miércoles, 27 de octubre de 2010


Esta mañana falleció el ex presidente Néstor Kirchner

Entrevista: El Tomi (primera parte)

El Tomi es uno de aquellos autores que se lo identifica con sólo ver uno de sus dibujos. Se cuenta entre los principales protagonistas de la historieta argentina desde los años 80, autor de series que hoy forman parte de los clásicos nacionales, como Polenta con pajaritos, Tangozando, El desmitificador argentino, Dibujitos avivados, entre otras.
Esta es la primera parte de la entrevista.


El Tomi

Lugar de nacimiento, edad, lugar de residencia
Nací en Rosario, tengo cincuenta y cinco años y vivo en Barcelona.

Cómo fueron los comienzos y ¿por qué la historieta?
La maestra de la escuela primaria me decía continuamente que mi papá no me tenía que hacer los dibujos en el cuaderno de clases, esta recomendación podría haber frustrado a cualquier alumnito almidonado pero no a mí, que lejos de tratar de explicarle que los hacía yo mismo, me quedaba mirándola impávido desde mi innata introspección, uno de mis mecanismo de defensa favoritos, mientras trataba de descifrar si aquella mujer tenía algún problema psicológico o si me los estaba queriendo provocar a mí. Así fueron mis comienzos aunque considero que esta anécdota no debería distar demasiado de las de todos los niños dibujantes de aquella generación, en la cual no puede decirse que existiera el mismo apoyo logístico y espiritual que, a pesar de no ser todo lo exuberante que debiera, existe hoy. También es probable que por esta razón me haya acostumbrado a recomendar que cada vez que uno se siente a dibujar en su rinconcito, con su papel y su lápiz, debe repetirse a sí mismo y en vos baja para que nadie lo escuche y lo acuse de pedantería, que es el mejor dibujante del mundo, así hasta creérselo por completo. (sigue)


Página de cuentos del bajo vientre

El porqué de la elección de la historieta no es mas complejo de explicar (es probable que debiera haber dicho que es tan difícil de explicar como lo anterior). Mi abuelo guardaba en el lavadero de su vieja casona montones de enmohecidas Caras y Caretas con las célebres caricaturas de José María Cao y así mismo en un armario, mi padre, tal vez heredando esa manía, archivaba una colección de suplementos de un diario tamaño sábana donde ví las primeras historietas, entre las cuales, si mal no recuerdo, estaban las del Príncipe Valiente de Foster. Si amasáramos estos datos ya veríamos lo difícil que resultaría sustraerse al impacto visual que causan, pero si le sumamos la aparición de un vecinito del barrio con pilas de revistas de Tarzán, el flash emocional quedará completamente desbordado, aún sin tener en cuenta que con esos pocos añitos uno todavía es plenamente consciente de su inmortalidad.



El gran despegue, al menos para el lector específico de historietas, se dio en la vieja Fierro ¿Cómo surgió la oportunidad y cómo fue publicar allí?
Si bien es cierto que para el lector específico de historietas es probable que mi gran despegue se haya dado en la revista Fierro, sin el mas mínimo ánimo de desmerecer a ninguna revista, ni fue tan así ni creo en los grandes despegues. Mis primeros trabajos en un medio gráfico con serias pretensiones de tal fueron publicados en la revista Risario, creada en Rosario por un grupo de maravillosos amigos y quien suscribe, pero si hablamos de un medio gráfico de mayúscula tirada e incalculable alcance debo nombrar en primer lugar a El Víbora de Barcelona, donde hacía ya un tiempo que estaba publicando la primera versión de“El desmitificador” cuando apareció la Fierro. Por aquel entonces vivía en Madrid y la oportunidad surgió de la mano de mi amigo Manuel, quien entre los guiones que escribía me envió una adaptación que había hecho de Boquitas pintadas de Puig para que la dibujara, esa fue una de las primeras publicaciones en la Fierro de los ochenta.
Publicar, no digo en la Fierro, publicar nomás, es una sensación que tiene que ver con la libertad de expresión, con el reconocimiento de nuestro trabajo, con nuestra satisfacción intelectual y con el orgulloso deleite de saborear que la línea propia quedará archivada en las hemerotecas, por lo menos hasta que se incendien.




