viernes, 30 de agosto de 2013

TEHUELCHES. Historietas de aventuras y mitología, de Oenlao. Por Germán Cáceres

(La Duendes, Comodoro Rivadavia, 2013, 90 páginas)




Como ya es habitual en su obra, Oenlao compone varios guiones para distintos dibujantes, con una zigzagueante línea argumental que los enhebra como si se tratara de una novela gráfica. Es una experiencia única, porque los diferentes estilos de los artistas permiten leer las historietas como episodios autoconclusivos e independientes, y otorgan al conjunto una fruición incanjeable. Oenlao es responsable de todos los textos, salvo el de Devorados que pertenece a Ernesto Parrilla. El investigador Ariel Avilez resume con idoneidad en la contratapa el espíritu del libro: “Con pasión, el guionista y sus excelentes dibujantes se sumergen en la rica historia y mitología de este pueblo patagónico y traen para nosotros las mejores perlas que pudieron encontrar”. En el mismo sentido es orientador y lúcido el prólogo de Alejandro Aguado sobre el origen y la cultura de los tehuelches. Son excelentes las ilustraciones de la tapa (Kiro y Peñalba) y contratapa (Daniel Mendoza).


Dibujo de Daniel Mendoza

Se puede decir que Oenlao apela a la imagen para narrar y los dibujantes aportan el grafismo adecuado, en el cual se encuentran viñetas de página entera, cuadros mudos, elipsis, estilizaciones, escenas de acción, monstruos impensables y laboriosos trabajos a pluma: en suma, todas las variedades del lenguaje historietístico. Muy buena la labor del citado Mendoza en Equilibrio, con blancos y negros fuertemente contrastados, y sugestiva y audaz la figuración de Román Mina en El vuelo con Elal.

Dibujos de Gastón Spur

Más que aventuras estas historietas se proponen difundir la mitología tehuelche. Hay notas de Oenlao, con ilustraciones, que proporcionan datos valiosos sobre las leyendas de la Patagonia.

Dibujos de Dakota

Este notable libro se completa con una jugosa y relevante bibliografía.
Quien desee internarse en el inagotable y magnífico universo tehuelche, aquí tiene la oportunidad de hacerlo y, a la vez, de disfrutar de buenas historietas.

 
Dibujos de Tomás Gimbernat
Germán Cáceres



Nota: Nómina de dibujantes que colaboraron en Tehuelches: Serafín, Mario Carper, Román Nina, Nicolás Armano, Gustavo Lucero, Lubrio, Alejandro Aguado, Noella Lecaplain, Massaroli, Alcatena, Sedes, Ader, Majox, Spur, L.L. Romero, Gabo Molina, Felipe Ávila, Netomancia, Anibaleitor, Liliana Navarro; Machin, Beny, Pedro Mancini, Hirsig,. Dakota, Gimbernat, Bernoy, Demian, y Eiti Leda . 

martes, 27 de agosto de 2013

Entrevista: JORGE CLAUDIO MORHAIN. Por Germán Cáceres (segunda parte)





Nació en la Capital Federal, en 1942, y, a partir de la edad de diez años, se radicó en Máximo Paz, Provincia de Buenos Aires. Según Wikipedia “es escritor, dramaturgo, guionista, historietista, periodista, traductor, museólogo, divulgador científico y bibliotecólogo”. Pero es reconocido principalmente por su brillante y prolífica trayectoria como guionista de historietas.


Cáceres, Taro, Aguado. Morhain y Gerardo Canelo

-G.C.: De las historietas que vos escribiste, ¿cuál es tu preferida?

Hay un clásico que gustó en los tres lugares donde la publiqué: Riachuelo, Viejo Riachuelo ó Memorias del Riachuelo. Algunos policiales con Trigo. Martín Toro con Magallanes. Algunos Savino. Gualichu (la de Roca). El Jacobino con Moliterni. El hombre dela casa, con Estevez. Álamo Jim con Casalla, Ted Marlow con Trigo.



-G.C.: ¿Qué estás guionando actualmente?

Krantz, con Lalia. Martín Toro, con Bernoy. Adaptaciones de clásicos literarios. Algunas cosas sueltas para dibujantes jóvenes.


Kabul, con dibujos de Altuna, en Nippur Magnum, 1997 (reedición)



-G.C.: ¿Cómo ves la situación actual y futura de la historieta en la Argentina y en el mundo?

En la Argentina, en terapia intensiva, con buen pronóstico. Me llama la atención la publicación en libros, para los que se hace todo tipo de recensiones y homenajes: la mayoría de esos trabajos no superan los que aparecían semana a semana en los kioscos.  

