jueves, 31 de marzo de 2011

Entrevista: Ariel Avilez

Ariel Avilez no es dibujante ni guionista, y sin embargo se ha ganado un lugar en el mundo de la historieta nacional. Su gusto por la historieta lo ha llevado a crear o sostener sitios en Internet en los que rescata personajes y a autores. El más conocido "Blancas Murallas", dedicado al mítico Nippur, no sólo rescata al personaje sino que también presenta entrevistas a autores de la desaparecida editorial Columba y cuenta con una nutrida galería en la que numeroso dibujantes realizan su versión de Nippur, entre otras secciones. También está a cargo de una de las secciones del sitio oficial del gran guionista Robin Wood, creador de personajes entrañables de nuestra historieta.
Su actividad lo ha llevado a conocer y tratar en persona a numerosos autores. A Ariel se lo puede encontrar en los principales eventos de historietas de Buenos Aires.

La siguiente es la entrevista a un fan de la historieta que dio un paso más allá, para transformarse en protagonista.



Ariel Avilez junto al gran guionista Robin Wood


¿De dónde y cuándo el gusto por la historieta?
Bueno, leo historietas desde antes de aprender a leer, así que ese es todo un dato. Mi viejo se tomaba el laburo de leerme cuadrito por cuadrito y explicarme que esos tipos que dibujaba Leopardi con cuernos en la cabeza no eran diablos, sino guerreros. Y que ese flaco tuerto, tan antiestético y antiheroico que los sacudía a espadazos era el bueno y que se llamaba Nippur.


Página de principal de Blancas Murallas

¿Por qué y cuándo se te ocurrió realizar un sitio web dedicado al personaje Nippur?

Como le venía contando -y como es natural- me hice fan del personaje desde muy pibe, así que eso me llevó ya de más grande a empezar a rastrear todos los epiodios de la serie y a hacer toda la ruta del freak: recorrer librerías de viejo, ferias, contactarme con otros fans, empezar a leer otras cosas de sus distintos autores y hasta estudiar Historia, porque disfrutaba de tal modo esas historietas que comencé a averiguar qué elementos de la realidad histórica fueron tomados por Robin Wood para desarrollar sus aventuras.

Pero respondiendo concretamente su pregunta, fundé Blancas Murallas después de haber estado algún tiempo como columnista del primer sitio dedicado a Nippur, Nippurweb, del rosarino Germán Lanzillotta. Allí publiqué mis primeros reportajes a sus autores y las versiones de Nippur que, desde hacía años, venía mangueando a dibujantes en convenciones. El hecho de contar con un sitio web, me permitía, ahora, el tomarme el atrevimiento de no tener que esperar la realización de eventos comiqueros para suplicarle a los artistas un dibujito... En realidad, todo todo todo, los reportajes, los mangueos de dibujos y esas cosas no eran ni son más que excusas para conocer en persona a los historietistas que tanto respeto y admiro y cuyo trabajo, aún hoy, me emociona.



Gerardo Canelo y Ariel Avilez

¿Qué representa para vos el personaje Nippur?
Es mi personaje de ficción favorito, por supuesto, y la puerta de entrada al mundo de la historieta y al de la Historia (soy docente). También, claro está, el trabajo de Wood -que es un prosista exquisito- me hizo interesar por la Literatura, así que imagínese cuánto le debo a ese inexistente sujeto de papel.

Le hablaría también de valores morales, pero suena horrible. Aunque en realidad es así: un chico muy chico suele -como los monos- actuar por imitación; y si admira a un tipo que, básicamente, es un buen tipo, intenta ser buen tipo.


¿Cómo fue encarar la realización del sitio dedicado a Nippur?
Yo con la computadoras no me llevo muy bien, así que aquí fue indispensable Cesar Benitez, un amigo de años que sí la tiene clarísima. El resto fue reunirnos -por aquel entonces ninguno tenía PC ni Internet en casa, así que el primer año todo lo hicimos desde un Cyber Café-, reciclar las viejas secciones que tenía en Nippurweb -Versiones y Reportajes, que son la columna vertebral del sitio- y crear nuevas... y eso fue y es divertidísimo: es encontrarse cada tanto con un amigo, delirar, apostar al contenido y reírse de las formas -Blancas Murallas, lo sabemos, es en lo formal muy grasa- y hacer con mucho cariño nuestro mejor esfuerzo para compartir con otros fans cosas que puedan llegar a interesarles de Nippur, Robin Wood, la Editorial Columba y la Historieta Argentina; y ese es el orden de prioridades en lo que respecta al contenido.


