UNA MÁQUINA DE
IMAGINAR
Es uno de
los más importantes guionistas argentinos. Frecuentó el filme documental (Todos
nosotros, largometraje para el S.U.P.E.), el cine antropológico (Premio en
el Festival de Chicago 1965) y la televisión (galardonado en 1963 con el Martín
Fierro por su programa periodístico Ayer). Entre 1982-1983 dictó clase
sobre guión de historietas en el Centro Buenos Aires de Arte y Comunicación,
que dirigía Luis Durán. Formó dupla al lado de cotizados dibujantes. Con Carlos
Casalla realizó Pithy Rayne, Alamo Jim y Perdido Joe; con
“Lito” Fernández, Aventuras en Oceanía y El doctor Fogg; con
Horacio Lalia, Lord Jim y El Inspector Bull; con Ernesto García
Seijas, Los aventureros; con Oswal, Aquí la muerte y Big
Rag; con Saborido, La triple B; con Alberto Saichann, Río Kid.
Por encargo del estado español y para los festejos del Quinto Centenario
preparó junto a Alberto Breccia un álbum sobre el aventurero Lope de Aguirre.
Guionó América en sangre, con dibujos de Walter Taborda, que publicó
Columba en 1994 en la revista Nippur-Magnum.
Carlos Albiac |
Germán Cáceres:
¿Volcaste a la historieta tu experiencia en cine y en televisión?
Carlos Albiac:
Siempre pensé en imágenes. De chico era el que dibujaba bien en el colegio. En
las indicaciones para los dibujantes (eso que va entre paréntesis en los
guiones), hago un trabajo escenográfico. No creo en la documentación, a la que
considero una mentira.
G.C.: ¿Querés valorar
la ficción narrativamente?
C.A.: Exacto. Fijate
en los cuadritos de Tardi: no hay fondos, sino que forman parte de lo
dramático, de lo que está sucediendo. Casi no uso textos superiores. Cuando los
empleo me parece que estoy cayendo en la literatura. En el guión puede haber
frases hermosas, pero en cuanto incursionás en lo literario te fuiste al otro
lado.
Unitario con dibujos de Horacio Lalia. |
G.C.: ¿Tu guión es de
hierro, como lo proponía Pudovkin para el cine?
C.A.: Al contrario,
como prácticamente carecen de superiores, el dibujante goza de amplia libertad.
Más que poner indicaciones, charlo con el artista sobre lo que pienso acerca de
los personajes, pero por supuesto él puede efectuar cambios.
G.C.: ¿Tus personajes
son ambivalentes?
C.A.: Poseen cierta
ambigüedad, como los finales. Aunque una historieta sea realista utilizo el
humor para romper sus esquemas. Así
afloran cosas que de otra manera no saldrían.
G.C: El humor es una
de las constantes de la literatura de este siglo. Además de lo que escribís
entre paréntesis en el guión, ¿vos conversás personalmente con los dibujantes?
C.A.: Con alguno sí,
por ejemplo Oswal, del que soy amigo. A veces me llama por teléfono y me dice
que ciertas secuencias no le gustan. Cada uno cuenta con una concepción ética
que se conecta con su ideal del mundo. No hablo de la ideología, que está
comprometida dentro de esa visión que hace andar a los personajes. Cuando
alguien que escribe ficción comenta que su personaje empieza a caminar solo, es
que se sacó un fantasma de adentro.
Botella al mar, con dibujos de Lito Fernández, publicada en La Duendes 9, especial maestros de la historeta argentina, 2010. |
G.C.: En Niebla,
una narración de Miguel de Unamuno que él denomina “nivola” (en vez de “novela”),
el protagonista Augusto Pérez quiere tomar sus propias decisiones y polemiza
con el escritor.
C.A.: Entonces
empieza a funcionar una historia densa que ni el mismo autor sabe adónde irá a
parar.
G.C.: ¿Pudiste
transmitir a la historieta tu vivencia del cine antropológico?
C.A.: No sé; nunca me
lo pregunté; pero algo de ello debe haber en mis guiones.
G.C.: Tal vez en Nosotros
los quilmeños, que ilustró Oswal.
C.A.: Allí cabe
hablar de rigor histórico más que de antropología.
G.C.: ¿Practicás alguna
metodología para escribir guiones? Oesterheld inventaba argumentos a partir de
fotos. Y un escritor amigo, sentado a la mesa de un bar, observaba a los
parroquianos y les adosaba historias.
C.A.: Comencé a
escribir historietas con el guionista Álvarez Cao, el que me dio tres consejos
de los cuales me olvidé de dos, supongo porque deben estar interiorizados.
Página de episodio de Río Kid, con dibujos de Saichann |
G.C.: ¿Cuál es el
tercero?
C.A.: El lector de
historietas nunca vuelve atrás. El asunto necesita mostrar claridad (que no es
simpleza). Si existe un barroquismo innecesario, donde irrumpen personajes que
no juegan realmente en la trama, se malogra.
G.C.: Lo mismo pasa
en la literatura: sólo retrocede el que lee como escritor o como crítico.
C.A.: Yo primero
barrunto un embrión de una idea y luego le busco razones y ahí si voy para
atrás, indagando por qué y desinteresándome de la pura peripecia. Uno llega a
plantear situaciones límites.
G.C.: Estás hablando
del empobrecimiento argumental, que junto con el humor campean en la literatura
contemporánea.
C.A.: Leo mucho, pero
creo que uno siente como el latido de la época en que vive. Entre mis autores
preferidos se destacan el Piglia de Respiración artificial, el Marechal
de Adán Buenosayres y Sarmiento. Sin embargo, lo que influyó es la
historieta.
