jueves, 26 de abril de 2012

Entrevista a Carlos Albiac, por Germán Cáceres


UNA MÁQUINA DE IMAGINAR


Es uno de los más importantes guionistas argentinos. Frecuentó el filme documental (Todos nosotros, largometraje para el S.U.P.E.), el cine antropológico (Premio en el Festival de Chicago 1965) y la televisión (galardonado en 1963 con el Martín Fierro por su programa periodístico Ayer). Entre 1982-1983 dictó clase sobre guión de historietas en el Centro Buenos Aires de Arte y Comunicación, que dirigía Luis Durán. Formó dupla al lado de cotizados dibujantes. Con Carlos Casalla realizó Pithy Rayne, Alamo Jim y Perdido Joe; con “Lito” Fernández, Aventuras en Oceanía y El doctor Fogg; con Horacio Lalia, Lord Jim y El Inspector Bull; con Ernesto García Seijas, Los aventureros; con Oswal, Aquí la muerte y Big Rag; con Saborido, La triple B; con Alberto Saichann, Río Kid. Por encargo del estado español y para los festejos del Quinto Centenario preparó junto a Alberto Breccia un álbum sobre el aventurero Lope de Aguirre. Guionó América en sangre, con dibujos de Walter Taborda, que publicó Columba en 1994 en la revista Nippur-Magnum.

Carlos Albiac

Germán Cáceres: ¿Volcaste a la historieta tu experiencia en cine y en televisión?
Carlos Albiac: Siempre pensé en imágenes. De chico era el que dibujaba bien en el colegio. En las indicaciones para los dibujantes (eso que va entre paréntesis en los guiones), hago un trabajo escenográfico. No creo en la documentación, a la que considero una mentira.

G.C.: ¿Querés valorar la ficción narrativamente?
C.A.: Exacto. Fijate en los cuadritos de Tardi: no hay fondos, sino que forman parte de lo dramático, de lo que está sucediendo. Casi no uso textos superiores. Cuando los empleo me parece que estoy cayendo en la literatura. En el guión puede haber frases hermosas, pero en cuanto incursionás en lo literario te fuiste al otro lado.

Unitario con dibujos de Horacio Lalia.

G.C.: ¿Tu guión es de hierro, como lo proponía Pudovkin para el cine?
C.A.: Al contrario, como prácticamente carecen de superiores, el dibujante goza de amplia libertad. Más que poner indicaciones, charlo con el artista sobre lo que pienso acerca de los personajes, pero por supuesto él puede efectuar cambios.

G.C.: ¿Tus personajes son ambivalentes?
C.A.: Poseen cierta ambigüedad, como los finales. Aunque una historieta sea realista utilizo el humor para romper  sus esquemas. Así afloran cosas que de otra manera no saldrían.

G.C: El humor es una de las constantes de la literatura de este siglo. Además de lo que escribís entre paréntesis en el guión, ¿vos conversás personalmente con los dibujantes?
C.A.: Con alguno sí, por ejemplo Oswal, del que soy amigo. A veces me llama por teléfono y me dice que ciertas secuencias no le gustan. Cada uno cuenta con una concepción ética que se conecta con su ideal del mundo. No hablo de la ideología, que está comprometida dentro de esa visión que hace andar a los personajes. Cuando alguien que escribe ficción comenta que su personaje empieza a caminar solo, es que se sacó un fantasma de adentro.

Botella al mar, con dibujos de Lito Fernández, publicada en La Duendes 9, especial maestros de la historeta argentina, 2010.

G.C.: En Niebla, una narración de Miguel de Unamuno que él denomina “nivola” (en vez de “novela”), el protagonista Augusto Pérez quiere tomar sus propias decisiones y polemiza con el escritor.
C.A.: Entonces empieza a funcionar una historia densa que ni el mismo autor sabe adónde irá a parar.

G.C.: ¿Pudiste transmitir a la historieta tu vivencia del cine antropológico?
C.A.: No sé; nunca me lo pregunté; pero algo de ello debe haber en mis guiones.

