jueves, 22 de julio de 2010

Entrevista: Horacio Lalia (primera parte)

En la actualidad, el dibujante Horacio Lalia, con una amplísima trayectoria en el país y en el extranjero, es uno de los principales referentes de la historieta argentina. El reconocimiento masivo por parte de los lectores lo obtuvo a través de Nekrodamus, su personaje más famoso. Lo inició a mitad de los 70 con Oesterheld –luego continuado por diversos guionistas- y hoy es un clásico de los clásicos de la historieta creada en el país. Pero también el personaje y los climas que crea con su dibujo, motivó que Lalia fuera mayormente identificado como un autor especializado en el género del “terror”, cuando en realidad, a lo largo de su carrera ha trabajado en una amplia gama de géneros temáticos –como bien aclara el autor en la entrevista-.
Fue ayudante y alumno de autores como Eugenio Zoppi y Alberto Breccia. Como dato anecdótico, Lalia fue quien prestó su rostro para que Breccia lo personificara como Mort Cinder. Serie esta, de Oesterheld y Breccia, considera uno de los hitos de la historieta mundial.
Las principales editoriales y revistas de historietas del país, han contado con la colaboración de Lalia: Hora Cero, Columba, Record y la vieja Fierro, por sólo citar algunas.

Por A. Aguado


Horacio Lalia

Los comienzos
Yo comienzo en esto un poco por casualidad, aunque no creo en las casualidades. Como tenía facilidad para el dibujo, mis padres me pusieron en un instituto que esté ligado a la parte artística. Mi padre fue y me anotó con toda la voluntad. Aunque fue una cosa que de dibujo tenía poco, me gustó el hecho de modelar en arcilla. Hice los tres años básicos. Después cuando quise entrar a la escuela Superior de Bellas Artes, tenía que hacerlo en la Belgrano, no me sirvieron las equivalencias. A pesar de que era un nacional, tenía que empezar todo de nuevo.



Página de episodio de Nekrodamus, con guión de Walter Slavich, Skorpio 181, 1991.

Ayudante de Zoppi
En el ínterin, yo tenía 16, iba a cumplir 17, casualmente en el barrio, un chico que sabía que yo dibujaba, me dijo: “hay una clienta que viene al comercio de mi papá y el marido es dibujante de historietas y hace un personaje de historietas ¿Te interesa que le hable?” – “Si, dale”. El personaje era Misterix, que después fue una revista. Era un personaje que venía de Italia y después se comenzó acá por editorial Abril. Era Eugenio Zoppi el que lo hacía, vivía en mi barrio y me enteré por este chico. Le preguntó a la señora, ella le dice al marido y le dijo que lo fuera a ver. Fui, le comenté que era del barrio, me preguntó si me gustaba dibujar, le llevé algunas cosas y me dio tres tiras de Misterix para que le haga el lápiz. Las dibujé y a los dos o tres días se las llevé. Me dijo: “Ah, está bien. ¿Te animás a pasarlas a tinta?” Yo tenía un conocimiento relativo, porque había ido a la escuela nacional de cerámica y dibujaba por afición. Había copiado algunas cosas, mirado algunas técnicas. Las pasé a tinta, le gustaron y me dijo que las deje. A la semana me hizo llamar por medio de mi amigo. Cuando voy, me dice: “tengo mi ayudante (que era Rubén Sosa, que salió del taller de Alberto Breccia, con la camada de Durañona, Muñoz) se va ¿le interesa venir a trabajar acá?” Bueno, así empecé. Inclusive me daba dibujos, tenía los personajes marcados, después me hizo pasar unos fondos a tinta.



Página de El Huérfano, publicado en Nippur Magnum 114, 1994.

