Eduardo Santellán es un ilustrador e historietista de extensa y reconocida trayectoria. Sus comienzos como ilustrador se relacionan con los míticos comienzos del rock argentino, ilustrando tapas de discos de Almendra, Spinetta-Jade y revistas que marcaron época, como Expreso Imaginario. También participó de revistas de gran notoriedad en los años 80, atl es el caso de Mutantia, El Péndulo o la vieja Fierro, donde publicaba historietas e ilustraciones. Desde ese momento, se transformó en uno de los principales tapistas de la primera etapa de Fierro, Skorpio y El Tajo.
Desde mañana jueves, en Historieta patagonica, se podrá leer la serie “El milagro de las sirenas”Eduardo Santellan
Edad, lugar de nacimiento, residencia
Nací en Haedo al oeste del Gran Bs. As. en el invierno del 51. Desde hace años resido en La Reja una localidad del partido de Moreno.
¿De cuándo y dónde el gusto por el dibujo y la historieta?
Por la historieta desde muy chico, con revistas como Patoruzito/zu, La Pequeña Lulú, Toby y todas las de Disney, seguidos luego por las de “convoy” El llanero solitario, Red Ryder, Hora Cero, etc, hasta llegar a Dartagnan y El Tony. Pero eran para mí solo un material de lectura más, ya que paralelamente leía cuentos y novelas de aventura del tipo Tom Playfair, los piratas de Salgari y Julio Verne. Con el dibujo hubo un llamado de atención a los cinco años más o menos, cuando sin previo aviso me encontré dibujando el Cabildo Patrio en blanco y negro y amarillo con todos los detalles y de memoria. Nadie podía creerlo en mi casa que lo hubiese hecho sin copiar. Luego no volví a dibujar más que por obligación en la escuela, o si alguien me lo pedía. Recién cuando cumplí veintiún años (creo que esperaba la mayoría de edad para experimentar con este vicio), también sin un plan previo me halle haciendo puntitos en una hoja hasta dibujar un ojo, luego se fueron sucediendo las imágenes y ahí, me di cuenta que algo pasaba con eso.
¿Cuándo y en qué medio comenzó a publicar?
Fue en una revista de rock y opinión allá por el 77, llamada Periscopio, luego le siguió El Expreso Imaginario donde publiqué algunos afiches. Allí estaba ensayando Almendra para su regreso y le mostré mis trabajos a Spinetta, eso generó que me encargaran la tapa del disco El Valle Interior. Luego seguí con la revista Mutantia, la tapa de Bajo Belgrano de Spinetta-Jade, luego vino lo de Fierro y otras publicaciones que se fueron sucediendo.
Recuerdo que en la vieja Fierro comenzó con historietas unitarias, con un dibujo muy personal y elaborado. ¿Cómo fue la experiencia?
Por entonces no pensaba en hacer historietas, pero cuando apareció Fierro vi que había una diferencia notable en relación a Skorpio o El Tony por ejemplo, que los dibujantes tenían mucha mas libertad para trabajar y hacían cosas con mucha gráfica, realmente imaginativas. Solo por el gusto de ver que pasaba y en buena parte para dar a conocer mi trabajo, hice una historieta, tomé coraje y enfilé para la editorial La Urraca. Fue la primera que hice y era muda, se llamó “Zona de Caza”, tiene los defectos del principiante, aunque para los de Fierro de entonces, les pareció con bastante vuelo y me la publicaron en el suplemento “Oxido”. Después me ascendieron a las páginas centrales y de allí a las contratapas donde hice con el guionista Emilio Balcarce “Ecológicas”, a color.
Algo que caracterizó a la vieja Fierro fueron las tapas con una estética innovadora. Cómo fue ilustrar muchas de sus tapas? Ser tapista de la vieja Fierro, luego del paso de Chichoni, ilustrador cuya gráfica marcó parte los años 80 y le dio una identidad estética a las tapas de la revista, ¿representó algún tipo de carga?
