(entrevista de 1994)
Nació el 15 de junio de 1927 en una playa vecina a Rímini y cercana a Venecia, donde pasó su infancia y juventud. En 1945 funda el “Grupo de Venecia”, conFaustinelli, Ongaro, Pavoni, Bellavitis y Battaglia, que da nacimiento a L´Asso di Picche, dibujada por Pratt y Oscar Bionda. Se traslada a la Argentina en 1950 con otros historietistas italianos (Faustinelli, Pavoni, Letteri, Ongaro) contratado por Editorial Abril. Es en las revistas Misterix, Frontera y Hora Cero, y en dupla con el guionista Héctor G. Oesterheld, donde comienza a madurar su estética en historietas como El Sargento Kirk (1953), Ernie Pike (1957), Ticonderoga (1957) y Lobo Conrad (1958). Más tarde es el responsable de texto y dibujo de Ann y Dan (1959), Capitán Cormorant (1962) y Wheeling (1962).
Luego se traslada a Brasil y trabaja para el editor Lipszyc, y después a Londres, donde colabora en el Daily Mirror, el Sunday Pictorial y Fleetway Publications. Regresa a Buenos Aires para dirigir Misterix, y retorna a Italia en 1965.
En 1967 el editor Florenzo Ivaldi lanza la revista Sgt. Kirk, en cuyo primer número aparece Una balata del mare salato, en la que debuta Corto Maltés, que se independiza en 1970 en el semanario francés Pif.
Corto Maltés aporta un personaje deslumbrante y una de las mejores historietas del mundo. Hugo Pratt –con su estilo original y su destreza para las manchas de tinta- ocupa un indiscutible lugar de privilegio en la historia del género.
Sus últimos trabajos son los guiones de El gaucho (de cuya preparación se habla en esta entrevista) y Verano indio -ambas con dibujos de Milo Manara- y Mu, otra nueva aventura de Corto Maltés.
(Falleció el 20/8/1995).
Para leer la primera parte de la entrevista
G.C.: Mala sangre también
es una notable película policial.
H.P.: Pero Carax sufre de un defecto muy común en el cine francés
actual: es demasiado intelectualizado. Además, fíjese que en Europa me han
puesto una etiqueta de malo: o soy ministro del interior o soy gangster.
G.C.: ¿Influyó el cine en su labor?
H.P.: Ha sido fundamental en mi formación. Fellini, que también
dibujaba, dijo que la historieta ha prestado muchas cosas al cine y que lo
ayudó como director. Además, sostiene que jamás el cine alcanzó el misterio y
la poesía que proporciona la historieta con su imagen fija.
El Corto Maltés |
G.C.: Es hermoso lo que dijo Fellini, pero estimo que el cine a su
vez contribuyó a la evolución del lenguaje de la historieta.
H.P. Para mí la dinámica de la historieta proviene del cine. Pero
aclaremos que son artes diferentes que se influyen mutuamente. Sucede que hay
realizadores que quieren trasladar a la pantalla héroes de historietas.
Superman es uno de los personajes mejor representador por el cine. Los cazadores del arca perdida, de
Steven Spielberg, refleja el mundo particular de la historieta. Lo importante
es no traicionar el carácter del personaje. Por ejemplo, no hacer de un
refinado como Corto Maltés un tipo que da trompadas de un lado a otro.
Página de Ann y Dan |
G.C.: ¿Qué directores prefiere?
H.P.: David Lean, Sydney Lumet, Ridley
Scott. Este último plasmó en Los
duelistas una versión estupenda de un cuento de Conrad, con una
reconstrucción de época prodigiosa. Entiendo que la película es superior al
cuento.
G.C.: ¿Y qué directores gravitaron en su obra?
H.P.: Los norteamericanos sin duda fueron decisivos. Ahora si
quisiera concebir al realizador ideal, creo que haría una amalgama con Ridley
Scott y la magia de René Clair.
G.C.: Dado que habló de respetar el sentido del personaje ¿qué
opina de la versión de Batman propuesta por Frank Miller en Dark Knight?
H.P.: Frank Miller es un poeta con sentido narrativo moderno que al
concebir este Batman envejecido ha reinterpretado el personaje.