Ayudante de Zoppi y Alberto Breccia
A los tres meses conozco a Alberto Breccia, que me presentó Zoppi porque eran concuñados, estaban casados con dos hermanas. Vivían cerca, yo vivía a seis cuadras de uno y a cuatro de otro. Inclusive a Breccia lo conocí más que Zoppi en algunas cosas, por Vito Nervio y otras cosas que había hecho. Pasaron dos meses y se le va el ayudante a Breccia. Entonces Zoppi me ofrece a Breccia: “ es un muchacho que está conmigo, es del barrio ¿te interesa que lo compartamos?” Y así fue. Trabajaba dos horas y algo con cada uno, arrancaba a los nueve de la mañana y a las onces me iba a lo de Breccia, y me quedaba hasta las dos de la tarde. Asi empiezo a trabajar.
Me meto en la Escuela Panamericana de Arte, donde Breccia era profesor. Estoy tres años trabajando con los dos, iba venía, hacía todo ese circuito. En el 60 termino en la Panamericana y sigo trabajando sólo con Breccia, porque Zoppi se había largado a hacer una revista. Hice dos años más en IDA, con Breccia, Pereyra, Borisoff, hasta el 62, casi el 63.



Página de unitario dibujado por Lalia, Skorpio Libro de Oro 1, 1975.

Mort Cinder, el personaje
Ahí es donde conozco en el 59 a Oesterheld, que ya habían hecho Sherlock Time, que yo no estaba ahí, pero estaban pergueñando Mort Cinder, y ahí lo conocí a Oesterheld.
Yo le posaba todo a Breccia, esto venía desde antes.
¿Mort Cinder también?
Todo, La Guerra de las Termópilas (episodio de Mort Cinder) hasta el último tipo. Salvo los muy chiquitos, después le posaba todo. Inclusive en alguna parte con iluminación. Cerrábamos todo, poníamos la iluminación. Después el agarraba y sobre la base del apunte hacía los personajes distintos. La cara de Mort Cinder sale así. El tenía la cara del viejo que era él, y la de Mort Cinder con la cara mía, pero con la cara de grande, yo tenía 20 años. Lo hizo de casi cuarenta. El tipo era un muerto, la comenzó a deformar, pero era la cara mía. Y trabajo hasta fines de 63 con él.


Viñetas del episodio La guerra de las Termópilas, de la serie Mort Cinder, dibujado por Alberto Breccia, con guiones de Oesterheld. Lalia, además de aportar su rostro para que se personifique a Mort Cinder, posó todos los personajes.

Unitario dibujado por Lalia, Skorpio 72, 1981.

Primeras publicaciones propias: Hora Cero, Inglaterra y Columba
En el 64 empiezo a publicar. Mis primero trabajos salen en Hora Cero, porque lo voy a ver a Oesterheld y le gustó lo que hacía. Me escribió el primer guión. Fueron en los dos últimos números de Hora Cero. También hicimos un proyecto con Oesterheld, para Zig Zag, de Chile. También hubo un proyecto de Sargento Kirk para la editorial Novaro de México, ilustré uno de los libros. En el 69 – 70, había estado en la casa de él, tenía una gran biblioteca, era un tipo muy preparado, muy culto, muy macanudo. Te hacía sentir muy cómodo, a pesar de que alguna manera uno era jóven. Fue una experiencia muy linda. Después le perdí el rastro.
Empecé a hacer algunas cosas por medio de Breccia, que trabajaba con los ingleses, donde hizo algunos episodios de Sargento Trenaly, que lo había hecho De la Fuente (autor español) durante muchos años. Después me metí en Columba, donde hice unitarias y algunas adaptaciones de películas. Estaba por empezar a hacer un personaje que no se hizo, que era un detective.
La década del 50 en la historieta fue fantástica, pero en el 60 era una subida de cinco años y una bajada similar y me empezó a tocar la bajada de los últimos cinco años. Empezó a aflojar un poco la cosa y me meto en el diario La Razón, en el suplemento Ciencia Viva, que después se llamó Ayer Hoy y Mañana. Ahí estuve como ilustrador. Me quedo del 67 al 70. Después no lo hicieron más, nos indemnizaron a todos. Entre tanto había hecho algunas cosas para Columba, para Billiken, para Mac Perro (suplemento de Billiken).