Su gráfica, además de muy personal, es sumamente expresiva, tanto por los dibujos como por los recursos gráficos. ¿Cómo arribó a ese estilo?
Aclarando en primer lugar que, personalmente, no creo haber llegado a ningún estilo, sí es verdad que muchas veces me han preguntado cómo he llegado a tenerlo. Podría decir que no hago mas que seguir inconscientemente un impulso interior desde que tengo uso de razón, y aunque estudié tres años de magisterio de Artes Visuales salí de allí con todo lo mismo con lo que entré y sin el título. Si tendría que contestar esta pregunta a la fuerza repetiría por enésima vez algo que ya contesté muchas veces, no recuerdo un solo día de mi vida en el que no haya hecho un dibujo.


Polenta con pajaritos

Otro aspecto muy característico de su gráfica son los sombreados. ¿Cómo es básicamente la técnica?
En un principio, cuando empecé a utilizar los lápices de grafito muy blando, mínimo el 6b, descubrí que pasándole los dedos por encima se borroneaban con facilidad, de allí en mas intenté dominar el borrón mas que cuidarme de no desparramarlo, presionar con la yema del dedo en una dirección determinada, controlar el degradé. Ya después descubrí el difumino, ese mágico rollito de papel que permite conseguir infinidad de grises con mas minuciosidad y asepsia que con los dedos. Cuando por fin decidí incursionar en la atmósfera de los lápices sanguina y los pasteles la técnica cobró un vuelo inusitado en el cual mucho tuvo que ver el saber aprovechar hasta la propia grasa de la piel e incluso el saber limpiar la yema de los dedos pasándolos por la lengua en lugar de por un trapo húmedo, ya que gracias a la lubricidad de la saliva se desliza mejor sobre el papel.



Página de Tangozando

Con el nuevo siglo les agregó color, ¿cómo lo trabaja?
Tratándose de historietas, además de las tintas, las aguadas y el grafito, siempre trabajé el color, muchos originales de Polenta con pajaritos sin ir mas lejos, están hechos en color pero han sido publicados en grises. Empecé a aplicar el color mayormente con pastel, al que le fui agregando témperas y lápices de colores. El nuevo siglo lo que aportó fueron cantidades estratosféricas de tecnología, y debo reconocer que a pesar de haber estado dentro de una agencia de publicidad europea en el nacimiento mismo de la informática, lejos de darle uso inmediato renegué durante años de ella argumentando que meter los dedos en el teclado de una computadora era lo mismo que meterlos en una cierra eléctrica. Después, como es obvio, las máquinas me ganaron por cansancio.



La próxima semana, la segunda parte.

domingo, 24 de octubre de 2010

Los maestros: Jesús BALBI

JESÚS BALBI
Por Germán Cáceres

Este brillante dibujante sí puede calificarse de “maestro olvidado” como se bautizó en un principio esta sección. Poco se sabe de él: en Internet sólo se encuentran datos indirectos, como ser algún trabajo con un guionista. Por ejemplo, Carlos Martínez (en
http://top-comics.spaces.live.com.) dice que colaboró en la revista Satiricón. En el ámbito historietístico, sólo se lo recuerda como excelente persona además de sobresaliente artista, pero sin aportar datos precisos sobre su biobliografía. Se supone, dado que su nombre no aparece en ninguna publicación, que tal vez se encuentre internado a raíz de una enfermedad nerviosa.



