Eugenio Zappietro, más conocido por su seudónimo Ray Collins, es uno de los principales guionistas de historietas de Argentina. Con una extensísima trayectoria, a creado o continuado series hoy muy recordadas y de enorme repercusión entre los lectores: “Precinto 56 y Dennis Martin” con Lito Fernández, “Skorpio, Helena y Mandy Riley” con García Seijas, “Garret y Loco Sexton” con Del Castillo, “Nekrodamus” con Lalia, “Aguila negra” con Solano López, “Rocky Keegan y Alan Braddock” con Canelo, “Jackaroe” con Dalfiume, “Grand Prix” con Macagno, y se podrían seguir enumerando. Durante las últimas décadas canalizó la mayor parte de su obra a través de las editoriales Columba y Record, o Eura en Italia, donde los mismos personajes obtuvieron gran popularidad.
Con ustedes, uno de los grandes guionistas que dio la historieta de este país.
Zappietro
Edad, lugar de nacimiento, de residencia
Según marca el Carbono 14, cierto 29 de febrero del ’36, en el Ramos Mejía, hospital que enfrenta la Comisaría 8ª de Buenos Aires, lo que no dejó de ser un oscuro presagio.
¿De dónde el gusto por la historieta, a qué edad y por medio de qué lecturas?
Pasados los once años, sin TV, Twitter ni Facebook, lecturas de Salgari, Verne, Fenimore Cooper, Dumas y lo que cayera en las manos hasta Patoruzito, que abrió la puerta con “Vito Nervio”, “A la Conquista de Jastinapur” y “Rinkel, el Ballenero”y las adaptaciones de obras famosas. Luego, “Hora Cero” y “Frontera”; “Intervalo Extra” y “Puño Fuerte”.
Con dibujos de Gerardo Canelo, en revista Fantasía, 1981.
¿Cómo y por qué comenzó a escribir guiones, en que medio fue el primero que publicó?
Once años después, el ingreso a las Revistas Románticas de Editorial Abril mediante cuentos y notas (incipiente periodismo), permite el acceso a Julio Aníbal Portas, sucesor de H.G. Oesterheld en la dirección de Misterix. Portas, autor de los guiones de “Fuerte Argentino” como Julio Almada, con Walter Ciocca, dicta el úkase de proseguir con los guiones de “Joe Gatillo” (Carlos Vogt), cuyo creador Edgardo Da Mommio (Mark Shane) había dejado la serie. El primer guión publicado lo fue en el Supermisterix del 4 de octubre de 1960. En la actualidad soy el propietario de la marca.
Al momento de realizar el guión ¿se debe tener presente el estilo y las características de dibujo de cada dibujante que ilustrará el guión?
Si se trataba de series, el editor podía escoger al dibujante. De otro modo, puede ser elegido por el guionista y uno y otro lo hacen atendiendo a las características del tema y de dibujo del artista en cuestión. Muchas otras veces, la dupla se encuentra sin estrategia previa y el resultado supera toda previsión. (Ver Lucho Olivera/R. Villagrán en “Nippur de Lagash, Robin Wood y por caso, el Vogt de “Mi novia y yo” o el “Rocky Keegan” y “Braddock”, de Canelo, por entonces aplicado a historias románticas.
Con Roume, en revista King Comics, 1994
En sus comienzos conoció y trató a autores que hoy son próceres de la historieta, como Oesterheld y Pratt. ¿Cómo los recuerda, cómo fue trabajar con ellos?
Oesteheld había abierto caminos fascinantes con su “Sargento Kirk” con Hugo Pratt en los dibujos. Dejó Abril en el ’58 para fundar su propia editorial, donde reunió a la mayor pléyade de dibujantes y seguirlo, como lector, dejó su impronta en la mayoría. Lo conocí personalmente,recién, en el comienzo de “Nekrodamus” y “Loco Sexton”. Trabajar con Hugo de director de Misterix en el tramo de Editorial Yago, fue capital: él me ordena un policial, dando origen a “Precinto 56”. Digo “ordena”, como dos años antes lo había hecho Portas con el Joe Gatillo, porque no debatían: veían más allá del horizonte, en materia de Historieta. Pratt, en mi personal concepto, fue uno de los mayores guionistas del género, un escritor en toda la línea, superando su dibujo inolvidable, que a su vez, marcó a toda una generación. Tenía gran sentido del humor, amor por los placeres de la vida y una generosidad infrecuente. Le debo “Precinto 56”.
Con dibujos de Lito Fernández, en revista Nippur Magnum,
Usted también continuó series que inició Oesterheld, como Loco Sexton con Arturo del Castillo o Nekrodamus, con Lalia ¿Fue una responsabilidad, trató de continuar el enfoque con el que las ideo Oesterheld?
