viernes, 17 de junio de 2011

Entrevista: Guillermo ortiz

Continuando con las entrevistas a integrantes de La Duendes – Historieta Patagónica, es el turno de Guillermo Ortiz, autor que lleva años publicando en el país y el extranjero.




Lugar de nacimiento, edad, residencia actual

San Vicente, provincia de Buenos Aires. 42 años. Actualmente vivo en San Vicente.

¿De dónde tu gusto por el dibujo? ¿Cuales son tus influencias?

Desde muy chico me gustó dibujar y leer historietas. Dibujaba mucho en los cuadernos de la escuela, acompañando todo tipo de tareas, incluidos los ejercicios de matemática.

Lo primero que leí por mi cuenta fueron Asterix y Mafalda. Me parece que, además de Oski, tanto Quino como Uderzo ejercieron una gran influencia en mi forma de dibujar. Aunque, si tratara de hacer una lista de autores “influyentes” tendría que agregar unos cuantos más, por ejemplo Morris, Pratt, Crumb, Aragonés y Tardi. Creo que cada uno de ellos le transmitió algo a mi dibujo, probablemente alguno más que otro. Además todos ellos, en particular Pratt, me aportaron herramientas para hacerle frente a la narración en imágenes.

De todos modos, me parece que las influencias que van contribuyendo al desarrollo de un estilo propio, seguramente trascienden a los dibujantes de referencia y a la práctica misma del dibujo.




Algo que me llamó mucho la atención de tu trabajo, cuando recién lo conocí, es la originalidad de la propuesta de tu trabajo, tanto en el guión, como en el dibujo y el coloreado.¿ Cómo se llega a un estilo tan personal?

Supongo que el ser autodidacta tiene mucho que ver, ya que uno va descubriendo claves y construyendo su estilo en base a una historia casi exclusivamente personal y por tanto original.

Con esto no quiero decir que no haya también formas originales de estudiar, ni que el estudio sea innecesario o perjudicial; al contrario, estoy seguro de que si hubiera estudiado de una forma más tradicional, no habría cometido la infinidad de errores que cometí, y que sigo cometiendo, por falta de formación académica en dibujo e historieta.

¿De dónde sale, cómo se te ocurrió hacer una serie sobre “cavernicolas”?, la que a su vez veo se diferencia mucho de lo que se ha hecho relacionado con esa época.

La serie la inicié como una propuesta para una tira en un periódico del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial). Mi idea era hacer algo que tuviera que ver con los descubrimientos y los avances tecnológicos realizados por la humanidad, ya que la publicación se centra en la tecnología. Finalmente la idea no prendió y la tira para el INTI se reorientó hacia la forma que tiene hoy día, que aparece mensualmente con el nombre de “cosas que pasan”. Sin embargo, me parecía que la idea original de los cavernícolas tenía posibilidades, así que continué adelante y hoy sale en La Duendes. En el planteamiento de la atmósfera general de la tira creo que, además de un interés vitalicio por la prehistoria, influyen dos cosas: Los muchos años que he pasado jugando juegos de Rol, en donde las situaciones suelen registrar contrastes súbitos y desarrollos paralelos, y al menos dos películas ampliamente difundidas: “Caveman” (la de Ringo Starr) y “Un millón de años antes de Cristo” En esta última, que fue la primera que ví, Raquel Welch aparecía con una bikini de piel al tipo de la que usa el personaje femenino de mi tira (en caveman la “chica de la bikini de piel” la hace Barbara Bach, la esposa de Ringo).



Esa serie se nota tiene mucho trabajo gráfico (dibujo, color) y de documentación. ¿Cómo es el proceso de realizarla y cuántas horas te lleva cada página?

Lo primero es la concepción de la idea. Eso es lo más difícil, porque a veces no pasa nada, y además es difícil encontrarle un procedimiento.

Normalmente, cuando veo que me estoy quedando sin bocetos, me siento a pensar y le dedico un rato. Si veo que en una hora, más o menos, no me sale nada, lo dejo y hago otra cosa. A no ser que realmente necesite bocetar porque ya no me queda ninguno para trabajar. En este último caso, le dedico todo el tiempo necesario hasta que me surjan por lo menos dos o tres ideas que me entusiasmen.