En enciclopedias o historias sólo se lo menciona como discípulo de Alberto Breccia en la Escuela Panamericana de Arte en los años sesenta, junto a Rubén Sosa, Leopoldo Durañona, José Muñoz y Jorge Moliterni. O se indica que fue uno de los tantos dibujantes que sucedieron a Hugo Pratt en esa obra de arte que fue Ernie Pike (1957), con guión de Oesterheld.
Tony Torres, del Club del Comic, me comentó que había trabajado en las editoriales Frontera, Record, Columba y Cielo Sur (la de la revista Top). Por su parte, José Massaroli señala que alrededor de 1986 fue su compañero en el estudio de animación Jaime Díaz, y trabajaron juntos en una serie llamada Wildfire, para Estados Unidos. Además, subraya que tenía fama de ser “el mejor alumno de Breccia” y que colaboró con Lito Fernández en un capítulo de Precinto 56 (1974), guionada por Ray Collins.
Esta nota sólo aspira humildemente a iniciar una recuperación de su figura con la esperanza de que otros amantes del género emprendan una investigación sobre su obra —incluso una búsqueda avanzada por Internet— que conduzca al regreso de Balbi, porque se extrañan sus viñetas.



Tal vez la razón de que sea poco conocido se deba al hecho que sólo dibujó historietas autoconclusivas y nunca gestó en dupla con un guionista un personaje o una saga, que tanto predicamento aportan si son exitosos. Por eso, sólo se consideraran algunos de sus producciones aparecidas en la famosa revista Skorpio.
En Los genocidas (1985), el guión de Emilio Balcarce describe una invasión a la Tierra por parte de unos robots gigantes, también denominados “Los ángeles del Apocalipsis”. Balbi emplea abundantes y logradas aplicaciones a pincel y prueba ser un maestro en el manejo de las sombras. Su trazo fresco y ágil incursiona en manchas, negros plenos, texturas y líneas que estilizan los cuadritos. A veces representa la figura humana mostrando sólo su contorno y sugiriendo con gran sentido de la síntesis las facciones y la vestimenta. Hay una nave espacial de original diseño.


En las siguientes tres páginas cabe resaltar la notable utilización de claroscuros, apropiados para una historia policial, sombría.




Alfredo Grassi ambienta Kukulkán (1985) en la selva, en donde un arqueólogo y su guía buscan la ciudad perdida de ese nombre. Balbi se emplea a fondo planteando planos generales de notable calidad. Otro de sus aciertos y marcas de estilo son los personales registros de las nubes, y las caras expresivas de los personajes porque cincela los rasgos y gestos con innumerables detalles. Es todo un hallazgo un plano general alejado y en picada que muestra la misteriosa ciudad. Además, el exhibe su talento plástico al registrar lugares tenebrosos y opresivos, como los templos de dioses desconocidos.
El monólogo interior de un personaje atormentado por la automatización de una sociedad, cuyos habitantes son “robots asquerosos de carne y hueso”, preside el texto de Alguien por quien morir (1986), de Roger King. El estilo innegablemente clásico de nuestro artista se acerca, con sus blancos y negros contrastados, al Alex Raymond de Rip Kirby (1946) y expone un diseño de página muy profesional.
El guión imaginativo de Carlos Trillo presenta en Evelyn (1986) a tres personajes que huyen desde diferentes sitios y por distintos motivos para confluir en la “Calle de Las Cabezas Perdidas” y componer un singular trío que se lanza tras apasionantes aventuras en Bombay, India. Aquí Balbi aprovecha la oportunidad para cambiar continuamente de planos y exhibir su virtuosismo: interiores de templos extraños y monumentales, la ciudad nocturna, la fascinante fauna de la selva y la refinada belleza de la heroína. La tapa de este Super Skorpio Nº 130 (Libro de Oro) corresponde a esta historieta.


De la siguiente historieta, publicada en Skorpio en 1979 con guión de Mandrini, se seleccionaron cinco páginas. En ellas se destaca la notable gráfica de Balbi, para crear el clima apropiado para una historia de terror.






