Los años 70 fueron la edad dorada de
Editorial Columba (El Tony, Fantasía, D`Artagnan, Intérvalo). Son varios los
autores –hoy entre los maestros de nuestra historieta- que coinciden con esa
visión, tales como Gerardo Canelo, Carlos Casalla o Juan Dalfiume.
Esa visión se sustenta al constatar en
el material publicado en aquellas publicaciones una combinación de creatividad,
calidad, originalidad y cantidad. También fue el periodo en que se crearon
series y personajes, que pasarían a formar parte del patrimonio de las grandes
obras de la historieta argentina. La
linea editorial de Columba, de corte netamente popular, se basaba en personajes
y en géneros que se destacaban como los de mayor aceptación de la época.
El staff de colaboradores de la
editorial durante la década del 70 era enorme, promediando el centenar. Lo
integraban los más destacados autores del momento, como así también noveles que
en las décadas siguientes alcanzarían el rol de “maestros”.
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Ilustraciones de tapa realizadas por los hermanos Villagrán, sobre adaptaciones de películas. |
Cualquier lector con cierto conocimiento
de la historieta argentina, sabe que el guionista Robin Wood fue el creador de
gran parte de los personajes y series más exitosas de Columba. Desde un sector
de la propia historieta se le criticaba su forma de escritura y aspectos
ideológicos, pero siempre resultó destacable su capacidad para llegar al
lector, lo que lo transformó en el guionista estrella de la editorial y ser
reconocido a nivel internacional.
Entre las series creadas en los 70 por
Wood que han trascendido el tiempo se cuentan “Nippur de Lagash” (dibujado
alternativamente por Lucho Olivera, Sergio Mulko, Zaffino, Leopardi, Villagrán, etc), la
serie cómica del simpático espía “Pepe Sánchez” (con dibujos de Vogt), o "Gilgamesh", creado por Lucho Olivera en guión y dibujo y continuado con guiones
de Wood, por solo citar tres. Mucho y bien se ha escrito ya sobre estas series.
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Páginas del western Jackaroe, con guión de Wood y dibujos de Dalfiume |
Guionado por Wood, el western Jackaroe,
que a simple vista parece inspirado en el subgénero “spaghetti western” creado
en el cine por los italianos, en un principio resultó un estereotipo del
género. El original estilo de dibujo de Dalfiume, cada vez más suelto y expresivo
en la medida que avanzaban los episodios de la serie, desde la gráfica le confirió
al personaje una personalidad muy atrapante. Lo destacó de otros personajes del
western. Del típico personaje del western, Jackaroe alcanzó un nivel de ícono
del género y he allí una de las principales fortalezas de la serie.
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Página de Crónicas de un porteño viejo, con guión de Alvarez Cao y dibujos de Casalla, en D`Artagnan 353, 1975. |
Pero la notable trascendencia de Wood,
opacó la figura de otros grandes guionistas de la editorial. Tal es el caso de
Julio Alvarez Cao, autor muy elogiado por los dibujantes que trabajaron con él,
tanto por la calidad de sus guiones como la de su escritura. Una de las series
por él escritas que merece destacarse es “Crónicas de un porteño viejo”,
dibujada alternativamente por Merel y Carlos Casalla, destacándose los
episodios dibujados por el último. Allí se narra el submundo porteño, con
historias que giran en torno a personajes marginales que tratan de sobrevivir a
durísimas condiciones de vida, o a trascenderlas aunque tengan que violar la
ley. La originalidad radica en que las historias no son una excusa para que
haya “muertos a tiros”, como estaba estereotipado en gran parte de las historietas
policiales. Sus vidas los llevan a desenvolverse en ambientes de violencia.
Hablan de tragedias humanas. Las tramas, a su vez, están enriquecidas con citas
a temas de tango.
En los años 80 ahondaría y refinaría esta línea temática,
formando dupla con Gerardo Canelo. En conjunto concretarían “Carbajo Ganzúa
& Cía”, una serie que los muestra en la cúspide de la madurez artística de
ambos autores, concretando una obra que se cuenta entre las claves de la
historieta argentina.
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Página de episodio de El Cabo Savino, con guión de Alvarez Cao y dibujos de Casalla, en Fantasía 240, 1974. |
Otra serie que Alvarez Cao guionó y
trascendió su tiempo para transformarse en uno de los grandes clásicos de la
historieta argentina es El Cabo Savino, creado por Carlos Casalla. De la etapa
de los años 70, existe un periodo donde situó al personaje en la actual provincia
de Neuquén. Allí Savino convive con los mapuches vencidos tras la llamada
Conquista del Desierto. Los relatos aparentan ser de aventuras convencionales,
pero el trasfondo muestra la cruda realidad de miseria y sufrimiento que
debieron afrontar los pueblos originarios vencidos y desterrados tras la
campaña militar. Son relatos conmovedores, de una gran sensibilidad, escritos
en 1974, cuando lo común en las historietas era que el indígena fuera caracterizado
como “el malo”. Una característica de El Cabo Savino fue justamente esa, que
pese a ser un soldado y formar parte de los vencedores, tomaba partido por los
más débiles.
