LA HISTORIETA COMO SENTIMIENTO
Por Germán Cácares
Nació en Moreno, Provincia de Buenos Aires, y de chica se trasladó con
su familia a Mendoza, donde estudió dibujo artístico en la Academia Nacional
de Bellas Artes.
Siendo muy joven se radicó en Buenos Aires y comenzó a dibujar
historietas para la
Editorial Difusión, y luego durante veinte años para la Editorial Columba.
A la vez, envió colaboraciones a la famosa DC de Nueva York. También trabajó en
las editoriales Record y Equiú, y en el suplemento infantil de La Nación de los
domingos.
Realizó portadas e ilustraciones para libros en las
editoriales Acme, Codex, Estrada y Kapelusz. Intervino como dibujante en
programas televisivos en los canales 9 y 13 (“Telecirco de los domingos”).
Como actriz incursionó en teatro, radio y televisión.
Desde 1990 volvió a trabajar para editorial Columba en la revista Intervalo.
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Patricia Breccia y Martha Barnes durante la presentación del libro "Evocando Viñetas ", de Germán Cáceres, durante la Semana de La Duendes |
Germán Cáceres: Se comenta que usted fue la primera mujer
que dibujó historietas en la
Argentina. ¿Es así, Martha?
Martha Barnes: Antes que yo estaba Idelba Dapueto, pero
después dejó. Lo que sí puedo decirle es hace más de cuarenta años que dibujo
historietas.
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Página de historieta dibujada por Barnes en revista Intérvalo, 1968. |
G.C.: Tengo entendido que durante mucho tiempo
dibujó para Europa.
M.B.: Dibujé para Europa a través de
intermediarios porque en la
Argentina no había trabajo para mí, aunque creo no haber sido
la única.
G.C.: ¿Quiénes eran esos intermediarios?
M.B.: Son personas que contactan editoriales
extranjeras. Por ejemplo, cuando empecé, el que me daba trabajo a mí tenía un
amigo que estaba en los EE:UU y que conocía a gente de la DC.
G.C.: O sea que no trató directamente con las
editoriales europeas.
M.B.: Exacto. A mí las editoriales no me
encargaban el trabajo, sino lo intermediarios. Una amiga mía que estudia en los
EE.UU. llevó algunos de mis dibujos y gustaron, pero me proponen que vaya para
allá.
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Barnes en revista D`Artagnan, 1975. |
G.C.: ¿No probó viajar y establecer sus propias
conexiones?
M.B.: Cuando estuve en Brasil me ofrecieron
trabajo si me quedaba, pero volví a Buenos Aires, conocí a mi marido, y en vez
de ir a Brasil me casé (se ríe).
G.C.: ¿Qué siente por la historieta?
M.B.: Es mi vocación, es mi vida. Para mí hacer
una historieta es como tener un bebé, porque muchas veces sufro y me desespero
ante el papel en blanco. Mi felicidad no es solamente dibujar, sino dibujar
historietas.
G.C.: Usted intervino en varias obras teatrales.
¿También es feliz cuando actúa?
M.B.: Responden a la misma motivación: tanto
actuando como dibujando historietas, uno tiene la oportunidad de vivir otras
vidas, de meterse dentro de los personajes, de dar rienda suelta a la
imaginación y despegar de la tierra. Yo me emociono profundamente con las
historietas, es como si me aislara en una isla fantástica.
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En 1967, en Canal
13, en el programa “Telecirco de los domingos”. El conductor del programa,
Maurice Jouvet, Martha Barnes y los payasos Cotito y Pelusita.
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G.C.: ¿Qué dibujante influyó en usted?
M.B.: Alex Raymond.
G.C.: Y ahora, ¿qué artista le interesa?
M.B.: Muchos, por eso evito nombrarlos. Sólo
mencionaré a dos que tengo aquí cerca en esta revista española (Cimoc):
Manfred Sommer y Alfonso Font. De Sommer me impresionan la línea y los
enfoques. Los trabajos de Font me parecen sensacionales por su vigor. Ahora se
trazan líneas muy finitas y negros plenos, y yo intento estar en esta onda. En
la época en que aprendía a dibujar se utilizaban bastante pincel y se imprimía
fuerza a la imagen mediante trazos gruesos.
