“Ghost Rider” (2007)
y “Ghost Rider, espíritu
de venganza” (2012).
Director: Mark Steven Johnson / Mark Neveldine and Brian Taylor.
Actores: Nicolas Cage, Eva Mendes, Wes Bentley, Sam Elliott, Donal
Logue, Matt Long y Peter Fonda.
Los héroes son la base de toda historia. Con poderes o sin
ellos, en un mundo fantástico o en el mundo real, con o sin
enemigos. El héroe, ejemplo a seguir para el hombre común, el
hombre diario, es aquel que nos saca de lo mundano y nos transporta
al otro lado. Y aunque siempre presente en el cine, es en los últimos
tiempos que el héroe de poder, con mayúsculas, ha tomado un
protagonismo brutal, necesitado por las masas. Y las grandes compañías Aunque obviamente no todos quieren o buscan el mismo
estereotipo.
Gracias a la nueva era digital audiovisual, tanto Marvel como DC están empezando a llevar a la gran pantalla a personajes que en otro
tiempo hubiesen estado muy lejos, muy abajo (en el subsuelo, digamos)
de las prioridades institucionales. Próximamente los Guardianes de
la Galaxia, el Hombre Hormiga y el Dr. Extraño. Y hace poco, Ghost
Rider.
El comic.
Ghost Rider, el espíritu de la venganza, nace en 1972, de la mano
de Gary Friedrich, Roy Thomas y el artista Mike Ploog. El
motociclista acrobático Johnny Blaze, vende su alma a Mephisto, un
demonio menor, para salvar la vida de su entrenador. A cambio,
lamentablemente, esta expuesto a convertirse en un esqueleto de carne
llameante que venga a los desposeídos y a las víctimas del crimen a bordo de una moto. La temática giró siempre alrededor de lo
religioso y la lucha entre demonios, magos, monstruos, ángeles y una plétora creciente de criaturas fantásticas, volviéndola una de las
series centrales dentro de la división sobrenatural de Marvel.
Años más tarde, a principio de los 90 y como parte de un
relanzamiento general de varias series, Blaze sería reemplazado por
Daniel Ketch (teniendo a la dinastía Kubert en los dibujos, un staff
de lujo). En el 2000, el título volvería a Blaze, quien ya no
protagonizaría una serie regular sino varias miniseries. Luego de un
empuje promisorio, la serie cayó, junto con tantas que por bajas
ventas se cancelan y pasan al freezer, esperando a ser reflotadas en
un futuro.
La película.
En el 2007, se estrenó “Ghost Rider”, protagonizada por un
desencajado Nicholas Cage (nominado a un Razzie por su trabajo)
en el papel de Johnny Blaze. La historia parte del origen original,
valga la redundancia, aunque el alma en juego es la de su padre. El
diablo (un desaprovechadísimo Peter Fonda) no explica muy bien para
que lo quiere, argumentando que en algún momento podría necesitar
su alma para algo. El trato sale mal, su padre muere y Blaze queda a
la deriva, arriesgando su vida constantemente en su espectáculo de
motos (sabiendo que el diablo no lo dejará morir para reclamar su
alma en algún momento) e intentando romper el lazo. Lamentablemente,
el pasado vuelve sobre él y se ve convertido en el espíritu de la
venganza, persiguiendo a Blackheart (el hijo del demonio) y sus
esbirros.
Blackheart (Wes Bentley) busca el contrato de San Venganza, un
contrato centenario que aparentemente le otorgaría el poder de mil
almas, lo suficiente para dominar el mundo y de paso derrocar a su
padre. En el transcurso de la historia, Blaze buscará a Blakheart
mientras pelea contra Gressil, Abigor y Wallow, tres ángeles caídos
con poderes elementales que sirven al malo de turno. Lamentablemente,
la superioridad numérica no significa nada contra los poderes de
Ghost Rider quien, aparentemente (y corrijanme si me equivoco, pero
dudo que lo hagan) JAMAS se ve en desventaja frente a ningún demonio
y/o criatura, ni siquiera Blackheart.
Y aquí llegamos al meollo de la cuestión. Ghost Rider es
invencible. Su poder no se ve menguado excepto por los momentos en
que Blaze es humano, cuando obviamente debe valerse de su “maña”. Sin embargo, esto ocurre solo al principio. Luego, Blaze controla su
poder y se transforma a voluntad, teniendo un duelo final contra
Blackheart solo entorpecido por el hecho de que su transformación se
ve condicionada por la luz del sol. Por otro lado, su única
“debilidad” humana, su amor por el personaje de Eva Mendez, se
desarrolla como el típico objeto de deseo que hay que rescatar. Una rehén constante sin aristas interesantes ni personalidad original
La gracia de la película reside entonces en un mensaje acerca de
la voluntad humana y el uso de la misma contra nuestros demonios
interiores (si, eso también es sarcasmo). Sin embargo, como toda
historia de carácter genérico que habla de las segundas
oportunidades, falla al intentar presentar el tema desde otro punto
de vista. Y la actuación/sobre actuación de Cage y resto del elenco
no ayuda en absoluto. Gracias al “método” de actuación de este
personaje mediático, no sabemos si esta feliz, asustado, pensativo o
qué. El histrionismo que otro director supo controlar en Kick Ass,
gana la partida en esta producción (aunque no esta tan mal como en
la segunda parte -que veremos en la próxima entrega-).
En nuestro país.
La película se obtiene fácil en cualquier local de alquiler y
también puede comprarse. El comic, por otro lado, es un tema
diferente. A menos que consigan algún número usado de “Espíritus
de venganza” o “Hijos de la medianoche”, dos miniseries
editadas por Forum en los noventa, difícilmente se encuentre algo en
papel protagonizado por este personaje.
La crítica dice...
La película es, lamentablemente, un divertimento que se centra
más en la actuación de Cage y los efectos especiales que en la
posibilidad de una buena historia sobrenatural. Para ver un fin de
semana se comporta, se deja ver. Pero no esperen innovación alguna
en el terreno superheróico o marvelita.
Para la próxima: Ghost Rider 2 o "cómo hacer una película filmando a Cage haciendo monerías durante casi dos horas... incluso como Ghost Rider...".
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