G.C.: Tal vez en Nosotros los quilmeños, que ilustró Oswal.
C.A.: Allí cabe hablar de rigor histórico más que de antropología.

G.C.: ¿Practicás alguna metodología para escribir guiones? Oesterheld inventaba argumentos a partir de fotos. Y un escritor amigo, sentado a la mesa de un bar, observaba a los parroquianos y les adosaba historias.
C.A.: Comencé a escribir historietas con el guionista Álvarez Cao, el que me dio tres consejos de los cuales me olvidé de dos, supongo porque deben estar interiorizados.

Página de episodio de Río Kid, con dibujos de Saichann

G.C.: ¿Cuál es el tercero?
C.A.: El lector de historietas nunca vuelve atrás. El asunto necesita mostrar claridad (que no es simpleza). Si existe un barroquismo innecesario, donde irrumpen personajes que no juegan realmente en la trama, se malogra.

G.C.: Lo mismo pasa en la literatura: sólo retrocede el que lee como escritor o como crítico.
C.A.: Yo primero barrunto un embrión de una idea y luego le busco razones y ahí si voy para atrás, indagando por qué y desinteresándome de la pura peripecia. Uno llega a plantear situaciones límites.

G.C.: Estás hablando del empobrecimiento argumental, que junto con el humor campean en la literatura contemporánea.
C.A.: Leo mucho, pero creo que uno siente como el latido de la época en que vive. Entre mis autores preferidos se destacan el Piglia de Respiración artificial, el Marechal de Adán Buenosayres y Sarmiento. Sin embargo, lo que influyó es la historieta.

G.C.: ¿Qué historietas?
C.A.: Chester Gould y Herriman son dos grandes que me colmaron. Y ahora Tardi y Pratt. La narrativa de Gould es una hazaña. Sus personajes son únicos: acordate del hombre del agujero en la cabeza.

Página de episodio de Big Rag, con dibujos de Oswal, en revista Cóctel, 1991.

G.C.: Retomando otra vez el cine: ¿qué director pesó en tus trabajos?
C.A.: Chaplin: en los cortos para la Keystone usa las dificultades narrativas y va armando gags delirantes. El pibe es perfecto. El público se identifica con esta película de amor. Toda historia es una historia de amor. Otro grande es Buñuel que tira los códigos al diablo. Y, sin dudas, el maestro Alfred Hitchcock. El que me está gustando es el Coppola de La confesión y de Tucker.

G.C.: Yendo a tus historietas, noto que figuran dos westerns: Pithy Rayne y Alamo Jim.
C.A.: Alamo Jim era un héroe que iba a la deriva, un caminante romántico demasiado pobre, una especie de caballero andante. Pithy Rayne fue mucho más clásico.

G.C.: ¿De qué trata Perdido Joe?
C.A.:  Era un pianista de jazz que se llamaba igual que la calle donde nació esa música: “Perdido Street”, en New Orleans. La dibujó Casalla que es un gran baterista. Es lo que  más me gustó de lo que guiones. La historia se contaba como un “perfume”.

G.C.: ¿Qué querés decir con perfume?
C.A.: No se relata una peripecia mecánica en la que suceden muchas cosas.

Página de Los Quilmes, con dibujos de Oswal, en revista Trix.
G.C.: ¿Es cómo describir una atmósfera?
C.A.: O de registrar un momento interior. Se narran historias mínimas, algo que pudo haber ocurrido y no pasó.

G.C.: Ya sabemos que sos enemigo de la documentación, pero ¿estudiaste la historia del jazz?
C.A.: Simplemente agarré un plano de New Orleans y marqué algunas calles. La historieta más que un plano es un globo terráqueo. Éste es una máquina de imaginar, donde se encuentra todo lo vivido, como en “El Aleph”.

G.C.: ¿Lord Jim se vincula con la novela de Conrad?
C.A.: Para nada. Fue un dramón ambientado en el Londres finisecular.

G.C.: ¿De qué trata El Inspector Bull?
C.A.: Es un inspector de policía de Scotland Yard en 1890. Intenté reunir lo deductivo con el horror. Y sudás, porque si el razonamiento no está logrado, caes en la pavada.