Fragmento de página de Ernie Pike |
G.C.: Usted ha proclamado su admiración por Will Gould, el autor de
Red Barry. Pero de los historietistas
actuales, ¿quiénes le gustan?
H.P. Ya mencioné a Miller. Entre mis colegas italianos hay un
dibujante superlativo, virtuoso del desnudo femenino: Milo Manara.
G.C.: En la historieta de Manara HP y Giuseppe Bergman usted es H.P., el protagonista.
H.P.: Fue un homenaje de Manara, cuya exaltación me obligó a
recomendarle un final menos arrebatado. Así, la historieta termina mostrando a
HP, que es el símbolo de la aventura, en la cola para obtener la pensión.
Página de El hombre de Somalia |
G.C.: ¿Qué opina de Richard Corben?
H.P.: Se trata de un gran artista, pero no me interesa la “fantasía
heroica” con supermusculosos como Schwarzenegger, o historietas de la línea Conan el bárbaro.
G.C.: ¿Y dentro de los argentinos?
H.P.: Corresponde plantear una pequeña digresión. En Europa las
historietas terminan editándose en libros, se convierten en producto de lujo.
En cambio, en la Argentina
la historieta está impresa en papel barato, es una literatura que yo llamaría
de ferrocarril: se lee durante el viaje hasta y desde el lugar de trabajo.
Ilustración de tapa de Pratt |
G.C.: ¿Puede dar nombres de historietistas argentinos?
H.P: Fontanarrosa es un gran dibujante de humor gráfico que realiza
asimismo historietas. El citado Walter Ciocca siempre importó. Alberto Breccia
ha sido un innovador. Entre guionistas hubo casos formidables como Oesterheld
que en tres páginas sabía contar una historia, algo sumamente difícil. Fue un
brillante escritor de narrativa popular.
G.C.: ¿Cómo definiría la aventura? Porque para un vasto sector de
la cultura es sinónimo de escapismo.
H.P.: Digamos que la evasión ha sido una mala palabra. Todavía
existe el miedo de no ser parte de la cultura oficial. Tanto en la Argentina como en
Europa, si uno no ha leído a Galbraith o a Marcuse, no está bien visto. Para
esa cultura Alex Raymond, Lyman Young y Will Gould son artistas menores: es
obligación pertenecer a la intelligentzia.
¿No se han dado cuenta de que la inteligencia puede estar del otro lado? En
definitiva, la cultura oficial no puede aceptar la aventura o el aventurero
porque ambos rompen sus esquemas rígidos.
G.C.: ¿De dónde surge el aventurero?
H.P.: Lo implantó el imperialismo inglés y después el capitalismo
norteamericano para justificar las excursiones fuera de sus fronteras. Pero en
nuestros días ha variado de signo y representa la ruptura con la monotonía
cotidiana.
Fragmento de página de la serie Wheeling |
G.C.: Walter Benjamin propone una división entre novelas y
narraciones. Aquellas propician la lectura solitaria, de allí la necesidad de
un estilo pulcro. Por el contrario, las narraciones de aventuras pueden ser
escuchadas alrededor de un narrador, por eso el estilo no es fundamental y las
historias continúan indefinidamente. ¿Qué le parece esta tesis?
H.P.: Ya no es posible escribir como Leopoldo Lugones; ese estilo
es ajeno al lector contemporáneo. Este tipo de obras no cuenta con suficiente
público como para justificar una edición comercial. Si se escribe un libro de
acuerdo a las preceptivas de las academias de la lengua, sólo es posible
publicarlo como texto obligatoria vía decreto del ministro de educación. Hoy la
juventud maneja otros códigos y no admite el lenguaje academicista; desea un
mensaje más simple y directo.
G.C.: Una última pregunta: ¿la televisión y el video podrán
sepultar el gusto por la historieta?
H.P.: De ninguna manera, como tampoco podrán borrar el placer de la
literatura. Hay mucha gente que necesita leer porque es otra manera de sentir y
de imaginar. Existe un público que requiere conectarse con la intimidad de la
historieta, la que le da más libertad que el producto acabado del video. No
creo que la televisión y el video sean la muerte de la historieta. Por el
contrario, le darán la posibilidad de aportar guiones e imágenes dibujadas para
esos medios.
Entrevista de 1994.
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