jueves, 12 de enero de 2012

CINE SUPERHEROICO de Elian Aguilar, por Germán Cáceres

(Fan Ediciones, Buenos Aires, 2011, 226 páginas)


Elian Aguilar (nacido en 1982 y director del documental Rojo Sangre: 10 años a puro género, 2010) sin complejos afirma “soy un nerd. No existe otra justificación para tamaño amor por los comics, el cine, la fantasía, la ciencia ficción”. Y este tono alegre, fresco, jovial se respira a lo largo del libro a pesar de la metralla de datos que dispara, porque el cineasta está muy documentado respecto a directores, intérpretes, guionistas, creadores de efectos especiales, series de TV e historietistas. Otro rasgo de su escritura clara y fluida es la utilización de un vocabulario moderno que recurre a palabras técnicas relacionadas con los citados medios. Por ejemplo, habla de dirección de segunda unidad en relación con las escenas que sólo tienen acción o se filman paralelamente para ahorrar tiempo y abaratar costos.



El autor bucea en los personajes y no titubea si tiene que tildarlos de falta de verosimilitud y escasa riqueza de matices. Respecto a la adaptación de la historieta Hellblazer que emprende el filme Constantine (2005), de Francis Lawrence, apunta: “El producto final se convierte en un híbrido que nunca llega a transformarse en lo que realmente es en la obra original”.
También se encarga de rastrear las fuentes historietísticas de cada producción. Una labor de investigación ímproba, fruto de ver películas y series de TV, leer comics, consultar libros y, por supuesto, varios sitios de internet. Presta, asimismo, especial atención a la estética cinematográfica, y hace hincapié en el reboot (reinicio), que da la posibilidad de volver a construir un personaje desde cero (igual que en los comics).



Aguilar señala cómo los superhéroes pasaron de ser subproductos de bajísimo presupuesto a costosos filmes con grandes estrellas. Y apunta que este giro comenzó a partir de Superman: The Movie (1978), de Richard Donner, con Marlon Brando, Gene Hackman y –a partir de allí- el famoso Christopher Reeve. También destaca el Batman (1989) de Tim Burton, que se nutrió de los comics The Dark Knight Returns, con textos y dibujos de Frank Miller, y The Killing Joke, del tándem Alan Moore (guión) y Brian Bolland (arte). Aquí menciona la composición antológica del Joker que realizó Jack Nicholson;.otra elaboración distinta -aunque apasionante- de este singular personaje fue la de Heath Ledger en un hito cinematográfico: The Dark Knight (2008), de Christopher Nolan. Destaca asimismo la renovación que significó por parte de la casa Marvel la parodia de esta especie de subgénero, que por su intenso desarrollo reclama una especialidad.


Leyendo el libro uno no puede menos que asombrarse de las infinitas gamas de poderes y de procedencias que se imaginaron para estos extravagantes personajes. Así, Rebeca (Lori Petty), la bella heroína de Tank Girl (1995), de Rachel Talalay, es la novia de un canguro mutante; el insólito grupo de héroes gestado en historietas por Alan Moore y llevado al cine en The League of Extraordinary Gentlemen (2003), de Stephen Norrington, está formado por: Captain Nemo, Allan Quatermain, Mina Harker, El Hombre Invisible, Dorian Gray, el doctor Jeckyll y Tom Sawyer; y, en 4: Rise of the Silver Surfer (2007), de Tim Story, sobre el una historieta de Stan Lee y Jack Kirby, un ser gigante como Galactus necesita devorar galaxias para alimentarse.
Se mencionan algunas producciones argentinas: Cybersix (1995), de José Massa, basada en la historieta homónima de Carlos Trillo (guión) y Carlos Meglia (dibujos), y Zenitram (2010), de Luis Barone, que toma como punto de partida un cuento de Juan Sasturain.



Hay un capítulo dedicado al cine de animación protagonizado por superhéroes, que es presentado así: “Más que un análisis es una suerte de muestrario de cómo del mundo de la animación expande (muchas veces mejor que los live-actions) los horizontes del noveno arte mucho más allá”.
Una aseveración rotunda del realizador devenido ensayista dejará más que contento al fandom, pero podrá ocasionar una fuerte oposición desde otras perspectivas: “El cine de superhéroes ya es considerado ´cosa seria´ para la porción más beligerante de pichones de la Nouvelle Vague, y esto reactiva todo un proceso que lleva a que se realicen más y más adaptaciones comiqueriles convertidas ahora en la nueva gallina de los huevos de oro”.
Cine superheroico es, además de un libro de consulta imprescindible para los aficionados al cine y a las historietas, una forma amena y hermosa de evocar la infancia y pubertad por parte del lector, cualquiera sea su edad.

Germán Cáceres

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que lindo sos !!!
Nunca voy a poder olvidarte....