(Víctor Valdivia,
Potosí, 1897-1967)
Dos épocas de Valdivia
Debido a una
beca que le concedió el gobierno de su país, fue alumno en el período 1918-1922
del gran Pío Collivadino en la Academia de Bellas Artes de Buenos Aires, de la
que egresó como Profesor Superior de Dibujo. Se dedicó al periodismo y a la
ilustración. Colaboró en Última Hora,
Plus Ultra y, principalmente, en la
mítica revista Caras y Caretas, de la
cual fue Jefe de Dibujantes. En 1939, para el diario El Día de La Plata, adaptó en historieta la novela Los caranchos de la Florida, de Benito Lynch. Retornó a Bolivia en 1967. Poco se sabe
acerca de su trayectoria como pintor, salvo que expuso su obra en Buenos Aires,
Rosario, La Paz, Oruro, Cochabamba, Potosí y Sucre, y que Carlos Salazar
Mostajo en 1989 escribió: “En uno de sus viajes a La Paz trajo una exposición
que fue una demostración de su gran talento pictórico para la interpretación
del paisaje potosino. Nunca se había pintado el ambiente atmosférico de esa
tierra con tanta convicción, con tanto realismo.”
En Caras y Caretas hay historietas de humor
gráfico muy originales, en las cuales homenajea a Carlos Gardel, Azucena Maizani
y Francisco Canaro. Utiliza doce viñetas con diálogos, pero debajo de ellas un
texto mínimo desarrolla una narración. El mismo procedimiento lo repite en
otros trabajos de cuadro único que podrían calificarse de cartoons, algunos de los
cuales no contienen globos. En estos sus figuras son sumamente sintéticas, casi
boceteadas, como las que integran la serie «A punta de lápiz».
También ilustró
tapas sobre obras literarias, demostrando en algunas su formación académica en
el tratamiento del color y la representación de la figura humana (p.e. en Hoguera de amor, de Edmundo Montagne; El camino de las llamas, de Hugo Wast).
Otras de esas tapas optaron por la caricatura, como La casaca roja, por Manuel Komroff; El combate de las fieras,
por A.E. Coppard; El hombre que no
sonreía, por Heriberto Shaw; El
agregado, por Benito Lynch. Y algunas las realizó en blanco y negro: El especialista en divorcios, por Víctor Juan Guillot; El candidato invisible, por J. Jacquin.
Las caricaturas
de periodistas (entre ellos Juan José de Zoiza Reilly) son joyas artísticas. La
del presidente uruguayo Dr. Gabriel Terra está influida por el respeto a su
investidura y es más convencional. La del Dr. Adriano Díaz Cisneros,
Administrador de Impuestos Internos, tiende más al estilo burlón como asimismo
la del enviado plenipotenciario de Portugal, Dr. Fernando Quartin D´Oliveira
Bastos.
Poéticas y
estilizadas son las caricaturas de «Nuestras escritoras» (Alfonsina Storni,
Victoria Ocampo, Luisa Israel de Portela, Mercedes Moreno, Delfina Bunge de
Galvez y Carmen S. de Pandolfini). En «Nuestros escritores» es menos refinado
pero sus trazos rezuman calidad (Alberto Gerchunoff, Enrique Banchs, Enrique
Méndez Calzada, Arturo Cancela, Constancio C. Vigil y Roberto Giusti). Los
mismos lineamientos los aplica en «Nuestros pintores»: Fernando Fader, Césareo
Bernaldo de Quirós, Jorge Soto Acebal, Pío Collivadino, Carlos P. Ripamonti,
Emilio Caraffa.
Es autor de ocurrentes
caricaturas políticas, como los seis hombres enfrentados con armas y que
representan a otros tantos países: España, Alemania, Inglaterra, Francia, Italia
y Bélgica. O la de funcionarios de la Capital Federal sentados a una mesa y
dispuestos a engullirse glotonamente los platos de comida que llevan el nombre
de nuestras provincias.
Caricaturizó a
personajes de nuestro campo que provenían de la series radiales «Chispazos de
Tradición», creada por Andrés González Pulido, y «Bajo la Santa Federación», de
Carlos Viale Paz y Héctor Pedro Blómberg. Salvo las enormes cabezas, los
cuerpos son proporcionados y sus vestimentas sumamente precisas.
Una bella imagen
de una pareja de gauchos –hay una mujer con porte de heroína–, muestra su
dominio técnico de la composición en diagonal y una magnífica armonía de
complementarios hecha de gradaciones de verdes y rojos difuminados. Tanto los
personajes como los respaldos de las sillas y un farol se orientan
verticalmente y hacen juego con las líneas horizontales que aparecen en el
poncho de la mujer y en el chiripá del hombre. La grafica en negro pleno
funciona como ornamentación. Se puede considerar tanto una ilustración, una
estampa o un cuadro digno de exhibirse
en una galería o en un museo.
Otra maravilla de
su maestría en el manejo del color lo proporciona la escena en la cual una
india se retira de una mesa después de servir a dos parroquianos. Es exquisita
la estilización que plantea en una reunión elegante en la página que titula « ¡Nochebuena!».
Otro ejemplo de exquisitez y refinamiento lo transmite la ilustración de una pareja
besándose sentada en un sillón. Recurre a una armonía monocolor: el verde en
diferentes tonalidades se embellece con ornatos distribuidos en los círculos
estampados del vestido de la mujer y en las flores y plantas de una maceta.
Merece
destacarse que ilustró el libro Cajita de
música: texto de lectura para primer grado superior (Buenos Aires, Estrada,
1954). Se trata de buenos dibujos que destilan inocencia e ingenuidad, propios
para chicos de ese nivel escolar. Los colores sobresalen por su delicadeza.
Resulta oportuno repetir los conceptos que
emitió el diario La Razón en 1929:
“Porque en Valdivia uno de los aspectos más simpáticos de su obra lo constituye
la espontaneidad, tanto como la sencillez, a cuyas cimas es posible llegar
mediante una técnica largamente practicada, y, desde luego, con un sentido de
apreciación que sólo se halla al alcance de grandes artistas.”
Germán Cáceres
Bibliografía
-historietapatagonica.blogspot.com.ar: «Rincón retro.
Grandes ilustradores del pasado: Víctor Valdivia, Chispazos de Tradición, 1933».
-http://elias-blanco.blogspot.com.ar:«Diccionario Cultural
Boliviano: Víctor Valdivia».
-http://www.museodeldibujo.com: «Valdivia, Víctor».
-https://luisalberto941.wordpress.com: «TOP-COMICS: América
y sus dibujantes en la historieta argentina».
-Lipszyc, Enrique: El
dibujo a través del temperamento de 150 famosos artistas. Editado por la
Escuela Norteamericana de Arte, Buenos Aires, 1953.
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