martes, 22 de diciembre de 2009

Fiestas y sección Los Olvidados

Muchas gracias por las tarjetas, felices fiestas para todos!!!

Tarjeta de Héctor Reinna. En la entrevista realizada en este blog, pueden leer sobre la hermosa historia del personaje Rayo Bill, un éxito del radioteatro y la historieta.




La Bitácora de Maneco






LOS OLVIDADOS
EUGENIO ZOPPI (Buenos Aires, 1923-2004)
Por Germán Cáceres


Dibujos de Zoppi.

En su rica y variada carrera artística, este autodidacta fue colaborador de la editorial Columba y diagramador de la revista Aventura, y su primera historieta, En busca de los tesoros de la reina de Saba, comenzó a publicarse en 1948 en el diario La Época. Luego, en La Razón, dibujó dos tiras: La ciudad oculta de los mayas y Fantomas. Y, en 1951, en la revista Cinemisterio, se dio el lujo de graficar Alan y Crazy, el primer guión de Héctor Germán Oesterheld, con quien colaboró también en Ray Kent (1957), un científico aventurero y, en los años sesenta, en Perseculio, de características cómicas y que gozó de un importante suceso en Chile.




Dibujos de Zoppi.

En la década del setenta trabajó para Italia, Gran Bretaña y otros países europeos. En 1980 ilustró la colección Historia de la humanidad, a cargo de Daniel Mallo.
Además, fue el director del suplemento “El clan de Mac Perro”, de Billiken, trabajó en el diario Correo de la Tarde y en las revistas Pimpinela, Gente, El Gráfico, Sex Humor y Fierro, y realizó story boards para la agencia de publicidad Casares Grey.
Su consagración la logró dibujando la exitosa historieta Misterix a partir de 1953, pero es conveniente hacer un poco de historia.
El personaje había nacido en Italia en diciembre de 1946 —junto a As de Espadas (L´Asso di Picche), dibujado por Hugo Pratt— en el álbum La piú belle aventure, con guión de Max (Maximino) Garnier y arte de Paul (Paolo) Campani, quien después se volcó con gran suceso al cine de animación.





Cesare Civita, un italiano de origen judío, huyendo del fascismo pasó por Nueva York y terminó radicándose en la Argentina. En 1948 fundó la Editorial Abril, que se dedicó principalmente a revistas de historietas como Salgari, Cinemisterio, Misterix y Rayo Rojo, y constituyó el sindicado Sudameris. Asimismo, se encargó de que varios creadores italianos vinieran a la Argentina en 1950: ellos fueron los dibujantes Mauro Faustinelli, Hugo Pratt, Ivo Pavone, Guglielmo Letteri y el guionista Alberto Ongaro. Otros trabajaron para Civita pero desde Italia, como los artistas Dino Battaglia y Paul Campani. Este grupo se unió a los jóvenes dibujantes Francisco Solano López, Eugenio Zoppi, Carlos Vogt, Carlos Cruz y al guionista Oesterheld, y juntos ayudaron a gestar la época de oro de la historieta argentina
Misterix apareció por primera vez en el país en el Nº 33 (18 de junio de 1947) de la revista Salgari. Era dibujado por Paul Campani y guionado por Maximino Garnier. En “Pilas”, Juan Sasturain comenta: “Y la otra invención notable es el nombre: “Misterix” connota obviamente “misterio” pero además es fonéticamente “Mister X” en inglés, el señor enigma. Una maravilla”.




Dibujos de Zoppi para la revista Súperhumor, 1982.

En ese entonces —Hiroshima y Nagasaki mediante—, la energía atómica era un tema dominante. Misterix, un sabio inglés llamado John Trevor y que fumaba en pipa, había inventado en su laboratorio un traje resistente, con un cinturón que ostentaba una graduable pila atómica que destruía paredes y desmayaba o fulminaba a sus enemigos. Además, el héroe portaba una pistola de la misma potencia y podía volar. No se trataba de un superhéroe, pero se le parecía bastante, especialmente por su traje. Se casó con su novia Jolly, que en varias oportunidades le salvó la vida, y siempre enfrentó a enemigos temibles como su hermano Tarkos y el Capitán Wasser. El 3 de setiembre de 1948 contó con una revista propia de formato apaisado (en la que también aparecían las historietas Amok, Jim Toro y Fuera de la ley), que dejó de existir en el Nº 859 del 21 de mayo de 1965.
En su primera aparición en Salgari, los textos de Maximino Garnier ofrecían diálogos concisos y eficaces, y el arte de Paul Campani privilegiaba los claroscuros y se destacaba en las escenas de acción y en sus sorprendentes angulaciones.
En el Nº 1 de la revista homónima apareció el episodio “Misterix contra el príncipe Clother”, con guión de Alberto Ongaro —que en 1957 regresó a Italia donde luego se convirtió en un notable autor de novelas históricas—, y el binomio Trillo- Saccomanno interpretó que en esta aventura contra una dictadura despiadada anidaba un fuerte sesgo antifascista. Al principio la historieta respiraba un aire gótico y el hombre atómico se autodefinía como un defensor de la justicia a ultranza. Pero con el correr de los años adoptó un tono más terrenal y empezó a cooperar con Scotland Yard a través del inspector Burns. Es así que en el episodio “Los mendigos pintados”, el texto de Ongaro adquiere un matiz de género policial clásico, más precisamente de misterio, al estilo del escritor John Dickson Carr. Entre otros guionistas de la saga figuran Rennie-Dorest, Clemente Greco, Ray Collins y Ricardo Bayón.



Zoppi, que reemplazó a Campani, siempre fue un admirador del Alex Raymond de Rip Kirby, pero para encarar Misterix necesitó abrevar en lo mejor de Milton Cannif y de Harold Foster. Su grafismo privilegiaba tanto la línea precisa como las manchas que aplicaba con suma maestría. Además, se luce en el entramado y en el grisado de los sobrios fondos.
Un joven lector de nuestros días posiblemente considere ingenua la historieta Misterix, pero como confesó Eugenio Zoppi en una entrevista: “Todos hicimos un gran trabajo; le pusimos el alma al género”.