Las tapas era a lo que yo aspiraba dentro de la Fierro y El Péndulo, pero ahí estaba el maestro Chichoni, un fuera de serie, jamás igualado por tapista alguno, dueño de una técnica y una creatividad maravillosas, él le dio una identidad a la revista y si se me permite, cierta proyección internacional, ya que afuera comenzaron a prestarle atención a la publicación en gran medida por sus portadas. Si bien yo ya había sido alcanzado por la maquinaria infernal de Giger de quien abrevamos varios ilustradores (época en la que comencé a utilizar un aerógrafo que me regalara L.A. Spinetta para un proyecto que teníamos en mente), la influencia suya es notoria en ese entonces, y desde ya que significaba cierta presión y la necesidad de acomodarse a su impronta. Hubo muchos tapitas en Fierro y todos buenísimos para ser justos, con otras técnicas y diferentes estéticas, algo que difícilmente vuelva a repetirse y se estará eternamente en deuda con Andrés Cascioli. No obstante siempre tuve en claro que mi trabajo apuntaba a otra cosa y pasaba por fuera de los metales y la estética mecánica.
En los 90 se transformó en uno de los principales tapistas de las revistas Skorpio y El Tajo, ambas de Record ¿Cómo se dio la posibilidad y cómo era el trabajo? ¿Esas ilustraciones se revendían en Europa?
Si mal no recuerdo fue el hijo del dueño de Ediciones Record, quien me convocó ya que él se haría cargo de El Tajo, una revista que apuntaba al público que no leía tanto Skorpio y si más a Fierro aunque con otra onda. Creo que como me tenían a mano, comenzaron a encargarme tapas también para Skorpio, además comencé a hacer historietas, por lo que en un momento me encontré encaramado al tablero dibujando a cuatro manos, tratando de dar abasto con tanto laburo. Por eso hay tapas de esa época especialmente, que si bien me hago cargo de todo lo que hice, siento una profunda vergüenza artística si cabe la figura, que prefiero no verlas. Alguna puede zafar, pero hay otras que son una real bosta.
No quisiera opinar de como se manejaban en esa editorial con los dibujantes y guionistas y lo que sucedía con el material publicado, tengo mis reservas, mis teorías e información al respecto, pero como su director y dueño ya no está entre nosotros, cargar las tintas sobre un finado no es de buen cristiano, por más que uno sea ateo o agnóstico, además ha pasado tanto tiempo…
¿Cómo era la técnica que utilizaba, era con puntillismo?
Como te conté, la revelación del dibujo me salió junto con la técnica de los puntitos. Jamás antes había visto un trabajo hecho con ese método, así que estaba chocho de la vida y hasta pensé dentro de mi entusiasmo, que era un descubrimiento mío (y es posible que en algún sentido lo haya sido, como aquellos personajes de García Márquez que vivían aislados y que llegaban a los mismos logros que el resto de la humanidad, pero desde la ignorancia inventaban lo que ya existía), otro tanto me pasó con el ojo y que luego derivó en un plano lleno de figuras extrañas, ese lo vi más adelante en muchas creaciones surrealistas, pero que yo por entonces desconocía. Cuando me interesé en el arte y comencé a investigar, descubrí a Seurat, Van Gogh, etc., que hacía más de un siglo que lo utilizaban y me decepcioné por mi arrogancia, a la vez de maravillarme con esos maestros. En principio mis trabajos eran en blanco y negro y realizados con materiales de lo mas berreta, sobre cartulina y con lapiceras fuente, esas que entonces usábamos en el colegio, pero cargadas con tinta negra. A medida que avanzaba y producía otros trabajos, sentí que requería mayor precisión. Así que invertí unos mangos en unas cuantas Rotring y tintas de colores, luego le fui incorporando birome y pastel y la cosa tomó mayor relevancia.
Algo que siempre me llamó la atención de su trabajo, es la estética y la creación de mundos y personajes muy personales: seres mecánicos, insectos y animales humanizados, etc ¿De dónde o cómo surgen las ideas?
Tengo un par de sistemas medianamente fijos para trabajar. Uno es cuando planeo un dibujo para una tapa o para ilustrar algún texto. Hay una idea en principio, que luego voy desarrollando y hasta modificando mientras avanza y está proyectada en función de una necesidad gráfica o editorial. La otra es mucho más libre y tiene que ver con el “automatismo psíquico” que pertenece más a la plástica. Si bien este automatismo que yo considero posible, hay quienes opinan lo contrario, nunca sobrepasaría la instancia del bosquejo o un dibujo técnicamente primario. En mi caso el automatismo lo aplico a nivel de la anotación primera. Hasta ahí sigo el dictado de mi imaginación sin intervención de la razón, puedo hacer muchos dibujos a lápiz y a toda velocidad, y sin la más mínima especulación, luego tomo de allí lo que creo rescatable para desarrollarlo de una manera más formal, y ahí uno va aplicando los recursos técnicos que ha adquirido. Este tipo de sistema me permite bucear en el “surrealismo erótico” por ejemplo, donde no me atengo a preconcepto alguno, y la imagen inicial se mantiene en estado de pureza.
