jueves, 8 de febrero de 2018

Entrevista a CARLOS AMORIN, por Germán Cáceres

Carlos Amorin (Carlos Alberto da Costa) nació en Río de Janeiro en 1964 y comenzó a publicar en 1984 sus trabajos de humor gráfico en el semanario Pasquim. De 1989 a 1998 colaboró como caricaturista en el Jornal dos Sports. Actualmente también realiza ilustraciones e historietas.
Es autor de Canastra Suja, un libro de cartoons.
Realizó trabajos para importantes empresas brasileñas. Obtuvo numerosos premios internacionales y fue invitado a participar en exposiciones en Francia, Bélgica, Bulgaria, Polonia, Portugal, México, Macedonia, Rusia, Turquía, Irán, Israel, Hungría, Italia, Cuba y Japón. Asimismo, fue disertante en varias de ellas.
Muestras individuales suyas se presentaronen el Museo Nacional de Bellas Artes de Río de Janeiro (1999) y en el Museo de Ingá (Niteró, Brasil, 1993). Actuó como jurado en concursos de su país y del exterior.
Ilustró libros infantiles y dirigió cursos de Diseño, Humor Gráficoe Historietas en instituciones de Río de Janeiro.




Germán  Cáceres: En su mayor parte tu obra está compuesta por humor gráfico de cuadro único, es decir por cartoons, y un gran número de estos son mudos. Yo tuve la oportunidad de visitar festivales de esta especialidad en Europa Oriental, más precisamente en Budapest (Hungría) y en Skopie (Macedonia), y me llamó la atención el fervor que existe en estos países por este arte. Además, muchas viñetas están pintadas al oleo o con acrílico y podrían pasar –si no se aclarara que son cartoons– por exhibiciones plásticas. ¿Influyó esta orientación en tus dibujos?

Carlos Amorin: No mucho. Uso básicamente papel, lápiz y tinta china en mis trabajos. Prefiero hacerles en blanco,  pues empecé a publicarlos en diarios que no tenían el color. No está conectado a tintas y técnicas variadas. Para mí lo importante es llegar al lector de la forma más simple y rápida posible. El aceite o el acrílico tardan. No me creo un artista plástico. Desde el principio me considero un cartoonist que ha aprendido a producir con la urgencia de un periodista.




G.C.: Me parece que tu grafismo se inclina por la gama cálida (a veces con grises y detalles en azul). ¿Esa preferencia la motiva algún criterio estético?
C.A.: El único criterio es captar el momento. Si el asunto es grave, creo que no caben colores alegres, por ejemplo. Pero no se trata de un protocolo que sigo rígidamente.

G.C.: Observo que en ciertas viñetas –como en la que aparece la ciudad de Davos en llamas y se repite la palabra crisis– hay una intencionalidad política. ¿Este objetivo es frecuente en tu humorismo?
 C.A.: Si, claro. No hay humor que no sea político. Incluso el cartoon aparentemente no comprometido tiene una tensión a ser explorada. El rico, el pobre, el capaz, el incapaz, el arrogante, el prepotente. Esta es la materia prima del humor. Muchas veces confundimos lo "político" con el "político partidario".



G.C.: Representás a tus personajes a través de trazos sintéticos, sin sombreado y con propensión al feísmo. ¿Qué razón te inclinó hacia esta gráfica?
 C.A.: Vamos desarrollando el estilo a través de los años, dibujando y viendo lo que funciona. Creo que el trazo del dibujante NECESITA ser único. Todos los cartoonists saben dibujar una silla, por ejemplo. ¿Para qué perder el tiempo si se hace igual a miles de otras? Nuestro trabajo sobrevive si el lector conoce la diferencia. Si no sucede, tú eres uno más perdido entre miles. Cuando afirmo que el rastro del dibujante NECESITA ser único, no digo que sea fácil. Esto es una demanda que generalmente dura toda una vida, sin la certeza de que vamos a conseguir algo.

G.C.: En algunos cuadritos tus personajes guiñan un ojo. ¿Por qué?
 C.A.: Sólo un afán de acentuar alguna expresión facial, sin una segunda intención.




G.C: Noto que abordaste varias veces el deporte. ¿Encontrás en esta actividad inspiración para desplegar tu humor? ¿O fue porque incidieron en tu profesión los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016?
 C.A.: Trabajé varios años como caricaturista del extinto Jornal do Sports (1989/1998), en Río de Janeiro, y me dio muchas satisfacciones. Lógicamente, es más fácil diseñar el fútbol que apreciarlo. Desde pequeño iba a ver partidos en el Maracaná. El juego es siempre árido, pero como cualidad humana es muy valioso hablar sobre fútbol, sus falsas glorias, sus falsos fracasos, sus errores y aciertos.