Yo veo un futuro. No es posible que tanto talento sea exclusivamente de exportación. Si no hay inversores argentinos que editen revisas seguramente vendrá algún europeo huyendo de su recesión. No creo que lo digital sea la solución, al menos hasta que haya soportes similares a los lectores de e-ink, pero en colores y flexibles. No es fantasía, se trabaja en ello.

En el mundo, veo que en muchos lugares goza de buena salud. Veo publicaciones como Comic art en italiano, Lanfeust o dBD, en francés, que editan historietas en “antologías” acompañados de buenos estudios e información. Hay revistas internacionales que tienen una sección dedicada al género. El caso estadounidense es distinto, porque la influencia política es apabullante, y es difícil encontrar comics donde no se baje línea explícita o implícitamente. He visto mangas occidentalizados, que en cualquier momento competirán de igual a igual. Y Latinoamérica se prepara.


Martín Toro, con dibujos de Magallanes.



-G.C.: Vos frecuentaste otros géneros que apenas se mencionan, por ejemplo la novela Samos contra los Uránicas; los cuentos infantiles Malos tiempos para Drácula y Amores con guardapolvos; los poemas para nivel inicial En el fondo de mi calle; el guión cinematográfico del largometraje Más allá de la aventura; el ensayo La Argentina premonitoria y las obras de  teatro Yo y las mujeres, Circo y El viajero de la eternidad. ¿Continúas desarrollando estas múltiples actividades?

A ver: lo primero que escribí fue historieta, a los 11 o 12 años, un personaje que retomaría en 1971: El Capitán Cometa. Trabajando para Cascos de Acero, Editorial Gente Joven, Andrés Cascioli me pidió algunos cuentos de ciencia ficción. Uno se publicó, a mis 18 años. A los 20 años dirigí un grupo de teatro en el cual el más experimentado (?) era yo, y escribí esa comedia “Yo y las mujeres”, que representamos en Máximo Paz, mi pueblo. Ingresé a Billiken en 1971, de la mano de Eugenio Zoppi, y pronto me pidieron cuentos: así desarrollé mi propio “método” para escribir cuentos infantiles, en el que me hice un nombre. El método sólo consiste en ver el mundo desde un niño de la edad para la que uno escribe.  Como estaba en Editorial Atlántida (Billiken) tenté fortuna en Para Ti, la revista insignia del grupo. El lector de cuentos era Joaquín Gómez Bas, que me aceptó varios, porque le gustaba cómo escribía. Incluso tuvo una discusión en la redacción por algún cuento mío que según el jefe “no tenía gollete”. Don Joaquín estaba indignado: “A mí, a Joaquín Gómez Bas, vienen a decirle que un cuento no tiene gollete…” Después las seleccionadoras fueron Nyra Echenique y Susy Dacunto. Luego decidieron publicar cuentos más baratos, de esos que no tienen derechos.  He publicado cuentos en muchas revistas infantiles y femeninas (en las primeras Mía, por ejemplo).

Samos contra los Uránidas mi única novela por ahora (si no cuento una pornográfica escrita con gran rapidez) fue la adaptación del personaje aparecido en Billiken, en “El Clan de McPerro”, más otros guiones inéditos y, desde luego, todo reescrito. María Brandán Aráoz, mi editora, me dio una mano inmensa, enseñándome muchos trucos de la profesión.

Malos tiempos para Drácula fue publicado por Ediciones del Quirquincho (y Página/12), con la dirección de Adela Basch, quien me dijo que necesitaban poesía infantil, que nadie sabía escribirla. Me atreví con “En el fondo de mi calle”, porque no soy poeta. Lamentablemente la editorial cerró, y poco después su dueño fue asesinado durante un asalto.

Amores con Guardapolvos” fue publicado por Marta Giménez Pastor, en Magisterio del Río de la Plata, y fue un éxito de ventas durante 10 años: finalmente, al quedar pocos ejemplares, la editorial lo retiró del mercado.

Circo fue escrito y representado por el grupo Gente de Teatro, de Cañuelas, del que formé parte como actor (en los ’90), haciendo el personaje de dueño de casa en “La Nona”.

