de Marcelo Bukavec con la colaboración de Felipe R. Ávila
(Los libros de Rebrote, Buenos Aires, 2016, 110 páginas)
Este
ensayo propone un enfoque cálido y emotivo: se nota que surgió a través de charlas
entre Martha Barnes y los autores –que también son historietistas – tomando
café con medialunas en algún bar de Caballito o en el living de la casa de ella,
como se señala en las últimas páginas. Asimismo hay numerosas fotos desde que era
una beba hasta nuestros días. No obstante este acercamiento nada solemne,
Bukavec y Ávila han realizado un exhaustivo trabajo de investigación empleando
una prosa segura y elegante. Da placer leer el trabajo porque, además de
informar sobre la trayectoria artística de la dibujante, constituye una
historia de vida.
Las
páginas del libro tienen una diagramación muy particular, con líneas rectas en
su interior que se cruzan formando rectángulos, como si la editorial se hubiese
inspirado en la obra del pintor Piet Mondrian.
A
Martha Barnes, mientras estudiaba en la Academia Nacional de Cuyo, los
profesores le decían acerca de su pasión por las historietas “que eso no era
arte”/ “no es profesión para mujeres”. Hoy en día nadie se animaría a emitir
estas opiniones aunque las piensen en su intimidad.
Bukavec
y Ávila destacan la belleza y delicada sensualidad que exhiben sus dibujos de
mujeres, como su destreza para representar los gestos de los personajes
mostrando sus sentimientos. También sobresale en el dibujo de animales y en las
magníficas ilustraciones para chicos. “…su capacidad abierta siempre a nuevos
conceptos, texturas, formas de encuadre…” /”Por ejemplo: Martha ´rompe´ la
hoja, las figuras escapan. Es decir: diagrama siguiendo la premisa de dibujar
dentro de los cuadritos y armar la secuencia, pero ella deja que algunos
personajes se salgan del cuadro…” y “…terminan como envolviendo el centro de la
escena…” El libro trae numerosas páginas con imágenes de sus creaciones.
Marta
Barnes trabajó como ilustradora de las más importantes editoriales argentinas.
Colaboró en el suplemento infantil del diario La Nación y graficó historietas para Europa, Australia y Estados
Unidos. Fue también actriz de teatro y participó en el programa televisivo Telecirco de los Domingos, en el que
realizó dibujos en vivo. Entre otras distinciones, la Biblioteca Nacional y la
CONABIP le otorgaron en 2012 un reconocimiento por su contribución a la
Historieta argentina.
En
la entrevista que le hacen los responsables del texto, Martha Barnes manifiesta
que la profesión de historietista “Es una manera de vivir distintas vidas, es
como actuar”, y proclama su admiración por el dibujo animado en 3 D.
.No
hay mejor forma de concluir esta nota que con una frase de otro grande, Quique
Alcatena, sobre la obra de la homenajeada: “…detenerse en la exquisita labor
que vuelca en cada página es gratificarse con la vida y emoción de sus figuras,
la elegancia y soltura de su entintado, la clara y a la vez compleja
diagramación (que nunca, nunca, distrae del hilo de la narración)”.
Martha Barnes/ La primera dama
de la historieta argentina no puede faltar en ninguna
biblioteca de un amante del género.
Germán Cáceres