G.C.: ¿Buscás que el lector participe y se esfuerce en interpretar el chiste? Por ejemplo, en «Antidoping» los tres ganadores que integran el podio exhiben vasos de cerveza de mayor a menor tamaño de acuerdo a su clasificación.
 C.A.: Este es un cartoon sin palabras, sólo utilizo las imágenes para transmitir el mensaje. No me hago ilusiones de que todos los lectores lo entiendan, las interpretaciones de cada uno de ellos son libres. Pero busco, sí, facilitar al máximo el entendimiento. Cuánto menos interpretación haya, mejor.


G.C.: También están presentes en tus cartoons tanto el absurdo, como lo surreal o lunático. ¿Te ubicás con comodidad en este ámbito?
 C.A.: Sí, cuando la idea va más allá de lo usual y sigue siendo pertinente. El humor es siempre un lente de aumento, que expande y aumenta de tamaño algunas situaciones críticas. La exageración sirve para ver mejor y llegar a la síntesis.

G.C.: ¿Admirás a algún cartoonist?
 C.A.: Sí, al brasileño J. Carlos (1894-1950).




G.C.: ¿Seguís haciendo caricaturas?
 C.A.: Sí. El mercado ha cambiado bastante sobre lo que se entiende por una caricatura personal. Confunden retrato distorsionado con una caricatura. Veo trabajos bellísimos erróneamente llamados caricaturas. Pero la caricatura va a sobrevivir a esa fase, sin duda.
 G.C.: ¿Te atraen las historietas de género?
 C.A.: Sí. Publiqué decenas de títulos. Pero en Brasil se produce una masacre con los periódicos que publican historietas. La mayoría están extintos y los que sobreviven están en las ediciones digitales. Los cómics en Brasil resisten bravamente en librerías mediante ediciones de pequeñas tiradas. En internet, entre varios títulos, actualmente republicaron  Rua Paraiso en la dirección https://www.facebook.com/RuaParaiso/


G.C.: ¿Probaste dibujar historietas que no son tiras cómicas como Rua Paraiso?
 C.A.: Dibujé el álbum Aconteceu na Lapa (novela carioca en historietas), texto de Luis Pimentel y algunos otros proyectos menores. Me gustaría producir más en el futuro.


G.C.: Me parece que en la actualidad los lectores se inclinan más por el humor gráfico que por las historietas. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
 C.A.: Cada uno de ellos tiene su público específico. Lo que pasa es que el humor gráfico es ideal para las redes sociales, dada su comunicación y la facilidad de divulgación. Esto no sucede con las páginas de una historieta.


G.C.: Entiendo que seguirás las actividades de los humoristas argentinos, cuya lista es interminable y su calidad indiscutible. ¿Podés comentar tus impresiones sobre sus trayectorias?
 C.A.: Siempre he acompañado a los maestros. Fontanarrosa, Crist, Sábat. La revista Humor se recibía aquí esporádicamente. Todo era muy difícil de llegar por aquí. Y si lo hacía era con retraso. Lo que veo hoy es que con internet hubo una explosión de excelentes cartoonists. Muchos de ellos terminaron teniendo contacto de inmediato y editan y yo los sigo en tiempo real. Y son decenas con excelentes trabajos de crítica y humor.


G.C.: Hablemos ahora sobre tus ilustraciones para libros infantiles, que exhiben un diseño sumamente simpático y pleno de ternura.

C.A.: Esta es otra vertiente que me gusta hacer. El poder concentrarse en la ilustración, sin la acidez cotidiana, es casi una purificación mental.



G.C.: ¿Ves películas de animación? ¿Te interesaste alguna vez por esta categoría cinematográfica?
 C.A.: Veo poco. Sólo las creaciones personales. Pero en su esencia es una actividad industrial.

G.C.: ¿Frecuentás exposiciones de pintura o de arte conceptual?
 C.A.: A veces caminando por la calle, acababa entrando en alguna puerta incorrecta y cuando percibía esto ya estaba dentro de una galería. Solo hago  excepciones para las exposiciones de grandes maestros que pasan por Río de Janeiro.

G.C: ¿Tenés algún proyecto en vista?
 C.A.: Sí. Pagar mis cuentas al día.

http://amorimcartoons.com.br/quemeamorim.html



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