“El viajero de la eternidad” fue un pedido de 1997, adaptación a dos horas de gran espectáculo de las 350 páginas de El Eternauta. Nunca pasó de un encargo, pero en 2001 la envié al concurso “Enrique Santos Discépolo” de la Provincia de Buenos Aires, y obtuve el 3er premio, publicación (que se concretó en 2002, en Corregidor) Aparentemente la obra es representada por colegios, de vez en cuando, porque por ahí la conoció Siro Colli, que era Director Artístico del Teatro Argentino de La Plata en 2007 Con él armamos una puesta minimalista, para una hora y media, que resultó conmovedora, aunque está hecha a base de actuación, y por lo tanto es muy exigente. La puesta fue complementada por fílmicos a cargo de Gustavo Alonso. La puso la Comedia de la Provincia de Buenos Aires, en el Teatro Argentino, 10 funciones. Además de actores profesionales del elenco estable, colaboraron en fílmicos Lorenzo Quinteros (como Oesterheld, secuencia inicial), Cristina Banegas, como la mujer de Ramírez, el que se asoma a la ventana de enfrente (con un monólogo que fue un agregado de Siro Colli, muy bueno), y Víctor Laplace, como el locutor que llama a la Zona Liberada.

Páginas de historieta publicada eb Turay, 1974.


Con el guion inicial (el de ‘gran espectáculo’) pusimos el primer acto como Teatro Leído, en una convención de historietas, comics, manga y cosplay; y con alumnos de la Escuela Estrada, en la muestra 50/30, de 2007.

En 1992 hice un Master en Cultura Argentina, y como trabajo final escribí el ensayo “La Argentina Premonitoria en El Eternauta de Héctor Germán Oesterheld”, que pocos años después fue publicado en la revista digital Axxón, pero que permanece inédito en papel.

Además he hecho crucigramas, entretenimientos varios, juegos de mesa, epígrafes de figuritas para el mismo Karadagián.

Fotonovelas: escribí muchas de acción, para Kiling, Araña Negra y otros. Sólo una romántica. Tengo varios trabajos sobre educación publicados en la web y en revistas. Hay un par de obras de teatro inéditas, no estrenadas.


Página Pehuén Curá, con dibujos de Castro, en D`Artagnan, 1980


-G.C.: A ver si nos explicás cómo se manifiestan esas otras especialidades tuyas que menciona Wikipedia: traductor, divulgador científico, museólogo y bibliotecólogo.

El oficio de traductor comenzó a partir de Editorial Columba. Cuando me convocaron, a instancia de Roberto Giormenti, que fuera jefe de arte en Gente Joven, con Cascioli, el trabajo a hacer era traducir historietas para adaptarlas al gusto argentino y publicarlas. Tengo facilidad para los idiomas, y una buena base de inglés, de modo que me lancé. Traduje una enorme cantidad de historietas para Columba: Príncipe Valiente, Johnny Hazzard, Modesty Blaise, Tarzan, El Fantasma. Muchísimas. Había tanto material que publicaron una revista especializada, "Sandokán”. He traducido algunas cosas del francés o del italiano. Leo mucho más de lo que hablo en inglés, francés, portugués e italiano.

A partir de la publicación de “Rambo” en historietas, en Editorial Perfil, comencé a trabajar en la versión nacional de “Descubrir”. Es decir, me convertí en periodista científico. Fue la redacción más culta en la que he trabajado: TODOS sabían de todo. Salía un tema, cualquier tema (las ruinas de Borobudur, la mecánica cuántica, el espín de los cuásares, la reproducción por polinización, la historia de las Olimpíadas) y cualquiera de la redacción lo tomaba y lo desarrollaba con idoneidad y conocimiento. También yo.

Y la documentación podía estar en cualquier idioma. Recuerdo que sólo tuvimos que hacer un “descifrado” en conjunto, en una oportunidad, porque nadie sabía alemán. Obvio, no había Internet ni traductores automáticos.

En principio, y por mi experiencia en Billiken, me encargaron el suplemento Junior completo. Dije “yo puedo escribir sobre cualquier cosa menos deportes”. “Perfecto, dijo Hugo García, secretario de redacción, entonces preparate un número especial sobre deportes”.

El oficio de periodista lo inicié en el diario La Nación, donde hacía dos personajes para La Nación de los Niños, con la dirección de Norberto Firpo. Él dirigía también la sección Última Página, y me pidió notas de miniturismo, asignándome la zona comprendida entre la ruta 3 y la costa, hasta 100 Km de la ciudad. Ocasionalmente me salía y hacía notas en Azul o Guaminí. Luego comencé a hacer reportajes para la misma sección, y fue un trabajo muy gratificante. La Nación cambió totalmente en 1995, cuando pasó de manos de los Mitre a las de los Saguier, con una brutal barrida de personas (legalmente y pagando lo que correspondía). También publicaba turismo en Week End, de Perfil.

Lo de museólogo apareció en 1984, cuando fui nombrado Director de la Comisión Municipal de Cultura de Cañuelas, y me dieron como tarea recuperar un museo en Vicente Casares. Como no sabía nada de museos, hice la carrera. Así fue que entre 1997 y 2000 organicé (creé de la nada, mejor dicho) el Museo y Archivo Histórico “Lucio García Ledesma” de Cañuelas: tomé 50 piezas que había guardado precisamente don Lucio García Ledesma, antes de morir, y entregué con 2000. 

