el suyo. Por eso no le quita mérito.


    Por el lado gráfico, es posible que el dibujo de Meglia sea lo único que salva esta obra. En un período de desarrollo entre Irih Coffee y Cybersix, su estilo es igualmente fuerte, impactante, con mucho de estilo animado y mucha fuerza kinetica, todo lo que le hizo marcar escuela. Sin embargo, muchas veces la expresividad del dibujo no acompaña a la emoción de las palabras (llanto en Gabriel, perplejidad en Lazaro...) y el trabajo de coloreado desluce terriblemente el producto final (especialmente notable en un episodio flashback donde el lapiz utilizado originalmente y su riqueza de “boceto” se pierde). El problema principal de colorear un trabajo en blanco y negro buscando además colorear las lineas del trazo es que el escaneo de los originales tiende a pixelarse al limpiarse pues para las herramientas de selección de cualquier programa de dibujo, el original debe estar escaneado en perfecto blanco y negro sin grises, y depende del colorista y su habilidad digital el dejar suavizada cada viñeta. Y eso es lo que no ocurre en este caso, la diferencia entre originales y coloreados salta a la vista en detrimento de los segundos.

    Publicado originalmente en dos partes en los números 27 y 28 de Puertitas, revista abierta en los 90 por el guionista para editar en Argentina lo que publicaba en Europa, “El Libro de Gabriel” es una lectura agradable, una obra de dos vacas sagradas de la historieta argentina, pero dista mucho de estar entre sus mejores producciones.

lunes, 14 de enero de 2013

Dos excelentes propuestas: DAGO y CLEMENTE


En los quioscos argentinos se pueden encontrar dos propuestas de excelencia.
La primera marca del regreso del personaje DAGO a Argentina, uno de los que fuera ícono de la extinta editorial Columba y de la historieta nacional, creado a principios de los 80 por Robin Wood y Alberto Salinas.
Dividido en tres tomos, “Saqueo de Roma” fue previamente publicado en Italia con enorme repercusión. Hoy, el personaje es uno de los principales de aquel país y era un largo anhelo verlo republicado en el país que lo viera nacer. Regresa al país editado por Comic.ar ediciones.


Los lectores podrán disfrutar nuevamente del guión de Robin Wood y de la deslumbrante gráfica de dibujante actual, el cordobés Carlos Gómez. Al dibujante, poco conocido hasta el momento en el país, pero enormemente valorado en Europa, se lo podría considerar entre los mejores dibujantes argentinos de la actualidad, dentro de una línea clásica. En noviembre de 2011 tuvimos el gran gusto de entrevistar a Gómez.
Este Dago resulta de lectura muy recomendable, tanto por lo atrapante de la trama como por el dibujo, admirable en todo sentido.



La otra propuesta llega de la mano de Clarín, que compila en tomos todas las tiras del personaje CLEMENTE, del recientemente fallecido CALOI (Carlos Loiseau). Para los lectores argentinos, tanto el autor como el personaje no necesitan presentación, ya que se trata de uno de personajes íconos del humor gráfico nacional.
Otra propuesta para disfrutar con la relectura del entrañable Clemente. 

miércoles, 9 de enero de 2013

ABEL IANIRO (1919-1962), por Germán Cáceres


Para hacer un buen dibujo no basta gustarlo, hay que sentirlo (...) Mis mejores chistes humorísticos han sido sacados de la vida real.
Abel Ianiro



Nació y falleció (a los cuarenta y tres años) en Buenos Aires. Fue humorista, dibujante publicitario y caricaturista. Sus primeras colaboraciones aparecieron en la revista La Cancha, y luego en Patoruzú, Cascabel, Cara Sucia, Rico Tipo, Chicas, Chabela, Leoplán, Canal TV y Tía Vicenta.
En Leoplán creó en la década del cuarenta tres historietas: Tóxico y Biberón, Casanova Conquistador y Purapinta.

En Rico Tipo 94, 1946

Tóxico y Biberón (1944) formaban un dúo de padre e hijo. El primero era pequeño y dañino y el segundo un gordo grandote y cándido que impedía que las maldades paternas se concretaran: el humor de la tira jugaba con esta oposición. Gráficamente, Ianiro gestó algo así como un desorden planetario con sus grises y negros plenos, sus enfoques y perspectivas forzados, y sus planos lejanos de personajes y objetos de tamaño diminuto.
En revista Leoplán, 1946.