Germán Cáceres

Bibliografía
Cáceres, Germán, Oesterheld, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1992.
Fossati, Franco, “De L´Asso di Picche a Diabolik”, en Historia de los cómics, dirigida por Javier Coma, Toutain Editor, Barcelona, 1982-1983.
Gociol, Judith y Rosemberg, Diego, La historieta argentina/Una historia, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2000.
Ortiz, Lautaro, “El hombre que sabía demasiado”, Radar, 23/2/2003.
Saccomanno, Guillermo, “Los cómics argentinos buscan su identidad”, en Historia de los cómics, dirigida por Javier Coma, Toutain Editor, Barcelona, 1982-1983.
Sasturian, Juan, “Misterix, el nombre más fuerte”, Página/12, 24/11/2008.
Sasturian, Juan, “Pilas”, revista Radar, 22/8/2004.
Trillo, Carlos y Accorsi, Diego, “Prólogo” en Vito Nervio/Misterix, Biblioteca Clarín de la Historieta, Buenos Aires, 2004.
Trillo, Carlos y Saccomanno, Guillermo, Historia de la historieta argentina, Ediciones Record, Buenos Aires, 1980.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Presentación libro "LOS HERMANOS" en Buenos Aires

Una crónica del evento, realizada por Diego Aballay, uno de los autores del libro

Compañeros:
El 16 de diciembre nos reunimos con Ricardo Ferrari para presentar nuevamente el libro "Los hermanos", nada más y nada menos que en la escuela donde nacieran la primeras páginas; SÓTANO BLANCO, escuela de historieta e ilustración. Juan Bobillo, uno de sus fundadores, y mi profesor (junto con Marcelo Sosa, por aquel tiempo) fue quien nos abrió generosamente las puertas para compartir con todos los que asistieron al encuentro. Bobillo además fue el encargado de prologar nuestro libro, e hizo un trabajo impecable, que fue muy destacado por muchas personas que ya leyeron el mismo.


Ricardo Ferrari, el guionista del libro, refiríendose al mismo.

Fue un momento increíble, no sólo por lo que pudimos contarle a la gente sobre el libro en sí, sino por la calidez que se vivó en todo momento, las caras de gente querida, el encuentro con amigos que hemos ido conociendo a través de los blogs, y la presencia de compañeros como nuestra Keki; o José Massaroli, a quien no había tenido antes el gustazo de conocer. Una presencia que me emocionó muchísimo, entre tantas, fue la del maestro Enrique Alcatena, quien siempre, con su humildad y coherencia, nos muestra un verdadero ejemplo a seguir. También estuvieron allí mis amigos, mi mujer, Carolina y gente que hace mucho por la difusión de la historieta argentina en general y que nos ha dado una mano gigante para que se conozca todo lo que hacemos en Historieta Patagónica, como Felipe Avila, Javi Rolkien, Marcelo Pulido, Ariel Avilez, Oenlao y muchos más (disculpen, soy desastroso con los nombres).Todos estos, personas con quienes pudimos dialogar amenamente.


Javier Suppa, Diego Aballay y Keki

La bandera de La Duendes, nuevamente estuvo desplegada representándonos, y hablamos del trabajo conjunto, de lo que compartimos y de nuestro esfuerzo.
Personalmente, me siento orgulloso y muy agradecido de poder formar parte de este hermoso grupo humano, repleto de tanto talento, y sobre todo, de tantas "ganas de hacer".

Ferrari y yo, les enviamos a todos nuestros compas un abrazo de tinta y papel; y estas fotos... y... ¡¡¡Y AGUANTE LA DUENDES Y LA HISTORIETA ARGENTINA, CARAJO!!!

Diego Aballay.



Grupal, tras culminar la presentación


Diego Aballay y Ricardo Ferrari


Juan Bobillo presentando a los autores.


Aballay, José Massaroli y Ricardo Ferrari.


Al centro: Enrique "Quique" Alcatena.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Entrevista a Sergio Mulko (2 da parte)

Sergio Mulko es un autor de una muy extensa trayectoria, publicando tanto a nivel nacional como en el extranjero. Su trabajo más conocido lo realizó para la serie Nippur de Lagash, el personaje que se ha transformado en uno de los principales referentes de la historieta nacida en Argentina. Es el autor que más capítulos ha dibujado del personaje. A principios de los años 90, llegó a dibujar casi 50 páginas mensuales, una cifra que marca un nivel de producción asombroso.
En esta entrevista, el autor se refiere a su extensa trayectoria, a su larga relación con la desaparecida editorial Columba, la forma de trabajo en la editorial, a autores como Robin Wood, Altuna, Alberto Salinas, Ricardo Ferrari y Lucho Olivera y, para finalizar, brinda una serie de consejos para los dibujantes noveles (y no tanto).



En el festival "Dibujantes", en Rosario: Aguado, José Massaroli, Sergio Mulko y Keki.

Fin de Columba
Después vino un desastre, una rarísima administración en Columba, a principios de los 90. Empezaron a hacer cosas raras, repetir historietas que había publicado Scutti (editor de la revista Skorpio), cosas que no se entendían. Y terminaron fundiéndose. Terminaron arrastrando a los dibujantes. No hacía falta experimentar con las cinco revistas, hubieran experimentado con una. Porque el público les seguía fiel, pero cuando veían que les repetían historietas ya publicadas, la compraban menos.
En Europa, a las historietas de Columba las están republicando casi todas. Columba era la editorial decana, cuando cumplió 60 años, era la editorial más antigua que quedaba.
Además era la historieta que más en cantidad había, porque la gente compraba una revista y tenía para leer doce historietas, para entretenerse un rato. Estaban dos o tres horas leyendo, la leía toda la familia. En cierta manera era un servicio público.
Cuando me fui casi me sentía aliviado, había cumplido una etapa.