Página con dibujos de Torre Repiso, en Corto Maltés, 1976.


En el mismo lugar (Instituto Superior de Formación Docente Nº 8, de La Plata), enseñaban Bibliotecología. Para ahorrar tiempo y aprovechar la oportunidad, y “por las dudas”, porque “uno nunca sabe” (textual) estudié Bibliotecología junto con Museología. Me recibí de Bibliotecario Profesional.

Trabajé un tiempo en la “Biblioteca Popular D. F. Sarmiento de Tristán Suárez”, y colaboré con mi esposa en la fundación de la “Biblioteca Del Quijote (para que haya una que sobreviva al fuego)”, en Máximo Paz. El nombre alude a que la biblioteca del Quijote también fue quemada por los censores.

Originalmente yo era Perito Mercantil. En 1973 la carrera docente pasó a ser terciaria, y, como trabajaba en Billiken y no tenía una base docente, decidí hacer la carrera y me recibí de Profesor para la Enseñanza Primaria. Pues bien, trabajé en Billiken desde 1971 a 2002. Los sucesos de 2001 llevaron a los dueños de Editorial Atlántida (hacía mucho que ya no eran los Vigil, y realmente no se sabía quiénes eran) a despedir a los empleados “históricos” (con relación de dependencia) de Billiken. Fuimos un grupo que quedó sin trabajo. Como sabemos, en 1995 cerró Columba, cerró Record, cerró Fierro. Y el traspaso a los Saguier de La Nación también me arrastró. De modo que en 2002 estuve desocupado. Fue una buena experiencia. Una cosa es contarlo y otra vivirlo. En 2003 ingresé a la Escuela Normal Superior José Manuel Estrada, de Cañuelas, como bibliotecario titular. No hubiera podido si sólo era Bibliotecario Profesional. El hecho de ser también maestro me permitió tomar ese puesto, con el que todavía sobrevivo.


Página de unitario, con disbujos de Cristobal, en Tit Bits, 1980.



-G.C.: ¿Qué proyecto tenés para el futuro?

En literatura sigo haciendo historietas, cuentos y un par de novelas de final (cronológico) incierto.

Lucho para publicar unos cien cuentos inéditos, todos buenos (infantiles, románticos, adultos, mínimos, largos, etc.).

Trato de publicar La Argentina Premonitoria…

Trato de implementar un curso on-line de guionista de historieta.

Pierdo concursos constantemente (debo ser muy malo)

En lo personal, estoy esperando que el Congreso se digne aprobar la ley de jubilación para escritores. Y, entonces sí, completar mi autobiografía. Para que no sea una profecía autocumplida.

viernes, 23 de agosto de 2013

ESTO ES EL SUR de Mariano Antonelli, por Germán Cáceres

(La Duendes, Comodoro Rivadavia, 2013, 200 páginas)


“Esto es el Sur” proclama el coronel Murra, que está al mando del Frente el Progreso, después de pregonar que “Estas tierras tendrán un dueño y ustedes pagarán por caminarlas, donde gauchos, indios y demás grupos delincuenciales hayan sido exterminados”. Hacia el final de la historieta, con el accionar de los tres héroes (León, El Odiao y Ahonicán) se ratifica que el Sur es de los nativos y de los grupos aborígenes. La acción transcurre en Viedma y en Carmen de Patagones.


Antonelli exhibe su peculiar estilo rústico -y a la vez naif-, portador de cierto hieratismo, con multitud de rayas que se entrecruzan y de nubes macizas, como si estuvieran constituidas por materiales sólidos (aplica el mismo procedimiento a una tormenta de arena). Sin embargo, en su grafismo moderno anida un soplo académico, al parecer influido por las materias de Pintura que debió cursar en su paso por el IUNA. A la manera de Guido Crepax en Valentina (1965), en algunas secuencias descompone el movimiento en pequeñas viñetas, como si fueran fotogramas.   


Diálogos convincentes acompañan su indiscutible talento de narrador. Su planificación inquieta se propone que cada página exponga una composición distinta. Abunda en cuadritos mudos -siempre al servicio de la historia-, y en planos generales de paisajes. Obtiene un fuerte impacto visual de los ángulos en picada y en contrapicada. Además, recurre a enormes onomatopeyas que no sólo forman parte de la narración sino también de su estructura gráfica.


