jueves, 22 de mayo de 2014

Súper héroes vs Antihéroes (segunda parte) , por Alan Jones

Este texto forma parte de una serie de ensayos sobre artes posmodernas que empecé a escribir con la intención de continuar con mi formación como historiador pero por fuera del actual sistema academicista y capitalista de títulos de posgrado. Junto a él, escribí otros cuatro sobre cine, televisión, videojuegos e internet, tomando a esta última como un lugar virtual y real, a la vez, donde todas las obras se manifiestan o se reproducen en una especie de duplicidad infinita.

Para leer la primera parte

El corpus conceptual está tomado de la escuela marxista de estudios culturales, pero los textos fueron escritos con la idea de empezar a darle forma a una corriente estética de tipo anarquista.


Los distintos tipos de historieta se corresponden con los distintos tipos de sociedades que las producen. Hay una diferencia argumental abismal entre las historietas que producen los países imperialistas y los países supuestamente tercermunditas como Argentina. Mientras que, en el caso de Estados Unidos, los personajes más populares siempre tienen superpoderes o llevan alguna máscara, los personajes argentinos son seres humanos que cuentan nada más que con su intelecto y alguna que otra habilidad innata o aprendida, pero poseída en medidas humanas. Los yankees son súper, mientras que los argentinos son sólo héroes o tipos comunes en circunstancias extraordinarias. Superman es un kryptoniano enviado a la Tierra por su padre para salvarlo de la destrucción inminente de Kryptón, su planeta natal. En nuestro planeta, Kal-El tiene una fuerza sobrehumana, tiene visión calórica, puede volar y ver a través de las paredes, pero eso no es todo; sus poderes se han ido incrementando con el paso de las décadas. Juan Salvo en cambio, El Eternauta (Oesterheld - Solano López), es un padre de familia de clase media exiliado de su mundo y de su tiempo, obligado a vivir aventuras pesadillezcas en las que tiene que tomar las decisiones más difíciles en soledad, y casi siempre se arrepentirá de cualquiera de las opciones que elija.


Casi el mismo ejemplo puede darse con Nippur (Robin Wood - Lucho Olivera, Mulko, Villagrán, etc). Nippur es un héroe errante, no tiene hogar, no tiene reino, no tiene mujer ni familia, sólo tiene amigos del camino y amantes del momento. Rehúye del poder y cuando le tocó ser rey lo padeció y tuvo que seguir caminando por los desiertos sumerios. Este rasgo, incluso llegó a ser tomado por David Twohy, Ken Wheat, Jim Wheat, y Vin Diesel para escribir “Las crónicas de Riddick”, saga de ciencia ficción que protagoniza el actor y cuenta con tres películas fílmicas, una animada, dos cortos animados y cuatro videojuegos. Bien, en “La batalla de Riddick” se libra una lucha entre este y un emperador religioso que cuenta con superpoderes traídos del ‘infraverso’. Al terminar la contienda Riddick pierde a quien pudiera haber sido su amante, que yace al pie del trono, tras cerrar sus ojos este se sienta en él sin advertirlo, y se convierte en rey sin haberlo deseado. No está demás explicar que Riddick es un antihéroe. En los términos de las autoridades galácticas, es un criminal peligroso buscado por varios crímenes y cazado por mercenarios de todos los sistemas solares. Pero lo que en realidad sucede es que Riddick, al igual que Nippur, es un espíritu libre y tiende a mantener una conducta intachable con sus pocos amigos o aliados.


“Riddick”. Director: David Twohy. Guionistas: David Twohy y Jim Wheat. Actores principales: Vin Diesel, Karl Urban, Katee Sackhoff. Productor ejecutivo: Mike Drake. Distribuidora: Universal.

Alvar Mayor (Carlos Trillo - Enrique Breccia) es otro exponente de la historieta antiheróica, y es otro amante del camino que va en busca de un destino incierto. Hijo de un hombre que viajaba con Pizarro, se dice que es el primer hombre blanco nacido en América. Aún así, nunca se lo va a ver comportarse como un conquistador español; todo lo contrario. Alvar merodea por el nuevo mundo haciendo justicia, buscando algo que nadie conoce y metiéndose en problemas con la ley. Su figura es muy parecida a la del clásico cowboy del lejano oeste que se compadece con los nativos y termina encontrando hermanos en ellos, porque son perseguidos fuera de la ley igual que él.

Hay una forma en la que cada país produce en historieta lo mismo que genera a nivel cultural y geopolítico. Estados Unidos tiene una representación comiquera de lo las políticas imperialistas que aplica a lo largo y ancho del globo. Los yankees siempre son los buenos, los héroes, los que salvan al mundo de amenazas terrestres o alienígenas, pero esto es lo más obvio y trillado. También sucede que suelen discutir, igual que en el cine, con el discurso de los oprimidos para darse la posibilidad de rebatir sus argumentos, encarnados siempre en la figura de los ‘villanos’.


Por su parte, Argentina produce un tipo de historieta que representa más las ideas del autor. Si la historieta estadunidense representa un discurso creado para dominar culturalmente y hacer que todos los lectores lo aprendan y se sientan identificados con él, la historieta argentina tiene una tendencia diferente. El guionista comparte pensamientos con los lectores, transmite una visión personal de su historia y de su sociedad y el conjunto de voces de los guionistas no es monótono, tampoco disonante, pero creo que sí hay un núcleo de ideas centrales y comunes, como el hombre común, de familia o solitario, con altos valores humanos. Podría decirse lo mismo de los superhéores, pero los personajes de historieta argentinos siempre parecen estar en desventaja y con la ley en contra en vez de tenerla a favor por luchar en su nombre. En DC y Marvel hay una cosa muy inocente, una idea zonza del buen ciudadano y de que el bien común se resguarda defendiendo un orden social de tipo burgués e inamovible. El antihéroe argentino, en cambio, está casi siempre luchando contra el statu quo porque lo sabe injusto, es algo que palpa a diario andando por la vida, y esa es una idea que está presente en casi todas las obras de autor argentinas; que se caracterizan justamente por ser de autor y no de gran editorial cuasi monopólica. En las editoriales estadunidenses hay un discurso monolítico que precede a los guionistas. En Argentina, es más usual que la editorial sea tan sólo la forma en que discursos más plurales llegan al público. Podría pensarse en Editorial Columba como una excepción, pero en todo caso, su línea editorial y discursiva estuvo marcada por el paradigma nippuriano y no por el del súperhumano.
Editorial Marvel, autores: Mark Millar, Steve McNivens, Dexter Vines, Morry Hollowell. 

La historieta argentina tiene una deuda editorial pendiente con las nuevas generaciones de narradores y dibujantes. Muchos jóvenes han sabido seguir los pasos de los Barreiro, los Wood, los Altuna, pero hay grandes dificultades para que la nueva historieta alcance los canales de difusión masiva que le permitirían llegar al público.

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