G.C.: Un estupendo escritor como Hammett a veces elaboraba deducciones poco convincentes.
C.A.: El Inspector Bull en cierta manera continúa a Lord Jim. Ambas están dibujadas por Lalia.

G.C.: ¿Río Kid es también policial?
C.A.: Es un investigador privado, un reventado norteamericano que posee una agencia en Río de Janeiro en la década del treinta. Un gran trabajo de Saichann.


Dr. Fogg, con dibujos de Lito Fernández

G.C.: ¿Qué podés decir de El doctor Fogg?
C.A.: Es una historieta loca –me encantó- de un gordo que negocia con el infierno. Ocurría en un Buenos Aires misterioso, y el protagonista era amado por las mujeres. Uní sexo con ciencias ocultas. El dibujo de “Lito” es fantástico.

G.C.: ¿Qué hiciste con Oswal?
C.A.: Aquí la muerte eran episodios policiales con personajes distintos.

Página de Cero Buenos Aires, con dibujos de Walter Taborda

G.C.: Oswal realizó allí un  trabajo excepcional.
C.A.: Si, sobre todo en el capítulo “El viaje de la señora Fawcett”, donde el protagonista se hartó de la mujer que le ponía los cartelitos cuando se iba de viaje. Por último, se suicida con un revólver que exhibe una nota en la que la esposa le advierte que debe limpiarlo.

G.C.: ¿Qué más escribiste para Oswal?
C.A.: Nos debemos la mejor historieta todavía. No dimos lo máximo de nosotros en un trabajo común.



Página de episodio de A través de Oceanía, con dibujos de Lito Fernández, en revista Skorpio Extra, 1979.

G.C.: El Lope de Aguirre guionado para Breccia, ¿es el mismo personaje del filme de Werner Herzog: Aguirre, la ira de Dios?
C.A.: Sí, aunque el enfoque es distinto. Lo que se sabe de Lope de Aguirre proviene de los relatos de los sobrevivientes de esa expedición extraordinaria tras El Dorado. Yo la entiendo como la búsqueda de la libertad por parte de Aguirre. El se dijo que ese cielo no era del rey, que ésa era su tierra libre.

De El dibujo de aventuras, de Germán Cáceres (Editorial Almagesto, Buenos Aires, 1996, 200 páginas).

martes, 24 de abril de 2012

LOS SUEÑOS DE PIEDRA de Fer Gris, por Germán Cáceres

 (La Duendes, Comodoro Rivadavia, 2011, 78 páginas)

Fer Gris (1976) es el responsable del guión y de los dibujos de este singular libreto de ópera en dos actos, cuya música –que sería sumamente interesante escuchar- se atribuye a Gabriel Celli.
La historieta registra un mundo habitado por pájaros exóticos, unicornios, gatos, mujeres con alas, peces, árboles retorcidos, aves, delfines, mariposas. En un edificio monumental emparentado por su aspecto con templos de antiguas civilizaciones, funciona una oniroteca, en la que los cronistas registran los sueños que la gente les refiere. Los interiores del recinto son inmensos laberintos decorados con ornamentaciones orientales. Bellos arabescos pueblan las viñetas, varias de ellas de página entera.

Una cronista, Plumazul, ingresa al alma de un colega, Piedrazul, que no puede recordar sus propios sueños. Plumazul, al intentar rescatarlos, descubre que luego, en la realidad, se convierten en estatuas, y por ello él se los olvida. Es un retorno al más puro surrealismo, en el cual los procesos oníricos son los protagonistas: “Si todos están en los sueños de todos!”, exclama un personaje.
La imaginación del autor forja paisajes extraños, hechos de filigranas saturados de líneas que se entrelazan como si persiguieran el infinito. Abundan minuciosos detalles de plantas y de troncos de árboles que gestan un mundo que parece estar colmado de hadas.
Después del libreto operístico, una sección “AExtras” presenta ilustraciones que funcionan como cuadritos desprendidos de la historieta, en las que el dibujante da rienda suelta a su virtuosismo gráfico, de notoria belleza visual.
“Zoo Circular” continúa en la misma línea estética, que evoca la de Enrique Alcatena, maestro con quien estudió nuestro artista, pero los dibujos están centrados en animales fabulosos, un bestiario con quimeras y seres mitológicos de distintos orígenes. La última lámina, una alegoría de “Las Duendes”, es magistral


Fer Gris podría estar formando parte –junto a Mariano Antonelli- de una vanguardia historietística que experimenta nuevas rutas expresivas con el propósito de renovar este fascinante noveno arte.