Una vez salido de la urgencia, trato de no alejarme demasiado de la inercia de esas ideas, para seguir elaborando todos los guiones posibles, que garabateo en cuadernos y libretas.

Esto incluye un proceso paralelo de “afinación”, de entrar en sintonía con el tema; el cual consiste en mirar películas, leer libros, ver documentales, buscar en internet y, sobre todo, pensar en el tema todo el tiempo posible, aún cuando esté haciendo algo totalmente diferente.

A veces uno puede encontrar ideas que no llega a identificar y se le escapan. Para que eso no pase, está bueno tener el tema siempre presente, de esa forma uno remite situaciones de otro ámbito al de su obra, y ahí pueden aparecer cosas interesantes.

Al menos hasta que uno rellena el cajón de bocetos con unos cuantos como para estar tranquilo un buen rato, afinando en otras tonalidades, correspondientes a otras historietas.

En cambio, si lo que voy a trabajar es un boceto (llamo boceto al guión plantado en viñetas en la página, con dibujos de referencia más o menos rápida), en ese caso entre el dibujo y el coloreado me toma un promedio de dos días, puede que un poco más también.

Si interviene algún animal en la escena y en el boceto sólo está definido el tamaño y la clase (ejemplo un garabato acompañado de la inscripción “herbívoro grande”) busco en alguna enciclopedia y en la red y elijo que animal voy a dibujar. Si el animal está bien definido en el boceto (un tigre, por ejemplo) igual tengo que buscar unos cuantos tigres de diferentes clases para elegir uno y trabajar con ese.

También puede pasar que una buena idea que en términos de imagen y humor me parece buena, exija que aparezca un animal de fantasía o uno que presente un anacronismo importante (un dinosaurio, por ejemplo). Aunque trato de no abusar de esto, porque me gusta la idea de respetar la fauna más o menos acorde a la coexistencia humana, tampoco lo descarto. Supongo que la continuidad de la obra permite que uno se tome alguna licencia de vez en cuando, siempre y cuando no se me ocurra otra forma de expresar la idea.





La serie “Un tipo que flota”, es muy diferente en su propuesta a la de los “cavernícolas”. ¿Cómo se les ocurrió hacer una serie de un náufrago y que se les ocurran tantas historias, con un tema que supuestamente podría resultar acotado?

Yo venía trabajando con Mariano Krasmanski por varios años. Habíamos hecho unas cuantas cosas, siempre en historieta y algunas cositas de animación también. Entonces empecé a tener ganas de hacer una tira de humor gráfico, que también podría ser más fácil de editar que las historietas que hacíamos, e inclusive de colocar en alguna publicación periódica.

Buscándole la vuelta se me apareció la idea del “humor de náufragos” como una especie de subgénero del humor gráfico. Preparé una carpeta con unos diez chistes más o menos y cuando surgió la posibilidad de editar el libro en España le propuse a Mariano que lo dibujara él.

Para lograr completar el centenar de chistes que faltaban, procedí de modo parecido al que describí para cavernícolas. Pensando todo el tiempo en eso. En los viajes a Buenos Aires, muchas veces escribí ideas en recordatorios sucesivos en el teléfono celular, por no tener con qué escribir a mano. Para este libro en particular repasé algunos apuntes de filosofía, leí varios libros sobre náufragos y naufragios, y trabajé sobre citas y aforismos que pudieran ser reinterpretados por el personaje. Además miré documentales de historia del universo y ese tipo de temáticas.




Si mal no recuerdo publicaste/cas en España y Alemania. Contame un poco cómo se dio la posibilidad o cómo lo concretaste.

Así es. Publiqué una novela gráfica en Alemania entre el 2002 y el 2004, y un par de libros en España, en el 2008 y en el 2009. Actualmente trabajo para otro libro que se editará en España también.

Lo de Alemania fue una experiencia muy particular, ya que surgió de mi afición por los juegos de rol. En esas circunstancias lo conocí a Mariano Krasmanski y comenzamos a dibujar juntos una historieta que narraba los eventos que se producían en el juego que jugábamos con nuestro grupo de rol, una vez por semana durante varios años. Con los miembros de este grupo fundamos el Dragón de Humahuaca (en el ’88 más o menos) y organizamos el primer evento de juegos de rol en Argentina en el ‘92.