Son espectaculares las escena de batallas con viñetas que ocupan dos páginas (también lo hacen algunos paisajes). El ataque del malón al fuerte es una elocuente muestra de la potencia y vigor de su arte: hay desplazamientos de tropas y de grupos humanos resueltos brillantemente.


Mariano Antonelli vuelve a confirmar –superándola- la idoneidad que había demostrado en sus dos libros anteriores: A través de los Andes (2010) y Mitológicas (2012), este último con textos de Santiago Farias. Es muy recomendable prestar atención a la futura trayectoria de este sobresaliente historietista.




Germán Cáceres 

martes, 20 de agosto de 2013

Recursos: 3 Libros de Andrew Loomis.

Siguiendo con la idea de poner a disposición de los dibujantes que visiten este blog distintos recursos en cuanto a dibujo, estilo y diseño, colgamos tres libros de Andrew Loomis.  

Andrew Loomis (1892-1959), un conocidísimo ilustrador y profesor de dibujo norteamericano creó seis libros de ilustración que generaron furor y lo siguen generando, por su alto nivel didáctico. Debido a la fecha de su muerte y el tiempo pasado desde la publicación de las primeras ediciones de estos libros, actualmente se encuentran en dominio público (o sea, libres de distribuir sin costo alguno). Eso sí, los tenemos solo en ingles (aunque los libros usan la ilustración como guía, asi que no hace falta leer mucho para entender: los dibujos son autoexplicativos la mayoría de las veces).

La versatilidad de Loomis le permitió enseñar tanto caricatura como dibujo realista, con una calidad envidiable.

Cada uno de los libros trata un tema en especial (estructura, manos, cabezas, caricaturas, realismo, escenarios, etc), de manera más simple o compleja, permitiendo al dibujante aprender desde lo más básico a lo más complejo.



Las ediciones en castellano (especialmente de Fun with a pencil) en nuestro país son accesibles y baratas, por lo que también es recomendable conseguirlas, pues resultan de gran ayuda para algunos detalles.


Comenzamos entonces con los siguientes libros:

Fun with a pencil, de 1939 (11 mb). El más reconocido de todos.
Aquí.

Figure Drawing for all it's worth, de 1943 (23,8 mb).
Aquí.

Succesfull drawing, de 1951 (22,7 mb).
Aquí.

En el próximo post, colgaremos los tres libros faltantes.


viernes, 16 de agosto de 2013

Entrevista: JORGE CLAUDIO MORHAIN. Por Germán Cáceres (primera parte)

Nació en la Capital Federal, en 1942, y, a partir de la edad de diez años, se radicó en Máximo Paz, Provincia de Buenos Aires. Según Wikipedia “es escritor, dramaturgo, guionista, historietista, periodista, traductor, museólogo, divulgador científico y bibliotecólogo”. Pero es reconocido principalmente por su brillante y prolífica trayectoria como guionista de historietas.

 
Morhain, recibiendo el reconocimiento que le realizamos desde La Duendes, en julio de este año. Sentado, Germán Cáceres y Carlos Scherpaz (Oenlao) entrega el reconocimiento. 



-Germán Cáceres: Jorge, es inmensa la cantidad de guiones que realizaste. En Wikipedia se informa de seis mil (entre ellos mil inéditos). Este increíble número no solo habla de laboriosidad y talento, sino también de una posible metodología para escribirlos. ¿Qué podés comentar?