Germán Cáceres

jueves, 19 de abril de 2012

Notas recientes sobre libros de La Duendes

Libro "Cabo por siempre"


Para leer la nota completa en La Bitácora de Maneco


Para leer la nota en Sobre Historieta


Los sueños de piedra, de Fer Gris

Sitio de Letras Uruguay, libro “Los sueños de piedra”, en nota escrita por Germán Cáceres












Sitio del centro Cultural Carlos Sánchez Viamonte, libro “Los sueños de piedra”, nota escrita por Germán Cáceres  


Para leer la nota en Cuadritos



Libros "Grondona White" y Limura"

Sitio de Letras Uruguay, libro “Limura”, en nota escrita por Germán Cáceres











Blog centro Cultural Carlos Sánchez Viamonte, nota escrita por Germán Cáceres sobre libro "Limura"
 














viernes, 13 de abril de 2012

Premio Clarín de Historieta para dos autores de La Duendes – Historieta Patagónica


Con gran orgullo y satisfacción anunciamos que dos autores de LA DUENDES –HISTORIETA PATAGÓNICA, Serafín y Matías Santellán ganaron el Primer premio Ñ de historieta, del diario Clarín.

Nuestras felicitaciones para ellos, por este premio para nuestros colegas!!

Entrevista: Gerardo Balsa

Gerardo Balsa es uno de los tantos dibujantes argentinos que trabajan como profesionales en el exterior, siendo poco conocidos en su país. Con cuatro libros publicados en Francia y uno en España, se insertó en uno de los más grandes y difíciles (para los extranjeros) mercados del mundo, como lo es el francés. En la entrevista nos cuenta sobre su obra, la muy exigente forma en que trabajan en aquel país y detalla las características del descomunal mercado francés (comparado con el nuestro).

Una entrevista que brinda un muy rico panorama acerca del autor y de un mercado del que se comenta mucho pero se conoce poco.




Fecha y lugar de nacimiento, de residencia actual

Nací en Rosario, el 15 de marzo del '73. Vivo y trabajo en Barcelona desde el 2008.

¿Desde cuándo y por qué el gusto por el dibujo y la historieta?

¿Desde cuándo el gusto por el dibujo? Desde que tengo memoria. Y también por la historieta, desde muy chico trazaba cuadrículas en las páginas de los cuadernos que me regalaban mis viejos y dibujaba historietas mudas.

Leía mucha historieta, sobre todo de la Columba. El D'Artagnan, el Tony, Nippur. Era un lector voraz, siempre podía contar con alguien que me prestara algunos números de las revistas, que eran muy populares y estaban por todas partes. Tenía mis series favoritas y seguía los personajes. Recuerdo que me gustaban mucho Savarese, Nippur, Gilgamesh… también leía la Humor que compraba mi abuelo. Por supuesto a muchos de los chistes políticos no podía entenderlos, pero me gustaban mucho los dibujantes. Mi preferido era Grondona White. Más tarde, en mi adolescencia, llegaron la Fierro y las revistas españolas.

El gusto por leer se extendía también a la literatura "seria". Por suerte en casa había muchos libros y los leía con mucho placer. Después supe que leía clásicos, Kipling, Jack London, Stevenson, Salgari.

Ahora bien, el por qué del gusto por la historieta desde tan chico, la verdad es que no lo sé. Supongo que tiene que ver con el gusto de leer una buena historia y tratar de reproducir ese placer.




¿Cuándo decidiste que querías dedicarte a dibujar historietas de forma profesional?