Gatos, ratones, etcétera (1987), escrita por Guillermo Saccomanno, es una interesante historia de dos delincuentes que persiguen a un tercero, que escapa con una maleta llena de dinero hasta desembocar en un callejón sin salida. La trama ofrece un paralelismo con la peripecia de dos gatos que corren tras un ratón que se esconde en ese mismo paraje. La ambientación nocturna permite a Balbi lucirse con varias técnicas de sombreado.
Ricardo Barreiro en La momia (1987) plasmó la acción en unas catacumbas, y utiliza numerosas viñetas mudas, factor del que se sirve el artista para exhibir su grafismo, sobre todo en la escena final en la que la imagen reemplaza el comentario del texto.
Reiteramos que el objetivo de estas líneas es no sólo rescatar la obra de Jesús Balbi, sino sobre todo procurar que vuelva a deleitar a los lectores con sus historietas.

Germán Cáceres



La siguiente historieta, de 12 páginas, fue publicada en la revista Skorpio en 1987. El guión es de Ricardo Barreiro, uno de los grandes guionistas que dio la historieta argentina. Se la sube completa para rescatar un relato atrapante y original en el guión, notable en el desarrollo gráfico. En cada página, en función del relato, se puede notar cómo va variando el diseño de las páginas, con la variación del número, tamaño y disposición de viñetas. También se destacan la utilización de tramas o el uso de los contrastes entre negros y blancos, para crear el "clima" agobiante de la historia.

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Durante la próximas semanas se subirán entrevistas a: El Tomi y Salvador Sanz.

jueves, 21 de octubre de 2010

La Duendes especial "maestros de la historieta argentina"

En Breve


C. Albiac, C. Casalla, C. Trillo, E. Alcatena, E. Breccia, Grondona White, H. Lalia, H. Reinna, Langer, Limura, Lito Fernández, Mandrafina, Meiji, O. Laino, Sanyú y el Staff de La Duendes - Historieta Patagónica.


lunes, 18 de octubre de 2010

Entrevista - homenaje a Alberto Macagno

Se sabe que Argentina es una de las potencias en el mundo en la creación de historietas, por el volumen de creadores, calidad y una escuela de dibujo que la caracterizó y por la cual era reconocida a nivel internacional. Escuela de dibujo que, básicamente, consistía de grandes contrastes entre negros y blancos, pero que se sustentaba en un concepto de narración. Su exponente más reconocido fue Alberto Breccia, quien a su vez formó a dibujantes que también se transformaron en maestros. Entre esos alumnos se cuentan reconocidos autores, como Mandrafina, Lalia, Lito Fernández, José Muñoz, Balbi (injustamente olvidado) y un extenso etc. Pero es una línea que puede rastrearse en autores que no fueron sus alumnos. Desde la desaparición de las editoriales Record, Columba o La Urraca y con ello la extinción en el país de una historieta industrial y la pérdida masiva de lectores, a contados de esos autores se los puede encontrar en publicaciones nacionales. Los maestros comenzaron a canalizar mayormente su producción en el exterior.
Alberto Macagno, fallecido el 3 de octubre pasado, fue uno de los alumnos de Alberto Breccia que con el transcurrir del tiempo y el trabajo, alcanzaron un nombre propio. La suya fue y es una generación que trabaja sin hacer ruido, que habla por medio de su obra. Macagno, desarrolló el grueso de su obra a través de las citadas editoriales y con la extinción de las mismas, canalizó su trabajo en el exterior.
La siguiente entrevista, publicada a modo de homenaje, fue posible gracias a: Alejandra Marquez, quien facilitó el contacto y a Sara López de Macagno, que facilitó la entrevista que Macagno respondió pero no pudo enviar. También un agradecimiento a Domingo Mandrafina.
Por A. Aguado


Alberto Macagno

Edad, lugar de nacimiento, residencia
Nací en Pergamino pcia. De Bs As en 1941. Actualmente vivo en San Antonio de Padua, previamente viví en la Capital durante 10 años.