En julio de 2013 estaba escribiendo el guion Nº 5647. A muchos les asombra que sepa exactamente qué número de trabajo estoy haciendo. Simplemente, cuando comencé, decidí inaugurar un cuaderno donde anotaba el título, el género, el personaje y número de episodio si era una serie, a quién se lo había vendido, quién lo había dibujado y  dónde y cuándo se publicaba. Son dos líneas de un cuaderno tipo Caja, comercial. Con el tiempo inauguré otro para cuentos, y finalmente hay un tercero con secciones como Adaptaciones, Teatro, Cine, Traducciones, Fotonovelas, Crucigramas y Entretenimientos. Me estoy facilitando la vida para mi demorada autobiografía. Tan demorada que alguien me previno que si sigue en ese estado puede convertirse en biografía. Quizás la metodología, o el apego al método, venga de mi primitiva formación de Perito Mercantil, o más probablemente en mi gusto por las matemáticas y su capacidad de ordenar un mundo donde el desorden es el método. Pienso así, porque he aplicado el sistema en los lugares que me ha tocado organizar: Depósitos de Obra en Techint, un Museo en Cañuelas, un Centro Integrador Comunitario en Máximo Paz. Siempre desde cero. También en Techint, porque a pesar de que los sistemas ya estaban, yo inauguraba unas máquinas contables que hoy son para la risa, pero que demandaron un sistema de programación (que hoy también es de risa). Llevo, además, 614 cuentos, 47 fotonovelas, 832 historietas traducidas, 39 guiones de cine o televisión, 300 entretenimientos de distinto tipo, 56 juegos de tablero, 270 crucigramas. Donde no llevé control, y lo lamento, fue con las notas periodísticas: llevaba 320 a 1984. Las últimas las escribí para Telam, en 2012.
En cuanto a un método para escribir, no suelo usar escaleta (step outline) ni resúmenes. En general parto de una idea argumental y dejo que la misma fluya libremente. Por puro oficio surge el aplicar los puntos de tensión en los lugares justos y encontrar el final significativo. Generalmente aparece “espontáneamente”. Eso sí, en épocas de mucho trabajo podía recorrer el registro para recordar antiguos argumentos de los que surjan temas nuevos o reinterpretaciones. Incluso había desarrollado un programa de computadora (muy sencillo, me tiraba una serie de números aleatorios que automáticamente reemplazaba por textos preelegidos en determinados lugares de un resumen básico) que actuaba como disparador de ideas argumentales.
Por ejemplo: “El héroe xxxxxxxx” La máquina reemplazaba las “x” por “flaco”, o “gordo”, “petizo”, anciano”, “veterano”, “despistado”, etc.
Cuando escribo sobre personajes es más fácil: ya está definido cómo es y cómo piensa la dramatis personæ, de modo que sólo tengo plantearle el problema y ver qué hace. Copiar sus acciones. Los escritores visuales “vemos” el desarrollo de las historias, y “solamente” las transcribimos.

Página de Martín Toro, con dibujos de Magallanes, en El Tony, años 80.


-G.C.: Por supuesto no leí tus cinco mil guiones, pero sí muchos y éstos privilegian los diálogos y los textos (sean superiores, inferiores o enmarcados en cuadritos). En ciertos tramos la prosa es elegante y muy trabajada. Y hay pocas viñetas mudas. Bueno, ahora sería conveniente que hables acerca de tu concepto del guión.

Sobre la discusión de si más o menos texto en la historieta, habría dos vertientes, o tres, quizás.
La más común es la exigencia editorial. Algunas, como Columba en sus orígenes, favorecían (no había un pedido directo) la abundancia de texto, porque conservaban la visión de la historieta como “novela gráfica”: privilegiaban el texto por sobre la imagen. En realidad, quien facilitó las cosas y llevó a Columba a una comprensión más cercana a las características del género fue Robin Wood. Sus guiones tuvieron desde el principio tanta aceptación en el público y tanta coincidencia de gustos e ideología con los ejecutivos de la empresa que fue “autorizado” a salirse poco a poco de las normas. Y todos los demás, agradecidos, fuimos detrás. De hecho, no hubiese trabajado 23 ó 24 años en esa editorial con el sistema antiguo. Curiosamente, con el paso de los años, ahora muchas editoriales llaman “novela gráfica” a historietas unitarias, para “jerarquizarlas” frente al peyorativo ‘historieta’, ‘comic’, ‘tebeo`’, etc.
Un segundo motivo de colocar mucho texto en los cuadros es la certeza de que el dibujante no sabrá, no podrá o no querrá interpretar las indicaciones. Entonces hay que contarle todo al lector, lamentablemente. Tengo experiencia en trabajos arruinados porque al interpretar una pelea definitoria que estaba descripta como “luchan duramente con el agua a las rodillas” el dibujante puso sólo un par de ojos (es una cita real). Aclaremos que son casos muy contados; en general he tenido buenos complementos a mis historias, en algunos casos –pocos- la interpretación fue exactamente lo que yo “veía”, y en la mayoría el resultado final fue mucho o muchísimo más rico de lo que había previsto.
Y finalmente puede tratarse de una razón de estilo. Esto es más aleatorio, y depende de lo que se esté escribiendo. Trabajando en libertad, prefiero el equilibrio, tratando de mostrar todo lo que se pueda mostrar antes de describirlo en didascalias. Y si, uso las viñetas mudas.

Páginas publicadas en la revista Turay, 1974.


-G.C.: Por otra parte, en tus historietas la planificación es muy equilibrada, no pretendés ninguna espectacularidad visual sino una narración serena imbuida de clasicismo. ¿Estas características formarían parte de una estética?