Creo que a los 16 años me lo planteé más seriamente. Empecé a ir al taller de historietas Quimeras, que daban Jorge Savoia y Marcelo Frusín, en Rosario. Claro que nadie me dijo, nadie podía saberlo, que desde tomar esa decisión, hasta poder vivir de dibujar historieta, iban a pasar 20 años.

¿Por qué partiste hacia España, cómo fue insertarse en el mercado Europeo?

Vine a España porque la mujer con la que me quería casar vive acá. También vine porque me parecía que si quería publicar en Francia y vivir de esas publicaciones, estar más cerca era una ventaja grande. Pero la razón principal fue que mi actual esposa estaba acá.

Tu dibujo se aprecia muy limpio y estilizado, de línea clara y realista, bien al estilo europeo. ¿Fue algo buscado para adecuarse al mercado o surgió naturalmente?

Las dos cosas. Siempre supuse que por estilo de dibujo y afinidad, si quería ser profesional, el destino para publicar era Francia. Después por supuesto que hay exigencias de los editores, pero en principio es un tema de proximidad con lo que a mí me gusta leer y dibujar.




En Argentina ¿publicaste en medios de Rosario o de otros lugares del país?

Sí, en muchos medios rosarinos, casi todos de carácter poco o nada profesional. Lo que te contaba antes, se trataba de colaboraciones. Publiqué historietas cortas e ilustraciones. Paralelamente, también publiqué cuentos cortos en medios de Rosario y Santa Fe. El gusto por la narrativa también me llevaba por ese lado.

En Francia tenés publicados cuatro álbumes. ¿Cómo comenzaste a trabajar para ese mercado?

Es una historia larga. Como te decía, por un tema de gustos, estilo y temática, busqué siempre apuntar para el lado europeo. Eso incluyó aprender francés en Argentina, contactar con guionistas franceses por internet y además viajar a Francia varias veces, ya desde España, para presentar el trabajo cara a cara. Con mucha, muchísima paciencia y esfuerzo. No tengo idea del número de rechazos editoriales que recibí. Un contacto fue llevando a otro y conseguí, casi a la vez, que dos editores aceptaran publicar mi trabajo. Esto que te cuento es un resumen muy corto de algo que fui haciendo a lo largo de varios años.

Todo esto me permitió asomarme a un mundo completamente diferente. También eso hizo que fuera muy dificultoso entender un poco ese mundo y cómo funciona. Eso incluye entender la industria de la bande dessinée en sí y además tratar de entender la cultura francesa en general, que es como entrar a otro mundo. La cultura popular francesa tiene sus reglas y su ambiente propios. Cada vez que viajo a Francia no se trata sólo de cruzar la frontera de un mapa o sólo del cambio de idioma. Toda la música, el cine, la historieta... La cultura popular no está tanto bajo la influencia de lo que se hace en Estados Unidos, hay una inmensa producción propia, incluso con otros países dentro de esa esfera de influencia. Bélgica, Suiza y muchos países africanos, asiáticos, del Caribe, los que fueron en algún momento colonias de Francia. Siguen otros caminos y tienen sus tradiciones y sus figuras de referencia. Cómo moverse, dentro de ese ambiente tan diferente, no es nada fácil pero a la vez es enriquecedor.




¿Podrías contar un poco sobre los mismos?

"La Nuit des Paras" (la noche de los paracaidistas) fue el primero. Lo hice con un guionista francés. Para los dos fue el primer álbum publicado. Es el relato de la noche previa al día-D, el desembarco de Normandía. Es sobre los paracaidistas británicos y canadienses que aterrizaron en Francia esa noche. El relato está basado en las investigaciones del guionista, está muy rigurosamente documentado. Tiene una mezcla del ritmo de una BD bélica pero siguiendo los hechos históricos. Tiene un costado casi didáctico. Hace pocos meses nos dieron un premio a la BD histórica por este álbum.