Lucho Olivera
A Lucho Olivera yo lo admiraba de una historieta que se llamaba El Mercernario en Mixterix. Cuando lo vi dije: este es un dibujo de calidad. Incluso me atrevo de decir que Lucho Olivera involucionó. Cuando empezó su trabajo era más historietista. Si alguien consigue la historieta El Mercenario, que salió en editorial Yago, sale su historieta escrita y dibujada por él, con una garra impresionante. No se consigue, no se por qué, en los últimos números de Mixterix salió. Era cuando estaba medio en agonía (la revista), ya había dejado de salir Mort Cinder, debe haber sido entre los años 63 y 65. Nos debemos haber visto diez o quince veces en la vida con Lucho Olivera. Era una persona que, aunque diciéndote un bolazo, te hacía bien, te motivaba para trabajar. Tenía duende.
Otra cosa que tengo que agradecer a Lucho Olivera, es que un día me dijo: "sabés escribir, bueno, escribime algo". Y chocho de la vida, sabés lo que es, que alguien te ilustre lo que escribiste vos. Es maravilloso, y una experiencia nueva porque uno se pregunta: caramba, yo dibujaría asi cuando me dan un guión? Lucho hizo los diez primeros capítulos de Gilgamesh y yo hice unos 30. Pero por ese tiempo, a los treinta y pico de capítulos, decidieron no darme bola. Gilgamesh lo agarró Robin (Wood). Tampoco le daba mucha bola, me pedían y escribía dos o tres guiones, porque tampoco pagaban tanto.



Nippur, dibujado por Mulko

Actualidad
Hice unos trabajos para Norteamérica y ahora estoy haciendo un trabajo mío de 120 páginas y que Dios me ayude. Cada vez noto más que cuando hago un trabajo por encargo no me alegro como a los 20 años. Me digo: "Uh, otra vez documentarme, a dibujar cosas que no me gustan". Entonces un lujo que me estoy dando es dibujar lo que quiero. En proyectos, tengo veintipico, bocetados, preparados. Terminados dos, una de fantasía heroica y otra de conquistadores españoles. Hay que agachar el lomo y darle durante meses. No hay en vista dónde publicar. No se si me lo van a aceptar, primero. Conseguir laburo es muy posible, pero como se me corta esto no llamo a nadie.
Necesito terminar los trabajos míos. Muchos compañeros lo han hecho, pero yo todavía no hice un trabajo íntegramente mío. Nunca pude dibujar lo que yo quería realmente. Ahora recién lo estoy haciendo, pero ya bastante grande.
A mí siempre me ha gustado trabajar, desde chico que no me gusta vaguear, pero hay momentos en que quiero que mi tiempo sea mío. Pintar, dibujar, experimentar, escribir, probar con la computadora.
Llega un momento que no se lo que soy. Vienen y me dicen, dibujá Batman, y no soluciono lo que soy si dibujo Bátman, porque voy a tener que someterme a un montón de condicionamientos, de personajes, de tamaño, de guión.



Espartaco, con guión de Ricardo Ferrari y dibujos de Mulko

Mirada sobre la historieta de hoy
Diría que se han perdido algunos hitos, como Roy Crane y lo de Caniff, se han olvidado mucho. La continuidad, la secuencia, a lo mejor más escueto el dibujo, menos color y más acción, más dinamismo, más mecánica. Las manos haciendo cosas, los pies transitando. Eso lo tiene que lograr cada uno por su cuenta.
Muchas historietas de hoy se parecen mucho a los posters de cine. El lector puede precipitar el final, dar vuelta la página y ver como termina, pero hay que atraparlo, hay que poner un contenido interesante, para que se vea obligado a leer lo de adentro. Ahí es donde hay que meter el ingenio, el talento. Que el lector piense que hay algo, que hay un contenido.
Estoy en desacuerdo con los dibujantes que hacen guerreros llenos de puntas, porque si vas a la guerra no vas a ir con una punta que te va a sacar un ojo cuando te muevas. Van con uniforme romo, para deslizarse, para aguantar el barro. Esas puntas no se quién las inventó, parecen de erizos. El guerrero necesita facilidad de movimientos. Esos erizos me ponen nervioso. Igual algunos lo hacen muy bien.Borges dijo que un buen escritor tiene que ser primero un buen lector, y posiblemente un dibujante primero tiene que ser un gran lector (de historietas).


Fragmento de Nippur

Balance
Entre viviendo y mal viviendo, la mitad ha andado bien, la otra mitad hubo de todo porque en este país hubo de todo, llevo unos 40 años en la profesión. Una vez en Tucumán un chico me mostró una revista donde salía Samurai, una historieta que no me acordaba que había dibujado. El chico me miraba. Es que con tanta producción, entre lo que hice para acá, para afuera, habré hecho ocho mil y algo de páginas.
La herencia de los dibujantes argentinos es única, la herencia es buenísima. Tuvimos dibujantes geniales. Hace un rato estuvimos hablando de Mottini, bueno, él era increíble, tenía el toque divino. Tuvimos a Savataro, un creador fabuloso. Breccia un ícono mundial, y el hijo también. Premiani. Arturo del Castillo, chileno pero que se hizo acá. Durañona, un genio que se dedicó a la publicidad en Norteamérica. Una cosa tan rica en cantidad, que tendría que ayudar a los nuevos.