Purapinta, que se publicó desde 1944 en Rico Tipo, posee un físico portentoso y ostenta una pose envarada y fanfarrona, muy similar a la del genial Dr. Merengue, de Guillermo Divito. Con un pecho descomunal, propio de un boxeador, se comporta como un guapo, pero a la primera reacción del rival se acobarda y evita la pelea. Por boca de Ianiro, en 1953 y en la revista Atelier, Purapinta declaró: “Sucede que me gusta imponerme a la gente, pero sin hacerle daño. Claro que no siempre me comprenden y muchas veces reaccionan desfavorablemente. Es entonces que pienso: ¿Para qué pelear? ¡Si le pego lo mato!”  La única vez que se envalentona y asusta a ladrones de escasa monta es cuando se convierte en policía uniformado. En una oportunidad, tras su bravata de “¡No lo aguanto más!”, se limita a quitarse el pull-over que lo estaba molestando. En otra, se encuentra sentado tomando mate en un banquito de una habitación con la puerta abierta, lo que le permite oír los gritos de una mujer que está pidiendo socorro. Se levanta y parece dispuesto a defenderla, pero sólo da un portazo y exclamar “¡Listo!”. Y en una tira le está propinando una paliza abrumadora al adversario, pero en el último cuadrito se lo ve en la cama y la voz en off de la madre le grita “¡Arriba Purapinta” en tanto él le contesta “Ufa, mamá! ¡Me despertaste en lo mejor!”. La historieta continuó republicándose en la revista Lúpin.

En revista Leoplán, 1948.

En 1957 empezó a salir en “El suplemento del Doctor Merengue” de Rico Tipo, un nuevo perdedor, pero en el amor. Se trata de Tito Faldas, personaje que intenta ser un seductor, pese a que siempre fracasa en forma bochornosa. Es más estilizado y delgado que Purapinta, se viste impecablemente y usa un cuidado bigote.

En revista Rico Tipo, 1946.

A partir de 1945 Marmolín se publicó en Rico Tipo. Es una estatua en actitud solemne sobre un pedestal ubicado en una plaza, que porta bajo el brazo un libro enorme. Da la sensación de ser un prócer civil de fines del siglo XIX  (en una tira se aclara que se recibió de abogado y que nació en 1875). El personaje cobra vida de acuerdo a lo que sucede a su alrededor. Por ejemplo, un hombre se encuentra parado leyendo un diario de espaldas a la estatua, y ésta aprovecha para a su vez leerlo de reojo. Cuando el tipo –sin abandonar la lectura- comienza a caminar, Marmolín lo sigue. En una ocasión se burla de dos observadores que permanecieron horas vigilando si se movía. Ni bien se retiran defraudados, se arroja al suelo para reírse hasta las lágrimas. En otra está absorto estudiando un libro de magia y desaparece el pedestal, pero él se mantiene suspendido en el aire.

En revista Leoplán, 1950.

Mujer al fin y Dedalina fueron historietas de su producción, y realizó, además, un sinnúmero de tiras aisladas, sin protagonista.
Pero principalmente sobresalió como caricaturista, uno de los mejores de la década del cincuenta y de toda nuestra historia. En 1950 obtuvo la Medalla de Oro del Quinto Salón Anual de la Asociación de Dibujantes y el primer premio en la categoría Dibujo Humorístico en la Tercera Exposición de Arte de Propaganda. Por su parte, Luis Ordoñez  manifestó el 30 de junio de este año 2012 que “La caricatura fue mi pasión siempre y me llegó por contagio de un gran dibujante, para mí el mejor caricaturista argentino, que fue Abel Ianiro. (...) me llamaba la atención cómo se podía deformar tanto a una persona y mantener el parecido...

En revista Rico Tipo, 1950.


Dibujó caricaturas de grandes actores en colores y también en blanco y negro. En éstas últimas, sus sombreados son espectaculares y revelan un avanzado criterio plástico. En la de Carlos Thompson, se muestra imaginativo empleando grises y buscando cierta intencionalidad artística. Captó la imagen del actor a través de su infaltable pipa, su abundante cabellera y sus ojos rodeados de cejas y párpados gigantescos, como si una criatura fantástica se hubiese posado sobre su rostro. La de Raf  Vallone logra que la cara sea la prolongación de su físico de luchador. En la de Dick Bogarde se observa la sutileza de la línea y el deslumbrante toque de aguada, técnica en la que descolló. Peter Lorre parece haber sido fotografiado mientras se contemplaba en un espejo deformante. Resulta increíble el dinamismo que irradia la caricatura en primer plano de Amedeo Nazzari, intérprete de tantos papeles dramáticos, cuya personalidad supo volcar con profundidad. Con David Niven optó por poner el acento en los ojos, como con Carlos Thompson y, aunque éste fue un galán y el primero más bien un comediante, de ambos emana una mirada melancólica.

En revista Rico Tipo 1947.