Jorge Morhain, Massaroli, Oenlao, Avilez, Gil y Caliva, durante la presentación del libro Juan Moreira, de Massaroli.

Una de las secciones del sitio que llama mucho la atención es la dedicada a los homenajes con nuevas versiones de Nippur, realizadas por numerosos dibujantes. ¿Cuándo y cómo comenzaste a dar vida a esa sección?

Versiones, que es la niña mimada del sitio, comenzó como una modesta colección privada allá por 1992, cuando comencé a visitar pequeños encuentros comiqueros. Era deslumbrarse, por ejemplo, ante Alcatena viendo dibujar un Batman o un Merlín... y preguntarse ¿cómo sería Nippur dibujado por él? Y luego tomar coraje y decir ¿no me dibuja un Nippur, maestro? Usted vio como es Alcatena, un tipazo, un caballero, un sujeto con el "no" difícil... y accedió. Con ese precedente tomé coraje y me envicié. Y cuando surgió lo de los sitios web, entré a desvergonzarme y a contactar telefónicamente a dibujantes que, en un 98 %, jamás dijeron que no a mi invitación a participar en la sección "Versiones"; y el primero fue Carlos Vogt, que es el padrino espiritual del espacio.



Página principal del sitio dedicado a Robin Wood.

Como responsable del sitio, ¿qué sentís al ver la nutrida galería que formaste con nuevas versiones del personaje?

La verdad es que estoy orgullosísimo e infinitamente agradecido con todos los que partiparon y participan de Versiones con la mejor de las ondas. Loco, esta gente labura de esto, se gana el pan con el lápiz y la tinta china, y que se tomen el laburo de dedicarle un tiempo a satisfacer el capricho de un imbécil a mí me llena de emoción. Muchos son tipos grandes, ya retirados o semi retirados, cansados por ahí del tablero; otros están a full, saturados... y sin embargo tienen la delicadeza de no enviarme al infierno cuando les pido una nota o un dibujo; eso es lo más. ¿Cómo le explico? Yo crecí leyendo Alan Bradock, y de repente me encuentro hoy, cada tanto, recibiendo la grata llamada de Gerardo Canelo para comentarme alguna novedad o simplemente para charlar un par de horitas; o voy a visitarlo y tomamos un café o una birra. El tipo es uno de mis ídolos y ahora tengo ese privilegio surgido de ese modesto emprendimiento... Es algo muy grande. Algo parecido sucede con Massaroli -otro tipazo- y con unos cuantos más. Disfruto mucho de la compañía de los artistas, es gente realmente única.

Otra satisfacción es la que obtengo cuando abro mi mail y encuentro, por ejemplo, que algún dibujante vio la sección, se copó, y me hizo una versión de Nippur. Eso también es impagable.



Barreto y Avilez

Parte de tu actividad se centra en rescatar y valorizar por medio de entrevistas a autores o familiares de los mismos, de la desaparecida editorial Columba. ¿Por qué la preferencia por los autores, personajes o series de esa editorial?

Creo que esa pregunta se contesta sola con todo lo que le conté más arriba: mis primeras lecturas fueron precisamente las de las revistas El Tony, D'Artagnan, Fantasía... después descubrí otras cosas, por ahí -especialmente en lo gráfico y en las pretenciones- superior, pero a las que siempre, inevitablemente, las encontré carentes de un elemento que no alcanzo a definir y que sí estaba presente en las publicaciones de Columba. Faltaba calidez por ahí, o había alguna reticencia a la popularidad; o sobraba hermetismo, no sé. La cuestión es que siempre me resultó más sencillo cazar una Nippur Magnum impresa en papel higiénico y tirarme a leerla acostado en el pasto que tomar con mucho cuidado un álbum de tapas duras que contaba en un perfecto equilibrio entre textos y dibujos las ansias oníricas del epistemólogo francés que decidió bajar al llano y utilizar -válidamente, claro- este curioso medio de expresión del siglo XX que tanto parece gustar al vulgo; y lo acompañaba, claro está, el soberbio ilustrador que antes quiso ser pintor pero al que la suerte y la incomprensión del público no le permitió mostrarse en todo su académico esplendor.


Detalle de la sección "versiones", en Blancas Murallas, en la que numerosos dibujantes hacen su versión de Nippur.

