miércoles, 26 de diciembre de 2012

Entrevista: Víctor Hugo Arias


     Víctor Hugo Arias es uno de los grandes maestros de la historieta argentina, cuyos inicios en la profesión se remontan a publicaciones míticas como Hora Cero y edit. Abril. La mayor parte de su carrera la desarrolló publicando en las principales editoriales de historietas de Inglaterra e Italia, como así también en la editorial argentina Record (Skorpio).
Hoy se encuentra dedicado a otra de sus pasiones: la pintura.

Arias

Nací hace muchos años en la Ciudad de Río Cuarto. Por entonces, a los 18 años teníamos dos opciones para hacer: a trabajar o estudiar. Yo opté por las dos, trabajar y estudiar, pero dibujo. Con esta meta me fui a trabajar a Buenos Aires donde asistí a los Cursos de Dibujo del Natural en la Asociación Estímulo de Bellas Artes. Pero ya venía marcado por una habilidad natural, con la que había nacido para esto. Recuerdo mis primeros dibujos en la primaria que hasta sorprendían a la maestra y mis compañeritos. La década de los años 50  fue una bisagra para mi vida: me nombraron profesor, allí en mi ciudad, en la nueva Escuela Provincial de Bellas Artes y también porque formé familia con mi esposa Mary y tres hijos.

Ernie Pike dibujado por Arias, en la revista Hora Cero

La pasión por la historieta
Era niño todavía cuando descubrí al Príncipe Valiente de Harold Foster y Flash Gordon de Raymond, maestro, que me conmocionaron, también después   José Luis Salinas y otros grandes a los que conservo siempre mi admiración. Viviendo aún en Río Cuarto alguien me aconsejó, viendo mi facilidad  para el dibujo de la figura humana, que hiciera historietas, y allí empecé un nuevo camino. Hacer eso me fascinaba y como me quedaban bastantes horas libres de profe, me sumí en ese mundo maravilloso que como lector de historietas lo conocía y ahora lo tenía en mis manos.

Publicaciones de Arias en la revista Skorpio de Italia


Una vida publicando en el país y el exterior
Viajaba a Buenos Aires llevando mis originales, primero en Poncho Negro, no me atrevía todavía presentarme en las grandes editoriales, que llegaron después cuando mejoré. Abril, Hora Cero y también un editorial inglesa que había visto algo mío publicado. Era Fleetway. Les hice dos o tres trabajos pero en un momento me comunicaron que dado, entonces, a problemas con el Correo argentino debían suspender la colaboración para con ellos de nuestros dibujantes, pero me propusieron viajar allá, para seguir con mi trabajo y con alguna ayuda para facilitar mi traslado. 

Trabajos de Arias en Inglaterra
Decidí ir, además porque habían abierto una “sucursal” en Milán donde me establecí con mi familia. Estuve en Londres en la Fleetway  y en Dundee (Escocia) otro editor D.C.Thomson  (no lleva P porque es escocés) con el que realicé una intensa colaboración con mi estudio que había montado en Milán. Hacía diversos temas, o series o unitarios de love stories, western, aventuras, guerra y aviación. En estos últimos había que estar bien documentado por el tipo de avión: modelo, año, uniformes, grados o insignias y condecoraciones y por nacionalidad, no obstante siempre había un margen de libertad para la interpretación del dibujante. En Italia he hecho series para “Il Corriere dei Ragazzi”, “Diabolik” y “Lancio” Cuando regresé al país en la década 70 ya dejaba la historieta, excepto para una publicación nacional (Skorpio) y retomé la pintura de cuadros que hago actualmente.

Páginas de historietas publicadas en la revista argentina Skorpio
   
         
La pintura
Quisiera recalcar lo valioso que ha sido para la pintura que yo hago, mi labor de historietista, porque esta práctica me sirvió para dibujar caballos, expresiones, perspectivas, adquirida por dibujarlos todos los días en cuadritos y de memoria. Mi tipo de pintura es figurativa, es decir que se entiende, pero no fotográfica sino suelta y con una paleta impresionista. Mis temas: todo lo que veo en mi alrededor. Instituciones y museos tienen obras mías.

Página de historieta publicada en Skorpio 58, 1979.

