Ariel Avilez no es dibujante ni guionista, y sin embargo se ha ganado un lugar en el mundo de la historieta nacional. Su gusto por la historieta lo ha llevado a crear o sostener sitios en Internet en los que rescata personajes y a autores. El más conocido "Blancas Murallas", dedicado al mítico Nippur, no sólo rescata al personaje sino que también presenta entrevistas a autores de la desaparecida editorial Columba y cuenta con una nutrida galería en la que numeroso dibujantes realizan su versión de Nippur, entre otras secciones. También está a cargo de una de las secciones del sitio oficial del gran guionista Robin Wood, creador de personajes entrañables de nuestra historieta.
Su actividad lo ha llevado a conocer y tratar en persona a numerosos autores. A Ariel se lo puede encontrar en los principales eventos de historietas de Buenos Aires.
La siguiente es la entrevista a un fan de la historieta que dio un paso más allá, para transformarse en protagonista.
Ariel Avilez junto al gran guionista Robin Wood
¿De dónde y cuándo el gusto por la historieta?
Bueno, leo historietas desde antes de aprender a leer, así que ese es todo un dato. Mi viejo se tomaba el laburo de leerme cuadrito por cuadrito y explicarme que esos tipos que dibujaba Leopardi con cuernos en la cabeza no eran diablos, sino guerreros. Y que ese flaco tuerto, tan antiestético y antiheroico que los sacudía a espadazos era el bueno y que se llamaba Nippur.
Página de principal de Blancas Murallas
¿Por qué y cuándo se te ocurrió realizar un sitio web dedicado al personaje Nippur?
Como le venía contando -y como es natural- me hice fan del personaje desde muy pibe, así que eso me llevó ya de más grande a empezar a rastrear todos los epiodios de la serie y a hacer toda la ruta del freak: recorrer librerías de viejo, ferias, contactarme con otros fans, empezar a leer otras cosas de sus distintos autores y hasta estudiar Historia, porque disfrutaba de tal modo esas historietas que comencé a averiguar qué elementos de la realidad histórica fueron tomados por Robin Wood para desarrollar sus aventuras.
Pero respondiendo concretamente su pregunta, fundé Blancas Murallas después de haber estado algún tiempo como columnista del primer sitio dedicado a Nippur, Nippurweb, del rosarino Germán Lanzillotta. Allí publiqué mis primeros reportajes a sus autores y las versiones de Nippur que, desde hacía años, venía mangueando a dibujantes en convenciones. El hecho de contar con un sitio web, me permitía, ahora, el tomarme el atrevimiento de no tener que esperar la realización de eventos comiqueros para suplicarle a los artistas un dibujito... En realidad, todo todo todo, los reportajes, los mangueos de dibujos y esas cosas no eran ni son más que excusas para conocer en persona a los historietistas que tanto respeto y admiro y cuyo trabajo, aún hoy, me emociona.
Gerardo Canelo y Ariel Avilez
¿Qué representa para vos el personaje Nippur?
Es mi personaje de ficción favorito, por supuesto, y la puerta de entrada al mundo de la historieta y al de la Historia (soy docente). También, claro está, el trabajo de Wood -que es un prosista exquisito- me hizo interesar por la Literatura, así que imagínese cuánto le debo a ese inexistente sujeto de papel.
Le hablaría también de valores morales, pero suena horrible. Aunque en realidad es así: un chico muy chico suele -como los monos- actuar por imitación; y si admira a un tipo que, básicamente, es un buen tipo, intenta ser buen tipo.
¿Cómo fue encarar la realización del sitio dedicado a Nippur?
Yo con la computadoras no me llevo muy bien, así que aquí fue indispensable Cesar Benitez, un amigo de años que sí la tiene clarísima. El resto fue reunirnos -por aquel entonces ninguno tenía PC ni Internet en casa, así que el primer año todo lo hicimos desde un Cyber Café-, reciclar las viejas secciones que tenía en Nippurweb -Versiones y Reportajes, que son la columna vertebral del sitio- y crear nuevas... y eso fue y es divertidísimo: es encontrarse cada tanto con un amigo, delirar, apostar al contenido y reírse de las formas -Blancas Murallas, lo sabemos, es en lo formal muy grasa- y hacer con mucho cariño nuestro mejor esfuerzo para compartir con otros fans cosas que puedan llegar a interesarles de Nippur, Robin Wood, la Editorial Columba y la Historieta Argentina; y ese es el orden de prioridades en lo que respecta al contenido.