En cuanto a la temática, normalmente me sale sin planearla, y todos esos bichos y animales varios, será por el especial interés que siento en la fauna y la flora, me veo casi como un naturalista, una especie de Humboldt atacado por una fiebre del trópico y que anota sus delirios.
Donde se aprecia con mucha claridad ese mundo personal es en la serie “El milagro de las sirenas” publicada en El Tajo, a comienzo de los 90. ¿Para la misma realizó muchos diseños de escenografías, de personajes, vestuarios, etc?
Para hacer historietas donde además escribo el guión, nunca trabajo con una idea preestablecida. Aquí hasta podría decir que el “automatismo” tiene también su qué ver. Se que no es fácil entenderlo, pero es rigurosamente así. Para la Serie “El Milagro de las Sirenas”, nació desde el personaje del mosquito, ya que lo había hecho para una tapa de la revista Trix, a partir de ahí la historia se desarrolló y el resto de los personajes se fueron sumando, y también los escenarios con reminiscencias fálicas se acomodaron a ese mundo pseudo machista. Recuerdo que otro tanto me ocurrió con la serie Sur Salvaje, en la que al sentarme a dibujar solo sabía que debía hacer una serie, y de catorce pág por entrega, así y todo me mandé a la pileta. Claro, luego cuando la historia toma forma, se le suman personajes, situaciones y el escenario se va definiendo Y la coherencia se hace cargo de ordenar todo.
Se nota que en cada página de historieta y en las ilustraciones hay mucho trabajo ¿cuántas horas le lleva hacer cada una, cómo es el proceso de realizarlas?
Depende de los trabajos y del tiempo que dispongo para realizarlo. En algunos casos cuando dibujo para mi, por puro placer, me sumerjo en esa comunión con la obra, pero como ante todo me reconozco un melómano, mientras trabajo paso entre doce y catorce horas escuchando música y puliendo una frente por ejemplo, dando volumen o luz y sombra a un objeto, en fin, me cuestiono a veces si lo del dibujo no será una pose, que el objetivo no sea otro que escuchar música sin levantar sospechas. Pero en promedio tardo alrededor de dos semanas en una tapa.
En su gráfica ¿puede señalar influencias que le hayan servido de inspiración para arribar a la propia?
En mis comienzos no entendía nada de arte, por qué no me interesaba, no se si ahora entiendo algo aunque si me interesa, pero entonces la literatura o la música era con quienes mejor me llevaba, así que fueron esos trabajos primeros los más creativamente hablando, puros, carecían de toda influencia. Solo le hacía caso a mi cabeza, a las revelaciones de la imaginación y dibujaba sin orden de manera caótica. Después al interesarme en lo que hacían otros comencé a ver a los pintores clásicos antes que a otros dibujantes. Me volví loco con el Caravaggcio, Durero, Brueguel y otros. Así que allí hay signos evidentes de la influencia del arte clásico Luego vinieron los surrealistas, Magritte, Max Ernst y el mismísimo Giger, Roland Topor, Escher, etc., por acá Carlos Alonso, Xul Solar y mis pares generacionales. Por entonces también comenzaron a llegarme los primeros ejemplares de revistas como Heavy Metal, Metal Hurlant y mas adelante la Circus, dondo ahí vi que la historieta, al menos para mi, no sería la misma después de ver los dibujos de Enki Bilal, Moebius, Philippe Caza, etc.
En la actualidad, en sus ilustraciones se ve que dejó de lado el puntillismo para arribar a una técnica más pictórica y de realización realista, aunque las temáticas surjan de la imaginación. ¿Qué técnica utiliza?