Otro de los álbumes, Emergency, es de un grupo grande de dibujantes y guionistas. Lo sacó otro editor de París. El concepto era hacer un álbum largo de BD aéronautique, de muchas historias cortas basadas en hechos reales. Esto de la BD aéronautique, la "historieta aeronáutica", es uno de los tantos géneros que existen en Francia. Básicamente son historietas de aventuras alrededor del tema de la aviación, es un género con mucha tradición allá.

Los otros dos álbumes, ya casi tres (cruzo los dedos para entregar en fecha) son de una serie, U-47. Es una historieta de aventuras y los protagonistas son la tripulación de un submarino alemán. Es ese subgénero del género bélico, es "una de submarinos". Tiene una base histórica, ese submarino, el U-47, existió y desapareció sin dejar rastro en 1941. Partiendo de esa base histórica, el guionista, Mark Jennison, inventa la trama. Claro que no abandona el apoyarse en hechos históricos. Hay una historia de espías, de la Resistencia francesa, de enfrentamientos políticos entre los alemanes y hay, claro, mucha acción en el mar. El submarino es casi un personaje más. Lo cuidamos muchísimo, en lo gráfico y en la verosimilitud. Hasta hay un almirante francés, que de joven tripuló un submarino de ese tipo, que aconseja al guionista en el aspecto técnico.





¿Qué repercusión tienen tus trabajos?

Eso es muy difícil de percibir, estando acá en España y con los álbumes editándose allá en Francia. Puedo darme cuenta de la repercusión por las ventas, por la continuidad, por mails o llamadas de los editores. Cuando lo viví más de cerca fue el año 2011 en el Festival de bande dessinée de Bruselas. Mucho de lo que conocemos por bande dessinée o comic francés, es en realidad producción belga. El Festival fue una buena experiencia, porque estaba muy bien organizado y por el contacto cara a cara con los lectores, además de los profesionales de todas partes. Me gusta mucho que los lectores de historietas, en Francia o Bélgica, sean un público diverso. Hay gente de todas las edades, mujeres, chicos, jubilados, familias enteras... No los veo como un público definido y especializado, algo que sí me pasa en Argentina o España. Es muy reconfortante ver que se trata de algo con mucha llegada, de un gusto muy popular.




¿Sobre qué temáticas trabajás principalmente en tus historietas, trabajás con guionistas?

Por ahora me ha tocado el género histórico, historietas bélicas. También he hecho ciencia-ficción, que en mi caso era una buena excusa para moverme dentro de varios géneros con un marco diferente, dándole un poco la vuelta a géneros como el western o el policial. Me gusta el género de aventuras en general, con sus variantes y sus subgéneros.

El álbum (o comic-book) Cientouno, lo escribí yo. A los álbumes franceses los hago con guionistas de Francia. La serie que hago ahora, U-47, tiene un guionista americano, que vive en París.




Con un dibujo tan cuidado y detallado como el tuyo, bien apto para el mercado francés ¿cuántas horas te lleva realizar una página hasta que la tenés lista?

Eso es bien complicado de decir. Vamos a acordar que hay un promedio de, digamos, una página cada dos, dos jornadas y media de unas 8 horas. Hay que tener en cuenta que las planchas tienen, en promedio, más cuadros que lo usual en USA o en Argentina. Sin embargo, hay algo más a tener en cuenta. Es un storyboard o boceto previo de las planchas que también lleva su tiempo y es muy importante. Ese storyboard, además, se le presenta al editor para que lo apruebe y al escritor para corregirlo. Este promedio que te decía, tampoco considera gran parte del trabajo de documentación. Como es una historieta histórica y hay que recrear una determinada época en detalle, pues sí, lleva mucho tiempo.




Trabajás con coloristas, si es así ¿con quién y cómo es la forma en que trabajan?

Ahora trabajo con un francés, Nicolas Caniaux, que hace un trabajo formidable. trabajamos muy bien juntos, nos llevamos muy bien. A todo el trabajo que te decía arriba habría que agregarle un dossier que hago por cada plancha, para el colorista, con indicaciones del color. Él después me pasa las planchas para validarlas. En general, si él ha seguido las indicaciones de guión y del dossier, prácticamente no le pido cambiar nada. Confío en lo que hace. El OK final lo da el editor. Creo que tiene que haber un jefe de equipo, ya sea el editor o el dibujante, cuando se trata de un equipo de tres personas trabajando. Te digo esto porque en otros álbumes esa parte del color fue muy difícil de coordinar y eso restaba tiempo.