Colegas
Personalmente he conocido a grandes  artistas del dibujo: Hugo Pratt, amigo y compañero de viajes, Alberto y Enrique Breccia, José Luis Salinas, Solano Lopez, Héctor Oesterheld, guionista y otros grandes argentinos  y de  “afuera”:  Dino Battaglia, Moebius (Giraud), Joe Kubert, Tacconi, Aldo Di Gennaro, Víctor De La Fuente, Uggeri….  Pensar que pasé una vez por la estación de New Rochelle  en Nueva York donde vivía Alex Raymond, pero ya no estaba más. Recuerdo a mis amigos Juan Giménez, Mangiarotti  más jóvenes que yo que venían a verme dibujar y traerme para ver sus incipientes y lindos dibujos que después los convertirían en exitosos profesionales. Carlos Gómez,  que me ayudó en algunas historias,  es ahora en Italia el exponente de una brillante trayectoria.


Hora Cero
De las revistas de historietas nuestras, si ha habido una emblemática coincido en Hora Cero. Un verdadero orgullo de una creación argentina. Antes de ausentarme hice para la serie de Ernie Pyke “En Retirada”, ”lluvia” y “Monte Cassino”

POSTER  autografiado de puño y letra en 29 x 41 cm. Para los interesados solicitar en:  victorharias@uolsinectis.com.ar


Libro
Basada en una leyenda argentina en la época de la Conquista he realizado una historia de aventuras que me interesaría publicar en Argentina – 42 páginas y 250 dibujos- y que es inédita, de la que soy el autor del guión como de los dibujos.

Página de la serie Aguila Negra, dibujada por Arias, en edit. Columba

El dibujo
Los que nacimos con la facilidad para el dibujo deberíamos sentirnos felices, de saber que alguien puso en nuestra manos algo así como un varita mágica, con la que podemos crear e inventar en un pedazo de papel formas y mensajes para entretenimiento y regocijo de muchos. 






jueves, 20 de diciembre de 2012

Nueva revista de humor: “La clínica del Dr. Cureta”


El 10 de diciembre se presentó en la Alianza Francesa, en la ciudad de Buenos Aires, la revista de humor y actualidad “La clínica del Dr. Cureta”, dirigida por Meiji. Argentina cuenta con una extensa tradición de revistas de humor gráfico, que se remonta a la primera mitad del siglo XX. Con excepción de algunos intentos editoriales que perduraron pocos números, desde la desaparición de la revista Humor a fines de los años 90, la tradición se truncó. “La clínica del Dr. Cureta”, que en sus 32 páginas a todo color, presenta humor gráfico y notas de actualidad, viene a cubrir ese vacío.



Ya desde su título, que apela al nombre del exitoso personaje creado por Meiji y Ceo en la revista Humor, este nuevo espacio se encolumna en la tradición del humor de actualidad y político. Asimismo, al staff lo integran quienes formaban parte de Humor, marcando con ello el retorno al papel de revistas, por parte de autores notables del humor gráfico argentino: Garaycochea, Limura, Grondona White, Tabaré, Maicas, Rep, Parissi, de los Ríos, Toul, Patricia Breccia, Meiji, Jorh, Wolf, Kappel, Lawry, Libman, Pati y Ferrero.




Por el momento la periodicidad de “La clínica del Dr. Cureta” es trimestral y con vistas a editarla mensualmente. Por el momento solo se consigue en quioscos de revistas de Capital Federal y el gran Buenos Aires.
Buenos augurios para un nuevo espacio editorial.


Durante la presentación se le rindió un sentido homenaje a la revista Humor.


martes, 18 de diciembre de 2012

JOSÉ LUIS SALINAS -1908-1985- (segunda parte) Por Germán Cáceres


Cisco Kid posee varios antecedentes. En primer lugar nace en un cuento de O´Henry, The caballero´s way (El camino del caballero, 1907). Pero como testimonia el guionista (jamás conoció personalmente a Salinas) este supuesto héroe era un delincuente, y con el propósito de corroborarlo transcribe el comienzo del relato de O´Henry: “Mataba por gusto -porque tenía un temperamento fuerte– cualquier motivo que se le ocurriera era suficiente.” Y refiere que Sylvan Bick, el editor de la tira, le advertía que Cisco Kid siempre tenía que ser “el Bueno”. “Ya sabes, Rod, en la historia original, él era un verdadero hijo de perra”.