¿De cuando y dónde el gusto por la historieta?
El gusto por la historieta y el dibujo comenzó siendo muy chico cuando llenaba los cuadernos de contabilidad de mi papá que era comerciante, con historietas.


Unitario publicado en Súperhumor 6.

¿Cuándo y en que medio comenzó a publicar?
Entré a trabajar en INTA de Pergamino e hice alguna que otra historieta educativa. Luego fui a Capital y estudié con Alberto Breccia y otros ilustradores.
Empecé a trabajar haciendo reediciones de historietas antiguas de los años 50 que se publicaban en un pequeño fanzine de Nueva York y en una pequeña revista de Buenos Aires, todo esto fue en el año 1967-68. Recuerdo que hice episodios de historieta para Lito Fernandez.


Página de la serie Golem, con guión de Ricardo Ferrari, cuya gráfica realizó a medias con Domingo Mandrafina, publicada en Skorpio 180, 1991.

Recuerdo dos de las series que dibujó, de gran reconocimiento entre lectores: Gran Prix y Los amigos, en Columba. ¿Cuántos episodios dibujó, cómo era realizarlas?
De Gran Prix y Los amigos no recuerdo exactamente, hice varios. Pero las hice con mucho entusiasmo, era mis primeras series.

Otra serie que se destacaba de las acostumbradas en Columba, por la temática y la estética, era Holbeck. ¿Cómo surgió esta serie y cuál era la idea al realizarla? ¿Era una combinación de aventuras, humor y ciencia ficción?

Holbeck, la serie surgió después de una reunión entre el jefe de arte de Columba, el guionista y yo. La idea era hacer una historieta que fuera una mezcla de fantasía, lo onírico y lo espacial, todo bajo una mirada humorística. El nombre Holbeck lo tomamos de una aldea de Polonia, fue elegido con un mapa en la mesa de la editorial.


Unitario publicado en Súperhumor 10, 1981.

¿Cómo era trabajar en Columba: tiempos de entrega, cantidad de páginas que había que realizar al mes, etc?
En Columba el trabajo era intenso, con fechas de entregas precisas. La cantidad de páginas variaban entre 20 o 30 al mes.

¿Cómo cree que repercutió la desaparición de Columba, en los autores, en los lectores?
Provocó desazón e inseguridad ya que era la única editorial que publicaba cuatro revistas y que tenía un alto número lectores. Los lectores de este tipo de historietas quedaron huérfanos.

Cada tanto los que integraron Columba, se reúnen ¿Cómo son esas reuniones? No surgen las ganas de volver a idear una publicación, si se quiere, de historietas para todo tipo de lectores, o bien para no el lector específico de historietas, como eran los de Columba?
Las reuniones son llenas de nostalgia por los tiempos pasados. Con respecto a publicar nuevas historietas, sería deseable que surgieran editoriales jóvenes con ideas nuevas, no solamente para los viejos historietistas sino para los jóvenes que vienen atrás.


Página de la serie Gran Prix, publicada en Fantasía, 1981.


Serie con guión de Ricardo Barreiro, publicada en Skorpio, 1986.

Si mal no tengo entendido. ¿Compartía usted estudio con otros artistas de renombre?, ¿Cómo era trabajar compartiendo el mismo espacio?
Sí, al principio compartimos el mismo estudio Cacho Mandrafina, Rubén Marchionne y Enrique Breccia y yo. Después lo hicieron Mandrafina y Breccia, fueron 20 años enriquecedores, de camaradería. Nos llamábamos a nosotros mismos las 3 “M”.

Otro espacio donde publicó con cierta frecuencia fue Record, sobre todo en su revista Skorpio. ¿Cómo era trabajar allí? Todo se publicaba en Italia?
Había mas libertad para proponer ideas, y sí, todo era publicado en Italia.