Siempre he seguido las pautas anotadas más arriba. O mejor dicho las pautas han surgido solas, se han aplicado automáticamente. Dicen que las reglas bien aprendidas son las que se han olvidado, pero siempre se aplican, sin pensar en ellas.
Desde que usamos computadora suelo imprimir un borrador final de los trabajos y los releo, los corrijo y eventualmente puedo alterar el orden con el cortar y pegar. 
Cuando utilizaba máquina de escribir me obligaba a editar mentalmente, porque rehacer un trabajo significaba rehacer páginas.
Lo mismo con las faltas de ortografía: no las cometía, porque un poquito se podía tachar, un poquito cubrir con corrector, pero cuanto más limpio y prolijo quedaba el trabajo mejor predisposición había a leerlo (y comprarlo) por los editores.
Quizás estas cosas parezcan ahora a todo aquel que no peine canas como los cuentos del djinn en la botella. Pero antes de los ’90, de mediados de los ’90, escribíamos guiones de historietas para vender.
Habitualmente la editorial se encargaba de la segunda parte, la relación con el dibujante.
Y los alardes visuales quedaban a su cargo.
Mi estilo de descripción de escenas siempre fue sintético (el “estilo Oesterheld”) y salvo contadas excepciones daba por sentado que el dibujante sabía lo que hacía. Considero que la creación de una historieta no termina con su escritura en guión; de hecho termina físicamente con su dibujo, pero intelectualmente se rehace cada vez que alguien la lee. El “clasicismo” notado puede ser el empeño en escribir historias claramente narrativas, canónicamente correctas, más allá de su temática (ahí innovaba, cuando se daba la oportunidad)

Página publicada en la revista D`Artagnan, 1991.


-G.C.: Tu temática es variada, en cierta manera abarcás todos los géneros, pero se observa un fuerte sentimiento hacia lo gauchesco, que está unido al interés por nuestra historia, especialmente el tema del fortín, de la campaña del desierto y el llamado período de la Anarquía del año XX. También se nota en tu abordaje una óptica influida por el revisionismo histórico. Bueno, supongo que tenés desarrollada toda una línea de pensamiento acerca de esta cuestión.

Es mi línea de pensamiento, que coincide con la línea de Columba y de la Cielosur de Enrique Rapela, y mucho más, claro, con las páginas de El Descamisado.
Mi especialización en el gauchesco se dio por casualidad: Casalla necesitaba guionistas para El Cabo Savino y yo me atreví. Parece que mis guiones eran buenos o que nadie se animaba con el género, porque terminé, ahora, como el último de los guionistas de historieta gauchesca.
Siempre cuidé la coherencia y la verdad histórica de los hechos relatados, centrales o laterales. Así que esos primeros encargos dieron origen a una impresionante colección de documentación al respecto, que utilicé más de veinte años. Digamos que en un principio tuve la mirada ingenua de la historia oficial, pero a medida que iba enterándome pasé al revisionismo. Una fuente constante es la revista “Todo es Historia”, que coleccioné desde su primer número. La familia Columba desciende del caudillo Bustos, e invariablemente sintieron simpatía por el federalismo (sin declararlo abiertamente, claro). Además, siempre tuvieron claro que lo de Roca fue un genocidio, por eso nuestros fortineros actúan en la época del ministro Alsina, que tenía una mirada humanista y realista de las relaciones con los pueblos originarios. Sobre los últimos días de Columba escribí una historia virulenta donde pintaba el malón de Roca con toda su crudeza: Gualichu. Sólo llegaron a publicarse dos episodios, uno de los mejores trabajos de Casalla.
En otro medio donde trabajaba, La Nación (la “buena” Nación, antes de su traspaso a los Saguier), en cambio, eran unitarios y tampoco lo declaraban: me enteré cuando no me querían publicar una nota turística sobre la estancia Del Pino, de Rosas. La publiqué de todos modos, pero con sólo una ínfima mención de que “en algún momento” había pertenecido a Rosas.

Página, con dibujos de Enio y Mario Morhain, publicada en Pif Paf, 1979.


-G.C.:¿Con cuáles dibujantes trabajaste más a gusto?

Prácticamente con el único con quien planeábamos cosas juntos tomando unos vinos, con quien teníamos una clara afinidad de concepto fue Gustavo Trigo (Alias Marcos Adán). Pero he tenido muy buena relación de trabajo, sólo que más distante, con Eugenio Zoppi, Jorge Moliterni, Horacio Altuna, Lito Fernández, Domingo Mandrafina, César Spadari, Cristóbal, Alex Salas, Fernández y Branca, Regalado, Félix Saborido, CarlosChingolo Casalla, Juan A. Castro, Carlos Magallanes, Gerardo Canelo, Enio Legizamón, Vietto, Mazza, Diego Llansó, Carlos Pederiva, O’Kiff, Salas, SergioMulko, Jesús Balbi, Oscar Estévez, Miguel Matejka, Enrique Meyer, Braxator, Diego Ridao, Edgardo Bernoy, Carlos Barocelli, Francisco Solano López, HoracioLalia, Leo Sala, Gaspar, Orazio Merel, Furlino, Ivo Pavone, los Villagrán, Carlos Vogt, Lucho Olivera, Quique Alcatena, Roberto Regalado, Gianni Dalfiume, Roque Vittaca, Chiche Medrano, Néstor Olivera, Oscar Correa, D’Adderio, Frank Szilaghyi, Rubén Sosa, Leopoldo Durañona, Torre Repiso, Miguel Rep, Macagno, Massaroli, Uzal, Caliva, Cativa, Saavedra. Y desde luego mi hermano Mario Morhain (alias Mario Suárez)