Página de la serie Papi Fútbol, dibujada por Lalia, Súperhumor 21, 1982.

Entre el negocio de las comidas y las historietas para Italia y Record
Después dejé de hacer historietas durante casi un año y medio. Tenía un negocio familiar, un negocio de comidas que andaba muy bien, era despensa, fiambrería. Entonces me pregunté: “¿qué hago yo acá? Después de tanto tiempo trabajando”. Entonces empecé a mandar cosas afuera y no pasaba nada. En el 72, fui a ver a una persona que había sido director de arte de Billiken y me dijo: “hay una persona a las que tus cosas le pueden gustar, que está haciendo cosas para Italia”. Y me manda a Scutti, a Record. Lo que pasa que cuando Record arranca, mandaba todo a Italia. Empezó como agencia y trabajaba para los italianos, todo el material era para Italia. Le gustó. Las dos primeras unitarias que hago eran de Robin Wood.
En el 73, cuando la cosa ya funcionaba, el negocio lo atendía mi señora y la tía de mi señora y me abrí del negocio. Le dije a mi señora: “Mirá, esto es así, estoy trabajando bien y si el trabajo no funciona, nos vamos pero al trabajo no lo dejo más. Al negocio no vuelvo más, me dedico a la historieta. Y si nos tenemos que ir, nos vamos” Bueno, por suerte funcionó.



Página de Nekrodamus, Skorpio 73, 1981.

Nekrodamus
Seguí trabajando todo el 73, 74, y en el 75 tenía la necesidad de tener un personaje, porque estaba apareciendo en todos los números. Cosa que no era fácil porque Record ya tenía sus personajes. Tenía 32 años. Scutti se lo ofrece a Oesterheld, para que se lo haga. Aparece Nekrodamus, que dura hasta el mediados del 77, porque pasa lo que pasa con Oesterheld en el 76. Después se requiere la serie de Italia, porque andaba bien acá y allá, y a los guiones lo siguen Trillo, Saccomanno y De los Santos. Pero a principios del 78 se corta, porque habíamos hecho algunos guiones que quedaban de Oesterheld.
En el 79 y 80, con Albiac hacemos Lord Jim. Al final volví a retomar Nekrodamus con guiones de Ray Collins. Lo hicimos hasta el 82, hicimos 16 capítulos y ahí si, se corta definitivamente. En la primera etapa desaparece Gor y en este hay que desenterrarlo, para que siga trabajando en la segunda etapa y no termine siendo un gentil hombre como fue en la primera. La segunda etapa comienza un poco más oscuro, con cosas que las conversábamos más, porque en principio era recibir los guiones. (sigue)



Una de las tapas en que Nekrodamus la ilustraba.

Con Oesterheld no hablaba mucho, salvo una conversación que tuve en el 76, donde le estaba buscando una novia para Gor porque era muy feo, pobre. Estaba escribiendo a máquina, y esa fue la última charla, que fue en marzo u abril del 76. Con Collins a los guiones los charlábamos más, qué era lo que me gustaba hacer. Era mi primer personaje en Record y el que me identificó más con la gente. Pude empezar a asomar un poquitito a partir del personaje que, gracias a Dios, fue el que me ayudó a meterme en ese mundo.
Hoy es un clásico de la historieta nacional
Bueno, por suerte es lo que comentan. Es un personaje que ha quedado como un clásico, lo que para mí es un gusto. Por suerte es un personaje que anduvo muy bien acá y en Italia. Inclusive siempre estamos dando vuelta con Gustavo Schimpp, como para ver si le podemos dar un regreso un poco más negro. La idea es que sería más para el mercado norteamericano. Hace tres o cuatro años estamos hablando de eso e inclusive modifiqué un poco los personajes, no mucho, pero es una visión más jorobada de los personajes, no tanto Gor, sino más Nekro. Estamos atando cabos de cuál sería la historia para volver a armar eso, por intermedio del medallón que tenían ellos.
Continúa la próxima semana

1 comentario:

ajibrujo dijo...

Skorpio, una de las mejores revista de historieta!