Fragmento de Nippur, dibujado por Mulko

Recomendaciones sobre el dibujo
- Le recomiendo a los jóvenes, que trabajen en hojas grandes, porque al reducirse quedan mucho mejor.
- Le recomiendo a los que quieren profesionalizarse, que no esperen resultados inmediatos, porque la actividad del entretenimiento es la más competitiva de todas. Y el público prioriza las necesidades básicas, como los servicios y alimentación.
- Lo que le aconsejo a cualquier dibujante, es que no deje el trabajo que tiene para sobrevivir, que trate en lo posible de sostenerse bien, y tener un horario para dibujar, a lo mejor dos o tres horas por día le van a rendir más que volcarse a la aventura. Ahora, no se si peor que antes, pero se ha vuelto muy competitivo. Hay una gran cantidad. Los dibujantes viejos, buenos, siguen ahí haciendo un poco de guerra y aparecen otros que son técnicamente muy buenos.
- Que dibujen mucho del natural, sobre todo, porque es algo que se está perdiendo. Tomar apuntes de lo que te rodea, dibujar los movimientos más sencillos. Dibujar manos, los pies, son un universo, no tenerles miedo, probar distintos encuadres. Las manos son un adorno, se pueden transformar en ornamento, según donde las ponga, o apuntando. Hay mucho en juego desde lo natural, que se lo pierden los que prefieren copiar a otro, o dibujar desde la imaginación, porque es muy traidora, te ata a veces a hacer siempre lo mismo. Agarrá y fijate como se paran diez personas, las diez se paran de diferente manera. Eso es lo que hace grande a un dibujante, copiar de la realidad. Mi mamá que era una gran dibujante, me lo dijo mil veces y no le hice caso. Yo creí que me las sabía todas, mentira, no lo sabía ni lo voy a saber. Pero el dibujo del natural te hace fuerte, el dibujo del natural es el 90 por ciento. El que crea que va a lograrlo por otro lado, está equivocado y va a estrellarse mil veces. Lo decía Tulio Lovato, no se puede estilizar lo que se desconoce. Si no lo conocés al dedo, lo podés estilizar, medio forzadamente, lo terminás haciendo silueta o agregando cosas.
(Aparece el ejemplo de Nine) El consulta mucho, se visita todos los museos de Francia, estudia el volumen, le da calidad, aunque haga una caricatura deformada, le pone la luz y sombra correcta, le agrega calidad de existencia. Es cuando hacés, por ejemplo, una porquería de boceto, un tipo que se sale una oreja por cualquier lado, pero si le agregás luz y sombra correcta, lo transformás una entidad casi viva. Pero si le seguís agregando solamente de la imaginación, en un momento entrás a patinar.Había un dibujante, Castillo, que se dedicaba más que nada a la publicidad, casi nada de historieta, que decía: "cuando hacés un dibujo y algo te molesta o no te sale bien, hay que insistir ahí, ver como la resuelve otro".

viernes, 11 de diciembre de 2009

Expo de Laíno en el Cultural Recoleta y presentación libro Los Hermanos en Buenos Aires

Exposición de Osvaldo Laino


Libro LOS HERMANOS
El miércoles 16 de diciembre, a las 20 hs., el guionista de historietas Ricardo Ferrari y el dibujante Diego Aballay presentan su libro “Los Hermanos”, en la escuela de ilustración e historieta El Sótano Blanco. La dirección: Avda Caseros 493, 1º, San Telmo, Buenos Aires.

Los esperamos!!



El miércoles 16 de diciembre, a las 20 hs., el guionista de historietas Ricardo Ferrari y el dibujante Diego Aballay presentan su libro “Los Hermanos”, en la escuela de ilustración e historieta El Sótano Blanco. La dirección: Avda Caseros 493, 1º, San Telmo, Buenos Aires.
Los esperamos!!

martes, 8 de diciembre de 2009

Historietas en Colombia y entrevista a Sergio Mulko

En la actualidad, Colombia está viviendo una creciente movida comiquera, gestada de forma independiente por autores y aficionados a la historieta que residen en diversas ciudades del país.
Uno de estos emprendimiento es “Comic Road” un ezine (revista de lectura por Internet), editado desde Bogotá, Colombia por John Joven y Andrés Prieto. Llevan publicados cuatro números que se pueden leer en:
http://www.comicroad.net/
Otro ejemplo se encuentra en la revista Papel Ilustrado. Es una revista realizada por los tres eventos de cómic con más trayectoria en el país, como son: Calicomix, en Cali-Valle; Cartoon Rendón, en Rionegro-Antioquia y la Muestra de Cómic de la Corporación Cine Club BORGES en Pereira.
Más información en:
http://cineclubborges.googlepages.com/publicaciones
En Historieta Patagónica los lectores pueden disfrutar del trabajo de los colegas colombianos de Clan Nahualli, quienes se han integrado a nuestro grupo y nos deleitan con sus historietas, semana a semana.



Entrevista: Sergio Mulko (primera parte)
Sergio Mulko es un autor de una muy extensa trayectoria, publicando tanto a nivel nacional como en el extranjero. Su trabajo más conocido lo realizó para la serie Nippur de Lagash, el personaje que se ha transformado en uno de los principales referentes de la historieta nacida en Argentina. Es el autor que más capítulos ha dibujado del personaje. A principios de los años 90, llegó a dibujar casi 50 páginas mensuales, una cifra que marca un nivel de producción asombroso.
En esta entrevista, el autor se refiere a su extensa trayectoria, a su larga relación con la desaparecida editorial Columba*, la forma de trabajo en la editorial, a autores como Robin Wood, Altuna, Alberto Salinas, Ricardo Ferrari y Lucho Olivera y, para finalizar, brinda una serie de consejos para los dibujantes noveles (y no tanto).