Fragmento de página de Cisco Kid en versión italiana

El personaje inició su recorrido en el cine y siguió en la televisión. La primera película se llamó En el viejo Arizona (1929), dirigida por Raoul Walsh e Irving Cummings, y lo encarnaron varios actores, entre los cuales el más famoso fue Gilbert Roland, un mexicano de origen español (Luis Alonso), que intervino en seis filmes.

Ilustración publicada en el libro "El dibujo según el temperamento de 150 famosos artistas", 1945.

Como ya señaló Francisco Tadeo Juan en el epígrafe, hubo pocos artistas que dibujaran con semejante talento los caballos y plasmaran tan bellas y dulces mujeres. Cómo buen amante latino –tal el giro que se le dio a la tira- Cisco Kid es buen mozo y siempre está impecablemente vestido de negro con sus camisas de bellos bordados y su sombrero de charro. En el episodio inicial, “Lucy Baker”, le dice a ésta: “¡No puedo encontrar palabras para expresar la música celestial que resuena en mi corazón al contacto de tus manos!”. Salinas no sólo ostenta un sólido conocimiento de la anatomía artística sino también del rostro humano, pues los personajes muestran rasgos bien diferenciados que registran todo tipo de expresiones. Las secuencias vertiginosas que despliega son propias de un filme. El fiel compañero del protagonista, Pancho, es simpatiquísimo y se lo suele asociar con Sancho Panza. Los paisajes del Oeste - por su hermosura y excelencia- recuerdan los grandes westerns de la pantalla. Los saloons, con sus infaltables peleas, son magistrales, como así las diligencias, los trenes, los característicos pueblos, las luchas contra los pieles rojas, las carretas, las persecuciones a caballo, el acarreo de ganado. Y, además, su destreza en el claroscuro y en las escenas nocturnas. A tramos puede considerarse a Cisco Kid -por su rigor documental- como una enciclopedia acerca de este ámbito legendario. Como afirmó Oscar Masotta...sus planos generales abiertos, los matices de grises obtenidos con los finos trazados de una pluma jamás igualada, cuya calidad, se ha dicho, supera a la de Alex Raymond”.

Página de Dick, el artillero en revista Gunga Din, 1980.

Hacia 1969 realiza ilustraciones de episodios históricos en la revista Tell Me Way, de la editorial inglesa Fleetway. Asimismo colabora en otras editoriales, entre ellas las de Manuel García Ferré. Produjo alrededor de trescientas láminas, en su mayor parte sobre uniformes militares, personajes de fantasía y la historia del traje.

Página de Hernán El corsario, en revista Patoruzú 184, 1941.

Para King Features Syndicate dibuja de 1971 a 1972 Dick el artillero, con textos de Alfredo Grassi, que en la Argentina apareció en el diario La Prensa y en la revista Gunga Din. Aunque el protagonista es un jugador de fútbol, en los sucesivos episodios la historieta se abre a otros rumbos aventureros y –en las palabras del guionista- termina siendo “policíaco-deportiva”. Fue continuada por otro maestro, Luis Olivera.

Página de Ellos, en revista Patoruzú 198, 1941.

Después, Salinas se dedicó por completo a otra de sus grandes pasiones: la pintura de temas camperos. Llevó a cabo dos exposiciones en Londres.
En 1976  recibió el prestigioso premio Yellow Kid por su trayectoria, en el festival Lucca XII.
En 1984 fue declarado Ciudadano Ilustre por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.

Ilustración para la revista Anteojito, 1980. 

Comienza a dibujar La batalla de Vitoria para la editorial vasca Ikusager, pero su delicado estado de salud no le permite terminarla.
Falleció el 10 de enero de 1985.
Resulta oportuno citar una frase de Sasturain: “Neruda es a Pratt lo que Vallejo es a Breccia, y tras ellos se definen las líneas fundamentales de la narración gráfica más creativa de los últimos treinta años. ¿Y Salinas? Salinas está en la base, debajo y atrás: Salinas es Rubén Darío...” Sucede que su obra es tan inmensa y contundente que ningún elogio parece suficiente.