Respecto a las caricaturas en colores que salieron en las tapas de Canal TV, es tan imaginativa y original la de Dolores del Río que se está ante una imagen que no admite comparación: es un mundo gráfico en sí mismo. Se destaca por su movimiento, su composición y las incontables curvas (las cejas, las pestañas, los carnosos labios y esas manos pequeñas que parecen pájaros a punto de volar). La amplia y característica sonrisa de Nat “King” Cole parece reflejarse en el teclado del piano y contar con vida propia, como si intentara salirse de la tapa. Juan D´Arienzo está enfocado con un plano americano en tanto marca el ritmo. Johnny Wesmuller y su mona Chita transmiten la sensación de ser dos modelos para un filme de animación. Sammy Davies Jr. asoma en toda su gestualidad para lo cual Ianiro no temió distorsionar sus facciones al máximo. Carmen Sevilla no deja de ser bonita: cabello, manos, vestido y rostro se articulan en una espléndida armonía visual. Por su parte, Pedrito Rico impresiona como si pretendiera enroscarse en forma de caracol. Lograda la peculiar sonrisa compradora de Fernando Lamas, equiparable a la del mismo Gardel, y Tita Merello es pura síntesis y simplicidad. La de Narciso Ibáñez Menta bordea la pintura estilo ilustración, con rasgos representados con suma discreción. Detrás del plano medio del actor se insinúa una silueta oscura que evoca a Mr. Hyde.

En revista Rico Tipo, 1950.

Después de recorrer con admiración y alegría estos soberbios trabajos, sólo cabe repetir que Abel Ianiro fue un artista gráfico impresionante, tanto en la caricatura como en el humor. O sea, ¡un grande!


Germán Cáceres



Bibliografía

-Accorsi, Andrés, “Abel Ianiro”: http:/www.comiqueando.com.ar
-Cinelli, Juan Pablo, “El dibujante que es una marca registrada de la caricatura nacional”: http://tiempo.infonews.com.
-Gociol, Judith, y Rosemberg, Diego, La historieta argentina/Una historia. Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2000.
-http://barriletevirtual.blogspot.com.ar: “¿Quién fue ABEL IANIRO?”
-http://es.wilkipedia.org: “Purapinta”.
-http://www.museodeldibujo.com: “Ianiro, Abel”.
-http://www.pacoduqueypipamania.com.ar: “Abel Ianiro”.
-Oche, Califa, La Argentina que ríe: el humor gráfico en las décadas de 1940 y 1950. Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires, 2007.
-Sanguiliano, Héctor Sanyú, 100 años de historieta en el mundo/La historieta en la historia argentina. Aiglé Ediciones, Buenos Aires, 1997.
-Siulnas, Aquellos personajes de historieta (1912-1959). Punto Sur Editores, Buenos Aires, 1987.
-Trillo, Carlos y Saccomanno, Guillermo, Historia de la historieta argentina. Ediciones Record, Buenos Aires, 1980.

lunes, 7 de enero de 2013

Las 16 notas más leídas del blog de La Duendes, durante la primera mitad de 2012


El siguiente es el listado de las notas más leídas durante la primera mitad de 2012, de  entre 53 publicadas durante dicho periodo.
A diferencia de la segunda parte, en que ningún tipo de nota tuvo preponderancia sobre otras, en esta las estrellas fueron la entrevistas.
Del mismo modo, las tres primeras notas más leídas de la primera parte del año, fueron las más leídas del año.


Entrevista: Ignacio Noé 


Entrevista: Alberto Breccia (primera parte) 

Entrevista: Jorge Zaffino 



Entrevista: Alberto Breccia (segunda parte)

Entrevista: Carlos Albiac 

Los maestros olvidados: Alfredo Ferroni




Entrevista: Héctor Beas



Entrevista: Gerardo Balsa  

Entrevista: Juan Dalfiume (primera parte) 




Entrevista: Esteban Tolj     



Entrevista: Oswal (segunda parte) 



Libro Limura, por Cáceres

Entrevista: Juan Dalfiume (segunda parte) 




jueves, 3 de enero de 2013

Las 16 notas más leídas del blog de La Duendes, durante la segunda mitad de 2012


A modo de balance por el año 2012, les presentamos un listado con las notas más leídas durante la segunda mitad de 2012, de  entre 53 publicadas durante dicho periodo en este blog.

Viñetas de Celuloide: Constantine, por Santiago K  




Entrevista: Patricia Breccia (primera parte)

La aventura continúa, por Germán Cáceres


El facón de Almanegra, de Oenlao, por Germán Cáceres

Entrevista: Siulnas   

Entrevista: Nelly Oesterheld  


Ramón Columba (primera parte), por Germán Cáceres 

Entrevista: Patricia Breccia (segunda parte) 


La Palabra ilustrada: Crítica de relatos inmortales… Por Santiago K 155








Fotos festival de historietas al sur del sur (1)



Entrevista: Martha Barnes  




La palabra ilustrada. Crítica del libroReparador de sueños. Por Santiago K 


La próxima semana, el listado de las notas más leídas durante la primera mitad de 2012.