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Página de historieta dibujada por Barnes para DC cómics, 1979. |
G.C.: ¿Estudió dibujo de historietas?
M.B.: Como todos los dibujantes de mi generación,
aprendí sola a dibujar historietas, es decir trabajando. Porque no es nada
simple hacer un personaje con sus expresiones y movimientos. Hay que estudiar
anatomía, perspectiva y mirarse los gestos en el espejo.
G.C.: ¿Cuál es su metodología de trabajo?
M.B: Ya dije que me miro al espejo las
expresiones. También copio mis manos y soy observadora: siempre estoy
examinando a la gente. Por otra parte, como no puedo pagar una modelo, saco
situaciones y poses de las buenas fotonovelas y recurro al muñeco articulado.
Además, poseo un gran archivo de fotos de animales y enciclopedias con
movimientos de personas. Le aclaro que antes de entintar hago un boceto a lápiz
muy completo.
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Ilustraciones de tapas realizadas por Barnes |
G.C.: ¿Usted guiona las historietas que dibuja?
M.B.: No tengo guiones propios. Es una lástima,
porque siempre soñé crear un personaje. En cambio, recibo guiones que narran
sobre los temas más diversos.
G.C.: ¿Qué dibujó últimamente?
M.B.: Para Editorial Columba hice Cuentos del
emir, escritos por José Luis Arévalo, y Pasional, que guionó Armando
Fernández y firmó como Virginia Lang. Con textos también de Fernández estoy
empezando a dibujar La enemiga, que aparecerá en el curso de 1994.
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Serie infantil que Barnes realizó en 1981 para un suplemento infantil del diario La Nación. |
G.C.: ¿El cine influye en su trabajo?
M.B.: Por supuesto. Tengo una videocasetera con
la cual grabo documentales para luego estudiar los detalles, las luces y
sombras, los movimientos. Todo lo veo en función de la historieta. Claro que a
veces me pierdo los argumentos.
G.C.: ¿Y respecto a las películas de ficción?
M.B.: Me enloquecen los filmes de terror. Los amo
de toda la vida, desde que era chica.
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Página de historieta dibujada por Barnes, en revista Corto Maltes, 1976. |
G.C.: ¿Dibujó historietas de terror?
M.B.: Sí, llevo dibujadas muchísimas. Aún ahora
recibo algunos guiones de terror.
G.C.: ¿Qué dibujante del género marcó su estilo?
M.B.: Ninguno, me interesa más extraer ideas de
la televisión y el cine. Pero sobre todo prefiero imaginar escenas de terror.
G.C: ¿Admira a algún director?
M.B.: Steven Spielberg es uno de los que más me
impactan.
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Página de Cuentos del Emir, dibujado para Barnes para la revista Intérvalo, 1989. |
G.C.: Además del cine y del teatro, ¿qué otra
actividad artística se vincula con su producción?
M.B.: He adaptado novelas y cuentos, e ilustré
libros para la colección “Robin Hood”, de Acme. En La Nación apareció La
doncella esquimal, un hermoso cuento de Mark Twain que vertí en historieta.
Representar a los esquimales me exigió una enorme tarea de investigación, pues
consulté fuentes documentales muy dispersas. Asimismo acudí a las excepcionales
descripciones del País de las sombras largas, de Hans Ruesch.
G.C.: ¿Mostraba sus historietas a los profesores
de la Academia
de Bellas Artes?
M.B.: Me decían que las historietas no se podían
considerar arte, pero que las siguiera dibujando porque las hacía bien.
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Página de historieta publicada en Intérvalo, 1969. |
G.C.: ¿Usted entiende que la historieta es una
arte?
M.B.: Es todo un arte que demanda un gran
esfuerzo. Hay que estudiar muchísimo para ser historietista. Un pintor nato y
maravilloso como Roberto Bernabó, cuando tuvo que hacer historietas me confesó
que comprendía mis esfuerzos y dificultades, y que si alguien la consideraba un
arte menor era porque la desconocía. En síntesis, considero que es un arte
mayor que reclama ser amado.
De Así se lee la
historieta, de Germán Cáceres (Beas Ediciones, Buenos Aires, 1994, 168
páginas).