Germán Cáceres


Bibliografía

-Albertoni, Carlos W., Santas Historietas. Catálogos, Buenos Aires, 2004.
-Cáceres, Germán, La aventura en América. La palabra mágica, Buenos Aires, 1999.
-Deskartes Mil: “Las ilustraciones de José Luis Salinas”. http://deskartesmil.blogspot.com.ar.
-Gociol, Judith, y Rosemberg, Diego, La historieta argentina/Una historia. Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2000.
-Horn, Maurice: “Realismo y relevancia en los comics”, en Historia de los cómics, dirigida por Javier Coma. Toutain Editor, Barcelona, 1982-1983.
-http://www.historieteca.com.ar: “José Luis Salinas”.
-http://es.wilkipedia.org: “José Luis Salinas”.
-Juan, Francisco Tadeo, “José Luis Salinas. La maestría congénita”, en Cisco Kid Nº 2, Colección Héroes de Siempre. Ediciones Eseuve, Madrid, 1989.
-Lipszyc, David, “Argentina, comics hasta los años 40”, en Historia de los cómics, dirigida por Javier Coma. Toutain Editor, Barcelona, 1982-1983.
-Lipszyc, Enrique, El dibujo a través del temperamento de 150 famosos artistas. Escuela Norteamericana de Arte, Buenos Aires, 1953.
-Masotta, Oscar, La historieta en el mundo moderno. Ediciones Paidos. Barcelona, 1982.
-Parés, Diego, “José Luis Salinas”: http://eloficiodelplumin.blogspot.com.ar.
-Reed, Rod, “Habla el guionista de Cisco Kid”, en Cisco Kid Nº 5, Colección Héroes de Siempre. Ediciones Eseuve, Madrid, 1990.
-Salinas, José Luis, Grandes novelas de aventuras. Ediciones Record, Buenos Aires, 1976.
-Sasturain, Juan, El domicilio de la aventura. Ediciones Colihue, Buenos Aires, 1995.
-Trillo, Carlos y Saccomanno, Guillermo, “Cuarenta años de historieta”, en Hernán el corsario. Ediciones Record, Buenos Aires, 1976.
-Trillo, Carlos y Saccomanno, Guillermo, Historia de la historieta argentina. Ediciones Record, Buenos Aires, 1980.

martes, 11 de diciembre de 2012

JOSÉ LUIS SALINAS -1908-1985- (Primera parte) Por Germán Cáceres


“Pocos supieron, en mi opinión, pintar a la mujer como él, ni lograr captar en una viñeta toda la belleza de una puesta de sol, la perfecta anatomía de un caballo o una panorámica naturalista de un accidentado paisaje.”
Francisco Tadeo Juan


José Luis Salinas en 1945

Nació el 11 de febrero de 1908 en el barrio de Flores, Buenos Aires. Fue un autodidacta que sólo cursó en el bachillerato los tres primeros años de dibujo. Decía que éste “no se aprende, es algo que viene con uno”.
Su inició como profesional publicitario –que tanto lo ayudó a forjar su técnica historietística- en la agencia Exitus, desde 1929 hasta 1939. Previamente había realizado ilustraciones en 1928, para la Editorial Columba, en El Tony y en Páginas de Columba.

Hernán el corsario en revista Patoruzú 184, 1941

En 1936, Dante Quinterno le pidió una historieta de piratas, cuyo protagonista fuera un joven, con el fin de competir con Quique, el niño pirata, de Luis Cazeneuve, que salía en el diario El Mundo. El resultado fue Hernán el corsario, que apareció hasta 1942, en el mensuario Patoruzú, con un intervalo desde el 15 de marzo de 1938 al 18 de marzo de 1940, debido que la revista primero pasó a quincenal y luego a semanal y el dibujante necesitaba adaptarse a esa nueva modalidad de trabajo y acumular material para publicar.

Ilustración publicada en el libro "150 famosos artistas, de la escuela Norteamericana de Arte", 1945.

José Luis Salinas tenía como modelo ejemplar al Harold Foster de Tarzán (1929) y de El Príncipe Valiente (1937). De éste último abrevó en las planchas dominicales, y no en las tiras, para contar con una mayor libertad expresiva al recurrir a cuadritos de diferentes formatos. (“En Foster vi el estilo que había soñado toda mi vida”, afirmó). Hay bastante también del Flash Gordon (1934), de Alex Raymond, historieta que admiraba (“me gustaba el despliegue, el dinamismo, de la aventura interplanetaria, la magnificencia”).

Cisco Kid en versión italiana, en la revista Il Mago, 1974.