Nació hace setenta años en General Roca, Río Negro, lugar donde residió hasta los 17 años.
El gusto por el dibujo y la historieta
Para mi suerte y desgracias, me impresionaron mucho los dibujos de Solano López, especialmente del Eternauta. Como fue hace muchos años, alcancé a agarrar el principio de El eternauta, leerlo semana a semana, y alguna otra que sacó Hora Cero, lo disfruté como lector. Lo que vinieron después, no tuvieron esa sensación de esperar una semana para ver la continuidad y asombrarse.
Como vivía en un lugar alejado, algo que hoy General Roca no lo es, es una ciudad pujante, pero en un tiempo era solitario, alejado. Para hablar por teléfono a Bahía Blanca, había que prepararse con medio día de anticipación. Entonces llegó a manos de mi mamá, que era profesora de dibujo, muy aficionada al dibujo, la revista Dibujantes. La revista traía direcciones de librerías donde había muy buenos libros de dibujo, como los de Lumi, y por suerte los compré todos los que pude y algunos más. Fuimos muy asiduos a estudiar con esos libros. Se los recomiendo a todos los dibujantes, los libros clásicos de Andrew Lumi: dibujo en todo su valor, dibujo a lápiz, dibujo de éxito, dibujo de cabeza y mano, el ojo del pintor, etc. Eramos una familia de lectores, de leer mucho. A veces leíamos bastantes macanas. Eramos muy lectores de Patoruzú, que salía semanalmente. En ese tiempo teníamos Mixterix, Patoruzito de Quinterno, Frontera y Hora Cero que publicaba Oesterheld. Estaba muy motivado, porque era una zona que había poco cine y la historieta era muy protagonista. Las comentaba todo el mundo, el más pobre, el más rico. El Pato Donal llegaba como soporte de las películas. Salía una película de dibujos animados, y hasta que aparecía otra, la historieta era el aguante. Historietas muy graciosas, que me gustaban mucho, eran las de Karl Barks, que dibujaba el Pato Donald. Entonces me decidí medio rápidamente por esta profesión.
Aparte tuve problemas familiares grandes, tuve que empezar a trabajar muy joven y al final recalé en el dibujo.

El dibujante Héctor Reinna y Sergio Mulko.

Arribo a editorial Columba
En esos tiempos Columba no era nada. Todavía no estaba Robin Wood. Fui con 19 años, llevé unas láminas enormes, como una mesa, de 59 x 80 centímetros. Se impresionaron mucho. Justo que hice el contacto con Columba y comencé a trabajar un poco, me tocó el servicio militar. Fui a parar a Zapala (Neuquén) y no pude hacer nada durante un año y medio. Durante ese tiempo me perdí los cursos de Breccia que daba en IDA o Panamericana de Arte, no recuerdo bien dónde. Alcancé a llevar una muestra, a tratar un poco con el Viejo (en el ambiente nacional de historieta se lo conocía respetuosamente como “El Viejo”, ya que también está su hijo Enrique, otro autor excepcional), pero justo me tocó el servicio militar. Y justo me tocó en el lugar donde mataron al soldado Carrasco (por su muerte el servicio militar obligatorio, en los años 90, dio paso a un ejército estrictamente profesional). Era un lugar alejado del mundo: un recinto y después la pampa. Igual no creo que yo hubiera hecho gran cosa, ya que no soy de estudiar y obedecer, soy anárquico en muchas cosas.
Ingreso del guionista Robin Wood a Columba
Lucho Olivera fue quien introdujo a Robin (Wood) en Columba, lo hizo entrar, lo hizo escribir, casi seguro que fue así. Nos potenció a todos, al renovarse la forma de escribir de Columba, que era medio arcaica, con esas novelas. Imaginate, adaptaciones de novelas de Balsac, por ejemplo, que estaban impresas en un color marrón horrible. Fue increíble que hasta entonces sobreviviera (la editorial). Lo máximo que sacaban eran historietas norteamericanas, como Flash Gordon. Bueno, con Robin se revolucionó todo. Comenzó a repartir guiones, y a los dibujantes les daba guiones fáciles de dibujar, no los atoraba de texto. Estudió en poco a los dibujantes y sacó algunos de una gran talla.
-Respecto de críticas que tiempo atrás se le hacían a Robin Wood respecto de sus guiones, opinó Mulko-: Pasa que criticar es fácil, hay que estar ahí con el trabajo. Robin hacía como treinta guiones por mes. El lomo que puso no se lo puede negar nadie. Hay gente que es muy cómoda y escriben un guioncito o dos por año y dicen: no, asi hay que escribir. Y de dónde salió Robin, de la nada, era un obrero, es decir, no era un intelectual. Se abrió camino solo, era impresionante, estudiaba alemán, estudiaba inglés, viajaba, escribía, charlaba con los dibujantes, daba conferencias. Un caso único.

Página de Nippur de Lagash dibujada por Mulko

Reingreso a Columba en los convulsionados setenta
Entonces en Columba de golpe me encontré con que había cambiado todo. Habían aparecido monstruos como Mandrafina y otros, técnicamente muy bien dotados porque habían estudiado con Breccia, Lito Fernández ya estaba de antes. Hice algunos guiones de Robin, bastante malos, pero fue una etapa de confusión muy grande. Entré con muy poco conocimiento técnico de impresión. Siempre le escapé a los que me querían explicar cómo era la cosa y tenía unos conflictos que me complicaban mucho.
Pero cuando ya casi había renunciado al dibujo, me llamaron de nuevo de Columba porque Robin y Lucho Olivera se habían ido a Israel, a unos kibuts. Entonces le dieron un poco a Villagrán una revista a color y otro poco a mí. Unos cuantos números anduve bien, pero después reconozco que me bandee un poco. Se vino todo el barullo del peronismo, yo vivía en Mar Del Plata, no tuve participación política, pero era un clima de miércoles, feo. Sumado a que el trabajo no me salía bien, se priorizó a otros dibujantes y guionistas. Antes que me rajaran estaba haciendo Nippur, hice 23, 24 capítulos y alguna que otra historieta suelta. Es una etapa medio sombría, porque yo experimentaba, pegaba cosas, quería hacerme el Durañona y no lo soy. Pero algunas historietas hasta me gustan, como una que se llama “Jinetes del Sol”, llena de colages, de repeticiones. No se si ha gustado, pero la han reimpreso como veinte veces.