Cao también participó del gauchesco
Pehuen Curá, ambientado en los tiempos de Rosas. Sus textos dibujados por Juan
Arancio desbordan de originalidad y calidad artística. En conjunto concretaron
episodios memorables. La gráfica de Arancio es la de un virtuoso del dibujo.
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Página de Pehuen Curá, con guión de Alvarez Cao y dibujos de Arancio, en D`Artagnan, 1972. |
Cuando guionistas y dibujantes coinciden
en su plenitud artística, concretan grandes obras aún cuando aborden personajes
ajenos. Por ejemplo, en los 70 el personaje Martín Toro era uno entre tantos
del gauchesco, sin grandes elementos que lo destacaran dentro de su género. En
cambio, en los 80 sobresalió cuando quedó bajo la creación del guionista Jorge
Morhain y el dibujante Carlos Magallanes. Juntos, le imprimieron un nivel de
excelencia, convirtiéndolo en unos de los principales atractivos de El Tony. De
allí, que un personaje puede presentar diversas etapas dependiendo de quiénes lo
realizan. Carlos Magallanes es uno de los grandes olvidados de la historieta,
pese a que la calidad de su dibujo lo sitúa en la historia como uno de los más
destacados dibujantes nacionales.
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Página de unitario dibujado por Horvath, en D`Artagnan, 1972. |
Las historietas dibujadas por Horvart, que
pese a lo que se podría considerar como común y convencional –por muy vistas- de
los relatos de la segunda guerra mundial que dibujaba, resultan de los
“platos fuertes” de los números donde se publicaban. En general se encuadran en
la visión iniciada por Oesterheld –de quien dibujó numerosos guiones-, de
utilizar historias de aventuras convencionales, para contar historias de
profundo sentido humanístico. Las historietas donde Horvart era el dibujante,
resultan atrapantes, aunque cambiaran los guionistas. Lo importante, como
señalara Oesterheld, era que la trama resulte creíble y si a ello se le
sumaba un dibujo personal y vistoso, la obra ganaba en todo sentido.
Las tapas resultaban otra característica
sobresaliente. Realizadas mayormente en los 70 por los hermanos Villagrán y en
menor medida por A. de la
María, Lucho Olivera o Dalfiume, se caracterizaban por
una altísima calidad gráfica y pictórica, excelentes diseños e imágenes
atractivas. Cumplían su función, atraer al lector.
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Ilustraciones de tapa realizadas por Dalfiume |
La historia de
editorial Columba se tiende a lo largo de siete décadas, en las que transitó
diversas y variadas etapas. Una trayectoria tan extensa y rica, por el tiempo de
permanencia en el mercado de revistas, por las numerosas publicaciones y
formatos de cada una, los personajes, los autores, los enfoques que fueron
variando a lo largo del tiempo, el conocimiento que tenían sobre el gusto de
sus lectores, la enorme inserción que lograba entre lectores ajenos a la
historieta, etc., etc., ha sido abordada de forma bastante colateral y se ha
impuesto una imagen estereotipada que se podría sintetizar como: el modo de
producción industrial iba en detrimento de la calidad del material que
publicaban y que los contenidos respondían a formas de narración superadas.
Ello puede ser cierto en forma parcial, para determinado material y en determinados
períodos de tiempo, pero de ningún modo es aplicable a la totalidad de los
contenidos.
Escribir sobre
editorial Columba para criticarla, se originó en una estrategia comercial, que
en su momento sirvió para poder competirle a Columba. Como era imposible
alcanzar o superarla en ventas, se buscaba captar lectores apelando a un
discurso que buscaba convencer lectores y con ellos forman un nicho: “lean lo
esto, no aquello que no es de caidad”. De tanta repetición, se ha impuesto, pero que
también de a poco se va erosionando.
Aún en los
períodos en que publicaban mayor volumen de material extranjero, o de series
donde el deterioro de la calidad tanto argumental como gráfica eran evidentes, siempre
estuvieron presentes obras sobresalientes.
Despojándose de
los estereotipos que se han impuesto desde los años 80 en adelante aún queda
mucho por analizar acerca de la editorial, sus contenidos y autores.