¿Usted se podría contar entre los autores que perdió la gran mayoría de los originales, algo que sucedía a los que publicaban en Columba y Record?
Sí, lamentablemente los de Columba los perdí, al igual que todos los que trabajábamos allí.

Para la revista Sùperhumor realizó una serie de historietas que iban del policial a la ciencia ficción-terror. En esos trabajos se aprecia un manejo más detallado de la utilización de los negros para crear ambientes, gran variedad de planos, encuadres, etc. ¿En esa publicación existía más libertad para experimentar que en otras? ¿Cómo era publicar en Súperhumor?

Sí, con esas publicaciones había libertad total. Además conocí argumentistas diferentes y muy buenos como Ferrari, Slavich y Gustavo Schimpp.


Página de la serie Del Infierno no hay retorno, con guión de Ricardo Barreiro, publicada en Skorpio 125, 1986.

Una revista para la cual usted colaboró a principios de los 70, fue Turay, de la que se publicaron pocos números, pero que quedó en la historia como una gran publicación.
¿Por qué cree que sucedió ello y por qué dejó de editarse?

Turay nació en las oficinas de lo que fue posteriormente nuestro estudio en la galería Güemes. Dejó de editarse por problemas laborales entre el director responsable y la editorial Julio Khon.

¿Con cuáles guionistas trabajó y cómo era la forma de trabajo?
Trabajé con Robin Wood, con Alejandro Gras, Barreiro. En el caso de Columba, venían ya los guiones elaborados. En el caso de Record se hablaba sobre los guiones y se pautaban temas y, cuando se podía, intenciones.

¿En el exterior canalizó sus trabajos, principalmente para Italia?
También para Inglaterra, con distribución posterior a varios países. También vendía a España mis trabajos de Superhumor.

¿Para el exterior realizó historietas que siguen inéditas en el país?
No.

¿Existe mucha diferencia, entre trabajar para el exterior a hacerlo para publicaciones del país?
Dependiendo del país. Hay lugares que tienen pautas mas marcadas que otros.


Página de la serie Holbeck, con guión de Ricardo Ferrari, publicada en D`Artagnan, en 1987.

Su estilo de dibujo, por el uso de claroscuros y el concepto para narrar ¿se encuadra dentro de los que es conocido como la “escuela argentina de dibujo”?, siguiendo la tradición de los grandes maestros.
Si podría ser así.

Hoy esa escuela de dibujo que caracterizó a la historieta argentina en el mundo, se la ve con muy poca presencia en el país ¿qué opina al respecto?
Es lamentable, ya que era un estilo que nos identificaba. Hay demasiada influencia de otros países. Aparte los gustos cambian con las épocas.

¿Qué temáticas son las que prefiere dibujar y por qué?
Me gusta el policial, porque justamente predomina el uso del blanco y negro.

¿Preferencias, autores que recomendaría leer o se deban valorizar?
No llegó a contestar.

¿Consejos, sugerencias para los autores que se inician?
Que aprendan a dibujar bien y rápido. Es lindo hacer historietas, pero si se tarda un año en hacerla, no resulta. Esto es un negocio también.

¿Cómo ve el panorama de la historieta en el país, en la actualidad?
Y... hay una carencia de medios para dar la posibilidad a autores nuevos, los obligan a autofinanciarse penosamente, no obstante hay gente valiosa que hace el esfuerzo, gente ligada a las universidades. Yo admiro el esfuerzo que hacen, sustituyen con capacidad y voluntad, lo que muchas editoriales no han hecho.



La siguiente historieta, que se sube completa, fue publicada en Súperhumor 9, 1981
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jueves, 14 de octubre de 2010

Macagno, libros y mural de Sanyu


Alberto Macagno
La próxima semana publicaremos una entrevista a Alberto Macagno, realizada pocos días antes de su fallecimiento. Será nuestro homenaje a uno de los maestros de la historieta argentina.