En el 2001, con unas quince páginas de la historieta terminadas, entramos en contacto con un grupo de fans europeos del juego, que estaban publicando suplementos y libros de aventuras para el juego. Ellos editaron nuestra novela gráfica en tres tomos, dos de los cuales los imprimimos aquí en Argentina y se los mandamos al editor a Bremen. Finalmente fueron unas ochenta y pico de páginas a todo color. Eso fue un trabajo realmente demencial, hecho con una entrega absoluta. Fue además una etapa de exploración y descubrimiento de formas de trabajo, la mayoría de las cuales eran, por supuesto, equivocadas.

Para lograr esta producción tuvimos, además de la posibilidad de la edición y la oportunidad de la impresión en Argentina, el apoyo moral y material del Dragón de Humahuaca y de familiares y amigos. De otra forma hubiera resultado imposible.

Lo de España, en cambio, fue algo más convencional. Lo que hice fue viajar a Barcelona en el 2007, para el Salón del Cómic, con todo el material que tenía hasta entonces. Caminé la feria durante cuatro días y me entrevisté con todos los editores, incluidos los norteamericanos de DC, Vértigo, etc. El primero que ví, que era un editor español, me dijo algo así como: "yo no te publico porque esto no tiene que ver con lo que yo hago, pero mostrá este material que alguien te va a publicar" y uno de los últimos que ví (en el último día de la feria y con todo el cansancio encima) fue Diábolo, que se copó con unas tiras de humor gráfico, que había llevado como material de última instancia, puesto que yo estaba convencido de que la iba a pegar con una adaptación de Martín Fierro que estaba dibujando y unos guiones eróticos con dibujo de Mariano Krasmaski. Aunque este último material no despertó mayor interés, las tiras del tipo que flota le gustaron a Diábolo y ahí mismo arreglamos para un primer libro. Luego vino el segundo (Insomnios) y ahora estoy trabajando en el tercero, con ganas de que haya un cuarto.



Alguna vez charlamos sobre el tema, que se puede llevar muchos años publicando, pero sin embargo resultar poco conocido por no publicar en medios de Bs As. ¿Qué podrías decir al respecto?

Creo que las posibilidades de editar historieta “de autor” son limitadas. Limitadas en cuanto a la cantidad de autores que publican de manera masiva y/o en cuanto a las condiciones de remuneración en las que hay que trabajar.

Esto te deja frente a la necesidad de trabajar de otras formas, una de las cuales, o al menos una de las que yo he transitado, te coloca en otro tipo de relación, con otro tipo de agentes que se vinculan tangencial o circunstancialmente con el medio, como por ejemplo Universidades, Sindicatos, agencias de publicidad y organismos oficiales o privados, interesados en divulgar contenidos.

Esto, si bien te brinda la posibilidad de mejorar sensiblemente las condiciones de remuneración, te invisibiliza como autor, ya que es difícil que tu nombre aparezca nunca en la tapa y los canales de distribución suelen ser bastante acotados, o ceñidos al medio en que se generó el proyecto. En ese sentido, uno puede estar escribiendo guiones, dibujando y publicando libros durante años, sin llegar a ser un autor muy difundido.

¿A lo que hacés, lo definirías como historietas serias con un toque de humor o como humor gráfico?

Creo que hago las dos cosas. Me parece, eso sí, que el humor gráfico que hago por lo general está muy atravesado por la impronta de la historieta, aún cuando se trata de chistes de una viñeta única, e incluso mudos.

Por otra parte, en algún momento me gustaría intentar profesionalmente una incursión en la “historieta seria” también.

¿Cómo aparecen las ideas para dibujar?

Esto creo que más o menos está contestado en las preguntas anteriores. Pero, a modo de resumen, diría que las ideas surgen cuando un trabaja intensamente para que eso pase.

También contribuye muchísimo el formarse todo lo que uno pueda. La idea creo que consiste en ampliar y profundizar conocimientos y ensanchar permanentemente el horizonte de la imaginación y la fantasía. En ese sentido viene bien estudiar, leer, mirar películas, jugar juegos de mesa y de rol, escuchar música, viajar y ser muy curioso. Aprender a tocar algún instrumento musical, practicar yoga, y/o deportes, y/o artes marciales, también ayuda (supongo que esto se debe poder reemplazar por el teatro o la danza, o alguna combinación de estas cosas).