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Páginas dibujadas por Enio, Horacio Altuna (guión de Oesterheld) y Carlos Vogt |
Anexo
Cifras, autores y series por revistas en los 70
Tanto los títulos Dártagnan, como El Tony, Fantasía e Intérvalo presentaban un promedio de
páginas que iba de las 114 a
162, según el número. También, con pequeñas variantes, sus contenidos se
basaban en una serie limitada de géneros, los de mayor apogeo durante la década
del 70, como policial (entre dos y cuatro historietas por número), bélicas
(mayormente de la Segunda Guerra
Mundial, entre dos y tres historias por número), una o dos historietas de
deportes (En el caso de D`Artagnan, con historias de automovilismo, fútbol
–figuras del fútbol nacional-, boxeo, hípica, etc,), una historieta de
gauchesco, un western, una historia de fantasía heroica, entre una y tres
historietas extranjeras de agencia, una o dos adaptaciones de películas de
éxito, y en menor medida policiales ambientados en el país y de aventuras en
sitios exóticos.
Entre las series, de
gran repercusión todas, se contaban en D`Artagnan:
Los policiales de espionaje “Dennis Martin y Grace Henrichsen”, de Monti (Robin
Wood) y Lito Fernández. El western “Diego” guionado por Roque Guinart o Armando
Fernández y dibujado alternativamente por Repetto o Merel. La historia de
Gauchesco “Pehuén Curá”, guionada alternativamente por Julio Alvarez Cao y
Julián Moreira y dibujada por Castro o Arancio. El policial costumbrista
ambientado en Buenos Aires “Crónicas de un porteño viejo” con guiones de Julio
Alvarez Cao y dibujos de Merel o Casalla. El policial “Sam Malone”, guionado
por Guillermo Saccomanno y dibujado por Enio. La historia de fantasía heroica
“Nippur de Lagash”, guionado por Robin Wood o Ricardo Ferrari y dibujado
alternativamente por Sergio Mulko, Zaffino, Leopardi y Lucho Olivera. El
western “Jackaroe”, con guión de Robert o Neil y dibujos de Dalfiume. La
historia de ciencia ficción “Gilgamesh” de Wood – Lucho Olivera. La bélica
“R.A.F.” con guión de Forster y dibujos de Szilagyi. La historia de fantasía
heroica “Or Grund”, con guión de Wood y dibujos de Villagrán. El western
“Larrigan de Misouri”, con guión de Ray Collins y dibujos de Haupt. El policial
“A quemarropa”, con guión de Ray Collins y dibujos de Enio y la serie “Dax”,
con guión de Wood y dibujos de Marchionne.
Por parte de Fantasía, se contaban series tales como
“Roland el corsario” iniciada por Oesterheld en el guión y García López en los
dibujos, continuada en los guiones por Alfredo Grassi y dibujos de Andrada. El
western “Alamo Jim” con guión de Albiac y dibujos de Casalla o Reler. El
gauchesco “El cabo Savino” con guión de Julio Alvarez Cao y dibujos de Casalla,
guionada alternativamente por Jorge Morhain y dibujada por Furlino. El policial
“Los amigos”, con guión de Wood y dibujos de Macagno. El western “Shannon” con
guión de Ray Collins y dibujos de Dalfiume. El policial “Big Norman”, con guión
de Robert O`Neil y dibujos de Haupt. El western “Ted Marlow”, iniciada por la
dupla Wood – Reler y continuada por Morhain – Suárez. La historia de fantasía
heroica “Kabul de Bengala” con guión de Oesterheld y dibujos de Horacio Altuna.
El policial “ 3 por la ley”, con dibujos de Marchionne.
Entre tanto, en El Tony aparecían las series “Haakon2
con guión de Héctor Sánchez Puyol (Héctor Oesteheld) y dibujos de Lito
Fernández. La historia de Fantasía heroica “Argon el justiciero” guionada por
Oesterheld o Armando Fernández y dibujos de Gómez Sierra. La serie bélica
“Brigada Madeleine” iniciada por Oesterheld en los guiones y dibujada Néstor
Olivera. El western “El virginiano” con guión de José Luis Arévalo y dibujos de
Dalfiume. “Los aventureros” con guión de Robert O`Neill (Wood) y dibujos de Gómez
Sierra (. La serie humoristica “Pepe Sánchez” con guión de Wood y dibujos de
Vogt. El policial argentino “Hilario Corvalán” con guión de Yunka y dibujos de
Contrera. La serie de ciencia ficción “Mark” con guión de Wood y dibujos de
Villagrán. El gauchesco “Martín Toro”, con guión de Morhain y dibujos de Reler
o Sergio Almendro.
La revista Intérvalo, aunque compartía ciertos
autores de la editorial, representaba un universo aparte. La gran mayoría de
los géneros abordados se centraban en las historias denominadas como “de
corazón”, románticas.
La totalidad de los títulos, en conjunto,
llegaron a sumar casi un millón de ejemplares de venta mensual.