Un sitio con el cual también estás relacionado es el dedicado al guionista Robin Wood. ¿Cómo y cuál es el trabajo que realizás para el mismo? Lo conocés personalmente?

Diego Accorsi es el encargado de llevar adelante robinwoodcomics.org , que es el sitio oficial de Robin Wood, y básicamente me convocó para escribir reseñas acerca de los personajes de nuestro guionista de cabecera. Y acepté, por supuesto. A Don Diego ya lo conocía de antes por intermedio de su hermano Andrés, y ya habíamos laburado juntos cuando hicimos la selección de episodios de lo que luego fue el tomo de la Biblioteca de la Historieta de Clarín dedicado a Nippur de Lagash. La sección de la que me encargo se llama "Sus personajes" y en ella cuento lo más breve y amenamente posible de qué va cada una de las series, mechándolo con algún dato de color -o blanco y negro- que muchas veces me proporcionan los mismos autores... Es un laburo muy grato, por supuesto.

A Robin Wood también tengo el altísimo honor de conocerlo y, mejor aún, tengo una muy buena relación con él y con su esposa, la señora Graciela Sténico. Son muy amables y pacientes conmigo y me privilegian con un afecto que sé sincero ¿qué más puedo pedir?



Lucas y Avilez.

En un listado de series y personajes de la historieta nacional, ¿cuáles serían los fundamentales? Autores?

Si hablamos de personajes, lógicamente pongo al frente a Nippur y a todos los de Robin; y no me refiero sólo a Dago y Savarese, sino también a algunos considerados por ahí como de segunda línea pero que por mérito propio seguramente ya serán revalorizados con el tiempo. Saliendo de ahí, lógicamente me encantan El Eternauta, Alack Sinner, Alvar Mayor, Isidoro... la lista no es infinita, pero sí inmensa. Y me veo tentado a mencionar series y personajes prácticamente obviados de Columba, como Von Lowenstein, Capellán y tantos otros de un guionista tremendo como es Ricardo Ferrari. Ya que lo pregunta, ese es por lejos uno de mis autores favoritos entre los guionistas; también disfruto mucho la mayoría de las obras de Trillo y me parece increíblemente bueno, también, Diego Agrimbau. Elegir dibujantes es mucho más difícil, porque en Argentina tenemos la suerte de tener a los mejores y, entre los que publican, no hay uno solo que no me guste, de veras: desde los próceres consagrados, pasando por los que están surgiendo y sin olvidar a los injustamente olvidados... Hay tanto talento y tan pocos lugares en los que publicar que desespera.

¿Qué es la para vos la aventura?

El motor de la mayoría de las grandes historietas y de muchas de las grandes obras de ficción en general. Muchas veces se acusa a la historieta (especialmente a la de aventuras) de ser un divertimento pasatista y no sé por qué eso tiene que resultar insultante...



Detalle de la sección "Viudas de Columba", en Blancas Murallas.

Tu actividad relacionada con la historieta te posibilitó conocer y tratar a muchos de los grandes autores del país ¿Qué sentís al lograr esa cercanía?
Me adelanté y se lo contesté antes de que lo pregunte, pero reitero el concepto: soy y seguiré siendo un fan, y un fan de los cholulos, que somos lo peores. Poder sentarme a charlar con sujetos a los que admiro desde aún antes de aprender a leer es una experiencia incomparable y enriquecedora en muchos sentidos; para mí los artistas son seres sobrenaturales y el que me permitan invadirles el espacio cada tanto me llena de orgullo y agradecimiento.

¿Cómo ves el panorama de la historieta argentina?
En ese sentido panorámico soy más bien miope y supongo que, de ponerme en analista, tendría que decir que la cosa es preocupante y cosas así. Pero yo prefiero centrar la vista en lo fundamental: tenemos artistas, algunos con un talento inmenso y todos -especialmente los más jóvenes- con un entusiasmo contagioso. Nada malo y todo bueno puede surgir de esta circunstancia.

martes, 29 de marzo de 2011

Libro de Edu Molina, obra de Cáceres y Dibujantes 8

Edu Molina Publica un libro en México
Nuestro colega de La Duendes – Historieta Patagonica, Edu Molina, ilustró y adaptó a libro el cuento "El Mexicano", de Jack London.

El trabajo, editado por Nostra Ediciones, muestra la revolución mexicana desde la óptica de Jack London, texto que fue adaptado e ilustrado por Molina. La obra está enfocada desde un boxeador consagrado a la causa revolucionaria, un personaje de carácter muy duro que se enrola en los cuadriláteros, con el fin de obtener recursos financieros para llevar adelante los preparativos de la Revolución.