Hernán el corsario es una historieta plena de movimiento y de acción, y muy cinematográfica por su ritmo, sus ángulos y enfoques. Sorprende su pericia técnica, el uso del negro pleno, los grises a pincel seco, el plumeado a rayas, la notable composición de página y la planificación. En la lucha del protagonista contra el pez martillo evoca por su calidad al nombrado título de Raymond, cuando su rubio héroe combate contra un pulpo. Salinas ya posee un dominio total de todas las facetas del dibujo, no sólo de la historieta. Asombra cómo maneja la perspectiva, sobre todo en las tomas en picada. Tanto el mar como los barcos constituyen primores de belleza. Otro de sus méritos es el maravilloso registro de la fauna de la selva. Sin dudas, se está ante un ilustrador de la talla de Charles Dana Gibson. La serie transmite exaltación y alegría, propias de las clásicas novelas de aventuras.

Ilustración para la revista Anteojito, 1972.

Desde 1937 empieza a colaborar en la revista El Hogar, ejecutando adaptaciones de importantes libros. Se suceden en el siguiente orden: 1938: El Capitán Tormenta, de Emilio Salgari, y Miguel Strogoff, de Julio Verne; 1939: Los Tres Mosqueteros, de Alejandro Dumas; 1940: La Costa de Marfil, de Emilio Salgari; 1940/41: Ella, de Henry Rider Haggard; 1941/42: El último de los mohicanos, de Fenimore Cooper; 1942/44: Ayesha, de Henry Rider Haggard; 1944: La Pimpinela Escarlata, de la Baronesa de Orczy; 1945/47: Las minas del Rey Salomón, de Henry Rider Haggard, y El Libro de la Selva, de Rudyard Kipling.

Página de El último de los Mohicanos

El procedimiento para emprender estas adaptaciones era completamente original. Primero Salinas elegía los títulos y luego las escenas que consideraba más destacadas para dibujarlas. Entregaba estos trabajos al crítico literario José de España, que se encargaba de los guiones. Por supuesto que prevalecía la impronta gráfica sobre la escritura, que solía ser demasiado extensa.

Página de Hernán el corsario en revista Patoruzito, 1946.

Hernán el corsario había hecho alardes de agrupar numerosos personajes en una viñeta: en El Capitán Tormenta el dibujante repite esa hazaña. Miguel Strogoff se destaca por la sabia utilización del gris, de las siluetas negras y de los encuadres en picada. Y resaltan esos jinetes tártaros, que, al galope, blanden sus espadas. En la Costa de Marfil y El libro de la Selva (su historieta preferida), la desmesura del follaje selvático y de los animales salvajes resultan propicios para que el arte de Salinas vuele a sus anchas. A tramos los cuadritos se exhiben imponentes y cargados de exotismo. Abundan las logradas escenas de luchas cuerpo a cuerpo como en El último de los mohicanos, en el cual su clasicismo adquiere frescura y espontaneidad al dejar en blanco parte de varios cuadritos. En La Pimpinela Escarlata su grafismo es mucho más contenido, como respondiendo a las pautas de una novela en la cual se imponen los interiores.

Página de Dick, el artillero, en revista Gunga Din, edit. Record,  1980.

En 1945 aborda la historieta humorística Ellos para Patoruzú (a veces la firma como Joseph Louis). Antes la habían dibujado Rodolfo Claro y Castrillejo.

Página de Ellos, en revista Patoruzú 185, 1941.

En 1949 viaja a Estados Unidos para mostrar sus trabajos, y en 1951, el mítico King Features Syndicate le encarga la historieta Cisco Kid, con textos de Rod Reed, un guionista de la plantilla, para lo cual se establece en New York con su familia. Nueve meses más tarde regresa a la Argentina porque su hijo Alberto podía ser reclutado para la guerra de Corea, dado que eran residentes. Pero siguió dibujando la historieta desde Buenos Aires, hasta que ésta se interrumpió el 10 de agosto de 1968. Cisco Kind se publicó en trescientos periódicos de todo el mundo; en la Argentina apareció en el diario La Razón y en la revista Patoruzito, con adaptaciones a cargo de Leonardo Wadel. Salinas fue el primer argentino que trabajó entre los grandes maestros norteamericanos. Es una historieta que sigue las pautas de los globos de diálogo, en oposición a Hernán el corsario y a sus ilustraciones de novelas en las que predominaba el texto.