Jorge Morhain, Massaroli, Oenlao, Avilez, Gil y Caliva, durante la presentación del libro Juan Moreira, de Massaroli.
Una de las secciones del sitio que llama mucho la atención es la dedicada a los homenajes con nuevas versiones de Nippur, realizadas por numerosos dibujantes. ¿Cuándo y cómo comenzaste a dar vida a esa sección?
Versiones, que es la niña mimada del sitio, comenzó como una modesta colección privada allá por 1992, cuando comencé a visitar pequeños encuentros comiqueros. Era deslumbrarse, por ejemplo, ante Alcatena viendo dibujar un Batman o un Merlín... y preguntarse ¿cómo sería Nippur dibujado por él? Y luego tomar coraje y decir ¿no me dibuja un Nippur, maestro? Usted vio como es Alcatena, un tipazo, un caballero, un sujeto con el "no" difícil... y accedió. Con ese precedente tomé coraje y me envicié. Y cuando surgió lo de los sitios web, entré a desvergonzarme y a contactar telefónicamente a dibujantes que, en un 98 %, jamás dijeron que no a mi invitación a participar en la sección "Versiones"; y el primero fue Carlos Vogt, que es el padrino espiritual del espacio.
Página principal del sitio dedicado a Robin Wood.
Como responsable del sitio, ¿qué sentís al ver la nutrida galería que formaste con nuevas versiones del personaje?
La verdad es que estoy orgullosísimo e infinitamente agradecido con todos los que partiparon y participan de Versiones con la mejor de las ondas. Loco, esta gente labura de esto, se gana el pan con el lápiz y la tinta china, y que se tomen el laburo de dedicarle un tiempo a satisfacer el capricho de un imbécil a mí me llena de emoción. Muchos son tipos grandes, ya retirados o semi retirados, cansados por ahí del tablero; otros están a full, saturados... y sin embargo tienen la delicadeza de no enviarme al infierno cuando les pido una nota o un dibujo; eso es lo más. ¿Cómo le explico? Yo crecí leyendo Alan Bradock, y de repente me encuentro hoy, cada tanto, recibiendo la grata llamada de Gerardo Canelo para comentarme alguna novedad o simplemente para charlar un par de horitas; o voy a visitarlo y tomamos un café o una birra. El tipo es uno de mis ídolos y ahora tengo ese privilegio surgido de ese modesto emprendimiento... Es algo muy grande. Algo parecido sucede con Massaroli -otro tipazo- y con unos cuantos más. Disfruto mucho de la compañía de los artistas, es gente realmente única.
Otra satisfacción es la que obtengo cuando abro mi mail y encuentro, por ejemplo, que algún dibujante vio la sección, se copó, y me hizo una versión de Nippur. Eso también es impagable.
Barreto y Avilez
Parte de tu actividad se centra en rescatar y valorizar por medio de entrevistas a autores o familiares de los mismos, de la desaparecida editorial Columba. ¿Por qué la preferencia por los autores, personajes o series de esa editorial?
Creo que esa pregunta se contesta sola con todo lo que le conté más arriba: mis primeras lecturas fueron precisamente las de las revistas El Tony, D'Artagnan, Fantasía... después descubrí otras cosas, por ahí -especialmente en lo gráfico y en las pretenciones- superior, pero a las que siempre, inevitablemente, las encontré carentes de un elemento que no alcanzo a definir y que sí estaba presente en las publicaciones de Columba. Faltaba calidez por ahí, o había alguna reticencia a la popularidad; o sobraba hermetismo, no sé. La cuestión es que siempre me resultó más sencillo cazar una Nippur Magnum impresa en papel higiénico y tirarme a leerla acostado en el pasto que tomar con mucho cuidado un álbum de tapas duras que contaba en un perfecto equilibrio entre textos y dibujos las ansias oníricas del epistemólogo francés que decidió bajar al llano y utilizar -válidamente, claro- este curioso medio de expresión del siglo XX que tanto parece gustar al vulgo; y lo acompañaba, claro está, el soberbio ilustrador que antes quiso ser pintor pero al que la suerte y la incomprensión del público no le permitió mostrarse en todo su académico esplendor.