Las "cabezas" de Altuna
Por ese mismo momento, me pasó una anécdota rara que tal vez un poco de vanidad de mi parte decirla. Estaba Presas recibiéndolo a (Horacio) Altuna, que hacía “Kabul de Bengala” (con guiones de Oesterheld), una historieta medio olvidada. Se me ocurrió comentarle que los hacía demasiado cabezones. Aparte que es un grande Altuna, te movía las figuras, donde había tres figuras te ponía quince. Nunca vi un tipo que metiera tanta gente como él. Entonces estaba ahí con Presas, y yo con toda la inconciencia le digo “están medio cabezones los personajes”. Presas lo mira fijo y le dice: “Che, tenés que hacer las cabezas más chicas”. Y sabés que de ese tiempo las empezó a hacer chicas las cabezas, lo tuvo en cuenta. No fue sin intención de bien o de mal, que le dije, me salió espontáneo.
Fragmento de la serie "Espartaco", con guión de Ricardo Ferrari y dibujos de Mulko

Otros trabajos y nuevamente en Columba
Después surgió la idea de hacer una sociedad de dibujantes, eran tiempos de Rucci (el principal dirigente gremial de los años 70, que fue asesinado) y Altuna me dijo que íbamos a hacer la asociación. Iba a ser como un sindicatito (con los años se transformó en realidad y se llamó Asociación de Dibujantes de Argentina –ADA- que tras varios impasses, sigue vigente). Las editoriales le tienen miedo a eso, a que los dibujantes se junten.
Entonces hice un poco de animación, trabajé para editorial Thompsom, para Espadari, que eran historietas deportivas y de Cowboys. También para Jaime Díaz, que hacía dibujos animados para Anna Barbera, muy bien pagados. Es un trabajo frío.
Me volvieron a llamar de Columba, empecé a hacer “El Samurai”. Les gustó. Lo increíble es que me salía solo, aparentemente era el que más trabajo llevaba y me salía sin ningún problema. Era con guión de Arévalo, un muy buen muchacho, desaparecido. Después tuve suerte y con Ferrari (Ricardo) hice “Espartaco”. Era un gran guión, y lo ilustre como pude, porque a veces estás con plazos de entrega... Es muy buen guionista, siempre te deja algo, el guión no muere ahí. Es gran rematador de finales, terminan gloriosamente, te dan ganas de continuarlos. Eso hizo con “Espartaco”, otra que se llamaba “El germano” y otras.




Página de Nippur, con dibujos de Mulko

Nippur de Lagash
Después los Villagrán agarraron un paquete grande de historietas para Norteamérica y me pidieron que hiciera Nippur, como si no hubieran pasado diez años de que me rajaron. Me largaron una tanda como de ciento y pico de guiones. Algunos los podía hacer bien, pero por ahí me daban plazos de dos o tres días para las entregas, y eran entre 10 0 12 páginas.
Hacía un tapa más o menos bien armada, todas las caras y después los cuerpos. Les gustó el sistema de trabajo y a los italianos les gustaba (por entonces el material se revendía en Italia). Era un tiempo en que había un plus, llevaba dos historietas y me pagaban cuatro, un caso rarísimo. Era viento a favor.
En Columba he hecho cuatro historietas por mes, entre las de Ferrari y Nippur, ponele 45 páginas por mes. Le había encontrado la vuelta (a la producción de historietas), que tiene su parte mala, porque uno hace la rutina: le pongo dos caritas lindas, una escena de lucha y chau, ya pasa. Algunos (lectores) puteaban, pero yo no tenía otro camino. Columba hacía todo asi, por ahí te entregaba un guión y te pedían que lo entregues en un año, o por ahí se precipitaba todo. Era la política de Columba.
Nippur era una aventura muy pura, con pocos objetos. No era un supermercado llenos de cosas. Eran individuos casi desnudos, cuerpos humanos, piedras, alguno que otro castillo, algunos ornamentos y no mucho más.



Fragmento de página de Dago, dibujada por Alberto Salinas.
Alberto Salinas y “Dago”
Salinas era organizado, palabra mayor, era un dibujante organizado. Hacía una historieta por mes, la de “Dago”. Le pagaban muy bien, pero se tomaba un mes para hacerlo. Hacía un gran trabajo, en una linea antigua, pero muy vendible, se vendía mucho. Asombraba como la gente reclamaba Dago, como se vendía y sigue vendiéndose. No era como Nippur, tenía más elementos históricos para manejar. Para un guionista es más rico de manejar, en costumbrismos, en ornamentación. Imaginate, el tiempo de Carlos V, de Solimán el magnífico y Federico Segundo, creo que es, el descubrimiento de América. Robin, a muchos guiones de Nippur los pasó a Dago, son casi copias, iguales.

La próxima semana la segunda parte de la entrevista.

* Nota: Para contextualizar a los lectores no argentinos, o los que aún conocen poco de la historia de la historieta nacional, Columba fue una editorial que publicó numerosos títulos a los largo de sus 75 años de existencia. Cinco fueron sus revistas emblemáticas: D`artagnan, Fantasía, El Tony, Intérvalo y Nippur Mágnum, de las que a su vez se publicaban números especiales y anuarios. La editorial vivió un momento de auge a partir de los años 70, y vendían cientos de miles de ejemplares, de sus revistas impresas a color, con un promedio de entre 80 y 100 páginas cada una. Representó una gran fuente laboral para numerosos autores nacionales, que se formaron un nombre en la editorial. Sus revistas se conseguían en todo el territorio nacional, de forma permanente y renovada, hasta en los pueblos más apartados. Una de las mayores virtudes de la editorial, fue la de formar lectores, tanto de historietas como en general y hasta los años 80 era común encontrar alguna de sus revistas en un hogar argentino. La leían personas de todas las clases sociales. También llegaban a países vecinos, como Bolivia, Paraguay o Perú.
En contrapartida, sus historietas solían ser muy estereotipadas y la calidad no era homogénea, ya que los cortos plazos de entrega para que trabajen los dibujantes, hacía que la calidad de su trabajo se resintiera. Era común ver trabajos de los mismos autores en otras editoriales, pero de mejor nivel. A partir de los años 90, las historietas de Columba comenzaron a ser revendidas en Italia, donde varios de los personajes se transformaron en un éxito y hoy se siguen publicando. Por errores de política editorial, cerró sus puertas en el año 2001. De no cometer esos errores, posiblemente hoy sus revistas se seguirían publicando ya que la gente las recuerda con mucha nostalgia. Se extraña en particular un tipo de historietas aptas para un público en general, no especialista en historieta.