Continúa la próxima semana

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Judith Gociol y la historieta argentina de todos los tiempos y todo el país


Judith Gociol es periodista cultural especializada en historieta. Desde ese campo realiza una muy importante labor de estudio, rescate y difusión de la historieta argentina, tanto desde el ámbito editorial como desde instituciones del Estado nacional. A diferencia de los que sucedía hasta no hace más de una década atrás, ella y los colegas con los que trabaja, la abordan enfocándose en todo el territorio argentino, con una visión realmente federal. En ese sentido están cubriendo un vacío y deuda que presentaban estudios y emprendimientos previos.
Es la coautora de un libro clave e enciclopédico (por la magnitud) “La historieta argentina. Una historia”. Asimismo, es una de las responsables de la muestra y libro “Nos tocó hacer reir” que aborda la historieta nacional en su conjunto y se conformó para ser presentada en la Feria del libro de Frankfurt, Alemanía, con motivo del Bicentenario argentino. Muestra que luego fue ampliada y presentada en varias ciudades del país y el exterior (Brasil).
Su labor más reciente, desde la Biblioteca Nacional, está centrada en la conformación de una biblioteca de historieta argentina editada en todo el país, al igual que eventos y publicaciones de rescate.

Judith Gociol dibujada por Daniel Paz


Sos periodista cultural y llevás bastante tiempo dedicada a trabajar sobre la historieta argentina. ¿Cómo, cuándo y por qué comenzaste a dedicarte a investigar sobre la historieta? 
La primera nota que hice, cuando todavía estudiaba periodismo, fue para la revista Todo es Historia y era sobre historieta. De la revista nos pidieron un sumario con notas y a nosotros se nos ocurrió que podíamos ver cómo la historia se reflejaba en la historieta y nos la aceptaron. Ese fue el germen de todo.



En el año 2000, junto a Diego Rosemberg publicaste el libro “La historieta argentina. Una historia”, lo que sería una obra monumental por el volumen de investigación y si se quiere el tamaño del libro. Hoy es un libro de referencia ineludible. ¿Cómo fue realizar este trabajo y qué lo motivó? 
Propusimos el libro a Ediciones de la Flor porque yo ya venía trabajando con ellos en algunos textos ligados a la historieta (el prólogo de Toda Mafalda, los textos introductorios a Todo Boogie y 20 años con Inodoro Pereyra, ambos de Roberto Fontanarrosa) y en ese camino de consultar bibliografía me dí cuenta que  historia de la historieta argentina más abarcativa que estaba publicada, la realizada por Carlos Trillo y Guillermo Saccomanno, había sido publicada un par de décadas antes y. por lo tanto, no abarcaba fenómenos muy importantes (empezando por ellos mismos) que hacían  a la historia del género. Entonces le propusimos a Daniel Divinsky actualizar esa historia, y lo hicimos con otra estructura para no repetir –justamente- la de Saccomanno/Trillo. Ahora también habría que actualizar nuestro libro. Cuando lo escribimos estaba en una de esas “mesetas” que tiene el género y no da cuenta de lo mucho, en cantidad y calidad, que se hizo después de los 90, tanto dentro como fuera del país. Mostrar lo que se hizo lejos de la Capital es otra de nuestras deudas pendientes

Tapa del libro - catálogo "Nos tocó hacer reir"




Si mal no tengo entendido, fuiste la promotora y curadora de la muestra y el libro “Nos tocó hacer reir”, que se presentó en la Feria del libro de Frankfurt, Alemania, con motivos del Bicentenario argentino. ¿Cómo fue realizar este trabajo y qué repercusión tuvo? 
Nos tocó hacer reir nació a pedido de la Cancillería. No fue un proceso fácil en su realización (que no llevé yo sola adelante sino con el diseñador gráfico Christian Argiz y la diseñadora de montaje María Paula Doberti con los que armamos un buen equipo) pero que ha dado muchos frutos porque sin que nos lo propusiéramos la muestra empezó a rodar, de un lado a otro, sin buscarlo y eso nos pareció un acto de justicia: que aunque fuera pensada para Alemania estuviera luego en la Argentina y no sólo en la Capital sino en Rosario, La Plata y otros espacios.