G.C.: ¿Qué
historietas?
C.A.: Chester Gould y
Herriman son dos grandes que me colmaron. Y ahora Tardi y Pratt. La narrativa
de Gould es una hazaña. Sus personajes son únicos: acordate del hombre del
agujero en la cabeza.
Página de episodio de Big Rag, con dibujos de Oswal, en revista Cóctel, 1991. |
G.C.: Retomando otra
vez el cine: ¿qué director pesó en tus trabajos?
C.A.: Chaplin: en los
cortos para la Keystone
usa las dificultades narrativas y va armando gags delirantes. El pibe
es perfecto. El público se identifica con esta película de amor. Toda historia
es una historia de amor. Otro grande es Buñuel que tira los códigos al diablo.
Y, sin dudas, el maestro Alfred Hitchcock. El que me está gustando es el
Coppola de La confesión y de Tucker.
G.C.: Yendo a tus
historietas, noto que figuran dos westerns: Pithy Rayne y Alamo
Jim.
C.A.: Alamo Jim
era un héroe que iba a la deriva, un caminante romántico demasiado pobre, una
especie de caballero andante. Pithy Rayne fue mucho más clásico.
G.C.: ¿De qué trata Perdido
Joe?
C.A.: Era un pianista de jazz que se llamaba igual
que la calle donde nació esa música: “Perdido Street”, en New Orleans. La
dibujó Casalla que es un gran baterista. Es lo que más me gustó de lo que guiones. La historia
se contaba como un “perfume”.
G.C.: ¿Qué querés
decir con perfume?
C.A.: No se relata
una peripecia mecánica en la que suceden muchas cosas.
Página de Los Quilmes, con dibujos de Oswal, en revista Trix. |
G.C.: ¿Es cómo
describir una atmósfera?
C.A.: O de registrar
un momento interior. Se narran historias mínimas, algo que pudo haber ocurrido
y no pasó.
G.C.: Ya sabemos que
sos enemigo de la documentación, pero ¿estudiaste la historia del jazz?
C.A.: Simplemente
agarré un plano de New Orleans y marqué algunas calles. La historieta más que
un plano es un globo terráqueo. Éste es una máquina de imaginar, donde se
encuentra todo lo vivido, como en “El Aleph”.
G.C.: ¿Lord Jim
se vincula con la novela de Conrad?
C.A.: Para nada. Fue
un dramón ambientado en el Londres finisecular.
G.C.: ¿De qué trata El
Inspector Bull?
C.A.: Es un inspector
de policía de Scotland Yard en 1890. Intenté reunir lo deductivo con el horror.
Y sudás, porque si el razonamiento no está logrado, caes en la pavada.
G.C.: Un estupendo
escritor como Hammett a veces elaboraba deducciones poco convincentes.
C.A.: El Inspector
Bull en cierta manera continúa a Lord Jim. Ambas están dibujadas por
Lalia.
G.C.: ¿Río Kid
es también policial?
C.A.: Es un
investigador privado, un reventado norteamericano que posee una agencia en Río
de Janeiro en la década del treinta. Un gran trabajo de Saichann.
Dr. Fogg, con dibujos de Lito Fernández |
G.C.: ¿Qué podés
decir de El doctor Fogg?
C.A.: Es una historieta
loca –me encantó- de un gordo que negocia con el infierno. Ocurría en un Buenos
Aires misterioso, y el protagonista era amado por las mujeres. Uní sexo con
ciencias ocultas. El dibujo de “Lito” es fantástico.
G.C.: ¿Qué hiciste
con Oswal?
C.A.: Aquí la
muerte eran episodios policiales con personajes distintos.
Página de Cero Buenos Aires, con dibujos de Walter Taborda |
G.C.: Oswal realizó
allí un trabajo excepcional.
C.A.: Si, sobre todo
en el capítulo “El viaje de la señora Fawcett”, donde el protagonista se hartó
de la mujer que le ponía los cartelitos cuando se iba de viaje. Por último, se
suicida con un revólver que exhibe una nota en la que la esposa le advierte que
debe limpiarlo.
G.C.: ¿Qué más
escribiste para Oswal?
C.A.: Nos debemos la
mejor historieta todavía. No dimos lo máximo de nosotros en un trabajo común.
Página de episodio de A través de Oceanía, con dibujos de Lito Fernández, en revista Skorpio Extra, 1979. |
G.C.: El Lope de
Aguirre guionado para Breccia, ¿es el mismo personaje del filme de Werner
Herzog: Aguirre, la ira de Dios?
C.A.: Sí, aunque el
enfoque es distinto. Lo que se sabe de Lope de Aguirre proviene de los relatos
de los sobrevivientes de esa expedición extraordinaria tras El Dorado. Yo la
entiendo como la búsqueda de la libertad por parte de Aguirre. El se dijo que
ese cielo no era del rey, que ésa era su tierra libre.
De El dibujo de aventuras, de Germán Cáceres (Editorial Almagesto,
Buenos Aires, 1996, 200 páginas).
2 comentarios:
Excelente entrevista y uno se queda con ganas de mas.
me gustaría saber,germán, en qué anda actualmente Albiac.Yo lo vi dos veces: en 1079 cuando carlos fue a dar una clase de guión a la ADA y en 2007 cuando estaban preparando el libro de Walther Taborda "Cero Buenos Aires" y charlamos un par de horas de bar en bar.Luego no supe mas nada de él...
Lamentable la perdida de otro grande de nuestra historia. Osvaldo Laino.
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