¿También realizás ilustraciones para medios gráficos?

Cuando llegué a Barcelona hice muchas ilustraciones para una agencia de acá. Pero ahora no tengo tiempo para dedicarme a eso. La historieta me demanda todo el tiempo de trabajo.

En Argentina también colaboré con muchas publicaciones (esto de "colaborar" quiere decir en general que no te pagan por tus dibujos). Y mientras dibujaba, también hice una multitud de trabajos, durante años, que no tienen nada que ver con el dibujo, en fábricas, en televisión y video, en call centers...




¿Cómo es trabajar para los mercados español y francés?

Un poco como lo que te contaba más arriba, es muy diferente, muchísimo, a hacer historietas desde Rosario. Tengo que reconocer que sé poco del mercado español. Mi visión no puede ser muy diferente a la de cualquier otro lector, tengo poco contacto profesional en España. Sí puedo hablar de rechazos o de puertas cerradas. Creo que los españoles que eligen ser profesionales tienen que seguir el mismo camino que los argentinos, el camino que pasa por Francia o USA. O Italia, en menor proporción. Hay un cierto movimiento muy vital de editoriales chicas y hay grandes grupos editoriales que, en general, reeditan cosas de afuera. Creo que la producción española ha decaído mucho desde el inicio de los '90. Ahora que lo pienso, hay varias similitudes con la situación argentina.

A pesar de este panorama, algo positivo a señalar, que no tiene que ver con el mercado en sí, es que las bibliotecas públicas tienen sección de historietas y así pude leer muchas ediciones españolas de libros o álbumes que de otra manera no hubiese conocido. Incluso hay una tendencia de las librerías a incluir secciones de historieta o de novela gráfica. (sigue)


En cuanto a los géneros y estilos gráficos, en Francia hay una variedad inmensa de ambos. Es bueno señalar, además, que no creo que haya algo que se pueda señalar como un estilo mainstream, como en USA. Estilos muy diversos tienen buena repercusión en cuanto a ventas y número de lectores. El panorama es muy rico y yo sólo conozco una pequeña porción. Sé que hay argentinos que conocen el tema y opinan diferente. Leí una entrevista a Diego Agrimbau, donde señalaba las similitudes entre estilos de dibujantes, decía que le era difícil reconocer una marca personal entre diversos dibujantes. Lo que yo veo es diferente. Noto la variedad de las propuestas , en el dibujo, en la temática. Por supuesto que hay modas y corrientes, o escuelas de dibujo más fuertes que otras, pero noto la variedad y me parece algo positivo. Esto lo veo en comparación a USA, o Japón, las otras industrias grandes, donde me parece que la variedad es menor. Hago acá un aparte para decir, nobleza obliga, que conozco poco de la actualidad de esos mercados de historieta.

Con Francia te puedo decir que son muy exigentes con la calidad general y, en el género que yo trabajo ahora, con la documentación. Otra diferencia grande, casi una marca de lo hecho en Francia, es cuidar mucho la ambientación. Los argentinos y los americanos en general ponen mucho cuidado en los personajes, la figura y después hablan de "fondo". Los franceses le dicen "ambiente". Ahí ya te podés dar una idea de la importancia que le dan unos y otros. Cuando se presenta un proyecto a una editorial, se suele incluir, además de planchas y estudios de personajes, croquis "de ambiente". Si el estilo es realista (podemos discutir mucho qué es realista o no) la regla general es cuidar mucho qué tratamiento se le va a dar al ambiente.





Lamentablemente en Argentina tu trabajo es poco conocido. Habiendo publicados álbumes en España y Francia, ¿te gustaría que los lectores argentinos también tuvieran acceso a tu trabajo?