"Nos tocó hacer reir" en La Plata, anexo Malvinas

En 2011 la muestra fue ampliada con el anexo dedicado a historietas sobre Malvinas. ¿Qué repercusión tuvo esta muestra? 
Ese anexo fue sumado a propósito de los 30 años de Malvinas y fue interesante porque da cuenta de lo que se ha producido desde entonces. NI para la historieta ni para el humor gráfico ha sido simple –y no les aún hoy- tocar un tema todavía socialmente muy sensible y poco (y mal) elaborado colectivamente.

"Nos tocó hacer reir" en Brasil

Desde hace un tiempo también estás formando en la Biblioteca Nacional una biblioteca dedicada a la historieta argentina. ¿Cómo nació este proyecto y en qué etapa se encuentra? 
El proyecto lo propusimos José María Gutiérrez y yo a Horacio González y el director aceptó que se generara un espacio dedicado a la historieta y el humor gráfico argentinos en la Biblioteca Nacional. Así que desde principio de año avanzamos en la reunión de material (libros, revistas, fotos, originales, bocetos), en la preparación de una muestra en homenaje a Carlos Trillo y otra a Calé y en la publicación de dos libros: la reedición del Fausto, ilustrado por Oski, junto con EUDEBA y la edición de una de las primeras historietas nacionales, Aventuras de un matrimonio sin bautizar, a instancias de Federico Reggiani y Roberto Mutinelli




Algo que destacaría como una valor extra a este proyecto que estás llevando adelante, es que lo están encarando de forma muy federal, ya que tiene en cuenta a las publicaciones y autores del llamado “interior” del país, cuando lo acostumbrado siempre fue no tenerlos muy presentes. Digo esto porque cuando generalmente se habla de “historieta argentina”, al menos hasta principios del siglo XXI, se refiere a la publicada en Buenos Aires, la que luego se diferencia de la de otros lugares del país.
¿Por qué lo encaraste de este modo, más amplio al acostumbrado? 
Es que yo misma cometí ese error del que me avergüenzo así que trato de ir reparándolo en la medida en que puedo, dónde y cómo voy pudiendo. Ahora que las comunicaciones y las tecnologías acortan algunas distancias, no tengo –ni tenemos- excusas para no hacerlo.





La Duendes en “Nos tocó hacer reir” y la Biblioteca Nacional
Desde La Duendes, como editora de historietas que funciona desde Patagonia (desde el llamado “interior”), valoramos y agradecemos la tarea que Judith Gociol realiza junto a sus colegas, ya que desde 2010 nos integró tanto en la muestra-libro “Nos tocó hacer reir”, como en la biblioteca que se está conformando desde la Biblioteca Nacional.
Hoy, en esta biblioteca, se pueden encontrar tanto los 40 títulos de La Duendes actual, como las viejas publicaciones que editamos en los años 90, cuando éramos “La Duendes del sur” y “El Espejo. De los dibujantes del sur”, como así también publicaciones independientes de Patagonia de los años 90. 

lunes, 3 de diciembre de 2012

El BONDI, de Chelo Candia. Por Germán Caceres


(La Duendes, Comodoro Rivadavia, 2012, 78 páginas)



El Bondi, según su autor, es un policial...yo diría que es mucho más. Es un relato que rompe con la linealidad predominante en el género”, apunta Roberto von Sprecher en el prólogo. Y tiene razón: esta excelente novela gráfica puede también entenderse como una historieta de acción pura, propia de un thriller cinematográfico.


Chelo Candia –guionista y dibujante- maneja con maestría el suspenso y capta la atención del lector con un procedimiento clásico pero seguro –si se lo emplea con sagacidad, como en este caso-: el último cuadrito de cada página plantea siempre un interrogante.


La historia corre en un principio por dos líneas paralelas: mientras una chica es interrogada en una comisaría, un flashback  muestra lo ocurrido en el colectivo del título. Numerosos giros de la acción desarrollan otros episodios simultáneos, y aparecen distintas versiones de los acontecimientos, que generan una ambigüedad que mantiene en vilo al lector. La narración es ágil e imaginativa, y continuamente surgen nuevos hechos que se van enhebrando, para lo cual resulta fundamental el lúcido uso de la voz en off. Además van surgiendo inesperados personajes y los ya conocidos revelan facetas ocultas. La trama está hilvanada con perspicacia y todo cierra a la perfección.


