Qué es la caricatura es un ensayo escrito por
Columba que comienza con su definición: “es un destello, una chispa que busca
iluminarnos el alma”. Aclara que la palabra es de origen italiano y que la
inventaron a fines del año 1500 los pintores Carracci, de Bolonia. Más adelante
sostiene que “El retrato es la reproducción exacta del modelo, sin excluir
detalle alguno del mismo (...) La caricatura, por el contrario, cuanto más
escasa de líneas, vale más.”/”El retrato hasta puede resultar la caricatura
de un instante; en cambio, la caricatura es el retrato eterno. ” Desde entonces la caricatura ha recorrido un
largo y variado camino y hoy resulta difícil intentar una nueva definición. Más
aún, se ha nutrido del cartoon y del humor gráfico –incluso de la
pintura-, y las expresiones y estéticas de todas estas vertientes suelen
confluir. Sin embargo, las reflexiones del autor siguen siendo válidas y,
además, están enriquecidas por abundantes datos sobre la historia gráfica y el
aporte de los grandes creadores. En los trabajos que presenta el libro, en
general Columba sigue los principios que expuso en la entrevista, y las caras
son casi bosquejos que captan la expresión y los rasgos del eventual modelo.
Pero también se encuentran algunos obras en las que subvierte la realidad y
recurre a la sátira, como en el caso de la “Exposición Rural”, cuyo público
está formado por animales que contemplan el desfile de seres humanos, entre
ellos el ex presidente Arturo Frondizi. También hay caricaturas no exentas de
sarcasmo, como la de Winston Churchill convertido en perro bulldog.
En
1907, con sólo quince años, es nombrado taquígrafo del Senado de la Nación ; en 1927, asciende a
director y se retira en 1946. Esa extensa permanencia dio lugar a innumerables
caricaturas que reunió en los tres tomos de El Congreso que yo he visto,
del cual Juan Pablo Echagüe opinó: “Ningún testimonio como éste, emanado de un
testigo directo, podrá dar a los investigadores del futuro una noción tan
viviente y tan amena de lo que fueron las costumbres parlamentarias, las ideas
y los hombres del período que él abarca.”
Páginas del libro "Qué es la caricatura", de Ramón Columba |
Estos
volúmenes están acompañados por abundantes textos y numerosas fotografías. En
cuanto a las caricaturas, en general son
sintéticas, realistas, de simples líneas, pero en varios trabajos se acerca a
la ilustración por la utilización del gris y una línea espontánea y ágil (por
ejemplo, en las de José Evaristo Uriburu y de Antonio de Tomaso; en la estilizada silueta de perfil de Tomás
de Anchorena, o en el bello rostro de Alfonsina Storni).
Asimismo
emplea la sátira, como en la composición en la que se ve a Figueroa Alcorta
poniendo el candado a una especie de maqueta del Congreso; o al estudioso Del
Valle Iberlucea al borde de ser sepultado por libros. Muy frecuentemente
Hipólito Irigoyen aparece llevando un caparazón de peludo a sus espaldas. Y
llega al sarcasmo en la boda entre Repetto y Palacios, con Enrique Dickman que
oficia de monaguillo y les dice: “Qui sian filices”. Ramón Columba confiesa que
en este último veía “el político que más ´atractivos´ ofrecía a mi lápiz irreverente de
caricaturista”. Y lo deformaba sin piedad: a veces parecía un mono y otras, un
batracio. Este diputado interviene en “Políticos en remojo”, ilustración
cercana a la estampa humorística.
En
Marcelino Ugarte se aproxima al retrato, y en “La lección de Anatomía, por
Rembrandt” alcanza un magnífico logro plástico, en donde se ve -en un
claroscuro de fuertes contrastes- a Hipólito Irigoyen en la mesa de operaciones
rodeado por los golpistas. En la representación estilizada de Mario Bravo (con
“su chambergo, su melena y su aburguesado bastón”, como lo describe Columba),
sobrevuela un aura de clasicismo.
Respecto
a la escena que muestra las paredes de una calle de Buenos Aires colmada de
propaganda de Estanislao S. Zevallos, se podría decir que emplea la estética de
una viñeta de página entera, como la que presenta un salón de la Casa Rosada en el que
Sáenz Peña preside una reunión de ministros que bailan entre ellos.
Página del libro "El Congreso que yo he visto", de Ramón Columba |
La
caricatura de Alfredo Palacios es de un simbolismo magistral: un sombrero de
mosquetero, con su enorme pluma blanca, chato y negro que oficia como una
especie de lámpara, y unos imponentes bigotes colgados de su soporte.
En
Juan B. Justo, quien soporta estoicamente las molestias ocasionadas por una
pierna enyesada, obtiene una representación gráfica de excepción, en la que
intervienen el ornato y la textura.
Los
tres tomos abarcan un período que va desde 1906 a 1943: eran décadas en
las cuales los hábitos y convenciones cotidianos estaban desbordados por la
inocencia y la ingenuidad, y ese espíritu se aprecia en todas estas
caricaturas, que son parte indiscutible de nuestra historia política, que, a
pesar del nombrado candor, no escatimaba ni la crueldad ni la traición. Porque,
como afirmaba Columba en Qué es la caricatura, cuando ésta “comenzó a
hacer incursiones en el terreno de la política, a fines del siglo XVIII, elevó
su estatura y se convirtió en un arma incisiva y rebelde”.
Germán Cáceres
Página del libro "Qué es la caricatura", de Ramón Columba |
Bibliografía
-Columba, Ramón, El
Congreso que yo he visto. Editorial Columba, Buenos Aires, 1978.
-Columba, Ramón, Qué
es la caricatura. Editorial Columba, Buenos Aires, 1959.
“Editorial Columba y la Historieta Sudamericana ”,
http://comicscolumba. blogspot.com.ar.
-“El Tony”, en
http:// www.historieteca.com.ar.
-Sanguiliano, Héctor Sanyú,
100 años de historieta en el mundo/ La historieta en la historia argentina.
Aiglé Ediciones, Buenos Aires, 1997.
-Siulnas, Aquellos
personajes de historieta (1912-1959). Puntosur Editores, Buenos
Aires, 1986.
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