Para más información en medios de México








Obra de teatro escrita por Germán Cáceres

El 2 de abril se estrena la obra “El incidente(Un episodio en la vida de Manuel Belgrano), escrita por Germán Cáceres. Con: Alejandro Szadurski - Edgardo Moccia, Diseño y realización de Vestuario y Escenografía: María Claudia Curetti, Dirección General: Edgardo Moccia.

TEATRO FRAY MOCHO, Tte.Gral. Juan Domingo Perón 3644 (ciudad de Buenos Aires), TEL: 4865-9835/4863-1925

Funciones: SÁBADOS de Abril a las 21:00 hs.




DIBUJANTES 8
Se encuentra disponible para la descarga en PDF, el número 8 de la revista DIBUJANTES. En este número, además del contenido original publicado en los años 50, presenta al gran humorista gráfico Crist y las animaciones para Hollywood del dibujante argentino Dardo Velez.


Muestras del contenido




jueves, 24 de marzo de 2011

Arturo del Castillo

Por Germán Cáceres

Nació en 1925 en Concepción, Chile, con el nombre de Arturo Pérez del Castillo, pero luego abandonó el apellido paterno, y falleció en Buenos Aires en 1992.

Fue un grande de la historieta, y tal vez la mejor manera de empezar a abordar sus creaciones sea mencionando una afirmación concluyente de Juan Sasturain: “uno de los artistas más exquisitos de la historieta universal (me hago cargo)”.



Arturo del Castillo tras recibir el premio Yellow Kid, en Italia, a principios de los años 80. El premio, por entonces, era considerado el "Oscar" de la historieta.

En 1948, empujado por su hermano Jorge –que también era dibujante- se trasladó a la Argentina y comenzó a trabajar como letrista en Columba; después pasó a adaptar novelas clásicas en la revista Intervalo de esa misma editorial. Allí descuella su versión de El hombre que ríe, de Víctor Hugo, que tanto elogios cosechó en el país y en Europa. En esa línea, a fines de los cincuenta, emprende para la Fleetway inglesa Los tres mosqueteros y El hombre de la máscara de hierro, ambas de Alejandro Dumas. Se trata de empresas mayúsculas, en los que Del Castillo se entregaba por entero con el propósito de concretar obras de arte. Sus viñetas desbordan en detalles preciosistas y en recursos gráficos, que lo sitúan al nivel de ilustradores de la talla de Frederic Remington (colaborador de Collier´s y Harper´s), Anders Zorn, Howard Pyle, Charles Dana Gibson, Norman Rockwell –artista oficial de The Saturday Evening Post-, James Montgorey Flagg y John H. Crosman (ambos publicaron en Collier´s y The Saturday Evening Post).



Delegación argentina en el festival de Lucca, Italia. De pie: Marcchionne, Cataldo, Mandrafina, Zanotto, Macagno, E. Breccia, Trigo, Juan Gimenez y Zerboni. Sentados: Caloi, Fontanarrosa, Solano López y Del Castillo.

En 1957, para la revista Hora Cero Semanal, de Editorial Frontera, inició un vínculo fecundo con el gran Héctor Germán Oesterheld, que guionó Randall, the killer, un western en el cual Del Castillo brilló con su arte y concretó tal vez su título más famoso, a la vez que se erigió en uno de los mayores dibujantes del mundo en temas del Oeste norteamericano. En esta historieta en blanco y negro –como casi todas las de Del Castillo- podemos encontrar paisajes de inusual calidad compositiva sólo insinuados con algunas líneas, que contrastan con la figura detallada del héroe montado a caballo. Es notoria la fuerte presencia del lenguaje cinematográfico, como el de John Ford, en especial a partir del registro de los perfiles de cowboys que observan a duelistas en una calle de tierra frente a un saloon. En los interiores –como la oficina del sheriff- diseña a la perfección el mobiliario (sigue)


Publicidad de la mítica Escuela Panamericana de Arte, dibujada por Del Castillo y publicada en la revista Patoruzito en 1961.

Además, resulta significativa su condición de retratista, pues cada personaje posee rasgos distintivos y gestos y arrugas particulares. Hay inesperados efectos de luces y sombras, como por ejemplo el fulgor de los disparos, un recurso mediante el cual el oficio y el talento del dibujante potencian la belleza plástica. Las peleas cuerpo a cuerpo muestran ritmo y convicción ya que las trompadas parecen querer desprenderse de los cuadritos. Otros eximios recursos son el grisado, las tramas y el uso magistral de la pluma. Su capacidad para representar la figura humana le permite dotar a sus criaturas de movimientos y poses expresivas. Y para plasmar esta estética abarcadora recurre a todos los planos.