Detalle de la sección "versiones", en Blancas Murallas, en la que numerosos dibujantes hacen su versión de Nippur.
Un sitio con el cual también estás relacionado es el dedicado al guionista Robin Wood. ¿Cómo y cuál es el trabajo que realizás para el mismo? Lo conocés personalmente?
Diego Accorsi es el encargado de llevar adelante robinwoodcomics.org , que es el sitio oficial de Robin Wood, y básicamente me convocó para escribir reseñas acerca de los personajes de nuestro guionista de cabecera. Y acepté, por supuesto. A Don Diego ya lo conocía de antes por intermedio de su hermano Andrés, y ya habíamos laburado juntos cuando hicimos la selección de episodios de lo que luego fue el tomo de la Biblioteca de la Historieta de Clarín dedicado a Nippur de Lagash. La sección de la que me encargo se llama "Sus personajes" y en ella cuento lo más breve y amenamente posible de qué va cada una de las series, mechándolo con algún dato de color -o blanco y negro- que muchas veces me proporcionan los mismos autores... Es un laburo muy grato, por supuesto.
A Robin Wood también tengo el altísimo honor de conocerlo y, mejor aún, tengo una muy buena relación con él y con su esposa, la señora Graciela Sténico. Son muy amables y pacientes conmigo y me privilegian con un afecto que sé sincero ¿qué más puedo pedir?
Lucas y Avilez.
En un listado de series y personajes de la historieta nacional, ¿cuáles serían los fundamentales? Autores?
Si hablamos de personajes, lógicamente pongo al frente a Nippur y a todos los de Robin; y no me refiero sólo a Dago y Savarese, sino también a algunos considerados por ahí como de segunda línea pero que por mérito propio seguramente ya serán revalorizados con el tiempo. Saliendo de ahí, lógicamente me encantan El Eternauta, Alack Sinner, Alvar Mayor, Isidoro... la lista no es infinita, pero sí inmensa. Y me veo tentado a mencionar series y personajes prácticamente obviados de Columba, como Von Lowenstein, Capellán y tantos otros de un guionista tremendo como es Ricardo Ferrari. Ya que lo pregunta, ese es por lejos uno de mis autores favoritos entre los guionistas; también disfruto mucho la mayoría de las obras de Trillo y me parece increíblemente bueno, también, Diego Agrimbau. Elegir dibujantes es mucho más difícil, porque en Argentina tenemos la suerte de tener a los mejores y, entre los que publican, no hay uno solo que no me guste, de veras: desde los próceres consagrados, pasando por los que están surgiendo y sin olvidar a los injustamente olvidados... Hay tanto talento y tan pocos lugares en los que publicar que desespera.
¿Qué es la para vos la aventura?
El motor de la mayoría de las grandes historietas y de muchas de las grandes obras de ficción en general. Muchas veces se acusa a la historieta (especialmente a la de aventuras) de ser un divertimento pasatista y no sé por qué eso tiene que resultar insultante...
Detalle de la sección "Viudas de Columba", en Blancas Murallas.
Tu actividad relacionada con la historieta te posibilitó conocer y tratar a muchos de los grandes autores del país ¿Qué sentís al lograr esa cercanía?
Me adelanté y se lo contesté antes de que lo pregunte, pero reitero el concepto: soy y seguiré siendo un fan, y un fan de los cholulos, que somos lo peores. Poder sentarme a charlar con sujetos a los que admiro desde aún antes de aprender a leer es una experiencia incomparable y enriquecedora en muchos sentidos; para mí los artistas son seres sobrenaturales y el que me permitan invadirles el espacio cada tanto me llena de orgullo y agradecimiento.
¿Cómo ves el panorama de la historieta argentina?
En ese sentido panorámico soy más bien miope y supongo que, de ponerme en analista, tendría que decir que la cosa es preocupante y cosas así. Pero yo prefiero centrar la vista en lo fundamental: tenemos artistas, algunos con un talento inmenso y todos -especialmente los más jóvenes- con un entusiasmo contagioso. Nada malo y todo bueno puede surgir de esta circunstancia.