El Bondi es una de esas historietas en las cuales la narración impone su potencia, y entonces el dibujo omite todo preciosismo para adquirir sesgos rústicos de indudable vigor. Candia es expresivo  y personal en su grafismo. Asimismo, los cambios de planos están trabajados con soltura y eficacia.



Un epílogo da cuenta de las escenas suprimidas explicando los motivos, refiere los orígenes de esta historieta y añade dos posibles finales.
Como elogio de este estupendo libro, nada más oportuno que citar el comentario que realizó Andrés Valenzuela el 26/8/2012 en Página/ 12:Un guión inteligente sostiene el buen trabajo gráfico que hace de Candia uno de los autores más sólidos de su generación”.


Germán Cáceres

jueves, 29 de noviembre de 2012

Presentación del libro "La milonga de Orquideo Maidana. 30 años", de José Massaroli



El 11 de diciembre a las 19:30 hs., en el día del Tango, José Massaroli presentará el libro “La milonga de Orquideo Maidana. 30 años”, en la Feria del Libro Tanguero y Lunfardo, donde además habrá una muestra de páginas de las historietas del guapo a lo largo de todo el mes. Participarán de la presentación Goyo Mazzeo, creador de las recordadas Historias Tangueras y el gran humorista Eduardo Maicas
La cita es en la Academia Nacional del Lunfardo - Estados Unidos 1379, Ciudad de Buenos Aires.

martes, 27 de noviembre de 2012

EDGAR A. POE: EL GATO NEGRO y otras historias, de Alberto Breccia. Por Germán Cáceres


(Doedyeditores, Buenos Aires, 2011, 64 páginas)



El gato negro” es –de acuerdo al excelente prólogo de Fernando Ariel García- “una de las narraciones más emblemáticas y reconocidas de Poe”. En ella, Alberto Breccia (1919-1993) introduce la estética de la pintura dentro de la historieta (es de 1983), que, al absorberla y hacerla suya, se enriquece artísticamente. Cada viñeta es un primor visual: partiendo de las ensoñaciones de Poe, el dibujante elige la representación bidimensional para desarrollar su propia pesadilla, que ya había preanunciado en Mort Cinder (1962). Apenas emplea globos, sólo textos en primera persona que señalan el alma atormentada del protagonista. Los interiores se muestran sombríos y cargados de horror, angustia y desesperación, mientras en los exteriores, pese a su deformación tortuosa, Breccia plasma hermosas imágenes de paisaje urbanos. Por su parte, los colores esfumados y borrosos desarrollan una ambientación onírica, casi fantasmal.


García sostiene que en “El extraño caso del Sr. Valdemar, el escritor estadounidense se apoyó en los “postulados sostenidos por el físico alemán Franz Mesmer”. Es tan apagado el colorido que parece que los dibujos van a evaporarse y desaparecer, como la vida del Sr. Valdemar. De este modo la historieta (de 1992) se sumerge en un terror existencial que deviene muerte: la cara con rasgos cadavéricos de Valdemar resulta escalofriante. Las viñetas están pintadas con una concepción no figurativa,  a la que se le adosaron dibujos: puede parecer el storyboard de un filme expresionista alemán.


Las técnicas mixtas de acuarela, acrílico y tinta china que se aplicaron en los cuentos anteriores, se intensifican al máximo en “William Wilson” (1979; la adaptación es de Guillermo Saccomanno). La acción se traslada a Mataderos y ocurre durante el carnaval. La distorsión de ese barrio y de los personajes es acentuada: la figuración se vuelve macabra y obsesiva y va adquiriendo ribetes alucinantes. William Wilson exclama “...desciendo hacia el vicio y la degradación...hacia el abismo de la destrucción. Hacia el fondo del mal”.


“La máscara de la Muerte Roja” (1983) se destaca por el constante uso de texturas y veladuras que desembocan en una fragmentación de formas.


El color deja paso al blanco y negro en “El corazón delator” (1975), en el cual sólo aparecen textos en primera persona. El artista considera a esta historieta como “una de mis adaptaciones más logradas (...) Acabé eligiendo una solución cinematográfica, o sea un ritmo narrativo propio del cine”. Tal vez Breccia haya visto esa joya de la animación que en 1953 realizó sobre el cuento  el estudio UPA, famoso por sus cortos de Mr. Magoo.
Este libro de Alberto Breccia es una indiscutible obra de arte, una de las cumbres más altas del género.


Germán Cáceres