“Pocos supieron, en mi opinión, pintar a la mujer como él, ni lograr
captar en una viñeta toda la belleza de una puesta de sol, la perfecta anatomía
de un caballo o una panorámica naturalista de un accidentado paisaje.”
Francisco Tadeo Juan
José Luis Salinas en 1945 |
Nació el 11 de febrero de 1908 en el barrio de
Flores, Buenos Aires. Fue un autodidacta que sólo cursó en el bachillerato los
tres primeros años de dibujo. Decía que éste “no se aprende, es algo que viene
con uno”.
Su inició como
profesional publicitario –que tanto lo ayudó a forjar su técnica
historietística- en la agencia Exitus, desde 1929 hasta 1939. Previamente había
realizado ilustraciones en 1928, para la Editorial Columba ,
en El Tony y en Páginas de Columba.
Hernán el corsario en revista Patoruzú 184, 1941 |
En 1936, Dante
Quinterno le pidió una historieta de piratas, cuyo protagonista fuera un joven,
con el fin de competir con Quique, el niño pirata, de Luis Cazeneuve,
que salía en el diario El Mundo. El resultado fue Hernán el corsario,
que apareció hasta 1942, en el mensuario Patoruzú, con un intervalo
desde el 15 de marzo de 1938 al 18 de marzo de 1940, debido que la revista
primero pasó a quincenal y luego a semanal y el dibujante necesitaba adaptarse
a esa nueva modalidad de trabajo y acumular material para publicar.
Ilustración publicada en el libro "150 famosos artistas, de la escuela Norteamericana de Arte", 1945. |
José Luis Salinas
tenía como modelo ejemplar al Harold Foster de Tarzán (1929) y de El
Príncipe Valiente (1937). De éste último abrevó en las planchas
dominicales, y no en las tiras, para contar con una mayor libertad expresiva al
recurrir a cuadritos de diferentes formatos. (“En Foster vi el estilo que había
soñado toda mi vida”, afirmó). Hay bastante también del Flash Gordon
(1934), de Alex Raymond, historieta que admiraba (“me gustaba el despliegue, el
dinamismo, de la aventura interplanetaria, la magnificencia”).
Cisco Kid en versión italiana, en la revista Il Mago, 1974. |
Hernán el
corsario es una historieta plena de movimiento y de acción, y muy
cinematográfica por su ritmo, sus ángulos y enfoques. Sorprende su pericia
técnica, el uso del negro pleno, los grises a pincel seco, el plumeado a rayas,
la notable composición de página y la planificación. En la lucha del
protagonista contra el pez martillo evoca por su calidad al nombrado título de
Raymond, cuando su rubio héroe combate contra un pulpo. Salinas ya posee un
dominio total de todas las facetas del dibujo, no sólo de la historieta.
Asombra cómo maneja la perspectiva, sobre todo en las tomas en picada. Tanto el
mar como los barcos constituyen primores de belleza. Otro de sus méritos es el
maravilloso registro de la fauna de la selva. Sin dudas, se está ante un ilustrador
de la talla de Charles Dana Gibson. La serie transmite exaltación y alegría,
propias de las clásicas novelas de aventuras.
Ilustración para la revista Anteojito, 1972. |
Desde 1937
empieza a colaborar en la revista El Hogar, ejecutando adaptaciones de
importantes libros. Se suceden en el siguiente orden: 1938: El Capitán
Tormenta, de Emilio Salgari, y Miguel Strogoff, de Julio Verne;
1939: Los Tres Mosqueteros, de Alejandro Dumas; 1940: La Costa de Marfil,
de Emilio Salgari; 1940/41: Ella, de Henry Rider Haggard; 1941/42: El
último de los mohicanos, de Fenimore Cooper; 1942/44: Ayesha, de
Henry Rider Haggard; 1944: La Pimpinela Escarlata , de la Baronesa de Orczy;
1945/47: Las minas del Rey Salomón, de Henry Rider Haggard, y El
Libro de la Selva , de Rudyard
Kipling.
Página de El último de los Mohicanos |
El procedimiento
para emprender estas adaptaciones era completamente original. Primero Salinas
elegía los títulos y luego las escenas que consideraba más destacadas para
dibujarlas. Entregaba estos trabajos al crítico literario José de España, que
se encargaba de los guiones. Por supuesto que prevalecía la impronta gráfica
sobre la escritura, que solía ser demasiado extensa.
Página de Hernán el corsario en revista Patoruzito, 1946. |
Hernán el
corsario había hecho alardes de agrupar numerosos personajes en una viñeta:
en El Capitán Tormenta el dibujante repite esa hazaña. Miguel
Strogoff se destaca por la sabia utilización del gris, de las siluetas
negras y de los encuadres en picada. Y resaltan esos jinetes tártaros, que, al
galope, blanden sus espadas. En la
Costa de Marfil y El libro de la Selva (su historieta
preferida), la desmesura del follaje selvático y de los animales salvajes
resultan propicios para que el arte de Salinas vuele a sus anchas. A tramos los
cuadritos se exhiben imponentes y cargados de exotismo. Abundan las logradas
escenas de luchas cuerpo a cuerpo como en El último de los mohicanos, en
el cual su clasicismo adquiere frescura y espontaneidad al dejar en blanco
parte de varios cuadritos. En La Pimpinela Escarlata su grafismo es
mucho más contenido, como respondiendo a las pautas de una novela en la cual se
imponen los interiores.
Página de Dick, el artillero, en revista Gunga Din, edit. Record, 1980. |
En 1945 aborda
la historieta humorística Ellos para Patoruzú (a veces la firma
como Joseph Louis). Antes la habían dibujado Rodolfo Claro y Castrillejo.
Página de Ellos, en revista Patoruzú 185, 1941. |
En 1949 viaja a
Estados Unidos para mostrar sus trabajos, y en 1951, el mítico King Features
Syndicate le encarga la historieta Cisco Kid, con textos de Rod Reed, un
guionista de la plantilla, para lo cual se establece en New York con su
familia. Nueve meses más tarde regresa a la Argentina porque su hijo
Alberto podía ser reclutado para la guerra de Corea, dado que eran residentes.
Pero siguió dibujando la historieta desde Buenos Aires, hasta que ésta se
interrumpió el 10 de agosto de 1968. Cisco Kind se publicó en
trescientos periódicos de todo el mundo; en la Argentina apareció en el
diario La Razón
y en la revista Patoruzito, con adaptaciones a cargo de Leonardo Wadel.
Salinas fue el primer argentino que trabajó entre los grandes maestros
norteamericanos. Es una historieta que sigue las pautas de los globos de
diálogo, en oposición a Hernán el corsario y a sus ilustraciones de
novelas en las que predominaba el texto.
Continúa la próxima semana
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