Loco Sexton, con guión de Oesterheld, episodio publicado en Skorpio libro de oro 5, 1979.

Los historietistas que desarrollaron un realismo estilo ilustración e influyeron decisivamente en su obra fueron Harold Foster con su Príncipe Valiente (1937) y Frank Godwin con Connie (1927) y Rusty Riley (1948). Para Oscar Masotta, nuestro artista “combina las napas de líneas y el rayado de Godwin y Dana Gibson con tupidos enrejados que figuran grises que se contraponen a violentos blancos”. Y no se puede dejar de citar entre sus modelos a uno de los grandes de todos los tiempos: José Luis Salinas.




Ilustraciones de Del Castillo, de ejemplos de modos y técnicas del dibujo, realizados para el libro Técnica de la Historieta, editado por la Escuela Panamericana de Arte en 1967. Se trata de uno de esos libros claves en la historia de la historieta.

Randall es un duro y un solitario que sufrió la muerte de su amada Martine. Persigue a pistoleros y es astuto y observador. En determinado momento, se intentó (imitando la maniobra que procuró en vano realizar Conan Doyle con Sherlock Holmes) matar al justiciero, pero la reacción del público lector no se lo permitió. Oesterheld hablaba de “ese gran personaje que nadie aprovecha del todo que es la muerte”, por cuanto si se elimina a alguien importante, paradójicamente la narración da un giro revitalizador. Esta historieta se publicó también con el nombre de Don Rover y en Inglaterra se la conoció como Ringo.



Episodio de Garret, con guion de Ray Collins, publicado en Skorpio extra 3, 1978.

En 1961, dibuja Sharon, la primera vaquera de la historieta argentina, y en 1962, con guión de Ray Collins, nace Garrett, el Montaraz, otro cowboy que padece la soledad y busca justicia. Hay en esta saga mucha violencia, y descuella Del Castillo con sus aplicaciones de manchas negras, que no tienen nada que envidiar al Steve Canyon (1947) del maestro Milton Caniff.

En 1964 comienza a dibujar para Europa (sobre todo Italia y España) Ralph Kendall, otro western. En el episodio “Sheriff se necesita” solucionó el problema de los numerosos globos que podrían saturar las viñetas limitándose a colocar lúcidos primeros planos, planos medios y americanos.





Ilustraciones realizadas por Del Castillo para el libro Técnica de la Historieta.

En 1974 salió El Cobra, con guión de Ray Collins, un valiente que no está convencido del todo con su vida: posiblemente en su fuero interno sólo aspira a ser un hombre común. Así como en otras historietas empleó la viñeta página, aquí en muchas de sus composiciones prescindió de los bordes de los cuadritos para acentuar la acción. En su clasicismo realista se encuentran huellas del Alex Raymond de Rip Kirby (1946). Sus sombreados de negro puro contrarrestan y resaltan la intensa luminosidad del sol.



Episodio de Kendall, publicado en 1977 en Totem 1, editorial Nueva Frontera, Espeña.

En 1975 tuvo lugar el debut de una gran innovación dentro del western: Loco Sexton, con guión de Oesterheld. No se trata de las aventuras de un héroe, sino de un periodista que narra historias, en la línea de Ernie Pike (1957). Por ello las situaciones y finales no son para nada previsibles y los personajes abundan en contradicciones. Se luce su virtuosismo en las viñetas dibujadas a pura línea, sin ningún tipo de sombreado. Viñetas circulares se superponen a los cuadritos y les conceden más ritmo y dinamismo. Los interiores de los saloons, con los cowboys que beben desmedidamente, parecen láminas ilustradas. Una batalla nocturna en los tiempos de la Guerra de Secesión (“La historia de un harapiento”, con textos de Saccomanno) parece componer una serie de estupendos fotogramas. En los disparos de cañón la gráfica alcanza auténticos aciertos imaginativos. Además, la textura realza el vigor de la lucha. Los dibujos de mujeres bellas sumergen al lector en una ensoñación romántica: la historieta se destaca por su extrema delicadeza y refinamiento. Del Castillo es muy hábil al aprovechar los diálogos en off para exhibir una cabaña o un rancho notablemente dibujados. Ray Collins y Carlos Albiac guionaron otros capítulos de Loco Sexton.