Página dibujada por Macagno.

Próximamente: libro Walicho, de Fer Gris. Novela gráfica de 92 pags.


Festival Dibujantes (Rosario), libro JUAN MOREIRA de José Massaroli


El próximo domingo 17 de octubre, a las 17: 00 hs., José Massaroli va a presentar el libro Juan Moreira, en el festival Dibujantes.



SANYU y la historia de un mural
Por Sanyú

Sanyú y Felipe Cava, detrás el mural.

La historia de esta foto comienza en 1971, cuando recién llegado de Neuquén, compraba en algún quiosco de Buenos Aires la revista Bang!, una publicación española de información y estudio sobre la historieta. Allí me fascinaron algunas historias de un marxismo salvaje desarrolladas por un colectivo llamado El Cubri. Pasaron los años, llegó y cayó la democracia festiva, la negra dictadura me arrastró al exilio interno, volvió la democracia esperanzada, sufrimos el cinismo menemista y allá por el 2001 me invitó Sergio Kern a la presentación de un libro suyo. Recién separado, aproveché la ocasión para invitar con oscuras intenciones a una colega que no fue, y en el final quedé frente a un gallego que se presentó como Felipe Hernández Cava. ¡Allí estaba uno de los responsables de El Cubri! Su mujer, Mara , soportó una larga cena en Los Chanchitos de Díaz Vélez con el tema excluyente de la historieta. Al día siguiente recorrimos parque Rivadavia y visitamos el Museo de la Caricatura. Nos despedimos y Mara y Felipe volvieron a Madrid.



Cultivamos amistad por mail, hicimos una prueba para llevar a la historieta una serie de novelas bestséllicas, pero me rechazaron el dibujo por “demasiado europeo” (sic). Finalmente, después de más de seis años de trabajo, logré terminar El hombre descuadernado, un álbum de setenta cuatro páginas, con un guión donde Felipe bajaba a sus infiernos más profundos llevado por la enfermedad terminal de su madre. El libro fue publicado por Ediciones de Ponent, gracias a la paciencia de Paco Camarasa. Hace unos meses me anunció que volvía a visitarnos, invitado por el Centro Cultura Española Buenos Aires. Le habían propuesto dar una charla y escribir un guión para un mural que se desplegaría en la fachada del edificio del ex - padelai, en Balcarce y San Juan. Con su habitual generosidad me ofrecía dibujar la historia. Me puso en contacto con la gente del CCEBA y cuando me vi frente a los más de cien metros de largo por unos quince de alto que ocuparía el mural, pensé ¿cómo llevar al muro semejante obra? Escéptico a corto plazo y optimista en el largo, recibí el guión y puse manos al dibujo. Una historia simple, cargada de sentido, muy a tono con el edificio de fines del XIX, que fuera el Patronato de la Infancia, clausurado y ocupado por familias carenciadas hasta el 2003 cuando los desalojaron violentamente.
Unos quince días antes de la inauguración del mural convoqué a BlaBlaButo. Con Neko y La Wife se colgaron de los andamios para plasmar en los altos muros, por intermedio de un proyector, los textos y dibujos que encerraba en mi computadora.
Una amiga que desde hace años vive en el exterior preguntó cuanto tiempo les había llevado pintar el mural. Diez días le contesté. ¡Wow! fue su respuesta, ella estimaba el tiempo en algunos meses. Había olvidado que los tiempos a futuro en Argentina no superan las dos semanas. Felipe pasó por Buenos Aires. Estuvimos en el Atlético Fernández Fierro oyendo los tangos de Cucuza Castiello y el Chino Laborde, Pablo Sala y Aki nos agasajaron con un asado, logré meterle miedo con El Rati Horror Show del divo Piñeiro, inauguramos el mural y hablamos… de historieta… de política… sobre todo de la vida…
Sanyú
Crédito de foto: Guido BonFiglio CCEBA