martes, 1 de diciembre de 2009

Para nostálgicos de la aventura y segunda parte entrevista a Héctor Reinna

Para nostálgicos

En el blog de Walter Alarcón, se pueden ver fotos y videos del segundo encuentro que mantuvieron los integrantes del staff de autores y empleados de la extinta editorial Columba; la que formó generaciones de lectores con revistas como Fantasía, El Tony, Nippur Magnum, Intérvalo, D`Artagnan, etc.
Para los que crecimos leyendo esas revistas, y otras, resulta sumamente grato y hasta develador ver en las fotos las caras de los autores que tanto nos entretuvieron durante años. Alarcón también nos muestra a personajes de historieta y las fotos de las personas que los inspiraron. No se pierdan el video donde el guionista Robin Wood le hace un chiste al que fue el jefe de la editorial y a la vez personaje en la historieta "Mi Novia y Yo".
La pregunta infaltable: de tanto reunirse, se le habrá ocurrido volver a la vida la editorial o alguna de las revistas?????
Gracias Toto por avisar sobre este buen blog.




Entrevista: Héctor Reinna (segunda parte)
Un protagonista de la edad de oro de la historieta argentina

Hector Reinna nació hace 75 años en la ciudad de Rosario, donde regresó con los años y reside en la actualidad. Su historia tiene en común con gran parte de los dibujantes nacidos en el interior, que tuvo que mudarse a Buenos Aires para dar el gran paso. La fortuna le sonrió, y a fuerza de trabajo y talento, en los años 50 formó parte de la mítica revista de historietas “Patoruzito” y para la editorial de Torino, dibujó el mítico personaje “Don Nicola”. Hoy no son muchos los que saben, fuera del ambiente de la historieta, que la vieja “Patoruzito” fue la primera revista en los años 40 y 50 en publicar casi íntegramente material producido en el país. Revista que combinaba historietas de varios autores, de las “serias” y humorísticas, que produjo series que hoy son clásicos de la historieta nacional (Vito Nervio o Langostino, por ejemplo) y que vendía varios cientos de miles de ejemplares por mes.
Reinna fue uno de los protagonistas en que la historieta nacional brillaba por su popularidad.
En la siguiente entrevista realizada en la ciudad de Rosario, durante el festival “Dibujantes, narra sobre sus comienzo en los años 40, sobre su ingreso al mundo de la historieta en las grandes editoriales de Buenos Aires, cómo era ese mundo por dentro con sus protagonistas y numerosas y muy ricas anécdotas del ambiente.
A continuación la segunda parte.



Héctor Reinna y Osvaldo Laino.

Sobre algunos dibujantes de la época de oro de la historieta Argentina
Había un tal Ravelli, que yo nunca voy a dibujar el 20 por ciento como él. El tipo hacía las chicas de Divito. Era el jefe de arte de la revista Rico Tipo. Hacía unas tapas en colores y otras cosas, el blanco era el del papel, el brillo increíble.
Un tipo que estaba harto de dibujar era Ianiro. Lo encontraba en un subte de Diagonal Norte (Bs As) y decía: "Estoy podrido de dibujar, entro a las nueve de la mañana y salgo a las cinco de la tarde. No doy más”. Era gente que no tenía un mango, lo único que tomaba era el subte.
- Reinna también cuenta que la relación entre Dante Quinterno y el dibujante Rapela (excepcional dibujante de historietas de gauchesco) no era del todo grata, por las ideas políticas de Quinterno hacia el dibujante, que era de ideas de izquierda.-
Calé (autor de la memorable “Buenos Aires en Camiseta”), aunque te parezca mentira lo que te voy a decir, viste cuando uno tiene el atrevimiento cuando tiene veintipico de años y te mandás, yo le decía: “Vos tenés mucho éxito, pero es un éxito inexplicable. Cuando vos mirás la historieta, la historieta es para Rosario” (Calé era rosarino) Todas esas cosas de barrio, no eran de Buenos Aires. Los bailes, la nena del colegio.
Un día lo visité donde vivía, en una pensión. Vivía en un desorden total, no sabías dónde terminaba la mesa de dibujo y empezaba la cama. Viste los dibujos de él (en referencia a que eran muy prolijos), todo lo distinto. Se hizo una película, tipo diapositiva, de Buenos Aires en Camiseta.
Cuando Pepe Iglesias (famoso por el personaje El Zorro), vino al país e hizo una película. Cuando la van a estrenar, hacen los afiches y todo. Pepe Iglesias los ve y dicen que no lo estrenen y exigió que le cambien en nombre a la película por Avivato. Ese era un personaje de Lino Palacios. La película fue un éxito espectacular.


Dibujo de Don Nicola realizado por Reinna para la entrevista.

Dibujando el personaje Don Nicola
Por Medio de Joao (Motinni), pude conseguir trabajo en otras revistas, como Tía Vicenta. Pero en el 74 o 75, tuve una oportunidad y me fui a trabajar a Tres Arroyos. Ahí conocí a una chica, una francesa, y a los 45 días me casé. Mottini me de decía que estaba loco, que no quería que se me fuera sin nada y que iba a hablar con un amigo para que me fuera con trabajo.: “Te vas a ir de acá, sos ayudante mío. Bueno hablá con Torino (autor y editor de El conventillo de Don Incola)” Torino es ese momento ganaba mucha plata porque tenía ya una editorial. Me hizo una prueba y me aceptó. Yo los dibujos se los daba todos a lápiz, porque él tenía gente que se los pasaba a tinta. Me mandaba los argumentos a Tres Arroyos y yo se los dibujaba. Se lo dibujé durante dos años.
En realidad Torino tenía otra locura, porque su pasión era el violín, y tocaba en una orquesta de morondanga, de barrio.