Me gustaría mucho, pero lo veo difícil. Tal vez en el futuro sea más fácil, no lo sé. Tal vez podría intentar ubicar "Cientouno" (que se publicó en España) en Argentina, porque ahora tengo de nuevo los derechos. Pero no sé casi nada de cómo funcionan las editoriales en Argentina. Más allá de saber que se paga poco o que no hay una industria firmemente establecida, o de saber un par de nombres de editores. Mi experiencia profesional y laboral, en la historieta, pasa más por Francia y un poco por España.


jueves, 12 de abril de 2012

Libro "Cabo por siempre" desde la próxima semana en Historieta Patagónica



Durante las dos próximas semanas, vamos a interrumpir momentáneamente en “Historieta Patagónica” las series de los autores que participaron del libro “Cabo por siempre”, de homenaje a Carlos Casalla y su personaje el Cabo Savino, para subir los trabajos que integran el libro. Luego retomaremos nuevamente las series de dichos autores.

martes, 10 de abril de 2012

Libro LIMURA, por Germán Cáceres

LIMURA (La Duendes, Comodoro Rivadavia, 2011, 98 páginas)




El volumen reúne una serie de trabajos del dibujante Jorge Limura (29/9/1941), realizados para las revistas Humor, Súperhumor y Humi.

Comienza con una entrevista en la que el artista opina con lucidez sobre el humor gráfico y la historieta. “En mi caso, debo confesar que antes de concretar el chiste, exploro el tema en todas sus posibilidades de observación. Diríamos que me propongo diversos y a veces encontrados puntos de vista del asunto que en algún momento de su desarrollo pueden armonizar, llevando al lector en una dirección que él supone lógica y poner luego la conclusión en otra vía. Allí se produce una pequeña catástrofe que algunos llaman humor.




La mayor parte del libro la ocupa Fuerte Brigitte, que comenzó a publicarse a principios de los ochenta en Súpehumor. Se desarrolla en algún lugar desértico de África donde hay un fuerte con legionarios franceses –que no dejan de ser simples ladrones de gallinas- y, más allá, está la población árabe. Es una historieta que parece situada fuera del tiempo y el espacio, una versión libre en clave satírica de la novela El desierto de los tártaros, de Dino Buzzati.

Como aclara Alejandro Aguado en su notable nota que constituye una suerte de epílogo, “una lectura más detallada muestra también un trabajo crítico que habla de la Argentina, de sus habitantes y del contexto social y político de la época”. En suma, Fuerte Brigitte es una velada alusión a la situación del país en los tiempos de la Dictadura Militar. “Yo nunca estuve de acuerdo con el patriotismo amateur”, afirma un legionario. En referencia a los nativos, el despótico, corrupto y cobarde sargento Dupont sentencia: “A éstos, lo que los mata es la democracia”. Y un legionario padece un espejismo y cree que está votando.




Pese a que el dibujo es original y se apoya en la línea, el humor de la historieta descansa en el diálogo. Cada página es un chiste que remata en el último cuadrito, que suele ser desopilante.

Aunque Limura añade ornatos a personajes y objetos, su gráfica es despojada, y se luce en primorosas síntesis que representan casi todo con rayitas. El paisaje –a tramos- parece esfumarse, como si lo difuminara la luz abrumadora del sol de ese desierto.

Los personajes son feos, más bien monstruosos. Como dice Aguado: “Sus seres participan del grotesco y de una impronta (como se la definió en su momento) ´porcina´, por dibujar personajes de aspecto redondeado y en ocasiones exageradamente voluminosos, redondeces que se destacan en los cuerpos o en las narices”.




La otra historieta que integra esta antología de Jorge Limura –además, acompañan a la entrevista y al epílogo varios chistes- es Vida de indios, en la que el tono gris adquiere protagonismo. Aquí también la mayoría de las páginas –cada una con su correspondiente humorada- contienen seis cuadritos iguales. Asimismo el autor apela con frecuencia al empleo de gigantescas y creativas onomatopeyas.

Tanto en su grafismo como en sus tiernas y sencillas ocurrencias, se observa en Vida de indios un sesgo naíf.

Con Limura se podrá apreciar uno de los grandes momentos de la historieta humorística argentina.

Germán Cáceres