Unitario publicado en Skorpio Plus 2, 1984.

Del Castillo dibujó estupendos unitarios y sagas breves con textos de Alfredo J. Grassi, Walter Slavich, Mazzitelli, Carlos Trillo, Roger King, Emilio Balcarce, Figueredo, O´Flannagan, Alberto Ongaro.

Grassi es el autor de los guiones de varias de sus historietas. El episodio “7º de caballería” de Comanchero muestra combates –de notable calidad- entre indios y soldados, cuyos atuendos y uniformes revelan una firme documentación. Y en “Ocaso” se destacan sus planos medios y generales de cuadritos mudos. A su vez está logrado el dibujo de carretas y es sorprendente el arsenal de onomatopeyas que despliega su inventiva. En La espada visigoda, donde sobresalen artísticas viñetas página, Rodrigo, su protagonista, recorre a caballo hermosos paisajes registrados con esmerada síntesis. Se comprueba una cuidada recreación de la época del Antiguo Egipto y un vestuario bien estudiado en Los idus de Kadeshi. Y en Kraken, vikingos de Escandinavia luchan contra un monstruo marino citado por la mitología nórdica. Las naves de los guerreros se deslizan sobre el mar hendiendo el aire con su solemne perfil.



Página de unitario con guión de Grassi, publicado en Skorpio 103, 1984.

Joe Cassidy, un domador aventurero, lleva guión de Ongaro, y la viñeta en la cual el protagonista amansa a un caballo, prueba la destreza de Del Castillo para dibujarlo en movimiento.

En Y María fue devuelta –una historia de pasiones y venganzas-, que guionó Roger King, las figuras silueteadas en negro y el cielo cubierto con infinidad de trazos crean una atmósfera nocturna de singular belleza. Asimismo, emplea con inteligencia narrativa el plano detalle y registra magistralmente las fachadas de las ricas mansiones del Oeste.



Loco Sexton, ilustrando tapa de Skorpio.

En el episodio “Ceniza en el amanecer”, de Bannof, en el cual triunfa el amor, con guión de Slavich, se aprecian los matices y primores que Del Castillo logra a través del manejo de las texturas.

En Frío, en la que Saccomanno trazó una historia sórdida de mezquindad y prostitución, cambia las formas clásicas de las viñetas por otras combadas e irregulares que otorgan expresividad a la trama.

Bannister, con guión de Ray Collins, es otro cowboy melancólico que recorre el Oeste huyendo de una persecución. La historia es relatada por Daniel O´Shea Patrick Hellman, que Del Castillo plasmó con rasgos simpáticos y cuyas facciones y porte evocan a Tom Sawyer.

Arturo del Castillo fue premiado en la Bienal Internacional de Córdoba de 1979, y un año después recibió el codiciado Yellow Kid en Lucca XIV por su trayectoria. Y expuso sus historietas nada menos que en el Louvre.


Página de unitario, con guión de Ongaro, en Skorpio 97, 1983.

Mauricio García lo califica como “Un hombre que deslumbró a miles con el trazo decidido de sus páginas que lo convirtieron en la leyenda que su nombre evoca”.

Germán Cáceres

Bibliografía

“Arturo Pérez del Castillo”, en http://es.wikipedia.org.

Freixas, Carlos, El Dibujo a Pluma. Sucesor de E. Meseguer, Editor, Barcelona, 1967.

García, Mauricio, “Apuntes sobre la Historieta Chilena: Arturo del Castillo”, en http://www.ergocomis.cl.

Gociol, Judith y Rosemberg, Diego. La historieta argentina/Una historia. Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2000.

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http://eloficiodelplumin.blogspot.com.

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http://www.planetacomic.net.

Masotta, Oscar, La historieta en el mundo moderno. Paidos, Barcelona, 1982.

Sasturain, Juan, “Randall, el killer de Del Castillo” en http://pagina12.com.ar.

Trillo, Carlos, “Héctor G. Oesterheld, un escritor de aventuras”, en Historia de los cómics, dirigida por Javier Coma, Toutain Editor, Barcelona, 1982-1983.

Trillo, Carlos y Saccomanno, Guillermo, Historia de la Historieta Argentina. Ediciones Record, Buenos Aires, 1980.


La siguiente historieta, de 10 páginas y con guión de Oesterheld, fue publicada en Hora Cero Extra 17, de 1964.


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