Nunca la responsabilidad de un guionista es mayor que cuando continúa el trabajo de otros a quienes admira. El Viejo marcó las coordenadas de “Nekrodamus”, que escribieron otros colegas, hasta que lo tomé por un lapso de casi dos años. Pero ya había, en los comienzos, seguido el “Santos Palma”, una historia del TC vernáculo y algo del “Indio Suárez”, con dibujos de Carlos Cruz, también de su cosecha. Idéntica responsabilidad al continuar “Jackaroe”, “Dennis Martin”, “Grace Henrichsen” y “Big Norman” de Robin Wood y el “Martín Toro” de Sergio Almendro: fue una experiencia feliz e inolvidable, porque uno intenta no transfigurar el original, ni la música con la que nace una serie.
Con dibujos de Dalfiume, en revista Nippur Magnum, 1980.
Escribió guiones para fotonovelas ¿era como escribir historietas?
La fotonovela fue un oficio anterior a la historieta, secuela de los cuentos románticos, en Abril y en M.B.H., apéndice de “Vosotras” en el sentido que la talentosa Dolores Pardo de Domínguez (madre del lamentado amigo Rolo Puente) era su directora. La gimnasia sirvió de precalentamiento para volver a la Historieta en 1972 (Record), puesto que desde 1966 había trocado el comic por la novela y la Televisión. Es similar a la historieta, pero con condicionamientos debido a la producción; un dibujante puede lograr la fantasía que no alcanzaba, por entonces, la fotografía. En la Protohistoria de Record se elaboraron “Kiling” “Ultratumba” y “Goldrake”, de producción italiana, que luego continué con equipos argentinos. “Kiling” dio origen a cinco novelas ilustradas por Ernesto R. García Seijas, también publicadas por esa Editorial y la Eura de Italia.
En los 70 ingresó a editorial Record y transformó en el principal guionista de la editorial, dando vida a series y personajes muy recordados. ¿Cómo surgió la posibilidad de incorporarse a la editorial y cómo era trabajar allí?
La incorporación a Record se hace a partir de esas fotonovelas de aventuras cuya demanda convenció a uno de los socios, Alfredo Agustín Scutti, recientemente fallecido, a intentar una revista de historietas, que nació bajo el nombre de “Skorpio” que sugerí, cambiando una letra de la película del mismo nombre, con Alain Delon. Curiosamente, marca mi regreso al género y a favor de la libertad que me acordaron, fueron posibles las series y personajes que usted menciona como muy recordados. A Record y a “Kiling” llegué de la mano del dibujante, letrista y coleccionista Antonio Martín, luego dueño de las marcas “Hora Cero” y “Frontera”.
Con dibujos de García Seijas, en revista Skorpio, 1981.
En Record dio vida a grandes series, con notables dibujantes, como Zanotto, Arturo del Castillo, García Seijas, Lalia. ¿Cómo fue trabajar con ellos?
Con Juan Zanotto, el “Henga” resultó como ese encuentro fortuito de dos desconocidos que se respetan. Tanto que cuando se filmó “Yor”, en Italia, pedí que se lo incluyera como co-autor en los créditos. Apartado momentáneamente de Record, la historieta se desdobló de la mano del gran Alfredo Julio Grassi, (Roderico Schnell) lo que permitió mi vuelta al personaje, un tiempo después. Con Ernesto Rudecindo García Seijas, coincidimos en la primera historieta escrita para Record “Río Rojo” o “Black Soldier” para luego intentar “Mandy Riley” y el “Skorpio” que se extendió en dos largas etapas, la segunda en Italia, aún inédita en Argentina. En cuanto a Horacio Néstor Lalia, la experiencia con “Nekrodamus” y otros trabajos para Italia, que no han sido editados todavía en el país, abrió el camino hasta el presente, en que preparamos un detective privado de Buenos Aires. Con dibujantes como Solano López (“Aguila Negra”), el infortunado Zaffino, Dalfiume, Repetto, etc. la lista es extensa, se fue anudando, con los años esa relación que no divide entre letra y dibujo, sino que se amalgama en una vasta familia siempre en movimiento. Con Arturo, es otra historia.
Desde “Garrett”, “El Cobra” hasta “Bannister”, he tenido el privilegio de ser su socio más tenaz, en el Oeste. El gran chileno resultó magnífico en historias de vikingos y egipcios, mundos que tuvimos la oportunidad de recorrer en algunos unitarios. He sido un señalado por los dioses de la historieta al poder acercarme a un traductor insigne del Oeste, una de mis debilidades como guionista.
