La imaginación al poder
de
Felipe Ricardo Ávila
(Los
libros de Rebrote, Buenos Aires, 2017, 122 páginas)
Ávila se propone
en este ensayo no sólo analizar la producción gráfica de Ricardo Luis “Lucho”
Olivera (Corrientes, 1943–Buenos Aires, 2005), sino también sus méritos en su
condición de guionista. Hace hincapié en la que considera su obra capital, Gilgamesh, el inmortal, que articula el
primer poema de la humanidad con una visión del futuro a través de la ciencia
ficción. Y señala las obras que influyeron en ella: la novela Los amos del tiempo (1956), de Wilson
Tucker, y los filmes Espartaco (1960)
y 2001: Una odisea del espacio (1968),
ambos de Stanley Kubrick, del que tomó el diseño de los trajes y las naves
espaciales que le fueron facilitados por la N.A.S.A.
En la sección de
papel ilustración y a color se publica El
delator, primer episodio de la serie Legión
Extranjera, con guión y arte de Olivera, que según Felipe Ávila apareció en
el Nº 826 del 19/9/1964 de la revista Misterix,
que dirigía Hugo Pratt, y cuya influencia en la historieta es innegable. Allí
también se pueden apreciar del dibujante algunas de sus portadas de las revista
Hora Cero, El Eternauta y Ernie Pike,
y un cuadro de 1974 titulado Soldados en
guerra esperando para comer a la hora del Rancho.
Más adelante, en
blanco y negro, aparece Madeleine (Bull Rocket Nº 1, alrededor de 1962,
según Ávila), sin mención del guionista pero sí del dibujante, que testimonia
su dominio del pincel.
Se enumera en el
ensayo los guiones de las historietas Legión
Extranjera, Los teutones, Ojo por Ojo, Doce Hombres, Esperanza en
Sirio, Los Senderos del Tiempo, Superpoblación y algunos episodios de Gilgamesh, el inmortal.
En todo momento
Felipe Ávila expresa su intenso cariño por “Lucho” como persona y su admiración
incondicional hacia su creativa y dinámica composición de página, su peculiar
narrativa y el ritmo visual de la combinación de viñetas. Elogia el alto nivel
técnico de su estética. Explica su utilización de plumas, pinceles, collages
(pegando ilustraciones extraídas de diccionarios), salpicados de témpera blanca
y texturas. Se debe recordar cómo admira esta creativa ejecución un talento de
la talla de Quique Alcatena.
Continuamente se
resalta la pasión que sentía Olivera por la civilización Sumeria y la calidad
de su figuración en la saga Nippur de
Lagash (1967).
Hacia el final hay
comentarios sobre otras historietas dibujadas por Olivera, como Dick, el artillero; Yo, Cyborg; Ronar; Galaxia Cero; Planeta Rojo y Las amazonas de Clitomarkan.
Lucho Olivera, La imaginación al poder es un investigación exhaustiva y sagaz sobre este maestro
de la historieta argentina.
Germán Cáceres
1 comentario:
Era veramente un autore formidabile, che ha insegnato a più disegnatori come realizzare tante cose (indimenticabili le sue gocce e i suoi volti illuminati dal basso).
Publicar un comentario