Fue una persona maravillosa, pura bondad y, por supuesto,
un gran artista. Sus dibujos fueron graciosos, bien plantados y personales.
Pasaron muchos años y al venir a mi memoria me emocioné…Eso es lo que nos dejan
las muy buenas personas.
Martha Barnes
Nació en la
Argentina en 1919 y falleció en 1983, a los sesenta y cuatro años, según los
datos de Siulnas que Carlos Martínez aportó en una nota (ver bibliografía).
Su padre, un
inmigrante italiano, era dibujante y fue el primero que le enseñó los rudimentos
de este género gráfico. Más tarde recibió lecciones de dibujo artístico y
publicitario por parte de un profesor.
Publicado en Dártagnan 272, julio de 1972. |
Lo suyo era el
humor de cuadro único y, además, una profesión abandonada por el avance
tecnológico: la de letrista. Realizó los títulos de numerosas historietas y
diseñó letreros luminosos. También se dedicó a la publicidad (fundó una agencia
junto con un hermano y creó avisos para firmas importantes como Brancato y Droguería
La Estrella).
Se destacó su
sentido humanitario al ejecutar dibujos «relámpago» en escuelas, y también los
hizo para enfermos y personas desamparadas en hospitales e instituciones de
bien público.
Publicado en D´Artagnan 361, septiembre 1975. |
Su carrera
profesional comenzó en 1936 colaborando en la revista Figuritas, dirigida al mundo escolar. Luego trabajó para Editorial Tor y en las publicaciones Racing, Cascabel, Rico Tipo, Pilucho, Tío
Vivo, Tipote, Loco Lindo, TV Guía, Chistosis, La Revista Dislocada, María Bizca
y Esquiuú. En 1944 se relacionó con Ramón Columba y empezó a dibujar en su Editorial (revistas Páginas de Columba, Intervalo, El Tony, Fantasía, D`Artagnan, OptimismoY
Puntos de vista). Muchas veces firmaba graficando un sombrero mejicano
(algunos creían que era de esa nacionalidad).
Publicado en D´Artagnan, noviembre de 1972. |
Estuvo a cargo
de las series Rulito, el gato atorrante
y Pecoso y su pandilla. Entre sus
personajes se destacan Chicote, Martín Lata, Astronauta diplomado,
Hercusansonacho y Bronca Ley.
Sus viñetas de
humor se agrupaban en una página, a
veces dentro de una temática. De trazo seguro y armonioso, era original en la
composición gráfica de los personajes. En algunos cuadritos muestra un tinte
surrealista. Por ejemplo, hay uno muy logrado sobre la magia, en la que el
marido se despierta de una pesadilla y le comenta a la esposa: “Soñé que un
mago me transformaba en caballo” y precisamente ella observa que él ya tiene
cabeza de caballo. Sus chistes, aunque hoy resultan ingenuos, evidenciaban una
notable inventiva. Muchos de los textos se debían a Inés Vilaboa.
Publicado en Fantasía 236, enero de 1974. |
En otro cuadrito
un señor con un diente en la mano le pregunta si es suyo a un boxeador noqueado
con medio cuerpo fuera del ring. En una página dedicada a «La esgrima» resulta
desopilante cómo una esposa utiliza un florete para ensartar chorizos y asarlos
en la parrilla, mientras otra emplea la rejilla protectora como colador de
fideos. En la dedicada a los presidiarios, el director de la cárcel le dice a
uno de ellos: «Ud. se queja porque tiene que estar cinco años. ¡Yo hace veinte
que estoy aquí!».
Publicado en Fantasía Color 40, marzo de 1979. |
Resulta gracioso
cómo graficaba a las mujeres: las jóvenes lucían hermosas y de curvas
pronunciadas, en tanto las mayores eran voluminosas por su sobrepeso. Los
fondos los representaba con simples líneas, pero en algunos (como el de un
chico mirando los objetos de un cuarto de trastos y el de un hombre en camiseta
que está leyendo un diario en la cama) toda la escena está representada con sumo
esmero caligráfico.
Publicado en El Tony 307. |
Sucede que –salvo
casos de vigencia excepcionales– los lectores se olvidan por completo de los
historietistas. Es que cuesta apreciar las creaciones del pasado; en la
actualidad el público se halla aprisionado por las pautas del presente. Parece
que no se tiene en cuenta la sentencia de Ernst Fischer: «Toda lectura tiene su
fecha». El lector debe aplicar con sabiduría este concepto para gozar las
virtudes de una obra ubicándose en la época en que fue concebida. Algo parecido ocurre con la literatura y las
demás expresiones artísticas. Pero los museos operan como memoria de las artes
plásticas y los conservatorios, teatros líricos y salas de conciertos con la
música. La literatura se resguarda en las academias y en las universidades (Lucho
Olivera opinó que «Hoy es casi imposible leer fuera de los ámbitos
universitarios novelas como el Ulises
de Joyce o El Quijote de Cervantes.»).
La historieta pudo ingresar a esos claustros después de una larga y dura lucha,
de modo que debería consolidarse esta
tendencia para que no se pierda la producción de estos grandes historietistas
que tanto predicamento tuvieron en su momento.
Publicado en El Tony 420, marzo de 1979. |
Nada mejor para finalizar esta nota
que recurrir a la palabra autorizada de Gerardo Canelo:
«Sobre Alfredo Ferroni como artista
digo que pertenece a una época de humor limpio, elegante, no agresivo ni en sus
dibujos ni los textos. Un dibujante que fue evolucionando y no quedándose
en el tiempo. Siempre buscando actualizar sus monos.
Como letrista, solamente
conocí sus letras para títulos. Él pertenecía a una época en que se dibujaban
hasta los titulares de las tapas de los diarios. Las variaciones en las
tipografías de esa época eran muy reducidas, por eso las más variadas revistas
utilizaban títulos dibujados. La publicidad hacía lo mismo y el ser letrista
era motivo para tener trabajo en diversas aplicaciones dibujadas. Ferroni creo
que, por estar cercano a todo lo referente al dibujo gráfico, era distinguido
por los editores para esa tarea. Y lo hacía muy bien acompañando letras más
viñetas con las que ambientaba la historieta.
Y, como persona, era maravillosa. Muy humano, muy cordial con sus saludos y sé
que también lo era en su vida familiar. Su bondad se ve con claridad en sus
dibujos.
Lo lamentable para mí fue que
siendo un amigo de mucho tiempo en Columba, cuando falleció, sus compañeros nos
enteramos mucho después. Había tenido una intervención quirúrgica cardíaca
bastante seria, pero había salido aparentemente bien. Hay notas de Siulnas que
pintan la calidad de Ferroni como persona solidaria y destaca que iba
asiduamente a los hospitales a dibujar para entretener a chicos enfermos.
Vivía en Santos Lugares y era
hincha de Huracán.»
Germán Cáceres
Bibliografía
–laduendes.blogspot.com.ar: «Los maestros olvidados:
Alfredo Ferroni».
–Martinez, Carlos R.: «Alfredo Ferroni, la sonrisa de
Columba/Top- Comics», https://luisalberto 941.wordpress.com.
–siulnas-historiador. blogspot.com.ar: «Un día como hoy…».