Algo que me resulta particularmente inspirador también es mirar el fuego. Cualquier fuego viene bien, pero una buena fogata de leñas, o una vela, aunque son distintos, son los mejores.


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¿Qué es lo que se disfruta de hacer historietas?

En términos generales, lo que me vuelca hacia la historieta creo que es la plenitud que me brinda ver en el papel las historias que quería contar y que, hasta ese momento, sólo existían en mi cabeza.

Claro que, aunque siempre queda un poco de esa alegría, la plenitud pronto se desvanece y surge la necesidad de contar una historia más, y después de esa otra más, y después otra, y otra , y así no sé hasta cuándo.

¿Cómo ves el panorama de la historieta en el país?

Hoy uno puede ver como los autores se conectan cada vez más entre sí, se tejen relaciones por internet, se multiplican los eventos y parece haber cada vez más editoriales “de autor” o autoediciones. Del mismo modo se multiplican las escuelas y las instituciones de enseñanza superior en las que se dan cursos de historieta. También hay un interés manifiesto por parte de la universidad por la historieta, ya sea como herramienta de divulgación o como objeto de estudio.(sigue)




Sin embargo, a diferencia de otros momentos anteriores, me da la impresión de que las historietas, al menos las nacionales, no logran llegar al público en forma masiva. Esto es como un giro que parece haberse producido en el género, ya que, mientras desde los cuarenta hasta los ochenta las historietas parecían ser un medio de comunicación popular con una serie comparativamente ínfima de autores sobre lectores, hoy pareciera ser que los porcentajes tienden a igualarse, o, dicho de otro modo, que el carácter popular de la historieta parecería haberse trasladado de la esfera del consumo a la de la producción. Con esto no quiero decir que la historieta argentina de mediados de siglo no fuera también de producción popular, pero me da la impresión de que sólo una minoría de los que la consumían eran también historietistas; hoy parecería ser como si la historieta argentina estuviera convirtiéndose en un medio consumido mayormente por quienes se dedican a producir historietas, de una u otra manera. De todos modos, esto es sólo una impresión general, para afirmar que las cosas son así haría falta una investigación fundada.

De todas formas, seguramente que en esta dramática caída de la masividad de la historieta como medio narrativo, tienen que ver la aparición de nuevas formas de entretenimiento como los videojuegos, y la consolidación de otros, como la televisión y el cable. Se podría incluir a Internet también, como el soporte de entretenimiento más novedoso. Pero me da la impresión de que internet, lejos de alejar a la gente de las historietas, como podría ser el caso de la televisión y los videojuegos, parecería estar impulsando un resurgir del genero. Aunque las reglas del medio todavía no están nada claras y no sé cuándo lograrán articularse hacia alguna forma que resulte sustentable para los autores.

De todas formas, la idea de la historieta como un medio en crisis, creo que se aplica a nivel universal, o al menos occidental. Un fenómeno relacionado con esto me parece que es la gran cantidad de películas que se hacen últimamente basándose en historietas. Parecería como si la historieta, o los cómics, conformaran una especie de “semillero” de personajes y series destinados, en los casos exitosos, a trascender al género, para saltar a la pantalla de cine.

Esto a mí me mueve a reflexionar acerca de una posible concepción actual de las historietas por parte de los mass media, y de una parte muy importante del público, como un género a ser necesariamente superado como condición de alcance de la “verdadera” popularidad. De esta forma, para algunos actores de la industria cultural, la historieta parecería ser vista como una “etapa” que una obra debería tender a superar, como un medio y no como un fin en sí misma.

Pienso que, en este sentido, la historieta está siendo interpelada en su capacidad de generar metáforas.


Para ver los trabajos de Ortiz en Historieta Patagónica
Su blog personal

1 comentario:

Galantz dijo...

Que buena y completa entrevista.
Que bueno haber conocido más sobre Orx, me encantan sus trabajos y como ya le escribí en su blog, el de los soldados en la trinchera es maravilloso.
Muy interesante la respuesta sobre la actualidad de la historieta nacional.