Página de Martín Toro, con dibujos de Bernoy, realizado para La Duendes - Historieta Patagónica


-G.C: ¿Quiénes son los dibujantes argentinos y extranjeros que más admirás?

Todos los Breccia, Carlos Barocelli, Horacio Altuna, Eduardo Risso, Carlos Casalla, Carlos Magallanes, Gustavo Trigo, Carlos Muñoz, Noé,  Moebius, Loisel, Corben, Kubert, Eisner, Foster, Bilal.

Historieta con dibujos de Magallanes, publicada en revista Caras y Caretas, 1982.


-G.C.: ¿Y guionistas?


Oesterheld. Carlos Trillo. Jodorowski. Pratt. Robin Wood. Loisel.


nota: la próxima semana la segunda parte.

jueves, 8 de agosto de 2013

Presentaciones y premios para colegas de La Duendes


Premio para Guillermo Ortiz

Guillermo Ortiz (Orx) resultó seleccionado entre los ganadores por su historieta “El Rata”, publicada previamente en el libro de La Duendes “Especial Blog de HP n°2”.
La obra resultó entre las elegidas en la categoría “Cómic Blanco y Negro Profesional”, por un jurado de lujo integrado por Cacho Mandrafina, Sergio Lánger y Horacio Lalia.



Premio, publicación y presentación de dibujo animado de Marcelo Noriega

Por su parte, Marcelo Noriega resultó seleccionado por su historieta “Emprendimiento” entre los ganadores del IV Concurso Nacional de Historietas “Juan Arancio”, organizado por La Biblioteca Nacional y la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (CONABIP)

También sus personajes Coyuyo y Sócrates, fueron seleccionados y publicados  en la Antología Literaria 2012 de SUMMA, Colectivo de Arte (de Santiago del Estero), liderada por la escritora Sandra López. La particularidad es que se trata de una publicación que por primera vez incluye a la historieta.

Y como si fuera poco, con los premios citados, Marcelo Noriega presentó una animación realizada por Lorena Mendez, de su personaje Coyuyo. La proyección se realizó el día martes 16 de junio en el salón del diario Nuevo Diario, de Santiago del Estero. La animación puede verse en youtube.






Presentación del libro. “Tehuelches…” de Oenlao y varios autores.
Entre tanto. Oenlao presentó su libro “Tehuelches. Historietas de aventura y mitología” con una importante afluencia de público en la edición 2013 del festival “Crack, Bang, Boom”, en la ciudad de Rosario. Fotos:



 Carlos Scherpaz y Adrian Vallasciani.


martes, 6 de agosto de 2013

Recursos para dibujantes, por SantiagoK

En esta sección pasaremos a centrarnos en un aspecto importantísimo y al mismo tiempo usualmente obviado por muchos: la gestión de recursos de dibujo y técnica. Más allá de que uno pueda haberse formado en una academia o sea autodidacta, siempre hay algo más por aprender, algo que probablemente se complica a la hora de resolver una viñeta, un escorzo, una secuencia.

Para eso, abrimos esta sección, donde regularmente colgaremos distintos libros y tutoriales para ofrecer a a aquellos que se están abriendo al arte de la historieta y la ilustración o ya están adentro pero buscan siempre perfeccionarse y conocer distintas aproximaciones.

Para empezar, reflotamos un libro que estuvo siempre presente en este blog desde el principio: Técnicas de la Historieta. Este es un libro publicado en 1966 para el aprendizaje del dibujo profesional de historietas. Si bien la idea y textos corresponden a la labor y edición de Enrique Lipszyc y Enrique J. Vieytes, cuenta con colaboraciones de Joaquín Albistur, Narciso Bayón, Alberto Breccia, Arturo del Castillo, Carlos Freixas, Carlos Garaycochea, Daniel Haupt, Joao Mottini, Hugo Pratt, Quino y José Luis Salinas, además de otros elementos de editoriales extranjeras.

Pueden bajar esta joya haciendo click en la siguiente imágen.