Con el tiempo uno aprende a dosificar la imaginación, y la aplica en función de un resultado más que en la necesidad del desenfreno. Si bien el puntillismo le dio cierta particularidad a mi trabajo, en determinado momento y a demás de ser una técnica trabajosa, sentí que debía acercarme más a la línea y a otras texturas. Volví al lápiz y al lápiz color donde rescaté el placer del movimiento al sombrear y el sonido del raspar de la mina sobre el papel, que tienen otra dimensión, como de caricia aletargada, casi de pulsión erótica. Además de ser más variado el contacto con la superficie, en intensidad, presión y dulzura, algo imposible de alcanzar con el puntillismo que es más como mecánico, como de máquina de coser. En mi caso, a los puntitos los complementaba agregándole rayitas entrecruzadas para rellenar planos o hacer mezclas del color más fuertes sobre el mismo papel. Ahí fue cuando comencé a extrañar al lápiz. Hasta que abandoné definitivamente la técnica del puntillismo, y profundicé en la técnica mixta que uso en la actualidad. Es que con tanto punto y raya, me sentía como un telegrafista de Marte.
¿Qué es la historieta y qué la ilustración? coincidencia y diferencias entre ambas.
La historieta es la hija no reconocida del arte, aunque ella en si misma lo contenga en su totalidad. En lo personal, una forma de experimentación creativa que me llegó con los años y reconozco que no he tenido una formación como quien se ha dedicado al género y trabaja con oficio. A mi me permitió sacar cosas que ignoraba que pudiera hacer y agradezco que este arte exista.
A la ilustración en cambio la vivo como una actividad más intimista, no a la que se encara como oficio y que debe subordinarse a una idea o textos ajenos, sino a la realizada con total independencia, es que contrariamente al dibujo secuencial no se debe hacer hablar a nadie, no hay onomatopeyas, tiros, ni personajes aquí y allá, es el propio ser, frente una sola imagen que está creando, en un nivel casi místico, donde creo que uno se involucra con otras emociones y en otro plano.
¿Qué temáticas son las que prefiere dibujar y por qué?
Si se trata de ilustración, por regla general me inclino hacia un surrealismo perimido. Me interesa explorar, esa línea donde se delimita lo onírico de lo real y lo mágico con lo cotidiano. También la temática erótica es un veta interesante a la hora de la introversión (pese a que el erotismo que yo hago no calienta a nadie), puedo trabajar esa temática con absoluta libertad, porque desde el vamos, todo está permitido.
No así las historietas, donde siento predilección por el policial negro, y muy poco por la CF, a mi me sale una estética futurista medio argenta, del tercer mundo, con naves atadas con alambre. Pero aunque mis lecturas no han pasado mucho por el policial, lo he visto más en cine, o series como Los Intocables que me gustaban, me encanta esa estética de los treinta a los cincuenta. Los autos y las pilchas de los gansters o de las minas, son geniales.
¿Publicó su trabajo en el exterior?
Siempre he sido un dibujante de cabotaje como quien dice, pero entiendo que forma parte de mi carácter errático, y esa fiaca que ahora dice padecer el maestro Mandrafina, yo la he disfrutado siempre. He dejado de dibujar por años, enredado en cosas que nada que ver con la actividad. Últimamente he sentado cabeza y es posible que hasta me anime a trabajar en algún proyecto para el exterior, se que esto implica cierto ejercicio de la voluntad y un rigor que me hace desconfiar bastante de mi, pero veré si me da el cuero para planteármelo con alguna seriedad.
¿Preferencias, autores que recomendaría leer o se deban valorizar?
Yo les diría que sean Annibal Lecter del arte en general, sin distingo de disciplinas ni tendencias, te diría hasta sin moral. Todo debería ser fagocitado por un creador, eso generará cierto nivel de conocimiento, que en algún punto tendrá incidencia en beneficio de su obra.
¿Consejos, sugerencias para los autores que se inician?
Solo una, que vean todo y hagan la suya.
¿Cómo ve el panorama de la historieta en el país, en la actualidad?
La historieta argentina es como el fútbol, no para de generar valores de excelencia. Una pena para nosotros como público, que los jugadores emigren y sus mejores goles los hagan en Europa. Si bien de todas formas nos llegan esos trabajos, estaría bueno que los veamos jugar en la canchita del barrio, pero una vez que se van, no vuelven. Mi visión sobre el mercado editorial, no es muy optimista y creo que no difiere de la apreciación general. No obstante este decaimiento surgen proyectos novedosos y de gran calidad y sobre todo con una polenta impresionante que le ponen los pibes, esta pasión debería ser apoyada por aquellos autores consagrados y por quienes amamos el género.
1 comentario:
una entrevista con unas respuestas riquísimas, para degustar!!
saludos
Publicar un comentario