Con dibujos de Lito Fernández, en revista Skorpio, 1978.
Una de sus series, en varios artículos ha sido destacada como de las principales de la historieta argentina, el policial “Precinto 56”. ¿Cuándo y cómo nació la serie? ¿En qué medios se publicó, quiénes la dibujaron? ¿Qué características presentaba la trama?
Cuando en 1962 Pratt me conminó a pensar una serie policial, ignoraba que yo estaba fascinado por “La ciudad desnuda”, desde la película de Jules Dassin hasta la serie de una hora, con Paul Burke. Mi admiración radicaba en esa mezcla de decepción, nostalgia y tristeza con la que trabajan a diario algunas profesiones y un buen día se instaló en la Novela Negra. Cuando el hoy célebre José Muñoz le adosó la facha de Chuck Connors al teniente “Zero” Galván y se echó a rodar la historieta, partí de la música desolada de David Goodis y de la mirada del Rick de “Casablanca” unido a la concepción de Cornell Woolrich ( William Irish). Hoy, ya he escrito dos novelas con el personaje, una en proceso de edición. Angel Lito Fernández dibujó la serie para Record y Gustavo Trigo el “Zero Galván” que tuvo tres episodios con la historia del personaje antes de ser teniente. Trigo se radicó en Italia y la serie cesó. Posteriormente, se hizo en el final de Columba un recomienzo con el joven Andrés Páez, a muy poco de cerrar la Editorial. “Precinto 56” encierra experiencias de lectura, de cine, de trabajo y de utilizar el tema policial como humilde síntesis de lo peor y mejor de la condición humana bajo la presión de las grandes ciudades.
Tres páginas de tres series dibujadas por Arturo del Castillo, en revistas Skorpio y Skorpio Extra.
El western Mandy Riley se diferenciaba de lo acostumbrado en el género, ya que el protagonista era un adolescente y desde ese punto de vista las temáticas se alejaban de lo acostumbrado. Esa misma serie, si mal no tengo entendido, también tuvo gran repercusión en Italia. ¿Cómo surgió la idea, cómo era el enfoque de la trama y cómo era realizarla?
“Mandy Riley”es el resultado de examinar con el editor Scutti, veinticinco años después, las emociones que nos había deparado la película “El despertar” (ambos nacimos el mismo año). La novela “The Yearling” de Marjorie Kinnan Rawlings, leída a los doce años nos había dejado el mismo aroma agridulce de “Shane” de Jack Schaeffer.. Partí de un artilugio común a “Bannister”: el que narra es un adulto que recuerda sin dolor, su infancia en el Oeste, con un padre viudo y descubriendo la vida y el mundo en cada episodio. Ernesto García se subió al tren y años después, en el segundo tramo para la Eura de Italia, Carlos Pedrazzini la recuperó a un nivel de excelencia. Mandy Riley es el chico que todos llevamos dentro, que conforme se va limando su inocencia, conservará toda su vida la repugnancia por la injusticia y esa poesía de cuatro patas que es su perro “Raleigh”. Claro que de aquella película, no quedó nada; sólo el rescate de la emoción que uno puso al escribirla, con un fondo espectacular, que no conocía los desodorantes y las falsificaciones.
Con dibujos de Solano López, en revista Nippur Magnum, 1980.
A fines de los 70 comenzó a colaborar con editorial Columba y dejó Record ¿Por qué el cambio, era distinto el modo de trabajo?
Llamado por Columba en el ’78, se accedió a un universo de creación regido por una tradición nacida medio siglo antes, en 1928, con “El Tony”. La que luego sería la más duradera de las editoriales argentinas había instaurado las adaptaciones de textos famosos y nuevos horizontes, éstos a partir de Robin Wood y no hubo un cambio de paisaje, sino que por un tiempo, coexistió mi colaboración con Record. No se trató del “pase del año”, sino que los guiones se estructuraron acordes a la tradición de la Casa: el entrenamiento comenzó con series de H.G.Oesterheld radicadas allí como “Kabul de Bengala”, “Argón” y hasta el mítico “Alamo Jim” donde campeaban Julio Alvarez Cao y Carlos María Albiac al lado del inefable Chingolo Carlos Casalla. El primer round personal se peleó con “Alan Braddock”, a cargo del señor Gerardo Canelo. Fue el resultado del examen de Admisión.
La próxima semana la segunda parte
Dibujado por García Seijas, en revista Skorpio.
Próximas notas y entrevistas: "La historieta de aventuras creada por argentinos vive en Italia", y una entrevista a "Hugo Pratt".