Dibujo de Héctor Reinna

“Intercedan fusilamiento”
En ese tiempo, en el diario de Tres Arroyos, que se llama La Voz del Pueblo, atrás aparecía una sola historieta, que se llamaba “Lindor Covas”. Era algo que la gente compraba más el diario por la historieta que por el diario. Los dibujos, los cartones, los mandaban de Buenos Aires, cada tres o cuatro días. Pero un día, en la historieta lo atrapan a Lindor Covas y lo llevan al paredón para fusilarlo. En la historieta, el pelotón se forma y dicen “apunten”. Cuando dicen “apunten”, hay una huelga de colectivos, entonces las tiras no llegaban.
Eran terribles las llamadas de los lectores. Entonces recibimos un telegrama donde decía: “Urgente. Intercedan fusilamiento”, porque no había aparecido más la historieta. Ese telegrama lo habían mandado de un pueblito muy chiquitito que se llama Hueso Clavado.
Al cabo de unos años Oesterheld hace una historieta de cow boys que transcurría en un pueblo que se llamaba Hueso Clavado.
Walter Ciocca, el dibujante de Lindor Covas, era un muy buen arquitecto.

Dibujo de Joao Mottini, del que Reinna fue ayudante.

Éxito de radioteatro e historieta
Un amigo, Paleo, en los años 50, siendo director de una radio acá en Rosario, crea un personaje radial que se llamaba Rayo Bill. Era una copia del Llanero Solitario. Eso se pasaba todos los días a las 17, durante veinte minutos. Es decir, cuando los chicos venían del colegio. Los chicos venían como locos a escuchar las aventuras de Rayo Bill. Entonces nos unimos, yo no tenía un mango, y decidimos sacar una revista aca en Rosario, con el personaje. Era chiquitita, como Rayo Rojo (revista de gran éxito en los 40), que se llamaba Las Aventuras de Rayo Bill. El hacía la novelita, yo las tapas y la ilustraba. Esa ventura, radial, es la que más duró en la historia de la radiofonía argentina, cuatro años y medio, durante todos los días, menos los domingos. La revistita era como una novelita, un episodio. Por lo menos cuarenta números sacamos.
En ese tiempo, todos los pueblitos de aca alrededor, era todo por tren, las carreteras eran de tierra. Un día le digo a mi amigo que vayamos a los pueblos, que presentemos la aventura en un teatro o un cine y aprovechamos a llevar la revista. Tomábamos el tren, a eso de las tres y media de la tarde, y en el pueblo alquilábamos dos caballos. Eran dos matungos, no te creas que íbamos a alquilar un caballo blanco. Nos disfrazábamos y a la salida del colegio nos presentábamos. Llevábamos unas alforjas con las revistas, y la gente se volvía loca. En los cines había que agregar sillas.
Sabés lo que era en esos tiempos, que vos tengas siete u ocho años y lo veas a Rayo Bill caminando por la calle.

Sobre dibujar historietas y la historieta
Tengo un concepto de la historieta. Estuve mirando la exposición (en el festival “Dibujantes”, en Rosario), creo que hay dibujantes maravillosos, pero creo que hay pocos dibujantes de historietas. Hay grandes ilustradores, pero historieta es otra cosa.
El dibujante de historieta, primero, tiene que sacrificar el arte en aras de hacer unos dibujos que se entiendan muy rápido. La mayoría de los que leen historietas la leen porque tienen que pasar un tiempo, porque le gusta, no son gente que se gente que se sienta en un bar a leer. Creo que hay que sacrificar el arte en aras de la lectura, en el contenido y lo visual. Yo no comparto la idea de los historietistas de ahora, que hacen argumentos que son todos norteamericanos. Todo eso no pertenece a nosotros. Veo pocos argumentos nuestros. Creo, estoy convencido, que la historieta avanzaría muchísimo más si la historieta tuviera un tipo de argumento que nosotros lo entendiéramos más. Si se cambiara la forma de pensar, la historieta avanzaría.
Siempre me consideré un dibujante de historietas, las ínfulas de ser un ilustrador de libros y eso, no.
Un dibujante de historietas, sobre todo es un soñador, donde posiblemente, cuando crea personajes se crea un poco a sí mismo. Nosotros tenemos muchos personajes adentro. Una de las cosas más espectaculares es que al personaje lo consideramos más que un dibujo, lo consideramos como a un hijo. Creo que ser dibujante de historietas es algo maravilloso, el transportar al lector a fantasías, a hacerlo disfrutar.


Historieta con dibujos de Joao Mottini, en la que Reinna participaba como ayudante. Revista Patoruzito, década del 40.

Balance
De ahí para adelante a mí me fue muy bien con el dibujo. Dibujé para México, vendí Batute y Batata para México, salía en una publicación que se llamaba Domingos Alegres. Me habían ofrecido para ir a dibujar Tom y Jerry a México, pero como nació mi hijo no fui.
Pasado el tiempo me fui a estudiar arte a Italia, a Florencia. Hice un curso que era solamente para extranjeros de habla hispana. Gané plata con el dibujo, pude compararme un chalet, auto, todas esas cosas. Fue pasando el tiempo, llega la Dictadura y cuando termina ya me había ido a vivir a la ciudad de La Plata. Entonces me ofrecen ser profesor en la Facultad de Cine, para enseñar algo que ya dominaba en ese tiempo, que era la animación. Estuve dos años y tengo el orgullo de decir que fui premiado como el mejor profesor de la Universidad de La Plata.
Por lo menos ahora hacía treinta años que no dibujaba.
Ahora tengo una ventaja que no la tenía hace 40 o 50 años, que afortunadamente no necesito el dinero y eso me permite la libertad de dibujar lo que quiero. No tengo la obligación de amoldarme para poder vivir. Dibujo las horas que quiero, disfrutarlo. No tener la necesidad de amoldarse, si les gusta o no les gusta.